Capítulo 7 Capítulo 7

"Pero... ¿Qué te pasa?", le reclamó Carmen muy enojada. Sin embargo, tuvo que quedarse callada, suspirar y seguir caminando. Claro, eso hasta que pudiera encontrar la oportunidad para escapar.

Minutos después, Derrick se puso un traje de carreras y ella se vio obligada a hacer lo mismo.

Por otro lado, se sabía que había muchos tipos de carreras con diferentes reglas en la pista. No obstante, no eran tan estrictas como las carreras normales, ya que el único objetivo era desahogarse.

Para cuando ellos llegaron, las carreras habían alcanzado nuevos niveles de frenesí competitivo. Gritos y vítores frenéticos resonaban en el cálido ambiente mientras la gente se amontonaba en la zona.

"Espérame aquí, no tardo", le ordenó él.

Derrick se dirigió con total calma al garaje para tomar un auto deportivo con líneas suaves y conducirlo hacia el circuito de carreras. Al verlo, Carmen se dio cuenta de que él competiría, lo cual hizo que se sintiera preocupada, pues aquello era muy peligroso.

Se notaba que su velocidad y pasión iban de la mano, sin mencionar que el motor resonaba tanto, que la mujer temblaba de miedo.

Esta era la segunda vez que se encontraba con Derrick, y era suficiente para notar sus emociones maníacas y entender que era un tipo al que le debías tener miedo, mas, él no tenía miedo de nada.

De hecho, era probable que encontrara a estas carreras como una forma de descargar su ira.

Cuando otros corredores vieron a Derrick en la autopista, su deseo de competir y ganar despertó en ellos, por lo que condujeron sus coches de inmediato.

En pocos segundos, siete u ocho autos deportivos se perseguían tan de cerca en el circuito, que estuvieron a punto de chocar entre sí varias veces.

"¿Cómo puede arriesgar su vida en algo como esto?", se preguntó Carmen mientras se alejaba en silencio.

Diez minutos después, el hombre detuvo el auto y caminó lentamente hacia ella.

El ajustado traje de carreras le quedaba perfecto. Además, tenía una especie de aura pícara y atrevida, que resultaba muy encantadora.

La mujer giró la cabeza, demostrando su inconformidad, y le entregó una botella de agua.

"¿Te gustaría intentarlo? Ya sabes, correr un rato", le preguntó luego de tomar un sorbo de agua.

Al escucharlo, ella negó con la cabeza al instante y contestó; "Lo siento, aún no está en mis planes morir".

"Ja, ja, ja. ¿Por qué? Si mal no recuerdo, no le tenías miedo a la muerte la última vez que viniste a buscarme".

Derrick tomó unos cuantos sorbos de agua con elegancia, sin quitar sus ojos llenos de interés en Carmen ni un solo segundo.

La mujer frunció los labios, pensando en responder groseramente. Mas, justo antes de hacerlo, se dio cuenta de que un par de persona se acercaban a ellos.

Por consiguiente, hizo una pausa y miró a Derrick de manera inquietante.

Él también notó la presencia de aquella gente, por lo que frunció el ceño ligeramente.

"Presidente Morgan, parece que tiene ganas de jugar hoy. ¿Le gustaría tener una carrera conmigo?", le preguntó un hombre con una sonrisa notablemente forzada.

Aquel chico tenía aproximadamente la misma edad que Derrick, su rostro era hermoso y su mirada seductora, lo cual podía atraer a cualquiera. Además, vestía el mismo traje de carreras, por lo que también desprendía un aura imponente. Su nombre era Sebastian Torres.

Derrick miró al tipo con desprecio, e inquirió; "¿Qué te hace pensar que mereces mi atención?".

Al oírlo, los ojos de Sebastian se entrecerraron de repente para luego contestar; "Si me lo merezco o no, lo sabrás después de que compitamos. Además, creo que te interesará si tenemos una pequeña apuesta. ¿Qué tal si pones sobre la mesa el proyecto de aguas termales en Jade Mountain? Por supuesto, si pierdo, te daré el proyecto AR".

Carmen los miraba en silencio, y aunque no sabía quién era ese hombre, era obvio que él y Derrick eran enemigos mortales.

El joven Morgan mostró una sonrisa desdeñosa. "Bien, parece que el proyecto AR ya es mío", dijo.

Una sonrisa descabellada se dibujó en el rostro de Sebastian. "¡Vaya, qué confianza tienes! En fin, trae a una mujer contigo como siempre lo haces, ¡y averigüemos quién es más rápido!".

"De acuerdo. Solo espero que sepas perder", le recordó Derrick.

Sebastian entendió que lo único que estaba haciendo Derrick era provocarlo, por lo que torció sus labios y se fue enojado.

Cuando Carmen se quedó a solas con el hombre, tuvo un mal presentimiento sobre lo que podía suceder.

"Bueno... tengo otras cosas que hacer. Debo irme ahora", dijo para luego toser con nerviosismo y darse la vuelta, lista para correr.

"¿Por qué me das la espalda? ¿Acaso te he dado permiso para irte?", le preguntó en voz baja en tanto se subía las mangas con tranquilidad.

"Sr. Morgan, necesito aclarar algo. Nosotros no tenemos ningún tipo de relación, así que no tengo la obligación de hacer algo tan loco con usted. Lo siento, ¡pero no voy a acompañarlo! Debería irse a buscar a otra persona que esté feliz de arriesgar la vida a su lado", le dijo enojada, con su mirada fija en él.

En cuanto terminó de hablar, ella se dio la vuelta y caminó sin mirar atrás.

Sin embargo, tras dar apenas dos pasos, una fuerte mano llegó por su cintura y fue atraída hacia atrás.

Derrick la abrazó con firmeza y se inclinó en dirección a ella. "Ya nos hemos acostado", le dijo casualmente con un tono de voz profundo, el cual resonó en los oídos de la chica y le hizo sentir escalofríos en su espalda. "¿Cómo puedes decir que no tenemos ningún tipo de relación?".