Capítulo 6 Capítulo 6

De pronto, una hermosa mujer de piel blanca como la porcelana caminó hacia Derrick. "Sé que el vestido de novia anterior es bonito, pero ya no me gusta. ¿Crees poder comprarme otro?", le preguntó con un dulce y persuasivo tono de voz. "Al fin y al cabo, me casaré una sola vez en mi vida. No quiero lamentarme luego por usar cosas que no me agradaban".

"¿En serio? ¿Me llamaste solo por esto?", respondió el hombre de manera suave e inexpresiva, denotando un poco de impaciencia en su siniestra mirada.

La chica no pareció darse cuenta de aquello, sino que sonrió dulcemente y dijo; "Bueno, tú eres el novio, y como tal, debes escoger el vestido para mí".

"Lo entendería si fuera la primera vez, pero ya has cambiado de vestido unas tres o cuatro veces. Yo tengo mil cosas que hacer, así que no me hagas perder el tiempo. Si no puedes decidir, no te cases", le contestó seriamente.

Entonces, antes de que ella pudiera responder, él se dio la vuelta y se fue.

Carmen, que estaba justo al lado de la puerta, se escondió de inmediato detrás de una columna.

Acababa de enterarse que él se casaría pronto, por lo que sus ojos se le llenaron de lágrimas.

En ese momento, pensó que no importaba si le contaba o no sobre el embarazo.

Después de todo, si ella no podía quedarse con el niño, su única salida era...

En cuanto esa idea pasó por su mente, una voz profunda y cautivadora le habló al oído de repente; "¡Es increíble que estés aquí en verdad!".

Cuando Derrick salió de la tienda, se dio cuenta de que había una mujer escondida cerca de él.

Había pasado un mes desde aquella noche, pero recordaba a Carmen con tanta exactitud, que hasta cada una de sus expresiones quedaron grabadas en su memoria.

Por lo tanto, se le acercó en seguida, ya que pensó que nunca más la volvería a ver.

Al escucharlo repentinamente, la mujer saltó tan asustada, que perdió el equilibrio y casi se cayó hacia atrás.

No obstante, como los reflejos de Derrick eran buenos, extendió su mano para sujetarla. Acto seguido, sin siquiera preguntarle, la llevo al Maybach que estaba al costado de la carretera, y luego lo encendió para alejarse de la tienda de vestidos de novia.

A Emilia le tomó unos segundos darse cuenta de lo que estaba sucendio afuera. De pronto, ¡su futuro esposo estaba empujando a una mujer extraña hacia el auto! Por ende, su expresión se tornó amarga y no pudo evitar preguntar quién era esa chica y por qué la llevaba con él.

...

En el coche.

"¿Por qué estamos yendo tan lejos?", preguntó Carmen al notar que llevaban algún tiempo en el auto.

Al oírla, Derrick la miró mientras conducía y pensó en lo fácil que se había calmado cuando la vio escondida fuera de la tienda.

La actitud de Emilia lo enojaba, pero ella podía traer paz a su vida como un verdadero milagro.

Él frunció sus finos labios y dijo con indiferencia; "¿Por qué estabas afuera de esa tienda? ¿Me estabas buscando?".

"¿Qué? Claro que no. ¡Solo pasé por allí de casualidad!", contestó la mujer algo tensa.

Derrick sonrió levemente, y con una pizca de sarcasmo, dijo; "Parece que estamos destinados a encontrarnos". Entonces, hizo una pausa y añadió; "¿Crees que también fue casualidad de que nos reuniéramos en el garaje?".

Carmen apartó la mirada, avergonzada y enojada con él al recordar lo que sucedió esa noche.

Además, fue sincera al decir que pasó por la tienda de vestidos de casualidad, ya que, si hubiera sabido que él estaba allí, no habría ido por ese camino.

De manera repentina, ella recordó la pequeña vida que ahora crecía en su interior gracias a lo que él le hizo aquella noche, y su estado de ánimo empeoró.

"¡Detén el coche ahora mismo!", le ordenó ella con seriedad en tanto mantenía su mirada al frente.

Mas, el hombre fingió no escucharla y en cambio aceleró súbitamente.

El auto se propulsó hacia adelante, asustando a Carmen en gran medida, lo cual hizo que ella gritara en tanto se agarraba con fuerza a la puerta. "¿Qué te pasa? ¿Acaso quieres morir?", le reclamó con su mirada fija en él.

Sin embargo, Derrick se mostró inexpresivo y continuó conduciendo a la velocidad que iba.

Con esto, la chica pensó en que ese hombre estaba loco, pues tenía cambios de humor muy repentinos.

En consecuencia, decidió mantener silencio el resto del camino para salvaguardar su vida.

Tras pasar media hora, el coche se iba alejando de la ciudad cada vez más. "¿A dónde me llevas?", le preguntó al no poder mantenerse callada y sentirse algo ansiosa.

"¡A las carreras de autos!", le contestó Derrick de manera imponente.

Ella lo miró confundida, ya que creyó haber entendido mal lo que dijo. A fin de cuentas, ¿qué harían en una carrera?

La zona a la que habían llegado pertenecía a los suburbios del oeste de North City. En él, había una gran pista de carreras, el lugar perfecto para que muchos chicos adinerados pasaran el rato.

Cuando Derrick hubo estacionado el auto, se bajó para abrirle la puerta a Carmen y conducirla al interior del local.

Pronto, uno de los empleados vino a saludarlos con una actitud muy respetuosa, lo que soprendió a la chica.

A continuación, el hombre llevó a Carmen para que se cambiara la ropa por una más apropiada para la ocasión. "¡Derrick Morgan! ¡Déjame ir! ¿Acaso estás sordo? ¡Te dije que quiero irme!", luchó ella contra él inesperadamente.

"Escúchame bien. Grita mi nombre una vez más y no tengas dudas de que volveré a meter a tu hermano en la cárcel", le advirtió en silencio con un tono de voz tranquilo, pero amenazante.