La dulce sirvienta y el millonario
img img La dulce sirvienta y el millonario img Capítulo 4 El Mercado de Fălticeni
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Capítulo 6 La Primera Confusión img
Capítulo 7 Los Secretos del Pasado img
Capítulo 8 La Intervención de La Familia img
Capítulo 9 El Encuentro Secreto img
Capítulo 10 La Fiesta de San Jorge img
Capítulo 11 La Visita a la Iglesia de Moldovia img
Capítulo 12 La Presión Social img
Capítulo 13 La Promesa No Dicha img
Capítulo 14 La Fiesta de la Noche de los Muertos img
Capítulo 15 Un Secreto al Descubierto img
Capítulo 16 La Competencia de la Cosecha img
Capítulo 17 El Primer Beso img
Capítulo 18 La Visita a los Montes Carpáticos img
Capítulo 19 El Último Baile de Verano img
Capítulo 20 La Decisión de Loana img
Capítulo 21 El Consejo de la Madre img
Capítulo 22 La Propuesta de Mihai img
Capítulo 23 La Trampa de las Expectativas img
Capítulo 24 La Fiesta del Otoño en la Mansión img
Capítulo 25 El Viaje a Sucre img
Capítulo 26 La Tentación del Adiós img
Capítulo 27 El Banquete de Navidad img
Capítulo 28 Las Revelaciones de Su Madre img
Capítulo 29 El Secreto de la Anciana img
Capítulo 30 El Año Nuevo en la Plaza img
Capítulo 31 La Decisión de Mihai img
Capítulo 32 La Tensión Crece img
Capítulo 33 El Encuentro con la Familia img
Capítulo 34 El Regalo de Navidad img
Capítulo 35 El Viaje a Brașov img
Capítulo 36 La Fuga de la Mansión img
Capítulo 37 El Desgaste Emocional img
Capítulo 38 La Fiesta del Solsticio de Invierno img
Capítulo 39 La Carrera Contra el Tiempo img
Capítulo 40 La Confrontación Final con la Familia img
Capítulo 41 La Revelación de la Identidad img
Capítulo 42 El Amor a Pesar de Todo img
Capítulo 43 El Viaje a Transilvania img
Capítulo 44 La Fiesta de San Andrés img
Capítulo 45 La Decisión de Loana img
Capítulo 46 La Separación img
Capítulo 47 El Retorno a la Mansión img
Capítulo 48 La Declaración de Amor img
Capítulo 49 La Reconciliación img
Capítulo 50 La Fiesta de la Primavera (De Nuevo) img
Capítulo 51 El Regreso a la Tradición img
Capítulo 52 El Viaje a Bucarest img
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Capítulo 4 El Mercado de Fălticeni

Era un día cualquiera en Fălticeni, y Loana disfrutaba de su único día libre de la semana. Decidió ir al mercado local, un lugar lleno de vida y actividad. Aunque la villa no era grande, su mercado siempre era vibrante, con una mezcla de colores y olores que la hacían sentir conectada a la tradición de su gente. En cada rincón, había algo que recordar: los puestos de frutas y verduras frescas, el sonido de las conversaciones entre los comerciantes, y el bullicio de los niños correteando entre los adultos.

Loana se sintió aliviada al estar lejos de la mansión por un rato. No solo el aire fresco le daba un respiro, sino también la oportunidad de caminar sin preocuparse de ser vista como una sirvienta. Aquí, en el mercado, ella era simplemente Loana: una joven del pueblo, sin la presión de las expectativas de la mansión ni el peso de la mirada de la aristocracia.

Pasó por puestos de queso y pan, saludó a conocidos y se paró a hablar con la anciana Maria, quien vendía los famosos quesos curados que tanto le gustaban. Después de comprar algunos, Loana siguió su camino, sintiéndose tranquila mientras el bullicio a su alrededor la envolvía en una sensación de familiaridad y confort.

Sin embargo, la calma que sentía se rompió cuando sus ojos se cruzaron con los de una figura que caminaba con paso decidido hacia ella. Mihai. Él estaba montado en un elegante carruaje tirado por caballos, que se detuvo en medio del mercado, llamando la atención de los transeúntes. Con una mirada desinteresada, observó la escena alrededor, pero cuando vio a Loana, una leve sonrisa apareció en su rostro.

Loana se detuvo en seco. No esperaba verlo allí, y mucho menos tan cerca. Mihai, el hijo del dueño de la mansión, rodeado de su lujo, estaba en el mismo lugar que ella, un espacio que no parecía encajar con su vida de privilegios. Enseguida, una sensación incómoda invadió a Loana, como si la brecha entre sus mundos se hiciera aún más evidente.

Mihai, con su mirada tranquila pero llena de curiosidad, se deslizó del carruaje con una facilidad que parecía natural. La gente del mercado, que ya lo observaba con asombro, comenzó a susurrar, pero él parecía no notarlo. Caminó hacia Loana con paso firme, con un aire de quien está acostumbrado a ser el centro de atención.

-Loana -dijo con una voz suave, pero llena de cierto aire de superioridad-. Qué sorpresa encontrarte en un lugar como este.

Loana, un tanto desconcertada, intentó mantener la calma. Era difícil saber cómo actuar cuando el hijo del dueño de la mansión, alguien tan distinto a ella, estaba tan cerca. Aun así, se obligó a sonreír, buscando mantener las apariencias.

-No es tan sorprendente. El mercado está abierto para todos -respondió con tono casual, aunque sentía una incomodidad creciente por la situación.

Mihai la observó con detenimiento, sus ojos azules brillando con una mezcla de curiosidad y diversión.

-Tienes razón, claro. Aunque no parece el lugar donde uno esperaría encontrar a alguien como tú -dijo, con un tono que insinuaba más de lo que realmente quería decir.

Loana sintió el peso de sus palabras, pero se mantuvo firme. Era difícil no notar la distancia que existía entre ellos, una distancia que iba más allá de lo físico. Era la barrera de clase social, la diferencia que parecía estar presente en cada gesto y palabra que salía de la boca de Mihai.

-Estoy aquí para comprar algunas cosas -respondió ella, manteniendo la calma, aunque por dentro sentía una presión creciente.

Un breve silencio se instaló entre ellos, mientras el bullicio del mercado continuaba. Loana, que había sido educada en la discreción, preferiría seguir su camino y evitar más confrontaciones. Sin embargo, Mihai parecía no querer dejar la conversación en ese punto.

-¿Te gustaría dar un paseo? -sugirió, de repente, con una sonrisa ladeada. Su tono, aunque amistoso, tenía algo de reto, como si esperara que ella aceptara.

Loana, sorprendida por la invitación, dudó un momento. ¿Qué significaba esto? Un paseo con Mihai no solo era una idea inesperada, sino también una complicación. Sabía que las apariencias importaban, especialmente cuando se trataba de personas como él. Estaba claro que él no entendía las complicaciones de su mundo.

-No creo que sea buena idea -respondió rápidamente, sin querer dar demasiadas explicaciones. Tenía prisa por regresar a su madre, y además, la idea de caminar junto a Mihai por el campo le resultaba extraña.

Mihai sonrió, no pareciendo ofenderse por la negativa. En cambio, su expresión se suavizó ligeramente.

-Es solo un paseo, Loana. Nada más. No te hará daño. No es como si estuviéramos en la mansión -dijo con un tono que intentaba tranquilizarla, pero también dejaba ver su interés en insistir.

Loana sintió la presión de la situación. La gente seguía observando. Aquella invitación no era simple; era una propuesta cargada de significados ocultos. ¿Qué pensaría la gente si la veía con él? ¿Qué pensaría su madre si se enteraba de que había aceptado un paseo con el hijo del dueño de la mansión? Las consecuencias podrían ser mucho mayores de lo que ella quería imaginar.

Finalmente, un suspiro escapó de sus labios, y antes de poder arrepentirse, dijo:

-Está bien, un paseo corto.

Mihai sonrió ampliamente, como si hubiera ganado algo más que un simple paseo. Con un gesto, la condujo hacia el camino que salía del mercado, lejos de la multitud, hacia el campo abierto donde los dos podrían hablar sin ser observados.

Aunque Loana no sabía qué esperar de ese paseo, algo en su interior la impulsaba a seguirlo, a dejarse llevar por la curiosidad. Sin embargo, no podía evitar preguntarse si aquel pequeño paso marcaría el comienzo de algo mucho más complicado.

            
            

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