Capítulo 4 Sombras en el horizonte

El invierno comenzó a ceder lentamente, dejando tras de sí un paisaje aún desolador. La guerra no entendía de estaciones, y aunque la nieve se derretía y las flores comenzaban a asomarse tímidamente en los campos cercanos, la tristeza persistía en el hospital donde Elena trabajaba.

A pesar de ello, había algo que mantenía su espíritu a flote. Las cartas de James seguían llegando con regularidad, y cada vez que un sobre nuevo aparecía en su mesa de noche, su corazón latía con fuerza. Aquellas palabras, escritas con tinta apresurada en papeles gastados, se habían convertido en su refugio.

Pero esa mañana, mientras atendía a un joven soldado con una herida en la pierna, sintió un mal presentimiento. No sabía por qué, pero la ansiedad se instaló en su pecho como un peso insoportable.

-¿Señorita Elena? -Una voz interrumpió sus pensamientos.

Se giró y vio a Margaret, una de las enfermeras más veteranas, sosteniendo un sobre en la mano.

-Acaba de llegar para usted.

Elena se limpió las manos apresuradamente en su delantal y tomó la carta con manos temblorosas. Apenas pudo esperar a estar sola para abrirla. Se retiró a un rincón del pasillo y deslizó los dedos por el borde del papel, rompiendo el sello con una mezcla de emoción y temor.

"Querida Elena,

Hoy he sentido miedo. No el miedo habitual que nos persigue a diario, sino un terror real, paralizante. Esta mañana perdimos a un buen hombre. No era mi amigo más cercano, pero compartimos varias guardias y, en cierto modo, me acostumbré a su presencia. Un disparo, y todo terminó.

Me pregunto si algún día dejaré de contar los nombres de aquellos que caen a mi alrededor. Me pregunto si algún día seré uno de esos nombres.

Pero entonces recuerdo tus cartas, y por un momento, la guerra desaparece. Me aferro a cada palabra que me has escrito, a cada pequeño detalle que me has compartido. ¿Sabes? En mi mente, ya he construido la imagen de la plaza de tu ciudad. Casi puedo verla. Cuando todo esto termine, me gustaría verla contigo.

James"*

Elena se llevó una mano a la boca, tratando de contener la emoción que la embargaba. Se apoyó contra la pared y cerró los ojos, imaginando su rostro.

Quería responderle de inmediato, asegurarse de que supiera que no estaba solo. Así que esa misma noche, después de su turno, encendió una vela y comenzó a escribir.

"Mi querido James,

No sabes cuánto me duele leer tus palabras y saber que estás enfrentando tanto horror. Desearía poder hacer más que escribirte, pero si mis cartas logran darte un poco de alivio, seguiré enviándolas.

Aquí, la primavera comienza a asomarse tímidamente. Hoy vi una niña corriendo por la calle con un vestido amarillo, riendo como si el mundo fuera un lugar seguro. Me hizo recordar que aún existen momentos de felicidad, incluso en tiempos como estos.

Y sobre la plaza... me encantaría mostrártela algún día.

Elena"*

Dobló la carta con cuidado y la deslizó en un sobre. Al día siguiente, la envió con la esperanza de que llegara a su destino.

Pasaron varias semanas y las cartas continuaron fluyendo entre ellos. Con cada intercambio, su vínculo se hacía más fuerte. Ya no eran solo palabras: eran promesas no dichas, anhelos compartidos, un amor naciendo en medio del caos.

Sin embargo, la guerra era cruel. Y pronto, Elena recibiría una carta que haría tambalear su mundo.

La primavera avanzaba con pasos inciertos, como si la naturaleza misma dudara en florecer en medio del caos. Las calles, aunque bañadas por una luz más cálida, seguían siendo un reflejo de la guerra. En el hospital, los soldados llegaban sin cesar, y el aire estaba impregnado de un olor metálico a sangre y desinfectante.

Elena llevaba días sintiéndose inquieta. Había perdido la cuenta de cuántas veces había mirado su mesa de noche, esperando encontrar un nuevo sobre con la caligrafía de James. Pero nada llegaba.

Cada carta que había recibido antes le daba fuerzas para continuar. Su relación epistolar con James se había convertido en un ancla, un respiro entre la desesperanza. Y ahora, ese silencio pesaba más que cualquier palabra.

-¿Aún no has recibido noticias? -preguntó Margaret una noche, mientras ambas organizaban medicamentos en el almacén.

Elena negó con la cabeza, mordiendo el interior de su mejilla para evitar mostrar su preocupación.

-Quizás solo está ocupado -intentó consolarla su amiga-. Ya sabes cómo es el frente.

Elena asintió, pero en el fondo, el miedo crecía con cada día que pasaba sin recibir noticias.

Finalmente, después de casi dos semanas de incertidumbre, la carta llegó.

Era diferente. No tenía la caligrafía cuidadosa de James ni la tinta ligeramente borrosa de la prisa con la que solía escribir. Este sobre llevaba un sello oficial del ejército, y solo con verlo, Elena sintió un escalofrío recorrerle la espalda.

Con manos temblorosas, lo abrió y comenzó a leer:

"Señorita Elena,

Escribo en nombre del soldado James Turner. Como compañero de batalla y amigo, siento la responsabilidad de informarle que James resultó herido en combate hace cinco días. Fue trasladado a un hospital de campaña y se encuentra estable, aunque sus heridas son graves.

Quise escribirle porque él mencionó su nombre varias veces. Aún en su estado febril, hablaba de usted. Creí que debía saberlo.

Si desea enviarle una carta, haré todo lo posible por entregársela.

Atentamente,

Soldado William Carter"*

Elena sintió que el papel se resbalaba entre sus dedos. La habitación a su alrededor pareció volverse borrosa mientras su corazón latía desbocado.

James estaba vivo, pero herido. Y ella no podía hacer nada más que esperar.

Esa noche, escribió con desesperación.

"James,

No sé si estas palabras llegarán a ti, pero necesito que sepas que estoy aquí. Que pienso en ti cada día, cada noche. Cuando leí la carta de tu compañero, sentí que mi mundo se detenía. No quiero perderte.

Por favor, resiste.

Elena"*

Dobló el papel con cuidado, lo deslizó en un sobre y lo envió con la esperanza de que, en algún lugar lejano, James pudiera leer sus palabras y encontrar en ellas la fuerza para seguir luchando.

            
            

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