Capítulo 2 Entre Disculpas y Retos

Mei Ling pensó que, después del caótico primer día, su trabajo en la oficina de encomiendas finalmente sería rutinario. Había llegado temprano esa mañana, con la determinación de enfocarse en sus tareas y olvidar por completo al chico bromista que le había hecho pasar un mal rato el día anterior.

Sin embargo, aunque intentaba ignorarlo, su mente seguía regresando al momento en que Jian Wei le sonrió antes de marcharse, prometiendo volver al día siguiente.

"Seguro lo dijo solo por molestar", pensó mientras organizaba los formularios de envío.

-¿Estás soñando despierta? -preguntó la señora Tan, la supervisora, lanzándole una mirada de reojo.

-¿Qué? No, claro que no -respondió Mei Ling rápidamente, enderezándose en su asiento.

-Bien, porque tenemos un día largo por delante. Prepárate para la hora del almuerzo, que es cuando todo el mundo decide hacer envíos de última hora.

Mei Ling asintió y se obligó a concentrarse. Pero justo cuando comenzaba a sentirse más tranquila, la puerta de vidrio se abrió y una figura familiar entró con paso relajado.

Jian Wei.

Llevaba una chaqueta deportiva sobre una camiseta blanca y jeans oscuros. Su cabello oscuro estaba ligeramente despeinado, como si no hubiera hecho ningún esfuerzo por arreglarlo y, sin embargo, le daba un aire casualmente atractivo. Mei Ling sintió un ligero escalofrío al darse cuenta de que lo estaba observando más de la cuenta.

"No. No caigas en su juego", se dijo a sí misma.

Jian Wei caminó directamente hacia ella con una sonrisa confiada y apoyó los codos en el mostrador.

-¡Buenos días, Mei Ling!

Ella apenas le dedicó una mirada.

-¿Vienes a enviar otro "paquete secreto"? -preguntó con tono seco mientras revisaba unos papeles.

Él soltó una pequeña risa.

-Hoy no. Solo vengo a verte.

Mei Ling lo miró con escepticismo.

-¿A verme?

-Bueno, y también a disculparme de nuevo. Fui un poco pesado ayer. No era mi intención hacerte enojar tanto.

Mei Ling parpadeó. No esperaba que él volviera solo para disculparse.

-Está bien -murmuró, sorprendida por su sinceridad-. Solo fue una broma tonta.

Jian Wei sonrió.

-Entonces, ¿me perdonas?

-Lo pensaré -dijo ella, intentando mantener la compostura.

Jian Wei se llevó una mano al pecho en un gesto dramático.

-¡Qué cruel! No me dejarás dormir esta noche.

Mei Ling suspiró.

-Si ya terminaste con tu número, hay clientes esperando.

Pero Jian Wei no se movió.

-Antes de irme, quiero preguntarte algo.

-¿Qué cosa?

-¿Qué dices sobre mi invitación de ayer?

Mei Ling arqueó una ceja.

-¿Sigues con eso?

-Claro. No me rindo fácilmente.

Ella suspiró, mirando hacia otro lado.

-No entiendo por qué insistes tanto.

-Porque quiero compensarte -dijo él, inclinándose ligeramente hacia ella-. Y porque creo que sería divertido.

Mei Ling lo miró fijamente. ¿Realmente valía la pena darle una oportunidad? No podía negar que, a pesar de todo, había algo intrigante en su forma de ser.

Después de unos segundos de silencio, Jian Wei sonrió de nuevo.

-No voy a presionarte. Solo dime sí o no, y prometo no molestarte más si decides que no.

Mei Ling apretó los labios. Algo dentro de ella le decía que debía decir que no, pero por alguna razón, las palabras que salieron de su boca fueron otras.

-De acuerdo -dijo a regañadientes-. Pero solo porque quiero ver si de verdad cumples tu palabra.

Jian Wei hizo un gesto triunfal.

-¡Lo prometo! Un té de burbujas y una conversación tranquila. Nada de bromas.

-Veremos si puedes resistirlo -respondió Mei Ling, tratando de ocultar una sonrisa.

-Te recogeré aquí a las seis. No te arrepentirás.

Jian Wei le guiñó un ojo y salió de la oficina con la misma confianza con la que había entrado.

Mei Ling exhaló, sintiendo una mezcla de nervios y anticipación.

-Parece que tienes una cita -comentó la señora Tan con una sonrisa divertida.

-¡No es una cita! -se apresuró a corregir Mei Ling, sintiendo su cara arder.

-Lo que tú digas, querida -dijo la supervisora con un tono burlón antes de alejarse.

Mei Ling suspiró, preguntándose en qué se había metido.

Una Noche Diferente

Cuando el reloj marcó las seis en punto, Mei Ling salió de la oficina y lo encontró esperándola fuera, apoyado contra un poste de luz.

-Puntual -dijo él con aprobación.

-Dije que iría, así que aquí estoy -respondió ella con los brazos cruzados.

Jian Wei sonrió.

-Perfecto. Vamos.

Caminaron juntos por las iluminadas calles de Singapur, donde los faroles de papel colgaban de los postes, y el aroma de los puestos de comida flotaba en el aire. El bullicio de la ciudad era vibrante, y Mei Ling sintió cómo poco a poco su incomodidad inicial se disipaba.

-¿Siempre vienes a esta tienda de té de burbujas? -preguntó ella cuando entraron a un pequeño local decorado con luces cálidas y paredes adornadas con ilustraciones de pandas.

-Sí, este lugar tiene el mejor té de taro de la ciudad -respondió él-. Pero si prefieres otro sabor, dime y lo cambiamos.

Mei Ling lo miró con sorpresa.

-¿Y si digo que quiero algo completamente diferente?

Jian Wei sonrió.

-Entonces lo pedimos. La idea es que la pases bien.

Por primera vez desde que lo conoció, Mei Ling sintió que su sonrisa era genuina y sin intenciones ocultas.

Pidieron sus bebidas y se sentaron en una mesa junto a la ventana. A medida que la conversación fluía, Mei Ling descubrió que, más allá de su actitud bromista, Jian Wei era alguien divertido y fácil de hablar.

-Así que envías pandas de peluche cada semana a España... -dijo ella con una ceja arqueada.

Jian Wei rió.

-Sí, mi hermana está obsesionada. Pero no es lo único que hago. También estudio arquitectura en la Universidad Nacional de Singapur.

Mei Ling abrió los ojos con sorpresa.

-No lo habría imaginado.

-¿Pensabas que solo era un tipo sin oficio que se dedica a molestar empleados nuevos?

-Algo así -admitió ella con una sonrisa.

Jian Wei fingió sentirse ofendido, pero luego rió.

-Bueno, ahora sabes un poco más de mí. ¿Y tú? ¿Por qué decidiste trabajar en la oficina de encomiendas?

Mei Ling tomó un sorbo de su té y miró por la ventana, con una expresión pensativa.

-Es una larga historia...

Jian Wei apoyó los codos sobre la mesa y la miró con atención.

-Tengo toda la noche.

Por primera vez en mucho tiempo, Mei Ling sintió que quería compartir su historia con alguien.

Tal vez, solo tal vez, esta noche no sería tan mala como pensaba.

            
            

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