Capítulo 4 La verdadera identidad de Jian Wei

La mañana en la oficina de Mei Ling transcurría con la misma rutina de siempre: correos, llamadas, informes y reuniones que se extendían más de lo esperado. Aunque el día parecía comenzar como cualquier otro, algo había cambiado en el aire. Desde su última cita con Jian Wei en el mercado nocturno, Mei Ling no podía evitar sentirse diferente. No de una manera dramática, pero había una sensación persistente, una ligera inquietud que no lograba sacudirse. Algo había despertado en ella, pero no quería admitirlo, ni siquiera frente a sí misma.

Mientras se sentaba frente a su escritorio, absorta en un reporte que debía entregar antes de las 12 del mediodía, no podía dejar de pensar en la noche en el mercado nocturno. Jian Wei había logrado hacerla reír, y se sentía más relajada con él. Sin embargo, no podía permitir que esas sensaciones influyeran en su profesionalismo. No estaba allí para pensar en citas ni en relaciones. Su prioridad era el trabajo.

Justo en ese momento, Jian Wei entró a la oficina, su presencia tranquila y segura de siempre. Saludó a algunos compañeros con una sonrisa confiada antes de dirigirse directamente hacia el escritorio de Mei Ling. Como siempre, sus ojos brillaban con una mezcla de simpatía y misterio.

-Buenos días, Mei Ling -dijo Jian Wei con voz cálida, como si nada hubiera cambiado.

Mei Ling levantó la vista, un tanto sorprendida de verlo allí, justo cuando pensaba en él. Sin embargo, rápidamente se recompuso.

-Buenos días -respondió, intentando sonar neutral y profesional.

Sus compañeros, que habían estado observando la interacción con discreción, no pudieron evitar notar la ligera chispa en el ambiente. Había algo diferente entre ellos. Algo que no pasaba desapercibido.

-Parece que hay una buena química entre ustedes dos -comentó Liu Wei, uno de los colegas de Mei Ling, en tono juguetón, mientras pasaba cerca de sus escritorios.

Mei Ling frunció el ceño y negó con la cabeza.

-No es así -respondió rápidamente, su voz sonando un poco más firme de lo que pretendía. No podía dejar que los rumores comenzaran. Había tenido suficientes problemas con los chismes en el pasado como para permitir que esto creciera más de lo que debía.

-Claro, claro, no hay nada de qué preocuparse -dijo Liu Wei con una sonrisa burlona-, pero los dos se llevan bastante bien, ¿no? No se puede negar.

Mei Ling miró a Jian Wei con cierta incomodidad, buscando una salida rápida a la situación. Jian Wei, por su parte, se mostró tranquilo y relajado como siempre, como si no le molestara en lo más mínimo la observación de sus compañeros.

-Solo somos clientes y proveedores -dijo él, con una sonrisa desenfadada-. Nada más.

Aunque Jian Wei no parecía darle mucha importancia, Mei Ling no podía evitar sentirse un poco incómoda con la atención que estaban recibiendo. Había algo en sus palabras que la hizo recordar cómo todo había comenzado entre ellos: una simple salida, una cita en un mercado nocturno. Nada serio, nada de lo que debiera preocuparse.

Pero a medida que pasaba el día, una sensación extraña se apoderó de Mei Ling. Algo no encajaba. Había algo en Jian Wei que no terminaba de cuadrar. De repente, recordó algo que él había dicho durante su cita: "Siempre vengo a este mercado".

Mei Ling no era una persona especialmente curiosa, pero su intuición le decía que había algo detrás de esas palabras. Algo que la inquietaba. Decidió investigar un poco.

Esa tarde, después de terminar sus tareas, Mei Ling se tomó un momento para buscar información sobre Jian Wei. Lo que encontró la dejó estupefacta.

En la página web de la franquicia de encomiendas para la cual trabajaba, Jian Wei era mencionado varias veces en los informes de la empresa. No solo era un alto ejecutivo, como había supuesto antes, sino que también era el dueño de la cadena. El joven tranquilo y simpático con el que había compartido una tarde en el mercado nocturno resultaba ser el propietario de la empresa para la cual trabajaba. De hecho, él había comprado la franquicia hacía unos años, y desde entonces había logrado expandirla significativamente.

Mei Ling no podía creerlo. ¿Cómo no había notado antes? Había sido tan evidente, y sin embargo, había pasado desapercibido. Durante todo este tiempo, había tenido al dueño de la empresa frente a ella, sin saberlo. ¿Y la cita en el mercado nocturno? ¿Qué tan casual podía haber sido?

La pieza final del rompecabezas encajó en su mente cuando recordó las palabras de Liu Wei en la oficina. "Parece que hay buena química entre ustedes dos." ¿Y si la química que ella sentía por Jian Wei no era solo la de un cliente? ¿Y si había algo más, algo que él también había estado sintiendo?

Esa noche, mientras caminaba de vuelta a su casa, Mei Ling no podía dejar de darle vueltas al asunto. Jian Wei, el dueño de la franquicia, había sido tan... accesible. Había actuado como si no fuera más que un simple cliente, un hombre común con intereses y bromas casuales. ¿Por qué no había mencionado nada de esto antes? ¿Era un gesto de humildad? ¿O tal vez quería conocerla sin la etiqueta de jefe y empleado?

A la mañana siguiente, Mei Ling decidió confrontarlo. No podía seguir ignorando lo que había descubierto, especialmente después de la interacción tan cargada de tensión que había tenido en la oficina el día anterior.

Cuando vio a Jian Wei entrar en la oficina, su corazón dio un vuelco. Ella sabía que debía hablar con él, pero no sabía cómo abordar el tema. No quería parecer desconcertada ni que lo que había descubierto cambiara la relación entre ellos. Sin embargo, sentía que no podía seguir con la incógnita.

Al mediodía, cuando tuvieron un breve encuentro en la cocina, Mei Ling decidió hablar.

-Jian Wei -dijo, mientras él preparaba un café-, hay algo que necesito preguntarte.

Jian Wei la miró, su expresión tranquila, como si ya supiera lo que ella iba a decir.

-¿Qué pasa? -respondió, sin dejar de sonreír.

Mei Ling respiró hondo, reuniendo valor.

-¿Por qué no me dijiste que eres el dueño de la franquicia de encomiendas? -preguntó, directamente.

Jian Wei dejó de sonreír por un momento, pero solo fue un breve instante antes de que su expresión volviera a ser relajada.

-¿Y qué diferencia hace? -dijo con calma, como si no fuera un asunto importante.

-¡Es que...! -Mei Ling hizo una pausa, luchando por encontrar las palabras-. ¡Es una gran diferencia! ¡Tú eres... el dueño! Y yo... yo soy solo una empleada. ¿Por qué no me lo dijiste antes?

Jian Wei se recostó contra la encimera, tomando su taza de café con tranquilidad.

-Porque no quería que me vieras como a un jefe, Mei Ling. Quería que me conocieras como soy, sin etiquetas. Quería que nuestra relación, lo que sea que esto sea, fuera genuina.

Mei Ling quedó en silencio por un momento. A pesar de la sorpresa, no podía evitar sentir una mezcla de admiración y desconcierto por su honestidad.

-Entonces... -Mei Ling finalmente murmuró-, ¿todo esto ha sido... genuino?

Jian Wei sonrió, una sonrisa que esta vez era más profunda, como si hubiera estado esperando esta pregunta.

-Todo ha sido genuino -respondió, sin dudar-. Pero, ¿qué harás con ello ahora?

Mei Ling no sabía qué responder. Todo había cambiado en un instante, y no estaba segura de qué hacer con esa nueva información. Lo único que sí sabía era que lo que había entre ellos no era algo fácil de ignorar.

            
            

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