Capítulo 3 Segunda cita en un mercado nocturno

El mercado nocturno de la ciudad brillaba con luces de neón que iluminaban los rostros de los transeúntes y hacían que los colores de los puestos de comida resplandecieran como estrellas fugaces en la noche. La atmósfera estaba cargada de risas, música alegre y el bullicio de los vendedores tratando de atraer a los compradores. En medio de esta multitud, Mei Ling y Jian Wei se encontraron de nuevo, esta vez con un aire distinto al de su primera cita, mucho más relajado.

Mei Ling respiró profundamente mientras observaba el mercado desde una esquina, indecisa sobre qué esperar de esta nueva salida. Después de la primera cita, que había estado llena de silencios incómodos y gestos nerviosos, había decidido no esperar demasiado. Sin embargo, la invitación de Jian Wei a este mercado nocturno había captado su atención. No se trataba de una cena elegante ni de un evento formal, sino de algo más informal, más genuino.

Al principio, Jian Wei parecía tan tranquilo como siempre, su mirada serena y confiada, pero había algo en su actitud esta noche que parecía diferente. Quizás era el hecho de que ya no había una presión latente sobre ellos; la cita, en ese momento, parecía una simple salida entre amigos.

-¿Te atreves a probar algo diferente? -preguntó Jian Wei con una sonrisa traviesa mientras se acercaba a un puesto de comida. Sus ojos brillaban con un dejo de picardía, y la expresión en su rostro, tan relajada, contagió a Mei Ling.

-¿Qué es eso? -preguntó Mei Ling, levantando una ceja mientras miraba un plato humeante con algo que se veía poco apetitoso.

-Es... algo que jamás has probado. Confía en mí -respondió Jian Wei con una risa que hizo que Mei Ling se sintiera más cómoda, como si la situación no fuera tan seria como parecía en un principio.

Mei Ling lo miró detenidamente. Había algo en esa mirada confiada de Jian Wei que la hizo sentir curiosidad. ¿Sería este su intento de romper el hielo y hacerla reír? No podía evitar sonreír también, con algo de escepticismo, pero dejándose llevar por la atmósfera relajada del lugar. No se trataba de algo grande o significativo, pero ese pequeño gesto de confianza la hacía sentirse menos tensa.

-Está bien, probaré lo que me digas -dijo, tomando el tenedor que él le ofrecía, con una mezcla de duda y diversión en su voz. Al primer bocado, casi no podía creer lo que estaba probando: un sabor extraño y exótico, algo que nunca había imaginado que podría ser tan delicioso. Se sorprendió al ver cómo se deshacía de su inicial reserva.

-¡Te dije que te iba a sorprender! -exclamó Jian Wei con orgullo, mientras la miraba disfrutar del plato con una expresión de asombro.

Mei Ling lo miró con una mezcla de diversión y sorpresa.

-No sé cómo lo haces, pero debo admitir que tienes un don para esto -dijo, soltando una pequeña risa que resonó en el bullicio del mercado.

Jian Wei sonrió de manera cómplice, contento de haber logrado su propósito: hacerla reír. No era algo que hiciera con facilidad, pero había algo en la manera en que Mei Ling lo miraba ahora que lo motivaba a seguir intentándolo. Era como si sus palabras, por fin, comenzaran a surtir efecto, como si ella comenzara a ver más allá de la formalidad de la primera cita y pudiera ver la persona genuina que era.

-¿Te gustaría probar algo más raro? -preguntó Jian Wei, alzando una ceja mientras señalaba un carrito que vendía algo que parecía una mezcla entre una bebida y un postre. Mei Ling se echó a reír al ver el aspecto tan peculiar de la bebida.

-No sé si estoy lista para más sorpresas -dijo, pero su risa le dio la respuesta antes de que pudiera pensarlo demasiado.

Ambos se acercaron al carrito, y Jian Wei pidió dos de esas extrañas bebidas. Mientras esperaban, Mei Ling no pudo evitar observar cómo Jian Wei interactuaba con los vendedores. Su actitud era relajada, casi como si conociera a todos los que trabajaban allí. Había algo encantador en cómo se movía con tanta naturalidad, como si el mercado nocturno fuera su segundo hogar.

-Siempre vengo a este mercado -le dijo Jian Wei, como si leyera sus pensamientos-. Tiene ese toque especial, ¿no crees? Aquí todo es menos pretencioso. Las personas simplemente son quienes son.

Mei Ling lo miró, sorprendida por la sinceridad en su voz. En ese momento, sintió que lo veía bajo una luz distinta. Su percepción de él estaba cambiando. Ya no lo veía como el hombre formal y un tanto distante de la primera cita, sino como alguien que, aunque todavía un misterio en algunos aspectos, tenía una forma de ser que la hacía sentir cómoda, casi como si estuviera con un viejo amigo.

-Sí, es cierto. Hay algo acogedor en este lugar -dijo ella, tomando la bebida que Jian Wei le ofreció. Al probarla, hizo una mueca de sorpresa. No sabía si le gustaba o no, pero la sensación de diversión que compartía con Jian Wei hacía que todo fuera mucho más disfrutable.

-¿Ves? Te lo dije. ¡Es genial! -dijo él con una sonrisa. Y esa sonrisa fue lo que finalmente hizo que Mei Ling soltara la última barrera que había mantenido entre ellos. Con una risa espontánea, admitió:

-Bueno, tienes razón. Me has sorprendido. Este lugar es increíble. Y tú también, Jian Wei.

Había algo sincero y desarmante en su tono. No era solo una frase de cortesía; era la verdad. Mei Ling, por fin, veía a Jian Wei como alguien con quien podría disfrutar no solo de una cita, sino de momentos simples, divertidos, sin necesidad de pretender ser alguien más.

Ambos continuaron caminando por el mercado, probando diferentes alimentos y compartiendo anécdotas graciosas de su infancia. Cada momento juntos estaba cargado de un nuevo tipo de conexión, una que no se basaba en expectativas, sino en la genuina diversión que habían encontrado el uno en el otro. Las risas fluían fácilmente, y por primera vez, Mei Ling sentía que podía ser ella misma sin ningún temor de ser juzgada.

Al final de la noche, cuando las luces del mercado comenzaron a apagarse y el bullicio fue disminuyendo, se despidieron frente a la entrada. Jian Wei, con una sonrisa tranquila, le dijo:

-Creo que esta ha sido una de las mejores citas que he tenido.

Mei Ling asintió, su corazón latiendo con una mezcla de emoción y tranquilidad.

-Lo ha sido -respondió, con una sonrisa tímida pero sincera-. Gracias por hacerme reír esta noche.

Jian Wei sonrió, y en ese momento, Mei Ling se dio cuenta de que, aunque todavía no sabía todo sobre él, había algo real y genuino entre ellos, algo que no necesitaba ser forzado ni esperado. Era la promesa de algo que podría convertirse en mucho más que una simple cita.

            
            

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