/0/16163/coverbig.jpg?v=830390dc645e65e91e5c0f18eccb3c00)
El ambiente en el departamento de Jian Wei era denso. Mei Ling sentía que el aire le pesaba, como si cada palabra de Jian Wei, cada explicación, aumentara la presión en su pecho. A pesar de la sinceridad que había intentado transmitirle, algo seguía sin encajar en su cabeza. Había algo más que no le estaba contando.
-¿Cómo puedes estar tan seguro de que ella no significa nada para ti? -Mei Ling preguntó con un suspiro, su voz llena de frustración y un rastro de duda.
Jian Wei se pasó la mano por el cabello, buscando la forma correcta de expresarse.
-Te lo juro, Mei Ling. Nada más pasó entre nosotros -su tono era firme, pero su mirada indicaba que, incluso él, no estaba completamente seguro de cómo convencerla.
La conversación había dado vueltas por horas. Ninguna de las palabras de Jian Wei lograba disipar las dudas en la mente de Mei Ling. ¿Y si realmente había algo más entre ellos? ¿Qué pasaba si Sofía estaba mintiendo para separarlos?
En medio del tenso silencio que se había instaurado entre ellos, el sonido de un teléfono interrumpió la quietud. El teléfono de Jian Wei.
Mei Ling lo miró fijamente, observando cómo su rostro se tensaba al ver el nombre en la pantalla. Sofía. La mujer que lo había dejado sin aliento al enviarle aquel paquete. La mujer que había puesto en peligro todo lo que creía saber.
-¿Vas a contestar? -Mei Ling lo miró con los ojos entrecerrados, su tono desafiante.
Jian Wei dudó, pero al final, levantó el teléfono con una expresión tensa. Sabía que era inevitable. Contestar la llamada significaba dar un paso hacia la verdad, pero también podría agravar la situación.
-No te preocupes, Mei Ling. No tengo nada que ocultar -dijo, intentando sonar tranquilo, pero la preocupación era evidente en su voz.
-¡Pon el altavoz! -Mei Ling lo exigió de inmediato, cruzando los brazos. No iba a dejar que Jian Wei intentara ocultar más.
Con un suspiro, Jian Wei aceptó y activó el altavoz, sintiendo la presión de la situación. El tono de la llamada cambió inmediatamente. La voz de Sofía resonó a través del altavoz, clara y segura, como si estuviera en su propia casa.
-¡Hola, Jian Wei! -su voz era suave, melodiosa, y al mismo tiempo cálida y familiar-. Estaba esperando tu llamada, ¿te llegó mi paquete?
Mei Ling se tensó al instante. Esa voz. El tono tan relajado, tan cercano. ¿Cómo podía ella hablarle de esa manera? ¿Cuál era la verdad? Su ira volvió a subir como una marea.
Jian Wei se frotó la frente, como si intentara calmarse antes de hablar.
-Sofía... sí, el paquete llegó -respondió, intentando sonar indiferente, pero la incomodidad era palpable-. Mei Ling y yo estamos hablando sobre todo esto.
La respuesta de Sofía llegó rápido, casi como si estuviera disfrutando de la situación.
-Ah, claro, claro. Lo entiendo perfectamente -Sofía dejó escapar una pequeña risa, como si lo que estaba diciendo fuera una broma-. ¿No puedes hablar? Solo quería enviarte algo que recordara lo bonito de aquellos tiempos, ¿sabes? Como solíamos hacer...
Mei Ling apretó los dientes. ¿Qué quería decir con "lo bonito de aquellos tiempos"? Cada palabra de Sofía parecía un clavo más en el ataúd de su confianza. ¿Por qué tenía que ser tan encantadora, tan segura de sí misma?
-¿Sabes qué, Sofía? -Mei Ling no pudo más y, casi sin pensarlo, interrumpió la conversación. Su voz, llena de furia, atravesó el aire como una daga-. ¿De qué te crees que va esto? ¿Por qué estás jugando con las emociones de Jian Wei? ¿Por qué sigues metiéndote en nuestras vidas?
Sofía, al otro lado de la línea, no pareció sorprendida en absoluto. Al contrario. Su tono se mantuvo tranquilo, como si ya hubiera esperado este tipo de confrontación.
-Mei Ling, querida, no estoy jugando con nadie -dijo Sofía con dulzura, como si estuviera calmando a un niño -. Solo estoy siendo amable, enviando un pequeño recordatorio de todo lo que viví con Jian Wei. No tienes que preocuparte, no hay nada entre nosotros.
Mei Ling sintió un nudo en el estómago. ¿Cómo podía ser tan... encantadora? Sus palabras sonaban tan sinceras, pero algo en su tono le resultaba excesivamente confiado.
-Eso es lo que tú dices, pero... -Mei Ling inhaló profundamente, forzándose a calmarse-. ¿Y por qué te empeñas en hacer todo esto, Sofía? ¿Por qué no dejas que Jian Wei siga adelante con su vida?
La voz de Sofía se volvió aún más suave, como si estuviera jugando con los nervios de Mei Ling.
-Oh, cariño, no te preocupes. Jian Wei siempre será una parte especial de mi vida, y de vez en cuando me gusta recordarle lo bien que lo pasamos juntos -La seguridad en su voz era inquietante-. No es nada personal.
Eso fue lo que detonó la furia de Mei Ling.
-¡No! -gritó, el odio y la desesperación reflejados en su mirada-. ¡Tú estás inventando todo esto! ¡Eres tú quien está intentando separarnos!
La risa de Sofía resonó al otro lado de la línea, suave y llena de satisfacción. Parecía estar disfrutando de cada palabra que Mei Ling decía.
-Mei Ling, querida, si quieres vivir en la mentira, está bien. Pero no puedes impedir que lo que pasó en el pasado siga siendo parte de nuestra historia -La frialdad en su tono se hizo evidente-. Jian Wei y yo compartimos cosas que tú nunca entenderás.
Mei Ling apretó los dientes, su corazón latiendo con fuerza. Cada palabra de Sofía la estaba destrozando aún más, pero algo en su interior le decía que algo no estaba bien.
-Jian Wei... -dijo, su voz temblando, mirando al hombre junto a ella-. Dime que no es cierto. Dime que no hay nada entre ustedes.
Jian Wei, mirando a Mei Ling, abrió la boca para responder, pero en ese momento, Sofía intervino nuevamente.
-Jian Wei, sabes que siempre podrás contar conmigo para lo que necesites -La voz de Sofía se suavizó, casi de manera posesiva-. Y si alguna vez te sientes solo, aquí estaré. No lo olvides.
Mei Ling sintió cómo sus manos empezaban a temblar. El sonido de la llamada colgando en el aire le resultaba insoportable. ¿Por qué Sofía no podía desaparecer de sus vidas?
Finalmente, Jian Wei cortó la llamada con un gesto brusco, pero el daño ya estaba hecho. El ambiente entre ellos era más denso que nunca. El silencio estaba cargado de dudas y miedo.
-No quiero que ella se vuelva a meter en lo nuestro, Jian Wei -Mei Ling murmuró, con la voz quebrada, mirando al hombre que tenía frente a ella-. Dime que todo lo que me has dicho es cierto.
Jian Wei la miró a los ojos, con la garganta cerrada por la tensión.
-Te lo juro, Mei Ling. No hay nada entre nosotros. Pero... -suspiró-. No sé cómo convercerte.