Apartó rápidamente su rostro sonrojado antes de que Andrew se diera cuenta de lo que había hecho.
Él abrió los ojos, a decir verdad, se sentía decepcionado con lo que había sucedido, ya que esperaba algo más apasionado que un beso así de rápido.
Ashley se sintió incómoda cuando notó que Andrew la estaba mirando, por lo que trataba de actuar con naturalidad mientras se alejaba de él. Sin embargo, su cabeza estaba llena de preguntas y dudas: 'Claramente él muestra signos de que quiere que yo haga el primer movimiento. ¿Sí querrá que yo dé el primer paso? ¿Habrá sido el beso lo suficientemente bueno?'.
"¿Qué tal si intentamos con otro?", dijo Andrew con una voz fría y carismática, como si supiera lo que Ashley estaba pensando.
Él era un hombre de negocios calculador y de mente fría, por lo que solo hacía tratos que traían algún beneficio para él o para su compañía; en ningún momento de su vida se había encontrado del lado perdedor, en ningún negocio, y este beso no sería la excepción, ya que él quería algo más y se sentía obligado a conseguirlo.
Las palabras de Andrew hicieron que Ashley entendiera que esto era solo el comienzo. Con sus ojos llenos de timidez y un toque de lujuria, ella se halló acercándose lentamente hacia su rostro.
Ashley nuevamente presionó sus labios contra los de Andrew, pero esta vez fue diferente, dado que no fue un simple beso rápido, sino que estuvo lleno de pasión. Ella finalmente estaba probando estos tiernos y suaves labios que tanto había deseado, los cuales tenían un leve aroma de cigarrillo.
Ashley se dio cuenta de que este era su primer beso de verdad y que Andrew era el hombre con el que había perdido su virginidad. Había salido con Raymond, pero por lo general solo salían a pasear de un lado a otro tomados de las manos y él solo la besaba en las mejillas; nunca se atrevió a darle un beso apasionado en los labios, mucho menos a tener relaciones sexuales.
A Andrew no le gustaba mucho el perfume de mujer, dado que consideraba que ese tipo de aroma era demasiado penetrante. Ese día Ashley no había usado uno, pero aun así su piel olía a lavanda; él trató de resistirse a olerla, pero este leve aroma tan excitante hizo que su deseo creciera.
Andrew sonrió mientras contemplaba a Ashley: primero sus dulces labios, después sus ojos tímidos, y finalmente su cuerpo seductor. Los moretones rosados que cubrían algunos lugares de su suave piel le recordaron aquel momento orgásmico que compartieron la noche anterior, él acariciaba su cuerpo con ímpetu, tocándola en los lugares más sensibles. Este breve recuerdo le hizo darse cuenta de que Ashley no sabía besar, ya que ella solo usó sus labios y no su boca.
Andrew ya no podía controlarse; quería que este beso que estaban compartiendo se convirtiera en algo más apasionado y enérgico.
Con esto en mente, decidió tomar el teléfono que se encontraba en la mesa junto a su cama para marcar un número, y en cuanto la llamada enlazó, dijo con una voz fría: "¡Deshazte de las personas que estén afuera!", tras decir esto, arrojó el teléfono y procedió a colocar su rostro frente al de Ashley. Sus labios se conectaron nuevamente, pero esta vez, él hizo uso de su lengua, lamiendo pícaramente los labios de ella y haciendo que su boca se abriera. Después se abrió paso entre sus dientes mientras sus lenguas se entrelazaban.
Al principio, Ashley se mostró reacia, puesto que esta era la primera vez que era partícipe de un beso tan salvaje; todo su cuerpo se encontraba completamente rígido, pero la lengua de Andrew se abrió paso y logró entrar hasta su boca, yendo a lugares donde nadie más había estado nunca. Su rostro se puso más caliente, haciéndola desear más a este hombre. Con sus lenguas jugando y mordiéndose los labios entre sí, la piel de ambos se unió y sus cuerpos se juntaron...
Ashley se despertó cuando la tarde estaba por finalizar; la luz del sol, la cual en el día lucía amarilla, comenzó a pintarse de naranja mientras se proyectaba a través del ventanal, dándole a la habitación oscura una sensación cálida y acogedora.
Ashley sabía que tenía que irse pronto, pero a pesar de haber dormido durante bastante tiempo, esto no fue suficiente para aliviar su cansancio. Las marcas en su cuello, hombros y pecho seguían allí, como pruebas de la apasionada noche que compartió con el hombre que yacía a su lado, el cual seguía durmiendo. Ella recogió sus pertenencias, y antes de salir de la habitación, le echó un último vistazo a Andrew.
Mientras caminaba por el pasillo, todo su cuerpo se iba tambaleando, y cuando logró salir, llamó a un taxi para que la llevara a casa. No pasó mucho tiempo antes de que llegara al departamento que alquilaba con Ellie Su. Al llegar, se dirigió directamente hacia el baño y llenó la bañera con agua;
sumergió todo su cuerpo en el agua tibia, tratando de aliviar la fatiga. Aturdida, recordó los acontecimientos de la noche anterior, y podría creer que todo había sido un simple sueño erótico si su cuerpo no estuviera adolorido y lleno de moretones provocados por la pasión desenfrenada.
Ashley nunca había imaginado que algún día experimentara una noche como esa.
Los ardientes movimientos que su cuerpo efectuó en dicha aventura la dejaron exhausta, pero el agua tibia que la envolvía pudo disipar su cansancio. Mientras se relajaba, comenzó a sentir que los párpados de sus ojos se volvían más pesados, y quedó profundamente dormida hasta que el sonido de su teléfono la despertó.
Ashley se dio cuenta de que el agua ya estaba helada; sus manos, pies y labios también los sentía igual de fríos. Cuando salió de la bañera, todo su cuerpo estaba temblando, por lo que tomó una toalla y se envolvió con ella mientras respondía la llamada de Ellie.
Su garganta se sentía áspera, así que al hablar, lo hizo con una voz ronca y seca: "Ellie, hola".
"Ash, ¿qué pasó?", le preguntó en un tono preocupado al percibir que la voz de su amiga sonaba muy desgastada.
Ashley tomó un vaso de la cocina y se sirvió un poco de agua, haciendo que su garganta se sintiera mejor tras beber un poco de aquel refrescante líquido. "Nada. No te preocupes", respondió Ashley.
"Oye, ¿por qué hoy no fuiste a trabajar?".
"Ellie, no me siento bien. ¿Me harías el favor de notificarle al jefe que debo tomar dos días de descanso por incapacidad causada por enfermedad?", después de salir del baño, Ashley seguía mareada, así que caminó hacia la sala de estar y se sentó cómodamente en el sofá.
"Ash, ¿qué te pasó? ¿Tienes fiebre? ¿Ya fuiste al hospital? ¿...? Señor... ¡Señor Luo!".
Cuando Ashley estaba a punto de responder las preguntas de Ellie, su amiga de repente dejó de hablar y pronunció el nombre de Raymond, haciendo que la primera quedara atónita tras escucharlo, pero logró volver en sí y colgar la llamada.
No obstante, después de poco, su teléfono volvió a sonar, y cuando Ashley vio en la pantalla el nombre de la persona que estaba llamando, dejó escapar un profundo suspiro. Al final decidió apagar su teléfono y ponerlo en otro lado, después, su mareo se apoderó de ella, así que quedó profundamente dormida en el sofá
...
Ellie estaba en la puerta principal de la compañía de Grupo Luo, con sus ojos fijos en el hombre que bloqueaba su camino. Ella se tranquilizó y dijo: "Señor Luo, lo siento. Ha terminado mi turno y ya tengo que irme a casa".
Raymond se veía desesperado, ya que siempre lucía como un hombre atractivo y pulcro, pero en este momento su cabello estaba hecho un desastre y su cara tenía una barba de varios días, además, sus ojos evidenciaban su falta de sueño y cierto enrojecimiento que probablemente había sido causado por el llanto. Tenía un teléfono en su mano, con el cual trataba de contactar a alguien, pero solo escuchaba el sonido de un mensaje de voz.
Con los ojos llenos de aflicción, Raymond encaró a Ellie, y después de tragar saliva, le preguntó con una voz triste y profunda: "¿Sabes si le pasó algo a Ash...?".
Ellie arremetió contra Raymond incluso antes de que él pudiera terminar sus palabras, y con un tono de reprimenda, respondió: "¡Tú ya estás comprometido con Lena!", ella hizo todo lo posible para no abofetear a Raymond en su lastimero rostro.
"Ya lo sé; es solo que quiero estar seguro de que Ashley se encuentra bien".
"Raymond, basta. Ya no te incumbe nada de lo que suceda con ella. ¡De hecho se está yendo muy bien sin ti! ¡Ella está mejor ahora que ya no eres parte de su vida!", por la llamada telefónica que tuvo con Ashley, Ellie sabía que algo andaba mal, así que sabía que necesitaba deshacerse de Raymond lo más rápido posible e ir a toda prisa a casa.
Justo en el momento adecuado, Lena se acercó a ellos. Ellie, con una sonrisa inexpresiva en su rostro, se volvió hacia Raymond y dijo: "Señor Luo, tu prometida viene acercándose. Espero que ella pueda hacerte compañía, porque yo ya me tengo que ir".
"Ellie, por favor...".
"Raymond, ¿qué pasó?", preguntó Lena cortésmente. Ellie ya se había retirado de la escena, dejando a la pareja en la puerta. Entonces, Lena entrelazó sus pequeños y delicados dedos entre las manos de Raymond.
Ella llevaba un vestido blanco que le llegaba hasta la rodilla, y como estaba hecho a la medida, resaltaba su silueta; el bolso Channel que colgaba de su muñeca lucía completamente nuevo, confirmando que provenía de una familia acaudalada. Tardó un tiempo considerable en terminar su maquillaje, pero valió la pena, dado que se veía perfecto. Finalmente, su largo cabello negro caía con gracia por su espalda.
"¡Nada!", respondió Raymond mientras miraba a Lena. La miraba fijamente, pero sus ojos revelaban que anhelaba que alguien más llevara puesto ese vestido.
La forma en la que él la contemplaba provocó que se dibujara una expresión de disgusto en el rostro de Lena, dado que sabía que estaba pensando en otra mujer. Quería armar todo un escándalo, pero en cambio optó por fingir una sonrisa antes de que Raymond pudiera decir algo.
"Vayamos a casa. Hoy tendremos una cena con mis padres, ¿o ya lo olvidaste?", le dijo ella a Raymond mientras lo tomaba del brazo y trataba de eliminar a aquella chica de su mente.
"Lena, yo... lo siento", sus ojos estaban llenos de tristeza y pesar, puesto que estaba imaginando a Ashley ocupando el lugar de Lena. Creía que el sencillo vestido blanco la haría verse como toda una diosa griega y su hermoso cabello oscuro ondearía cuando soplara el viento. Siempre le había gustado acariciar el cabello de esa mujer. Él estaba reviviendo en su mente todos los momentos que habían pasado juntos.
"Raymond, te entiendo. Siempre he sabido que estás enamorado de mi hermana. Ella es el amor de tu vida, no yo. Siento mucho no poder ser ella. Desearía que las cosas no hubieran acabado así. Si tan solo yo no hubiera bebido esa copa de vino...", la voz de Lena se apagó, y posteriormente comenzó a llorar;
sus hombros comenzaron a temblar mientras las lágrimas corrían por sus mejillas, jadeaba entre sus sollozos. Ella alzó la cara, y con los ojos enrojecidos, miró a Raymond. Era una chica muy frágil, así que al verla, cualquier hombre sentiría la necesidad de tomarla entre sus brazos, protegerla de cualquier amenaza y besarla;
Raymond no fue la excepción, ya que eso era exactamente lo que pretendía hacer. Atrayéndola lentamente hacia su pecho, la abrazó y dijo: "Lena, no digas eso. Yo también tengo la culpa".