"¡Raymond!", Lena lo llamó mientras tenía el rostro enterrado en su pecho.
A decir verdad, a ella realmente no le importaba este hombre, ni hablar de amarlo.
Lo único que quería era alejarlo de Ashley. Desde que eran niñas, Lena siempre quería robar cualquier cosa que le perteneciera a su hermana, así que cada vez que notaba que a Ashley le gustaba algo, no se detenía ante nada para evitar que ella lo tuviera.
Lena siempre estaba celosa de la relación que tenía su hermana con Raymond, porque además de ser un hombre guapo, considerado y afectuoso, también era amable con Ashley. Lena pensaba que era ella la que merecía estar con un hombre tan comprensivo. Sonreía siniestramente cuando recordaba el plan perfecto que había ideado para romper su relación, con el cual hasta se aseguró de que Ashley fue testigo de cómo Raymond la había traicionado. Se sentía complacida cuando en aquella noche, su hermana los sorprendió a ambos juntos en la cama, nunca olvidaría cómo la cara de Ashley palideció por completo, quedando conmocionada y llena de angustia. Sin embargo, tras este suceso, Lena nunca vio que su hermana volviera a poner esa expresión tan deprimente cuando llegaba a encontrarse con Raymond. Suponía que Ashley sólo pretendía actuar con indiferencia, y en el fondo se sentía desconsolada y abatida por el hecho de que la relación de Lena y Raymond era más íntima y pasional que la que ella tuvo anteriormente con el mismo hombre.
"Yo te cuidaré", le prometió él mientras abrazaba a Lena y la pegaba a su pecho para mostrar su devoción.
"Gracias. Te creo", respondió Lena mientras agachaba su rostro sonrojado.
Ellie salió a toda prisa del edificio de Grupo Luo, y casi corrió hacia la acera mientras agitaba los brazos para tomar un taxi. Quería hablar con Ashley lo más pronto posible, pero no respondió ninguna de sus llamadas, por lo que se preocupó más al confirmar que su amiga había apagado su teléfono.
Recordó que el día en el que ambas fueron contratadas por Grupo Luo, decidieron alquilar un departamento en el mismo barrio donde se encontraba el edificio de la compañía, esto para que les llevara menos tiempo llegar a casa, y precisamente gracias a esto, el taxista solo tardó unos minutos en llevarla a su destino.
Sin embargo, Ellie estaba tan preocupada que sentía que el viaje había durado horas.
En cuanto llegó, salió rápidamente del taxi y corrió hacia su departamento; la ansiedad la abrumaba en el momento en que giró la perilla y abrió la puerta. Cuando encendió la luz de la sala, halló a Ashley envuelta en una toalla de baño y profundamente dormida en el sofá.
La fría brisa de la noche daba la sensación de que no era verano; Ellie suspiró al ver a su amiga durmiendo en la sala, cubierta solo con una toalla en una tarde tan fría, por lo que decidió ir a buscar una manta para abrigarla.
Ya con una manta rosa en sus manos y sin hacer ruido, caminó hacia Ashley, pero Ellie casi dejó caer la manta al piso cuando notó los moretones rosados que estaban por todo su cuello. Al percatarse de que estas marcas se encontraban esparcidas por todo su cuerpo, abrió por completo los ojos, sin poder creer lo que estaba presenciando.
Ellie nunca había tenido un novio ni a alguien con quien tener intimidad. Sin embargo, había escuchado lo suficiente por parte de sus compañeras de cuarto en la universidad para estar convencida de que esos moretones eran chupetones.
Quería despertar a Ashley, puesto que tenía muchas preguntas que hacerle. Sin embargo, las ojeras alrededor de los ojos de su amiga la hicieron detenerse, y en cambio, procedió a cubrirla con la manta en sus manos, decidiendo que cocinaría la cena para ambas. Antes de que Ellie pudiera dar un paso hacia la cocina, de repente Ashley tomó su mano y la agarró con firmeza;
ella ya se había despertado desde el momento en que su amiga entró a la sala y encendió la luz, pero como le resultaba difícil adaptarse al brillo de la habitación, decidió mantener los ojos cerrados.
"Ellie...", mientras se levantaba del sofá, Ashley habló con una voz apenas audible. Después, se acercó a la mujer que tenía enfrente, se inclinó hacia ella y la abrazó, apoyando la cabeza sobre su hombro para intentar buscar algo de consuelo en su mejor amiga.
Entonces, Ellie le dio unas palmadas en la cabeza a Ashley para darle consuelo, dado que tuvo la corazonada de que su mejor amiga había estado llorando mucho. Después, acarició ligeramente su espalda y la miraba directamente a sus ojos hinchados para decirle: "Ash, tranquilízate, todo va a estar bien".
"Ellos... planearon casarme con alguien que no amo. Solo porque Michael Du es dueño de una compañía de bienes raíces, han planeado convertirlo en mi esposo. Incluso anoche me drogaron...", confesó Ashley con una voz miserable. Ellie la abrazó con fuerza mientras las lágrimas corrían por las mejillas de su amiga, quien después le contó todo lo que había sucedido desde la noche anterior hasta esta mañana; lloraba mientras trataba de recordar cada detalle de lo acontecido.
Ellie se sentó y escuchó atentamente, acariciando de vez en cuando la espalda de Ashley para ayudarla a respirar mejor mientras sollozaba. Cuando terminó de contar su historia, Ellie estaba envuelta en ansiedad, miedo e ira por lo que le había sucedido a su amiga.
Ambas habían sido muy cercanas desde la escuela secundaria; compartieron el mismo escritorio, jugaban juntas e incluso comían juntas. Siempre disfrutaban hacerse compañía porque tenían mucho en común, e incluso practicaban los mismos pasatiempos.
Ashley era huérfana, por lo que en cierto punto de su vida fue adoptada por la familia Mu, pero incluso después de esto tuvo dificultades para sentirse acogida y amada, ya que dicha familia no se preocupaba por ella. La hicieron conseguir un trabajo de medio tiempo para que ella misma pagara por las cuotas de su escuela, e incluso cuando se trataba de ropa y juguetes, le daban todo lo que ya había usado Lena. Su vida fue dura antes de mudarse y vivir sola.
Por su parte, Ellie era hija de padres divorciados; ellos se separaron cuando ella era una niña, así que fueron sus abuelos quienes la criaron. Ambas habían experimentado una tristeza similar en su infancia, lo que fue otra de las razones que ayudaron a que las dos se compadecieran y terminaran convirtiéndose en mejores amigas.
Ashley era una mujer fuerte, y Ellie lo sabía perfectamente; su amiga nunca lloraba, sin importar cuán devastadoras fueran las cosas que le sucedían. Sin embargo, el mar de lágrimas de esta noche la hacía verse como una pequeña niña indefensa.
Ellie se enfureció cuando descubrió el matrimonio arreglado que habían preparado los padres adoptivos de Ashley; quería ir y asesinar a las personas que querían obligarla a casarse con un hombre como Michael.
'Sus padres adoptivos son peores que la basura', pensó para sí misma con indignación.
Sabía muy bien que aquel hombre era una persona detestable, ya que había jugado con los corazones de muchas jóvenes solteras e inocentes, y aquellas que creían que eran capaces de estar con él, terminaban no solo con el corazón roto, sino incluso con cicatrices físicas y mentales.
Sin embargo, la riqueza y la influencia de Michael lo protegían del odio de sus víctimas y las familias de estas mismas, por lo que al final solo podían ver a sus hijas vivir en la miseria por el resto de su vida.
Ellie se asustó cuando Ashley le contó que en el hotel se había metido corriendo en la habitación de un extraño, y esta última abrazó a su mejor amiga mientras seguía relatando su terrible experiencia
...
"Ellie, tengo hambre", la voz de Ashley sonaba temblorosa debido a que en este momento se sentía débil.
Cuando se inclinó hacia su amiga, esta última notó que sus ojos estaban rojos e hinchados, mientras que sus mejillas rosadas estaban húmedas por las lágrimas; se veía como una princesa triste de un cuento de hadas.
Ellie limpió cuidadosamente las lágrimas en la cara de su mejor amiga, y mientras la miraba directamente a esos ojos llenos de tristeza, dijo gentilmente: "¡Ash, ánimo! Voy a preparar la cena, así que solo ve a tu habitación y cámbiate antes de que te resfríes".
"Está bien, lo haré", respondió Ashley con una voz tranquila.
Tras escuchar su respuesta, Ellie se dio la vuelta lentamente y caminó hacia la cocina. Ella era la persona que mejor conocía a Ashley. 'Solo está tratando de comportarse con firmeza y no quiere que me preocupe por ella a pesar de que le está pasando un momento muy difícil. Debo apoyarla como es debido', pensó ella.
Ashley entró en su habitación y caminó hacia su armario, luego sacó de allí una pijama, sin importarle de qué color era la prenda. Después de cambiarse, regresó a la sala de estar y se sentó en el sofá, casi incapaz de pensar; solo estaba mirando en silencio la espalda de Ellie.
Vivían en un apartamento de dos habitaciones separadas y una sala de estar, por lo que cada quien había decorado la habitación que le correspondía a su gusto, pero habían compartido sus ideas para la sala de estar, diseñándola de tal manera que ambas estaban de acuerdo.
Ninguna de ellas había crecido en una familia funcional, pero se trataban como si fueran hermanas; no necesitaban tener un lazo consanguíneo para poder entenderse.
"¿Qué estás haciendo allí sentada? ¡Ven aquí y ayúdame a preparar la mesa!", dijo Ellie con una sonrisa alegre dibujada en su rostro al notar que Ashley seguía aturdida en la sala de estar.
Esta última estaba a punto de levantarse para ayudar, pero de repente cruzó una idea por la mente de la primera: "Oh, no importa. Puedes quedarte allí sentada para relajarte un poco. Yo me puedo encargar de esto", comentó ella.
Sonriendo ante el dulce comentario de su amiga, Ashley saltó de su asiento y dijo: "No te preocupes, ya me siento mejor".
Las dos mejores amigas se ayudaron mutuamente a preparar la mesa, y cuando terminaron, se sentó una frente a la otra con gran alegría. El aroma de la comida cautivó sus narices, y Ashley, al saber lo deliciosa que sería, elogió a Ellie: "El hombre que esté destinado a vivir a tu lado será muy afortunado".
"Deja de decir tonterías. Debes estar hambrienta, ¡así que comamos!", respondió Ellie con una leve sonrisa en su rostro, mientras le ponía los ojos en blanco a Ashley.
No comentó nada sobre el hecho de que Raymond le abordó en la compañía y le preguntó qué había pasado con ella, dado que no quería que Ashley se volviera a sentir miserable.
Ambas disfrutaron en silencio de los platillos cocinados por Ellie, generando una atmósfera pacífica que rodeaba toda la casa. Al terminar, limpiaron la mesa y Ellie lavó los platos, mientras que Ashley fue a la sala de estar y encendió la televisión para ver las noticias. Después, cuando Ellie terminó su labor en la cocina, se sentó junto a su amiga, quien se veía completamente concentrada en sus pensamientos. "Ash, ¿en qué estás pensando?", preguntó ella con curiosidad.
"En nada, es solo que esta noche quiero dormir contigo", dijo Ashley amablemente mientras abrazaba a Ellie. Luego presionó su cabeza contra su hombro, como si con este gesto intentara convencerla.
"¡Claro!".
"Gracias, eres la mejor amiga".