Brasas de un nuevo amanecer
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7
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Capítulo 7

En el hospital.

Daniel iba delante, con pasos apresurados, y Sophie lo seguía de cerca.

Al abrir la puerta de la habitación, se oyó un suspiro cargado de disgusto de Eleanor: "En esta familia no te recibimos. ¿Podrías dejar de venir?", dijo con evidente fastidio.

Sophie levantó la vista y vio a Eleanor semi-recostada en la cama, el rostro enrojecido y el pecho agitado.

El monitor cardíaco junto a la cama pitaba de forma irregular por su agitación.

Lily estaba allí con un cuenco de porcelana blanca lleno de una sopa aguada.

Al escuchar los gritos de Eleanor, sus hombros temblaron y los ojos se le enrojecieron: "Señora, yo... solo quería traerle un poco de sopa. Usted no se encuentra bien, debería comer algo...", dijo con voz temblorosa.

"¿Quién quiere tu comida?", exclamó Eleanor, apartando de un manotazo el cuenco. El brusco movimiento tiró del gotero y la hizo quejarse de dolor.

"¡Mamá, cálmese!", apresuró Daniel, sujetándole los hombros con preocupación. "El doctor dijo que no puede alterarse, tranquilícese, por favor".

Al ver esto, Lily dejó rápidamente el cuenco en la mesita de noche y quiso ayudar a Eleanor, pero esta la apartó con desdén: "¡No me toques, por favor!".

Lily retrocedió tambaleándose, llorando aún más, y miró a Daniel con ojos llenos de impotencia y tristeza: "Danny... ¿he hecho algo mal? Solo quería ser amable con ella...".

Daniel la observó, conmovido, y justo cuando iba a decir algo vio a Sophie en la puerta. Sus palabras se murieron en la garganta y su expresión se volvió incómoda.

Sophie permaneció inmóvil, observando la escena con frialdad.

Su mirada se posó en el cuenco de sopa: aguada, con apenas unos granos de arroz flotando, insípida y poco apetecible.

Lily ni siquiera se había molestado en conocer los gustos de Eleanor.

"Eleanor", dijo Sophie, con voz tranquila.

Al verla, Eleanor relajó un poco el enfado, pero pronto volvió a adoptar una expresión de agravio: "¡Sophie, por fin llegas! Mira a esta mujer, que ha traído caos a nuestra familia, ¡y ahora viene al hospital a alterarme!".

Al escuchar la voz de Sophie, Lily se tensó y comenzó a llorar con más fuerza, como si Sophie fuera un monstruo aterrador.

Sophie ignoró a Lily y se acercó a la cama, con la mirada fija en Eleanor: "Vine a ver cómo estás. El doctor dice que necesitas descansar y no alterarte".

Eleanor tomó la mano de Sophie, como encontrando un punto de apoyo: "¡Tú siempre has sido la sensata, Sophie! No como otras, que solo saben hacerme enojar. Dime, ¿acaso Daniel ha sido embrujado por esa mujer? ¡Deja a un lado a esa y fíjate en la chica que tienes delante! No te preocupes, nunca permitiré que esa mujer entre en nuestra familia. ¡Tú eres la única nuera que reconocemos en los Carter!".

            
            

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