Capítulo 2 El motivo de la impaciencia

Claudia se detuvo. Sabía demasiado sobre Gwyneth.

Esforzándose por ocultar su tristeza, musitó: "¿Quizás lo mejor sea que renuncie, no?".

Eddie vaciló y, finalmente, optó por el silencio. En su lugar, solo se escuchó el eco de un violento portazo.

Claudia se quedó inmóvil y una sonrisa sarcástica se curvó en sus labios. Ya se esperaba ese resultado. Después de todo, ¿qué más podía esperar? Habían pasado siete años. Siete largos años. Si hubiera sido posible ganar su corazón, no habría tardado tanto.

...

Claudia tenía una cita a ciegas con Brice Douglas en un elegante restaurante. Antes de la cita, su madre le había informado que Brice era profesor universitario y, además, le había pedido que se comportara de manera impecable.

Brice era un hombre apuesto y cortés, cuyos gestos revelaban una elegancia natural. Tras conversar con él durante casi una hora, Claudia lo encontró encantador.

A mitad de la cena, Claudia se excusó para ir al baño. Justo cuando volvía a sentarse, escuchó que alguien la llamaba por su nombre. "¿Claudia? ¡Qué coincidencia!".

Al volverse, Claudia se sorprendió al ver a Frank Carter de pie, con Eddie a poca distancia.

Sintió un vuelco en el corazón cuando sus miradas se cruzaron, pero él apartó la vista de inmediato, como si no la conociera.

Claudia ya estaba preparada para que la ignorara. Tras recuperar la compostura, le sonrió a Frank. "Estoy cenando con un amigo. ¿Ustedes están en una cena de negocios? Pensé que les había reservado una mesa en otro lugar".

Frank respondió de inmediato: "Se suponía que estaríamos allí, pero el señor Selleck cambió de opinión y canceló la cita". Mientras hablaban, Frank bajó la voz de pronto. "¿Ya supiste?", susurró. "La señorita Riley regresó. La cocina de aquí es su favorita. El señor Selleck ha estado esperando su regreso con ansias; de hecho, salió disparado de la oficina esta misma tarde".

La noticia la tomó por sorpresa. Casi lo había olvidado. Siempre que Gwyneth estaba cerca, Eddie se transformaba en una persona completamente diferente.

La conversación entre Claudia y Frank fue breve, pues Eddie no tardó en llamarlo para indicarle que se iban. Al parecer, Gwyneth había llegado.

Eso explicaba su impaciencia.

Con una sonrisa amarga, Claudia regresó a su mesa. Brice, con curiosidad, le preguntó: "¿Ese señor es colega suyo?".

Ella asintió. "Sí, pero pronto será un excolega".

"¿Y el otro caballero es su jefe?".

"¿Cómo lo adivinó?", preguntó Claudia, sorprendida.

Brice sonrió. "Por la intensidad de su mirada. No es la mirada de un colega, sino la de un jefe que observa a una empleada".

Claudia no supo qué responder.

Después de la cena, Brice la acompañó hasta la entrada de su edificio. Ella no lo invitó a pasar. Una vez que él se fue, ella caminó lentamente hacia la puerta de su apartamento. Justo cuando iba a meter la llave en la cerradura, se quedó helada.

Apoyado en el marco de la puerta, un hombre fumaba un cigarrillo con el ceño fruncido, visiblemente impaciente.

"¿Señor Selleck?", balbuceó Claudia, desconcertada. ¿No se suponía que a esta hora estaría con Gwyneth? ¿Qué hacía él aquí?

"Pareces decepcionada de verme. ¿A qué se debe?". Eddie tiró la colilla al suelo y dio un paso hacia ella.

Claudia, aún confundida, logró responder: "Es muy tarde. ¿Necesita algo?".

"¿Acaso necesito una razón para venir?", replicó Eddie.

Claudia se quedó sin palabras por un momento, pero finalmente respondió: "Hoy es mi día libre. Y aunque presente mi renuncia a fin de mes, todavía tengo derecho a mis descansos".

El rostro de Eddie permaneció impasible mientras contraatacaba: "¿Quién autorizó tu renuncia?".