Capítulo 3 Ha pasado un tiempo

Una vez más, la conversación entre Eddie y Claudia había terminado en un desacuerdo.

Antes de marcharse, él la había acorralado contra la puerta, con una intensidad cortante en la voz. "Yo empecé todo esto. ¿Y quién te crees que eres para decidir cuándo termina?".

Sin ceder, Claudia se mantuvo erguida y le sostuvo la mirada. "Si esto no ha terminado, entonces casémonos. Pero ¿qué pasará con Gwyneth? ¿Crees que lo soportaría?".

Esbozó una sonrisa ladina. "¿Crees que aceptaría que has estado con su hermanastra durante siete años?".

El enfrentamiento culminó con un portazo que retumbó en todo el edificio. Sola en la ahora silenciosa habitación, la sonrisa de Claudia se desvaneció mientras las lágrimas comenzaron a rodar por sus mejillas.

Al día siguiente, Claudia recibió una llamada de su madre, Vickie Riley, justo cuando tramitaba su renuncia en la empresa. Aunque Eddie aún no la había aprobado, esta se haría efectiva al cabo del mes de preaviso que ya había entregado.

Vickie la invitó a comer a casa, diciéndole que la familia no se reunía desde hacía mucho tiempo.

Claudia vaciló antes de responder: "Tal vez a Gwyneth no le guste que esté allí. Prefiero no ir".

Justo cuando iba a colgar, Vickie la interrumpió. "Ha pasado mucho tiempo, hija. ¿No puedes ya pasar página? Fue Gwyneth quien me pidió que vinieras. Quiere arreglar las cosas. Por favor, no le quites la oportunidad de intentarlo".

Claudia guardó silencio mientras su madre continuaba insistiendo. Finalmente, irritada y deseando terminar la conversación, aceptó.

Cuando llegó a la casa de los Riley para la reunión familiar, ya eran las siete de la noche.

Se sentía abrumada por el cansancio. A pesar de su ausencia, Eddie le había delegado todas sus responsabilidades, sobrecargándola con el trabajo de ambos como si buscara complicarle el día a propósito.

Al entrar en la casa, la recibió el sonido de voces animadas.

"Gwyn, por favor, quédate esta vez. Tu papá te ha extrañado muchísimo estos dos últimos años", se escuchó la voz de Vickie.

"Lo estoy considerando, pero debo pensarlo bien", respondió Gwyneth.

Mientras conversaban, Claudia apareció en el umbral. Cuando su mirada se cruzó con la de Gwyneth, esta le dedicó una sonrisa cálida y radiante. "Cuánto tiempo, Claudia".

Ella asintió. "Me alegro de que hayas vuelto".

En ese momento, Vickie se acercó, guio a Claudia hasta un asiento y le preguntó por su trabajo con aire despreocupado. Mientras tanto, su padrastro, Javier Riley, estaba a punto de pedirle a la empleada que sirviera la cena, pero Gwyneth lo interrumpió: "Esperen un momento. Todavía falta un invitado".

"¿Ah, sí?", preguntó Javier con curiosidad.

Gwyneth, sin embargo, solo le devolvió una sonrisa enigmática. Tras mirar el reloj, se disculpó y salió. Regresó momentos después, acompañada de un hombre que saludó a Javier y a Vickie con una leve inclinación de cabeza. "Señor y señora Riley, soy Eddie Selleck".

Al escuchar el nombre y reconocer la voz, Claudia, que bebía su jugo con indiferencia, se quedó mirándolo fijamente. Al verlo del brazo de Gwyneth, el jugo de repente le supo a nada.

Javier, al reconocer el apellido, se puso de pie de un salto, con una expresión de sorpresa y reconocimiento. "¿Señor Selleck?", repitió.

Eddie lo saludó con una sonrisa serena. "Señor Riley, cuánto tiempo".

Vickie, siempre astuta, evaluó la situación al instante. Al notar la evidente deferencia de su esposo hacia el recién llegado, comprendió que Eddie era un hombre de posición e influencia. De inmediato, su actitud se tornó más cálida y acogedora.

Mientras tanto, Gwyneth permanecía a su lado en silencio. Una tímida sonrisa se dibujaba en sus labios cada vez que su mirada se cruzaba con la de Eddie.