ELENA POV:
A la mañana siguiente, fui la primera en llegar al centro médico de la manada. Le pedí a una Curandera junior, en quien confiaba, que hiciera un análisis de sangre. Le dije que era para una paciente.
Regresó una hora después, con los ojos muy abiertos.
-Curandera en Jefe, los niveles hormonales son definitivos. La paciente tiene seis semanas de embarazo.
Embarazada. La palabra resonó en la silenciosa sala de examen. Un hijo. Un hijo del hombre que tenía otra familia. Un hijo que acababa de decirme que no quería.
Una fría desesperación se apoderó de mí, tan pesada que apenas podía respirar. Este cachorro era parte de mí, parte de mi alma, pero también era un vínculo con un hombre que había destrozado mi confianza.
Salí de la clínica aturdida y caminé hacia la sala del consejo de Ancianos, sin saber a dónde iba. Al doblar una esquina, oí voces. La voz de Damián, baja y conciliadora.
-Casandra, cálmate.
Me escondí detrás de un gran pilar de piedra. Los vi de pie en un nicho apartado. Casandra lloraba, con el rostro hundido en el pecho de Damián.
-¿Cuándo, Damián? -sollozó-. ¿Cuándo me harás tu Luna? ¡Ella es solo una Curandera! ¡Yo te he dado un hijo! ¡Un heredero!
Damián le acarició el pelo. Su voz era firme, pero contenía una nota de afecto cansado.
-Te lo he dicho, no rechazaré a Elena. El vínculo es un deber sagrado. Ella es mi responsabilidad.
Responsabilidad. No su amor. No su alma gemela. Su deber.
Mientras la abrazaba, los ojos de Casandra se levantaron y se encontraron con los míos por encima de su hombro. Una sonrisa triunfante y viciosa se extendió por su rostro. Sabía que yo estaba allí. Esta era otra actuación, montada para mi beneficio.
La última chispa de esperanza dentro de mí murió. Yo era un reemplazo. Una fachada conveniente y respetable para su vida real.
Me di la vuelta y me alejé, mis pasos silenciosos. Volví a mi consultorio e hice dos llamadas. La primera fue para programar una ceremonia. Un ritual terrible y doloroso para cortar el flujo de energía lunar de una madre a su cachorro no nacido, terminando efectivamente el embarazo.
La segunda llamada fue a mi amiga, Anya.
-Anya -dije, mi voz desprovista de emoción-, necesito que redactes los papeles. Una Disolución formal del Vínculo de Pareja.
Era el primer paso legal hacia un Rechazo.
Antes de que pudiera hacer preguntas, una Conexión Mental de Damián interrumpió mis pensamientos. No era una petición. Era una orden, impregnada del poder innegable de su autoridad Alfa.
-La gala anual de la manada es esta noche. Estarás allí. Estarás a mi lado como mi futura Luna.
El Comando del Alfa vibró a través de mis huesos, un poder que ningún miembro de la manada podía desafiar fácilmente. Estaba destinado a imponer obediencia, a asegurar la estabilidad de la manada. Lo estaba usando con su propia pareja para forzarme a una farsa.
-Estaré allí -le respondí, mi voz mental fría y quebradiza.
Tendría a su Luna perfecta por una última noche. No tenía idea de la tormenta que estaba a punto de desatarse sobre su cabeza.