"Harlee, Cathryn acaba de ser reintegrada a la familia. Tú ya has gozado de tantas cosas. Cede un poco ante tu hermana. Un rasguño no es para tanto". Elliana abrazó con pena a Cathryn, acariciándole la espalda con suavidad mientras la consolaba en voz baja.
"Pero, mamá, nadie se preocupó por mi voluntad". Avancé la silla de ruedas con dificultad, acercándome a Cathryn centímetro a centímetro. "Esta mano no se recuperará jamás. Nunca más podré tocar el piano".
Aguantando el dolor de la mano, arranqué a Cathryn con fuerza del abrazo de Elliana.
Con la otra mano, le apoyé el filo del cuchillo contra su rostro delicado.
"Tú arruinaste mi mano. ¿Y si yo arruino tu cara?".
Cathryn me dio una sonrisa burlona. "Harlee, si me lastimas, solo conseguirás un castigo peor. Además, ¿acaso esa mano tuya todavía puede siquiera apretar?".
No dije nada. Con un movimiento rápido, deslicé la hoja por su rostro y le cercené un pedazo.
El dolor me hizo temblar, pero la sangre actuó como mi adrenalina.
"¡Ah!". Un alarido desgarrador llenó la habitación. Cathryn se sujetó la cara, gritando. "¡Mi nariz!".
Un pedazo de carne cayó al suelo con un golpe sordo.
La sangre tibia brotó a borbotones de la herida en su mejilla, tan profunda que se veía el hueso, tiñendo al instante su fino vestido.
Yo le había cortado la nariz.
Cathryn retrocedió aterrada y cayó pesadamente al suelo, con el cuerpo contorsionado por el dolor.
Igual que yo en su momento.
Una oleada de placer me inundó.
Ya que ella me arrebató lo que más amaba, ahora yo le arrebataba su mayor orgullo.
"¡Cathryn!". Kaiden y Jared gritaron al mismo tiempo, abalanzándose hacia nosotros.
Jared empujó mi silla con tal violencia que salió disparada hacia atrás, a punto de volcarme.
Se arrodilló, manipulando torpemente para revisar la herida de Cathryn, su mirada cargada de estupor y rabia.
Kaiden, en cambio, se volvió hacia mí con una mirada asesina que no le había visto antes. "¡Harlee! ¡Maldita! ¿Cómo te atreves a tratar así a Cathryn?".
Alzó la mano para propinarme una bofetada.
Lo miré con una sonrisa fría, los ojos yertos. "¿Cómo? ¿Ella puede marcar mi cara y yo no puedo devolverle el favor?".
Volví a levantar el cuchillo. La sangre de la hoja goteaba sobre el piso.
Le hundí el cuchillo en la mano que Kaiden alzaba para golpearme.
"Kaiden, ¿acaso tú también quieres perder la mano?".
Mi voz era baja, pero cargada de una frialdad y una determinación que nunca antes me habían visto.
El cuchillo se clavó en la mano de Kaiden, y el dolor lo dejó inmóvil.
Elliana también estaba pasmada. Miraba a Cathryn gritando en el suelo, luego a mí, con el rostro impasible salpicado de gotas de sangre, sin lograr articular palabra.
"¡Un médico! ¡Que traigan a un médico, ahora!", les rugió Jared a los sirvientes que llegaban, intentando taponar la herida de Cathryn con su pañuelo.
Pero la sangre empapó la tela en segundos.
Cathryn, al borde del desmayo por el dolor, me lanzó entre los dedos una mirada llena de veneno.
Pero, en un instante, lloriqueó y miró a Elliana, que seguía paralizada.
"Mamá, ¡mi nariz! Mamá, ¿me voy a morir?".
Al ver a Cathryn, sin nariz, forcejeando por poner cara de víctima, no pude contener una risotada.
Era un espectáculo grotesco.