El amor tardío del Alfa
img img El amor tardío del Alfa img Capítulo 1
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El amor tardío del Alfa

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Capítulo 1

Vi con mis propios ojos cómo el médico tiraba la médula, recién sacada de mis huesos, a la basura.

Iba a hablar cuando escuché ruidos que venían del cuarto de al lado.

"La venganza número noventa y siete. Y esta ingenua Vanessa Price se creyó que Timothy estaba envenenado y vino corriendo a donar médula".

"¡Es que Vanessa le arrebató el campeonato a Bryanna! Ya van a ver. Timothy se vengará de Vanessa tres veces más. Y ella va a terminar de rodillas, suplicando que la perdonen".

Timothy Oliver, por quien habría dado la vida, estaba ahí, escuchando cómo sus amigos enumeraban cada una de sus crueldades contra mí.

Cuando me obligó a buscar en la basura un anillo que nunca existió; cuando me hizo arrodillarme bajo la nieve toda la noche ante la diosa lunar; cuando destruyó mi concurso de piano...

Durante cuatro años, Timothy planeó con todo detalle cien venganzas distintas, todo para darle gusto a su madrastra, Bryanna Oliver.

Hasta que no estuvo frente a mi cadáver en esa mina de plata derrumbada, con la prueba de embarazo en la mano, no sintió el verdadero remordimiento.

Era hora de que yo devolviera cada golpe por todo ese engaño que llamaban amor...

...

En cuanto me enteré de lo de Timothy, corrí al hospital para que me hicieran las pruebas de compatibilidad.

Sabía que la anestesia no me hacía nada, pero aun así aguanté el dolor desgarrador de que me extrajeran 500 ml de médula para él.

El médico me recomendó reposo, y yo asentí.

Pero la preocupación pudo más, y con el cuerpo débil, regresé... sólo para encontrarme con que el médico había tirado mi médula a la basura.

Iba a decir algo cuando de la habitación contigua estallaron carcajadas. "¡Jajaja! Se tragó el cuento de que Timothy estaba envenenado y llegó volando a donar médula".

Miré por la rendija, sin creer lo que oía, y ahí estaba Timothy, pasando el dedo por la pantalla de su teléfono sin una preocupación.

Se le veía en perfecto estado, con su sonrisa arrogante.

No parecía para nada un hombre intoxicado.

Me tallé la frente, creyendo que la ansiedad me estaba haciendo alucinar.

"A ver, ¿cuántas veces nos hemos vengado de ella?

La primera, le hicimos creer que la sirvienta había tirado el anillo que Timothy le iba a dar. Y la muy tonta se puso a revolver toda la basura de la ciudad. Quedó hecha un asco y con alergias por un mes entero.

La segunda, le mentimos que Timothy había tenido un accidente de auto. Y se pasó un día y una noche enteros arrodillada en la nieve, rezándole a la diosa lunar. Agarró una fiebre terrible, se desmayó y terminó en el hospital.

La tercera, le sabotearon el piano y arruinaron su presentación de graduación. Hasta grabaron su cara de pánico y la subieron a las redes para burlarse de ella.

Y esta vez, la engañamos para que donara médula.

Ya vamos por la noventa y siete. Con tres más, se acaba nuestro plan de venganza. Timothy ha tenido que aguantar a esa Omega inferior como compañera por cuatro años. Ha sido un verdadero sacrificio para él".

"¿Cómo se atreve Vanessa a robar el campeonato de Bryanna en ese entonces? La hizo llorar hasta hincharle los ojos. Ya van a ver. Faltan tres venganzas para que esté de rodillas, suplicando".

"Claro, Bryanna es su madrastra, y Timothy le prometió a su padre que haría pagar a cualquiera que la ofendiera".

"Por eso Timothy fingió ser el compañero de Vanessa. Lo malo es que cuando se completen las cien venganzas, él va a dejarla. Qué pena no tener más un juego tan divertido".

...

Al oír sus palabras, sentía a mi lobo interior retorciéndose de rabia y soltando aullidos desgarradores.

Apreté los puños con tanta fuerza que las uñas se me clavaron en la carne.

Nunca imaginé que toda mi entrega y devoción se trocarían en esta humillación. Menos podía creer que Timothy hubiera aceptado ser mi compañero sólo para vengarse de que le ganara a Bryanna el campeonato de piano.

Y él sabía perfectamente lo mucho que lo amaba. Hasta habría dado mi vida por él...

Timothy, el heredero del Alfa de la manada, de linaje noble. Alto, apuesto... todas soñaban con ser su compañera.

Yo también me enamoré perdidamente de él.

Una vez, estudiando fuera de la manada, me atacaron unos lobos salvajes, y fue él quien se interpuso y me llevó a casa a salvo.

Junté valor para declararme y él me rechazó. Hasta que un día escuchó la pieza para piano que compuse para él, y entonces aceptó estar conmigo.

Creí que había logrado conmoverlo con mi sinceridad. Nunca imaginé que todo era una trampa que Timothy tendió para vengar los supuestos agravios de su madrastra, Bryanna.

Me había rechazado antes porque en el fondo amaba a Bryanna. Pero nunca lo admitió abiertamente. Sólo decía que era el deseo de su difunto padre.

Y después aceptó ser mi compañero... también por Bryanna, porque no soportaba verla afligida, y quería castigarme por haberle ganado el campeonato.

Diseñó cien mentiras, cien trampas. Por hacer llorar a Bryanna una sola vez, él me hizo pagar cien veces.

Las lágrimas caían a raudales, y una opresión en el pecho no me dejaba respirar.

Vi sus sonrisas burlonas, la absoluta indiferencia en el rostro de Timothy. Yo sólo era el hazmerreír de todos.

Se oyeron pisadas en el pasillo. Al instante, miraron hacia la puerta, alertados.

Me di la vuelta y eché a correr.

Los lobos nos recuperamos rápido, el dolor físico se va en un instante... pero la herida en el alma se hace más honda.

Todos los momentos que atesoraba con Timothy desfilaron por mi mente. Y caí en la cuenta de que todo había sido falso.

Aunque la herida seguía sangrando, sólo quería huir de allí con todas mis fuerzas.

Corrí hasta que me faltó el aire, y entonces me derrumbé en el suelo. Y las lágrimas estallaron en un torrente.

Abracé mis rodillas y escondí el rostro. Toda la amargura y el dolor me invadieron por completo.

"¡Qué ironía! Vanessa, qué tonta fuiste", pensé.

Después de un largo rato llorando, sonó mi celular.

Descolgué y al otro lado estaba la voz de Julissa Rogers, mi mejor amiga.

Dijo, "Vanessa, ¿de verdad vas a rechazar la beca para el Conservatorio Central de Licántropos? Es la oportunidad con la que cualquier pianista lobo sueña".

Julissa había gestionado la plaza a escondidas. No quería que enterrara mi talento. Pero yo vacilaba, por no querer separarme de Timothy. Incluso había contemplado renunciar a mi sueño de ser pianista.

Pero ahora, había tomado una decisión.

"La acepto". Me sequé el rostro, respiré hondo y dije con una determinación que brotaba de lo más profundo, "Y me convertiré en la más grande pianista lobo de todos los tiempos".

            
            

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