Capítulo 4 : Un malentendido oportuno

Adelina se presentó: "Hola, mi nombre es Adelina Shaw."

Adelina se acercó un poco más, ya que aún no sabía cómo llamar al hombre.

La oscura mirada de Colton se detuvo en su rostro, con una intensidad constante e indescifrable. "Colton Clark", contestó con voz baja y uniforme.

Entraron juntos al ayuntamiento, cuyos pasillos estaban sorprendentemente concurridos, y para cuando terminaron con el papeleo y la breve ceremonia, el reloj marcaba casi el mediodía.

Adelina salió a la luz del sol y sintió un vacío hueco floreciendo en su pecho.

Su compromiso había terminado. La familia que había conocido ya no existía.

Lo que tenía ahora era este matrimonio precipitado con un hombre que apenas conocía.

A su lado, Colton se mantenía tranquilo y sereno; las líneas definidas de su traje capturaban la luz. Se preguntó si ese desconocido era realmente alguien en quien podía confiar.

Sintiendo el cambio en su estado de ánimo, Colton habló en un tono tranquilo y deliberado: "¿Qué te parece si vamos a comer algo?".

Tras una breve pausa, agregó con ligereza: "Yo invito."

Adelina parpadeó para salir de su aturdimiento e instintivamente negó con la cabeza. "No es necesario."

Su expresión se oscureció. Muchas mujeres lo habían rechazado antes, pero esas negativas siempre habían sido parte del juego. ¿Podría ella estar haciendo lo mismo? La respuesta lo dejó desconcertado.

Adelina se tomó un momento, luego volvió a encontrar su voz: "Eres solo un trabajador de hotel común y corriente. Sé que te ganas cada centavo con mucho esfuerzo. No deberíamos malgastar el dinero solo porque nos casamos."

El silencio se instaló entre ellos.

¡El director ejecutivo del Grupo Clark, necesitando que su esposa le cuente los centavos! Si sus amigos se enteraran, nunca lo dejarían en paz.

Y si su abuela se enterara de esto, lo destrozaría sin piedad.

Espera un momento... ¿Hotel? La sola palabra captó su atención.

Su mirada se agudizó y preguntó lentamente: "¿Cómo supiste que trabajo en un hotel?".

Manteniendo la compostura, Adelina sacó un gafete de su bolso y se lo entregó.

Las palabras le fallaron a Colton por un momento.

La comprensión llegó de golpe: ella no lo había reconocido en absoluto. Había asumido, por ese gafete sin nombre, que no era más que un simple miembro del personal del hotel.

Después de un momento de silencio, la boca de Colton se curvó en una sonrisa traviesa.

¿Lo había confundido con un trabajador de hotel... y aun así aceptó casarse con él?

Para alguien acostumbrado a la reverencia y la deferencia, ese giro del destino le pareció tan absurdo como extrañamente entretenido.

Su nuez se movió mientras apretaba los labios en una línea fina, decidiendo guardarse la verdad para sí mismo. "De acuerdo", dijo con ligereza.

Quizás esto era exactamente lo que necesitaba.

Su matrimonio se había formado deprisa, y su ignorancia sobre su identidad le ofrecía la oportunidad perfecta para ver cuán sincera era realmente.

Si ella se preocupaba por él y no por el nombre, se aseguraría de que nunca se arrepintiera.

Necesitaba una esposa, y la Familia Clark necesitaba a alguien que ostentara el título de su señora.

Con un movimiento silencioso, Colton guardó el gafete y dio una pequeña tos. "Si vamos a saltarnos la comida, ¿a dónde quieres ir ahora?".

Adelina vaciló antes de responder, su voz firme pero suave: "Me echaron de casa. No tengo a dónde quedarme todavía."

"¿Te echaron?". La frente de Colton se arrugó ante eso.

No había investigado sus antecedentes, y la revelación de una familia fracturada lo tomó por sorpresa.

Bajando la mirada, murmuró: "Algún día te lo explicaré todo. Solo que... ahora no."

La idea de que su esposa estuviera durmiendo en las calles no le sentó bien a Colton. No insistió más. "Como estamos casados, vivirás conmigo", declaró, su tono firme pero tranquilo.

La oferta tomó a Adelina por sorpresa.

Abrió la boca para protestar, pero él la interrumpió con tranquila autoridad. "Además, deberíamos pasar tiempo juntos para conocernos mejor."

Después de una breve lucha interna, Adelina asintió en silencio, aceptando porque realmente no tenía a dónde más ir.

El auto atravesó las calles silenciosas, finalmente deteniéndose frente a una casa modesta y desgastada por el tiempo, escondida en las afueras de la ciudad.

Adelina salió, mirando el emblema que brillaba en el capó.

No sabía mucho de autos, pero el logo despertó una vaga sensación de reconocimiento.

¿Era esta alguna marca de lujo?

Con el ceño fruncido, sacó su teléfono, lista para tomar una foto y buscarlo más tarde.

El bajo y deliberado carraspeo de Colton atravesó el aire nocturno. Colton rodeó el auto con paso firme, atrapándola congelada en el lugar, con el teléfono medio levantado, los ojos fijos en su preciado vehículo. Un toque de diversión brilló en su mirada mientras decía con calma: "Vamos adentro."

Hizo una nota mental de que debía pedirle a Jorge que cambiara el coche por algo mucho menos llamativo.