Siento tanta pena por la señorita Miller, ella siempre ha estado detrás del bulldog y lo único que ha logrado es ser la amante enturno de mi jefe.
Es la única mujer que ha logrado que mi jefe quiera volver a compartir su cama con ella.
Tal ves sea la señorita Miller quien dome al promiscuo de mi jefe, pero eso... Lo dudo.
Dejo de pensar en los acostones del bulldog y sigo asiendo mi trabajo, tardo unos 15 minutos organizando todos los pendientes y organizando juntas y reuniones que tiene el día de hoy.
Termino de organizar todo y suelto un suspiro de alivio.
Observo hacia la puerta de la oficina del bulldog y hago una mueca al darme cuenta que tengo que ir a informarle sobre sus reuniones.
Y ahorita ha de estar que ni lo calienta el sol, seguramente ha de tener agrio el humor.
Y ahorita yo no estoy de humor para aguantarle el jodido carácter y todo por su culpa.
SE TOMÓ MI CAFÉ y yo sin café no funciono y más para estarlo aguantando.
Busco en los cajones de mi escritorio y una sonrisa se dibuja en mi rostro al encontrar una caja de galletas.
Bueno, no es café pero esto sin duda me ayudará a soportar el martirio de este día.
Empiezo a devorar cada galleta, paso un par de minutos comiendo hasta que escucho el teléfono del escritorio sonar.
Suelto un suspiro de frustración, era demasiado bello para ser real.
– Diga señor – respondo el teléfono, me trago el enojo de que me interrumpa cuando estoy tan feliz.
– Y, ¿a qué hora piensa trabajar hoy Srta. Molina?, ¿hasta que se le dé la gana? – pregunta casi ladrando.
Ruedo los ojos por su comportamiento.
Histi qui si li di li gini, digo en mi mente.
Quisiera gritarle y decirle que si pero me guardo mi comentario, porque si lo hago, seguramente me mandaría a sacar a patadas de su empresa.
– En un momento voy señor – respondo mordiéndome la lengua
Tomo mi tablet y camino hacia la oficina, pero antes de entrar a la oficina observo mi caja de galletas y no lo pienso dos veces, así que regreso por ellas.
Toco la puerta de mi jefe y mientras espero que me de autorización para pasar, me meto una galleta a la boca.
– Pase – escucho su voz.
Abro la puerta y camino hasta llegar frente a su escritorio, puedo sentir como me fulmina con la mirada desde que cruzo la puerta pero no le pongo importancia.
– Bueno señor – digo revisando mi tablet y de paso metiendo una galleta en mi boca – tiene reunión a las 10 de la mañana con los demás accionistas.
Lo observo y puedo notar como tensa su mandíbula al escuchar eso, ya que los demás accionistas son sus hermanos con quien lleva una pesima relación.
Sigo informándole todo los pendientes que tiene que hacer durante el día, mientras sigo comiendo.
–Puedes dejar de comer por un solo segundo – dice con enojo – cada vez que te observo siempre estas comiendo, con razón cada vez te veo más gorda.
Me quedo de piedra al escuchar lo que dice.
Abro y cierro mi boca como si fuera un pez fuera del agua.
Lo observo a los ojos y puedo ver malicia y un poco de burla en su mirada.
- ¿Gorda?, ¿yo? – le pregunto y una carcajada escapa de mis labios.
Bueno, si quiere ofender veremos quien ofende a quien.
– Bueno señor, mireme bien – digo dando una vuelta, siento como me observa debido a la intensidad de su mirada – si estoy gorda no es algo que a usted le importe, ademas si estoy gorda, soy una gorda demasiado sabrosa para cualquier pelele que se quiera comer estas carnes – digo con una sonrisa en los labios.
Observo como abre los ojos como platos al escuchar lo que le digo.
– No quería decirle esto señor, pero yo a usted cada vez lo veo más, más, más – digo poniéndome un dedo en la barbilla.
– ¿Más qué? – pregunta poniéndose de pie.
Una sonrisa maliciosa se dibuja en mis labios.
– Más viejo
– ¿Viejo yo? - pregunta casi ladrando.
– Si señor, cada vez se parece más a una pasa.
– ¿Pasa? – pregunta confundido
– Si señor, cada vez se parece más a una pasa, seca, chupada y arrugada..... Y casi, casi ya parece mi papá.
Observo como rápidamente se toca el rostro y dejo escapar una carcajada al verlo.
– Hay señor no puedo creer que haya caído – digo aun riéndome.
Observo como me mira con el ceño fruncido y con su típica cara de mala leche que pone cada vez me mira.
– Largo de mi oficina – grita
– En un momento me largo señor, solo termino de decirle sus reuniones, porque bueno para eso me paga – digo con una sonrisa - a las 7 tiene reunión con la señorita Miller.
Puedo escuchar como suelta un bufido al escuchar lo que digo.
- Esta bien Srta. Molina, ahora largo de mi oficina - grita.
– Con mucho gusto me largo señor – me doy media vuelta para salir de su oficina pero me detengo antes de hacerlo, dejo mi caja de galletas sobre su escritorio – aquí le dejo esto señor para que se le endulce la vida y no tenga humor de perro todo el día.
– Largo – grita
Salgo de su oficina sintiéndome victoriosa y camino hasta llegar a mi escritorio.
Bueno creo que ahora si me va a despedir, pero el se lo busca, miren que decirme gorda a mi, pff, esta loco.
Si yo estoy más buena que el pan.
Bueno Aurora deja de estar perdiendo el tiempo y ponte a trabajar, si no quieres que ahora si te lanse ese hombre por la ventana.
Me siento en mi silla y comienzo mi trabajo, no se cuanto tiempo pasa pero ya me duele el trasero de estar sentada.
Voy a ponerme de pie cuando escucho mi teléfono sonar, sonrio al ver en la pantalla el nombre de Mike, así que contesto muy feliz y llevo el teléfono hacia mi oreja.
Pero es una mala idea ya que del otro lado escucho un fuerte grito que hace que casi tire mi teléfono.
- ¿Acaso quieres dejarme sorda? - pregunto con reproche
Puedo escuchar como ríe a carcajadas, seguramente se ha de imaginar mi cara de mala leche que pongo cada vez que me enojo.
- No te enojes muñequita solo estoy muy feliz de escucharte
- Pero mi oído hombre, ¿acaso estas loco o qué? – pregunto con enojo
-No, solo estoy muy feliz porque pronto veré a mi miñequita.
- ¿No? -pregunto casi dando saltos de la emoción por saber que veré a Mike.
-Si muñequita, estoy en la cuidad, así que quiero verte.
- ¿Te pareces si cenamos? – pregunto
-Claro muñequita, así me cuentas si ya te llevaste a la cama a ese dios griego que tienes por jefe.
-Mike - digo en tono de advertencia.
-Si ya sé muñequita, mejor hablamos en la noche y así me cuentas todo con lujo de detalles.
- Esta bien cariño nos vemos en la noche, te amo.
-Y yo a tiiiii - vuelve a gritar.
Cuelgo el teléfono y empiezo a saltar feliz porque pronto veré a mi mejor amigo, al darme la vuelta.
Veo a mi jefe parado con los brazos cruzados sobre su pecho con su típica cara de bulldog que tiene, pero hay algo más en su mirada, creo que podría ser enojo.
Y ahora ¿qué hice?, pienso....