Género Ranking
Instalar APP HOT
La traición de él, la venganza milmillonaria de ella
img img La traición de él, la venganza milmillonaria de ella img Capítulo 4
4 Capítulo
Capítulo 11 img
Capítulo 12 img
Capítulo 13 img
Capítulo 14 img
Capítulo 15 img
Capítulo 16 img
Capítulo 17 img
Capítulo 18 img
Capítulo 19 img
Capítulo 20 img
Capítulo 21 img
Capítulo 22 img
Capítulo 23 img
Capítulo 24 img
Capítulo 25 img
Capítulo 26 img
Capítulo 27 img
img
  /  1
img

Capítulo 4

El agua fría golpeó mi espalda. Empapó mi camisa.

-¡Oh! ¡Lo siento mucho! -gritó Casandra. Su voz era demasiado fuerte. Demasiado dramática-. ¡Tropecé!

Luego se desplomó en el suelo, agarrándose el tobillo. -¡Elena me empujó! ¡Está tan enojada! -gimió.

César estuvo allí en un instante. Me empujó a un lado. Fuerte. -¿Qué hiciste, Elena? -Su rostro era una máscara de furia.

Mi costado se estrelló contra un trozo de metal dentado. Un dolor agudo me atravesó. Apenas lo noté.

Se arrodilló junto a Casandra, acunándola. No me miró. Ni una sola vez. -¿Estás bien, Cassy? ¿Te hizo daño?

Levantó la vista, sus ojos ardían. -¡Siempre haces esto, Elena! ¡Eres tan volátil! ¿Por qué no puedes simplemente controlarte?

Se puso de pie. Me agarró del brazo. Me empujó. Tropecé, cayendo de manos y rodillas entre los escombros.

-¡Es mi compañera! ¡Mi compañera de equipo! -La voz de César era un rugido-. Discúlpate con ella. ¡Ahora!

Lo miré. Mi visión se nubló. El mundo se sentía distante. Entonces, una risa fría y dura escapó de mis labios.

Me moví antes de que pudiera reaccionar. Me levanté de un salto. Mi mano se disparó. Agarré el cabello de Casandra. Le estrellé la cabeza contra el suelo. Fuerte. Mi otra mano le dio una bofetada aguda y punzante en la cara.

-¡Maldita víbora patética! -Mi voz era cruda. Llena de años de furia reprimida-. ¿Crees que no te veo? ¿Crees que no conozco tus juegos?

La sostuve allí, sus ojos abiertos de par en par por el shock y el miedo. -¿Disfrutas derramando sangre? ¿Disfrutas viendo a otros sufrir?

Luego la solté. No esperé una respuesta. No esperé a César. Me di la vuelta. Corrí de regreso al corazón de la zona del desastre.

El suelo volvió a temblar. Un estruendo bajo. -¡Terremoto! -gritó alguien-. ¡Réplica!

Una enorme losa de concreto, debilitada por la explosión inicial, gimió sobre mí. Se desprendió. Se estrelló. Selló la mayoría de las salidas. Solo quedaba un pasaje estrecho.

-¡Todos fuera! ¡Ahora! -gritó una voz frenética desde afuera-. ¡Se está derrumbando!

Casandra estaba más cerca de la estrecha abertura. Sus ojos se lanzaron hacia ella. Un miedo primario cruzó su rostro.

-¡Casandra! ¡Sal! -La voz de César retumbó-. ¡Vete! ¡Ahora!

-¿Y Elena? -gritó uno de sus compañeros de equipo-. ¡Todavía está adentro!

César se detuvo. Solo por un segundo. Un latido. Luego su voz, fría y despectiva, cortó el aire. -Olvídala. Es inútil. Un peso muerto. Tenemos que salvar a los importantes.

Una ola carmesí inundó mi visión. El olor a miedo, a polvo, a mi propia sangre.

Observé, entumecida, cómo sacaban a Casandra por la estrecha abertura. César estaba allí. La revisó. Su alivio era palpable.

Una risa fría y amarga escapó de mis labios.

Mi cuerpo se movió por instinto. Años de entrenamiento tomaron el control. Vi una pared precaria. Un salto desesperado. Me lancé hacia adelante.

El impacto fue brutal. El dolor estalló en mi cuerpo. El mundo giró.

Mi última visión fue César. Sostenía a Casandra. Su espalda estaba hacia mí.

Luego, la oscuridad.

El comunicador de César crepitó. -¡Ochoa! ¡Información urgente! ¡Se ha activado el protocolo "Halcón"! ¡Elena Garza es la heredera del Grupo Garza! ¡Está desaparecida en la zona del desastre!

Anterior
            
Siguiente
            
Descargar libro

COPYRIGHT(©) 2022