La mujer del pirata
img img La mujer del pirata img Capítulo 3 Tiempo después
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Capítulo 6 ¿Que sabe del honor de un pirata img
Capítulo 7 Calabozo img
Capítulo 8 Hhh img
Capítulo 9 Eres una mujer y te estás poniendo en peligro img
Capítulo 10 Ve a bañarte img
Capítulo 11 Lo prometo img
Capítulo 12 Te estás arriesgando mucho bobbie img
Capítulo 13 Blair Colm algún día te mataré img
Capítulo 14 Su pasado img
Capítulo 15 Todo cambia img
Capítulo 16 Mató al diablo img
Capítulo 17 Barbanegra img
Capítulo 18 ¿Conoces a un tal lord Haggerty img
Capítulo 19 Se guardar secretos niña img
Capítulo 20 Las leyes las hacen los poderosos para ellos img
Capítulo 21 El capitán rojo desapareció img
Capítulo 22 Pelea en el callejón img
Capítulo 23 Ganas de vivir img
Capítulo 24 Yo se quién fué img
Capítulo 25 Por usted daría mi pierna buena capitán img
Capítulo 26 Te contaré la historia de Robert el rojo img
Capítulo 27 Celos img
Capítulo 28 Tenía que sacarlo del barco img
Capítulo 29 Todos buscamos algo img
Capítulo 30 Me alegra img
Capítulo 31 Es una amiga formal img
Capítulo 32 Tormenta img
Capítulo 33 Náufragos img
Capítulo 34 Canalla img
Capítulo 35 Vamos a buscar agua img
Capítulo 36 Agua img
Capítulo 37 Pensé que te preocupaba mi pie img
Capítulo 38 Interrogatorio de Blair q Sonya img
Capítulo 39 Blair Colm no sirve ni 2 minutos img
Capítulo 40 Y que llegue al cielo antes que el diablo sepa img
Capítulo 41 Galletas img
Capítulo 42 ¿Quieres un colchón también img
Capítulo 43 Soy lo que ves img
Capítulo 44 Noble img
Capítulo 45 Baño img
Capítulo 46 Supervivientes img
Capítulo 47 Pensamientos perversos img
Capítulo 48 Cañas de pescar img
Capítulo 49 Pobre Bobbie img
Capítulo 50 Refugio img
Capítulo 51 Pasado img
Capítulo 52 Estás equivocada img
Capítulo 53 Sinceridad a medias img
Capítulo 54 ¿Eres hombre libre, no img
Capítulo 55 Ansía img
Capítulo 56 Mejor de lo que esperaba img
Capítulo 57 57 img
Capítulo 58 58 img
Capítulo 59 59 img
Capítulo 60 60 img
Capítulo 61 61 img
Capítulo 62 62 img
Capítulo 63 63 img
Capítulo 64 64 img
Capítulo 65 65 img
Capítulo 66 66 img
Capítulo 67 67 img
Capítulo 68 68 img
Capítulo 69 69 img
Capítulo 70 70 img
Capítulo 71 71 img
Capítulo 72 72 img
Capítulo 73 73 img
Capítulo 74 73 img
Capítulo 75 75 img
Capítulo 76 76 img
Capítulo 77 77 img
Capítulo 78 78 img
Capítulo 79 79 img
Capítulo 80 80 img
Capítulo 81 81 img
Capítulo 82 82 img
Capítulo 83 83 img
Capítulo 84 84 img
Capítulo 85 85 img
Capítulo 86 86 img
Capítulo 87 87 img
Capítulo 88 88 img
Capítulo 89 89 img
Capítulo 90 90 img
Capítulo 91 91 img
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Capítulo 3 Tiempo después

"¡Nos superan en cañones, en velamen, en hombres...! ¡En todo! ¡Maldita sea! ¡Virad, aprisa! ¡A toda vela!"

-gritó Logan Haggerty, rechinando los dientes. Tenía los ojos entornados y la furia lo cegaba mientras miraba fijamente el barco pirata que se acercaba.

"Capitán, ya vamos a toda vela y, caray, estamos intentando virar"

-le aseguró Jamie McDougall, su contramaestre. Jamie era un lobo de mar, un mercader decente reclutado por la Marina que se había pasado a la piratería y al que luego habían readmitido al servicio del rey.

Conocía todos los trucos de la marinería. Y si había algún modo de escapar al barco pirata, también lo conocería. Si se iban a pique por la avaricia y el egoísmo de la aristocracia, Jamie también lo sabría.

Logan había informado al duque de que había piratas en la zona y le había explicado que se hallaban en desventaja debido a la falta de hombres a bordo, en caso de que los abordaran. Le había explicado también que el peso de la carga podía afectar a la velocidad y a la maniobrabilidad del barco. Pero el duque no le había hecho caso. Logan tenía diez cañones.

El barco pirata tenía veinte, que él pudiera contar; quizá más, y Logan veía por el catalejo que su tripulación era de al menos veinte hombres. El viajaba con doce marineros. El navío que avanzaba hacia ellos, provisto de una bandera escarlata, era muy hermoso. Era una balandra ligera y rápida, y surcaba las olas tan suavemente como si volara por el aire. Tenía poco calado y podría escapar fácilmente a barcos más grandes en los bajíos.

Logan vio que estaba bien equipada. Además del cañón grande que apuntaba hacia ellos, veía que la cubierta superior estaba provista de una fila de cañones giratorios rodeada de barriles. Era una preciosidad y había sido alterada para su vida delictiva. Tenía tres mástiles, cuando la mayoría de las balandras sólo tenían el palo mayor, y sus velas atrapaban la más ligera brisa. Sus botes estaban situados tras los cañones giratorios. Era pequeña, ágil y fuerte. Logan sabía que no debía entrar en territorio pirata, pero el orgullo había sido su perdición. Ah, sí, había sido su orgullo, mucho más que el de la nobleza de la que se mofaba, el que lo había tentado a aventurarse en aquel viaje, a pesar de que al principio se había negado con vehemencia a aceptar el encargo

¿Y cómo lo había conseguido el duque? Logan se rió de sí mismo. Gracias a Cassandra.

La dulce Cassandra. Logan se había convencido de que podría conquistar su amor si tenía suficiente dinero. Su linaje era bastante noble, pero sus medios de vida eran demasiado pobres para asegurarle su cariño.

Sin embargo, si tenía éxito en aquella misión, podía volver triunfante y recuperar todo lo que su familia había perdido. No, todo lo que les habían robado. Si podía desafiar al mar y hacer aquel viaje, sería digno de Cassandra. Ella era el premio que más le importaba, si salía airoso de aquella vertiginosa travesía para llevar el oro del templo de Asiopia a los colonos de Virginia.

Ahora se daba cuenta de que había sido un necio. ¿Y por qué? ¿Qué tenía aquella mujer que lo había cautivado hasta el punto de emprender una empresa tan temeraria? Siempre había sabido que debía abrirse camino por sí mismo, y había conocido tanto a furcias como a grandes damas. Con todas ellas había sido cortés, pero nunca había sentido una emoción tan intensa, o aquel deseo de sentar la cabeza.

Cassandra no era una seductora, no hacía exigencias, ni amenazaba siquiera con coquetear hipócritamente. Era la risa de sus ojos brillantes, el roce suave de las yemas de sus dedos y, sobre todo, la sinceridad de todas sus palabras y sus actos lo que fascinaba a Logan. Podía amarla. Amarla de veras. Había, naturalmente, algo más que podía reconocer ante sí mismo. Ella sería la compañera perfecta para él. Era la única hija de una familia respetada y rica. Si unía su nombre al de ella, Logan podría reclamar todo cuanto antaño había pertenecido a su familia, reconstruir la fortuna de los Haggerty.

Cassandra era todo lo que podía desear en una esposa. No podía culparla a ella de su decisión de correr aquel riesgo. Ni siquiera culpaba al padre de Cassandra, que sólo quería el bien de su única hija. Si había alguien que tuviera la culpa, era él.

Una vocecilla burlona lo tachó de embustero y farsante. Logan había dicho que navegaba porque necesitaba dinero, pero ésa no era toda la verdad. Siempre estaba ansioso por surcar los mares. Ansioso por encontrar a un hombre. Y ese hombre vivía en el mar, fuera de la ley. Logan aseguraba incluso que buscaba justicia, no venganza, aunque, si era sincero consigo mismo, tenía que reconocer que tenía la venganza en la mente y en el corazón.

Debería haber llevado más armas, se dijo. Y más hombres. Pero para la batalla que esperaba librar necesitaba hombres de confianza, y eran difíciles de encontrar. Aun así, el único que tenía la culpa del apuro en que se hallaba era él. Aquéllos eran tiempos peligrosos para navegar. Cuando Inglaterra y Holanda habían estado en guerra con España y Francia, muchos presuntos piratas habían creído librar una batalla justa. En un navío inglés, Logan sólo habría estado a merced de un barco español o francés. Pero cuando los combatientes firmaron la paz en 1697, el mar se llenó de bucaneros. Muchos no tenían nada por lo que volver a casa

            
            

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