Me sorprendí al ver la casa no era pequeña como creía; mi padre quería seguir preguntando, pero solo me guarde algunas cosas, las cuales le hablaría cuando estuvieron más tranquilos, mire mi habitación era un poco más grande de lo normal, ya estaba un poco ordenada; mire a mis pintura y panceras, tome una de las esquenas que daba al balcón al igual que mis otros materiales. Termine de organizar lo que faltaba en la habitación, algunas doncellas llegaron a servirme.
―Señorita, ¿En qué podemos servirle? ― había tenido el placer de conocerlas antes, Lina es una chica muy dulce y alegre. Tenía una cabellera de color caoba, sus ojos de color café y una piel suave de color morena.
―Hábleme un poco de su imperio, por favor― me senté en la cama para escuchar atentamente de lo que me dirán.
― ¿Qué desea saber?, señorita― ella es Melisa, una chiquilla de cara seria de cabello ondulado de color chocolate, de unos ojos azules como el mar y una piel blanca.
―No sé, lo que me quiera decir ― tome una almohada mientras ella se decide.
―Bueno... Señorita, debe saber que por ningún motivo debe molestar a las mujeres del Harén del príncipe, bueno solo a una de ella, el príncipe es conocido por ser una bestia en combate y un caballero en casa, es lo que dice. Pero sabemos que el solo tiene una favorita se llama Samanta ― Melisa, estaba muy concentrada contándome que no noto a mi hermana entrar a la habitación. ― ella se cree que por qué estar en la cama del príncipe la hace ser la única mujer que puede hacer lo que se le plazca, la emperatriz ha tenido muchos encuentros con ella y no se la lleva bien, pero por respeto a su hijo no la juzga como se debe. ― Melisa, tomo aire para después poner cara de siniestra. ― la Emperatriz casi le vuela la cabeza con una flecha por intentar sobrepasarse en público con el príncipe.
―Fue muy gracioso, porque hasta el príncipe que no está de buen humor se ríos con gracia que hizo la emperatriz― Lina, sonrió con gracia― ella quería que el público viera que el príncipe la prefería, pero termino poniéndose en ridículo durante todos.
Relataron todo lo que han vividos por otro lado, yo quiera conocer un poco las calles y los parques; mire a mi hermana que estaba pensando lo mismo que yo. Sonreímos cómplice de una travesura, mientras nos levantamos de la cama para buscar algo adecuado para salir. Una vez lista; salimos con nuestras doncellas. Caminamos por las calles mientras mirábamos con cuidado en donde estaba el parque. De pronto se me ocurrió pintar algo que tenía el parque.
Mi hermana que se veía llamada por la comida fue a compra algo, mire algo que me llamara la atención mientras estaba dibujando un caballero paso por mi lado, note esos ojos de nuevo, sus cabellos plateados, resaltaba aquellos ojos tanta profundo y misterioso. Solo tuve que velo una vez para captar su rostro en el papel era algo que me divertía hacer, por alguna razón; las artes era algo que se me hacía tan fácil, comencé a dibujarlo en diferentes entornos.
―Hermana es hora de ir a ver a nuestro padre.
Salí de mi transe y mire a mi hermana con una sonrisa dulce, como su nombre Dulce; me levante en silencio, busque con la mira al caballero, pero no estaba, no podía evitarme sentir que alguien me estaba observando. Caminamos una cuidaras más adelante para encontrar el puesto de joyas de mi padre. La mujer entraba y salía maravilladas por una nueva prenda que se llevaban, nunca imagine que mi padre seria famoso en este lugar, pero si Dios me dio otra vida es para arreglar los errores que he cometido en mi vida pasada, solo tal vez; en esta vida mi familia se puede salvar y seguir adelante.
―Padre, hemos llegados. ― le sonreí a mi padre.
Note que nuestro padre estaba acompañado por dos damas y un caballero. Nuestro ojo se encontraron aquellos ojos que note través del casco y en el parque. Volvieron a encontrarme con tanta insistencia en mí.