No Me Dejes ir
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Capítulo 5 Capitulo 5

Elisabeth

Sé que no debería estar molesta con él, no ha dicho nada que sea mentira, pero me molesta mucho que me juzgue solo por mi apariencia, por lo que cree que soy. Cocinare para demostrarle que se equivoca no todo me lo tienen que hacer, no soy una niña rica mimada.

Dan piensa que comprare comida echa, menuda sorpresa se llevara apenas vea y pruebe lo que preparare para cenar.

Con todo lo que necesito en mis manos me dirijo hacia el auto, aun no sale del baño mientras espero que salga siento como mi cuello hormiguea es como una sensación de ser observada, miro a los lados y mi vista se fija en alguien parado al otro lado de la carretera no logro identificarlo bien su rostro para mis ojos es sombrío ya que la capucha sobre su cabeza me impide verlo completamente lo único que puedo contemplar es su sonrisa torcida que envía escalofríos por mi cuerpo, su mirada en mi es algo raro e incómodo siento como si lo hubiera visto ya en algún otro lado.

Entretenida por aquel extraño chico no me doy cuenta cuando llega Dan hasta que agita su mano por mis ojos desviando mi atención hacia él.

-Estas bien pregunta curioso, dirijo una última mirada donde estaba el chico, pero ya no lo está parece como si hubiera sido producto de mi imaginación, lo busco por los alrededores, pero no lo encuentro es como si se lo hubiera tragado la tierra.

-Elisabeth dice mirando hacia donde mi vista se dirige- Que ocurre. Preocupado observa alrededor.

-Nada, todo bien solo pensé. - restándole importancia al extraño negó con la cabeza – nada, ya vámonos cargo demasiada hambre. – extrañado acepta nos subimos y nos ponemos en marcha.

En el viaje de regreso a la cabaña la pasamos en absoluto silencio aún sigo pensando en lo extraño que fue todo ¿será que me conoce? Es lo que ronda en mi cabeza o quizás solo miraba a alguien detrás de mí y malinterprete todo, si debe ser eso seguro esperaba a alguien y cuando dan llego que me distraje, su acompañante también llego y se fueron. Tengo que dejar de imaginarme cosas.

-Segura que estas bien – Dan me saca de mis pensamientos – has estado muy callada desde que salimos de la cabaña.

-No te preocupes no pasa nada. Le afirmo

-Lo siento. Volteo a mirarlo dudosa hasta que el entendimiento llega a mí – Me disculpo por lo de hace rato, no debí decirte eso.

-No tienes por qué disculparte has dicho toda la verdad, quizás los que llamo mis amigos no lo sean en realidad, tal vez ni les interesa como estoy, así como al que llamaba el amor de mi vida resultó no serlo quizás, solo quizás todo a mi alrededor sea solo mentiras.

Sinceramente tiene razón lo único verdadero que me he dado cuenta que siempre he tenido son mis padres, tía, primo, hermana y sobrina mi pequeña y amada familia.

-Entonces no estas molesta. Pregunta, negando con mi cabeza lo tranquilizo.

-para que te cerciores que no lo estoy, hoy cocinare algo rico es una receta de mi abuela, le sonrió amablemente - ya verás te chuparas los dedos.

-Tu cocinaras? Dice asombrado – eso tengo que verlo.

Estaciona el auto frente a la cabaña antes de bajarme volteo a mirarlo nuevamente.

-Querido Dan. Nunca juzgues un libro por su portada. Le advierto.

Entramos a la cabaña, suena el celular de Dan me hace una señal de disculpa y se aleja para contestarlo, yo me encamino hacia la cocina, no les miento cuando les digo el hambre que tengo, mi estómago no para de gruñir.

Ya en la cocina me preparo para hacer la especialidad de la abuela, Pasta con camarones, el truco esta en la salsa cremosa con atún es mi comida rápida preferida y muy fácil de hacer, comienzo a picar el ajo, la cebolla blanca para sofreírla con los camarones, ya cambiando a un tono rosado le incorporo pasta de tomate y el vino espero uno minutos ya finalizando le vierto la crema de atún.

Aspiro un poco el aroma, huele delicioso con una cuchara lo pruebo, así como huele sabe, esta para chuparse los dedos.

Casi está hecha la cena le falta un poco a la pasta y aun Dan no aparece desde que llegamos anda en el celular, por mi mente pasa su novia pidiéndole saber dónde está, porque no le ha contestado, por qué no la ha ido a ver y yo aquí haciéndole de cenar por agradecimiento sin haberle preguntado si alguien lo espera. Un sentimiento de culpa me azota el cual borro al minuto recordando que fue su decisión estar aquí, no lo he obligado.

Me dirijo hacia el lavaplatos para colar la pasta recién bajada del fogón, miro por la ventana frente al fregadero y algo llama mi atención.

En el patio de la casa está el mismo chico que hace minutos vi en la gasolinera, poco puedo ver su cara por la oscuridad de la noche, pero como hace un rato me regala una sonrisa maliciosa que me pone los nervios de punta.

Se me cae la pasta en el fregadero salpicándome agua caliente en mis manos dolor intenso se me instala, un grito ahogado sale de mi garganta alertando a Dan que inmediatamente lo siento a mi lado con gesto preocupado.

-Que paso? Su vista se fija en mis manos enrojecidas – Elisabeth déjame verla dice, yo aún desconcierto alzo la vista de nuevo hacia el patio y el chico ya no está veo a los alrededores y efectivamente se ha esfumado otra vez en mi distracción.

-Se me resbalo – respondo al fin. Aun en mi pensamiento no creo que sea mi imaginación, como diría la abuela Una vez es coincidencia, dos es casualidad y tres es la acción del enemigo.

-Siéntate voy por el botiquín- ordena, me alejo lentamente de la venta aun con la extraña sensación que me ha dejado el momento, Dan llega por segunda vez con el botiquín, lo abre saca una crema para quemaduras y vendas.

-Te descuido unos minutos y te vuelves a lastimar -niega con la cabeza toma mis manos, en forma circular unta la crema para quemaduras con cuidado – Eres un perfecto desastre princesa hermosa. Sonrió con timidez.

-Donde no haya desastres no he estado yo, eso te lo puedo asegurar – digo con toda sinceridad, admitiéndolo soy muy torpe con algunas cosas a diferencia de hoy que fue por impresión, vivo tropezando o derramando cosas.

-Lo primero fue por testaruda – terminando de aplicar la crema – Esta vez por que fue. Pregunta con curiosidad mirándome fijamente.

La razón me dice a gritos que le diga quizás no sea por mí que ese chico nos está siguiendo tal vez sea por él, nadie sabe que estoy en este lugar que obviamente no es de mi familia.

Pero mi mente dice que no le de importancia, son solo tonterías y no debería preocupar a Dan por nada, omitiendo mi inquietud le regalo una mirada despreocupada.

-Gracias. digo con toda sinceridad desde que salí de la iglesia lo único que ha hecho es ayudarme – estaba en mi mundo pensaba, dudo un poco en mi respuesta - como alguien puede tener tan poco valor de dar la cara para terminar las cosas.

Me regala una mirada con compresión.

-Mmmmm que es eso que huele tan bien dice cambiando de tema y le agradezco al cielo que lo haga en estos momentos no es mi tema favorito.

-Ya verás querrás repetir, digo con orgullo – es pasta con camarones y crema de atún especialidad de la abuela.

-Si sabe cómo huele! me chupare hasta los dedos, se lame sus labios como si saboreara con tan solo el aroma, entro en mi momento incómodo, carraspeo desviándole la vista, intentando calmar mi ahora extraño acelerado corazón.

-Toma asiento serviré la cena. Me detiene por detrás posando sus manos en mi cintura un hormigueo se sitúa en ese punto enviando una corriente a todo mi cuerpo.

-Déjame ya lo hare, me giro sobre para verlo, hemos quedado demasiado cerca para ser precisos – Tus manos dice posando una de sus manos en las mías lentamente aun sin quitarme la mirada – Siéntate demanda.

-Yo puedo logro decir con falta de aire.

-Tu cocina, yo sirvo así que deja lo testaruda y siéntate. No fue una petición es una orden afirma.

Hago caso a lo que me pide por primera vez solo para tomar distancia.

Comimos en total silencio, lo de hace rato me dejo un poco fuera de control solo tengo menos de veinticuatro horas con este chico y mis nervios han estados al punto del colapso.

Que haces en mi Dan es la pregunta contaste. Después de terminar con la cena y dejar todo en orden le pusimos fin a nuestro día, cada quien por su camino decidimos irnos a dormir.

Horas en mi cama sin poder conciliar el sueño me levanto para ir a la cocina por un vaso de agua, ya dentro abro el refrigerador tomo un vaso y le vierto el líquido. De vuelta con mi vaso en mano apago las luces y me encamino a mi habitación no he pasado el marco de la puerta cuando esa sensación extraña se instala en mí, es la sensación de ser vigilada recorro la estancia lentamente sin lograr ver nada por tanta oscuridad cuando en un punto mi corazón se detiene y el vaso en mi mano impacta contra el suelo.

Ay esta el sentado en uno de los sofás mirándome fijamente analizándome prácticamente calculando hasta mi modo de respirar yo si poder mover un musculo hay estoy en shock quieta como una estatua queriendo imaginar que si no me muevo no me ve.

El como si fuera un león con su presa se levanta del asiento lentamente se encamina en mi dirección, aun teniéndolo más cerca que hace horas no logro ver bien su rostro.

Saliendo de mi shock o más bien mi instinto de supervivencia activándose intento correr hacia la habitación de Dan cuando el desconocido se me abalanza encima tumbándome contra el suelo.

Intento gritar cuando pone una de sus manos en mi boca impidiéndome pedir ayuda con las lágrimas al borde de ser derramadas me hace señas de que guarde silencio viéndole más de cerca su rostro lo único que puedo verle es una máscara color negro de mitad de cara, en el cual lo único que se le ve es su sonrisa como si hubiera ganado el premio mayor.

con su otra mano registra el bolsillo trasero de sus vaqueros y mi pánico se enciende al ver con claridad lo que buscaba.

En sus manos tiene una objeto brillante y afilado, específicamente es una navaja.

Aquí es donde me doy cuenta que es mi fin, con Dan dormido, si lograr escuchar mis suplicas este psicópata, que no me cabe la menor duda que nos ha estado vigilando todo el día desde la gasolinera o quizás desde que llegamos ya no estoy segura.

Lo único en que estoy segura es que va a matarme, ya no puedo contener mis lágrimas el miedo me ha gobernado y él está feliz con eso lo noto en su sonrisa, le gusta verme hacia le hace feliz verme sufrir.

                         

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