Capítulo 5

Punto de vista de Winter:

Lentamente subí las escaleras entre bostezos y con los ojos entrecerrados. Todo lo que quería era acostarme a dormir por horas.

Estuve jugando en la Xbox con Cole y Alec, y se nos había hecho las dos de la mañana sin que nos diéramos cuenta. Los chicos se habían quedado dormidos en la sala y ahora yo estaba subiendo a mi cuarto.

No obstante, justo cuando estaba a medio camino, escuché un ruido proveniente de la puerta principal. De inmediato supuse que serían Sam y Hayden, quienes habían salido temprano.

Probablemente habrían regresado.

Dejé escapar un suspiro y me di la vuelta para bajar las escaleras. La intensidad de los golpes fue en aumento, pero aun así mantuve mi ritmo y solo puse los ojos en blanco.

"¡Ya voy!", advertí, tratando de contener un bostezo. Los golpes no cesaron y dejé escapar un suspiro, esperando que el ruido no fuera a despertar a nadie.

Pasé la cerradura, agarré la manija y abrí la puerta. Hayden estaba allí parado agarrándose la frente mientras Sam tomaba tragos de algún líquido trasparente con fuerte olor a alcohol.

Era vodka.

Miré a Hayden a los ojos y me di cuenta de que había sangre en su mano izquierda y su labio estaba roto, también había una mancha de sangre seca debajo de su nariz. Dejé escapar un jadeo y lo agarré de la mano para llevarlo a la cocina poder ayudarlo.

"Siéntate aquí, espera un segundo", le dije, mirando cómo apoyaba la frente contra la mesa. Parado a su lado, Sam no paraba de reírse y beber alcohol.

¡Joder!

Estaba borracho.

A toda prisa, corrí hacia la sala de estar y sacudí los hombros de Alec y Cole para despertarlos, con lo cual ambos gimieron en respuesta.

"¡Levántense!", exigí, pero ninguno de los dos se movieron. Dejé escapar un gruñido y, sin pensarlo, les planté una bofetada en el rostro a cada uno. Por fin, se espabilaron y me miraron con los ojos bien abiertos.

"¿Cómo te atreves a abofetearme...?", inquirió Alec, pero se contuvo cuando vio mi cara de susto señalando a la cocina.

"Hayden y Sam", murmuré con dificultad y enseguida los hermanos se pusieron de pie y salieron de la sala. Yo los seguí y, de pronto, escuché un fuerte estruendo, como si se rompiera un vidrio. Jadeé y me detuve en seco para mirar la botella que Sam estaba sosteniendo, observé al culpable y vi cómo se aferraba al borde de la mesa.

"¡Qué carajos, Sam!", gritó Cole, incrédulo y molesto. Sam lo miró con los ojos entrecerrados y la mandíbula apretada. Yo abrí bien los ojos al ver que Sam se le acercaba a su hermano con furia y me paré entre los dos para intentar detenerlo, pero fue inútil.

"¡Sam... basta!", exclamé, procurando hacerlo recapacitar, pero era demasiado tarde.

Antes de que pudiera reaccionar, vi cómo golpeó a Cole en la nariz.

La sangre manaba por su boca y Alec se quedó pasmado viendo cómo los labios de su hermano se enrojecían.

Molesta, miré a Sam y fruncí el ceño. "¿Qué...?". Pero antes de que pudiera terminar mi pregunta, el puño de Sam aterrizó contra mi mandíbula, lanzándome de una vez al frío suelo de la cocina.

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Punto de vista de Alec:

Me quedé pasmado al ver a Winter cayendo al suelo, pronto su boca se llenó de sangre. Mis ojos se encontraron con los de Sam y me acerqué a él, le di la vuelta para que mirara a Hayden, quien seguía apoyado contra la mesa.

"Siéntate allí", ordené con la mandíbula apretada mientras lo empujaba hacia la silla. Sam se sentó al lado de Hayden y sus puños se abrían y cerraban frenéticamente. Exhalé un suspiro y me di la vuelta para ver a Cole y a Winter.

¡Mierda!

Con cuidado, cargué a Winter hasta el baño y suspiré de alivio al ver que parpadeaba.

Una vez allí, llené la tina mientras la dejaba a ella sobre el inodoro. "¿Winnie?", la llamé, tocando ligeramente su hombro. "¿Oye, Winter?", insistí y vi cómo sus ojos se abrían lentamente y esbozaba una sonrisa.

"Tienes que darte un baño, ¿vale?", murmuré y ella miró a su alrededor antes de decirme: "Está bien...".

Ella empezó a quitarse los calcetines y lo tomé como una señal para irme, pues necesitaba tener su privacidad. A toda prisa, corrí escaleras abajo y vi a Hayden vomitando por un lado mientras Sam dormitaba con la cabeza sobre la mesa.

Agarré a Cole del suelo y lo senté contra la pared, busqué en la cocina el botiquín de primeros auxilios y le limpié la nariz. Una vez que terminé, lo agarré y lo acomodé sobre el sofá para que descansara.

Me acerqué a Hayden, quien se estaba limpiando la boca luego de haber vomitado y le di una pastilla de la misma que le acababa de dar a Cole. Examiné su mano mientras él se tomaba la píldora y luego noté su labio partido.

Le limpié la mano, se la vendé y luego le limpié la boca y la nariz. Cuando terminé, le palmeé ligeramente el hombro.

"Deberías ir a recostarte", le dije y él asintió mientras subía las escaleras. Lentamente, observé cómo subía los escalones y, cuando desapareció de mi vista, me volteé hacia Sam, quien seguía dormido.

"¿Por qué tienes que ahogar tus penas en alcohol siempre?".

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Punto de vista de Winter:

Me dolía todo el cuerpo y no podía hacer otra cosa más que ponerme las manos en la cabeza y cerrar los ojos con fuerza para intentar sobrellevarlo. "Ay", gemí mientras me palmeaba la herida con la mano para ver si estaba sangrando. De nuevo, cerré los ojos y respiré profundamente antes de sumergirme en el agua de la bañera.

Cuando el líquido tibio tocó mi herida, siseé por el dolor; me dolía, pero sabía que tenía que limpiarla para evitar que se infectara.

Me incorporé lentamente al terminar y agarré la toalla que estaba junto a la tina para secarme y envolverla alrededor de mi cuerpo. Salí y caminé lentamente hacia el espejo, limpiándolo para ver mi reflejo en él.

Se había formado un morado en mi mejilla donde Sam me había golpeado y también tenía cicatrices en la ceja y en la cabeza por la caída. Me pasé el dedo por la cortadura y dejé escapar un suspiro. Procurando animarme, sonreí frente al espejo, pero me retorcí de dolor cuando mi mandíbula empezó a palpitar.

Supuse que no podría sonreír por un tiempo, tendría que estar con el ceño fruncido ahora.

No era como si fuera algo nuevo en mí, de todas formas.

Con cuidado, salí del baño y entré en mi habitación. La luz estaba encendida y sobre mi cama había un pantalón de pijama con motivo de patitos y una camisa negra. Busqué algo de ropa interior en mi cajón y luego me puse la ropa. Una vez que estuve vestida, me acerqué a la estantería y busqué un libro.

La mayoría de los libros eran de Disney, pero eso no me impedía tomar una edición de la Cenicienta para leerla. Caminé a la cama y me recuesté con las piernas cruzadas. Abrí el libro sin vacilar y me detuve en las palabras de la primera hoja.

Para Harper...

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