De inmediato, mi mamá suspiró y me dijo: "Hola, cariño, ¿cómo estás? ¿Los chicos se están portando bien?". Escuché que ella se rio, pero yo no lo hice, pues no tenía ganas de reírme y, sinceramente, no era el momento de hacerlo.
Miré a Alec, quien me asintió lentamente y, por alguna razón, supe de inmediato a qué se refería.
De hecho, debería agregar eso a las cosas misteriosas en mi vida.
"Estoy bien y sí, los chicos se han portado bien", le respondí con el ceño ligeramente fruncido. 'Bueno, no todos', pensé. De reojo, vi que Alec me sonrió y luego salió de la habitación.
"Cariño, ¿qué te pasa? Te noto enojada", me preguntó mi mamá y, al escuchar su pregunta, solo le respondí con un suspiro:
"No me pasa nada. Solo estoy cansada".
"Bueno, entiendo. Entonces, te llamaré más tarde, ¿de acuerdo? Te amo", se despidió ella.
"Yo también te amo", le dije y luego colgué el teléfono. Me recosté con una mano en la cabeza y sentí una lágrima rodar por la mejilla.
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Me desperté con el sonido de la alarma y, al abrir los ojos, inmediatamente la apagué. Luego, me levanté, fui al baño y, al mirarme en el espejo, me toqué el moretón que tenía en la mejilla, el cual era muy notorio. Sin embargo, decidí dejarlo así, ya que en realidad nadie me prestaba mucha atención en la escuela. '¡Amo mi vida!', pensé sarcásticamente.
Luego, me lavé la cara y me sequé con la toalla que estaba cuidadosamente doblada sobre el lavabo. Salí del baño y me puse el uniforme. Cuando estuve lista, bajé las escaleras y vi que Alec estaba sentado en la mesa, así que me senté a su lado.
"Hola", murmuré.
"Buenos días", susurró él en respuesta mientras se miraba los dedos que le temblaban levemente.
"¿Quieres ir a la escuela caminando?", me preguntó Alec y asentí. Justo en ese momento, noté que Cole y Hayden estaban bajando las escaleras, así que los saludé con la mano y ellos me devolvieron el saludo sin ganas. Detrás de ellos, venía otro chico bajando las escaleras y presionándose la frente con la mano. Por miedo, miré rápidamente a Alec.
"Vámonos ahora", le dije, por lo que él asintió y se puso de pie.
Rápidamente, les ordené a Cole y a Hayden que nos fuéramos y ellos comenzaron a seguirnos, pero Sam agarró repentinamente a Hayden de la muñeca, quien se quejó. Para hacerme sentir peor del estómago, recordé todo lo que había sucedido la noche anterior y las heridas de Hayden.
"¡Sam, déjalo ir!", le grité, por lo que Sam me miró.
"¿Quieres que te deje otro moretón?", me amenazó Sam con una burla y, justo cuando iba a decirle algo, Cole se interpuso con las manos alzadas.
"¡Sam, cállate! ¡Tienes suerte de que no le conté a mamá que te emborrachaste anoche!", le gritó Cole, pero Sam simplemente puso los ojos en blanco y le indicó a Hayden que lo siguiera al jardín. Poco después, escuchamos que su auto estaba saliendo por la puerta principal y suspiré aliviada al saber que Sam se había ido.
"¿No vas a disimular un poco esto?", me preguntó Cole refiriéndose a mi moretón, pero sacudí la cabeza.
"No, porque nadie me pone atención en la escuela y, si lo notan, no les importará, porque solo les interesan los chismes", les dije con una leve sonrisa y Alec y Cole también sonrieron.
En ese momento, supe que podía confiar en ellos.
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"¿Es Damien?", les pregunté señalando al tipo que iba caminando al otro lado de la acera y Alec asintió.
"Vamos, crucemos", les sugerí y ellos asintieron, así que cruzamos la calle para acercarnos a él.
"¡Hola!", lo llamé para captar su atención. Él se dio la vuelta y vio a Cole y a Alec, pero cuando se dio cuenta de que yo también estaba ahí, sonrió y se acercó a nosotros.
"No se ve enojado", susurré y Cole se rio.
"Bueno, eso es porque estás aquí", me respondió él y, antes de que alcanzara a decirle algo más, Damien ya estaba frente a nosotros.
"Hola, preciosa", me dijo moviendo las cejas y, accidentalmente, retrocedí un paso y choqué contra el pecho de Cole. De repente, noté que los ojos de Damien brillaban de ira y celos, pues Cole me abrazó de la cintura y me acercó a él.
¿Por qué estaba haciendo eso?
"¿Estás saliendo con este idiota?", me preguntó Damien, pero no alcancé a responderle, porque escuché la risa de Alec, quien se acercó a él y lo rodeó con un brazo, mirando hacia el cielo.
"Damie, hay muchos peces en el mar, pero ambos sabemos que no quieres involucrarte en una relación real, porque lo único que buscas es follarte a una mujer y convertirla en tu nuevo juguete de la semana. Pero, respondiendo tu pregunta, sí, ella ya tiene pareja", le dijo él y me guiñó rápidamente el ojo antes de volver a mi lado.
De inmediato, Damien argumentó: "No me llames Damie y eso no es...".
"¿Cien por ciento cierto, mi apasionado amigo?". lo interrumpió Alec con una gran sonrisa, la cual me hizo reír.
"¡Vete a la mierda!", le dijo Damien y, de inmediato, se dio la vuelta y se dirigió a la entrada de la escuela. Cuando él se fue, Cole dejó de abrazarme y me volví para mirar a los muchachos con una sonrisa.
"¿Por qué me abrazaste?", le pregunté a Cole, quien puso los ojos en blanco y sonrió.
"Para que no coqueteara contigo", me dijo él y asentí al comprender sus motivos. Luego, miré a Alec con una gran sonrisa.
"¡Eso fue muy divertido!", le dije y él hizo una reverencia.
"¡Pero lo mejor de todo fue tu cara cuando Cole te abrazó!", exclamó Alec riéndose, por lo que le di un leve puñetazo en el brazo.
"Vámonos, llegaremos tarde", nos interrumpió Cole, así que asentimos y comenzamos a caminar hacia la entrada.
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"¡Oye, mira! ¡Es Winter, la puta!", escuché que alguien gritó, por lo que me giré y vi a Gemma Hill y a sus seguidores, quienes sonreían.
¡Oh, Dios mío! Solo quería salir corriendo en ese momento, pues ya estaba cansada de ese juego, pero ella seguía molestándome.
Simplemente los ignoré y continué sacando los libros de mi casillero y la chaqueta que había dejado el día anterior. Cuando terminé, cerré la puerta de mi casillero y estaba a punto de ir a la sala de clases, pero repentinamente alguien me empujó y me golpeé la cabeza contra la puerta. Se me llenaron los ojos de lágrimas, pero luché por no dejarlas caer.
"¿Qué pasó, Winter? ¿Vas a llorar como la bebita que eres?", me dijo Kate y apreté la mandíbula. Ella era la mejor amiga de Gemma, a quien le gustaba atormentar a todos, especialmente a mí.
"Siempre has sido la más fácil de intimidar, ¿lo sabías? Eres sensible y nunca te das cuenta de nada", me dijo Kate, quien luego me pegó en la parte baja de la pierna con el talón, así que me caí. Mis libros quedaron esparcidos por el suelo y mi chaqueta quedó en mi regazo. Los miré fijamente, pero no pude evitar quejarme en silencio.
Kate me sonrió, dio un paso al frente y levantó la pierna para patearme una y otra vez mientras me decía:
"Nunca fuiste especial. Nunca nadie te ha amado. No vales la pena para nadie".
Sentí que una lágrima corrió por mi mejilla y escuché a Kate reír, quien luego se agachó para quedar a mi nivel, me pasó el dedo por el moretón que tenía en la mejilla y me preguntó:
"¿Quién te hizo eso? ¿Acaso los chicos te convirtieron en su nuevo saco de boxeo?". Kate y los demás se pusieron a reír y yo simplemente miré hacia abajo para que nadie me viera llorar, aunque ella ya sabía que estaba llorando.
"Hasta luego, puta", me dijo Gemma, quien luego me escupió y se alejó. Me quedé en el suelo enrollada en posición fetal, pues me dolía todo el cuerpo debido a las patadas de Kate.
'Estoy sola otra vez', pensé mientras dejaba que las lágrimas cayeran por mi rostro.
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Después, me puse de pie, sin siquiera tomarme la molestia de secarme las lágrimas y comencé a recoger mis libros. Cuando finalmente los recogí todos, fui al baño más cercano y, para mi sorpresa, estaba vacío. Arrojé todos los libros a la basura y apoyé las manos en el borde del lavabo mientras me miraba fijamente en el espejo.
"¿Qué hice para merecer esto?", me pregunté llorando.
Escuché que la puerta se abrió, así que me volví de inmediato y vi a alguien que nunca imaginé que estuviera en ese lugar.
"¿Amanda?", exclamé sorprendida.
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