Capítulo 3 Capitulo 3 - Decir Adios

Un siete de octubre de 2003 en la calle Clister 1071, un enorme camión cubría la entrada, nuestra cosas estaban de pronto dentro de él, la casa vacía, ni un ruido, solo el sol que entraba por las ventanas hacia las habitaciones, me pare en medio de lo que un día fue la sala, llevaba en mi mano una foto de mí en la terraza del patio con papá, me fui por un momento en los últimos recuerdos, escuche la bocina del claxon, el coche estaba encendido y a punto de partir solo me esperaban a mí, era tiempo de irme

-Melany apúrate, ya tenemos que irnos

-espera mamá, él vendrá solo déjame despedirme, sé que vendrá lo sé.

No podía irme, no hasta que el viniera a mí, tenía que esperar a que llegara, iba a extrañar este lugar, pero sobre todo a Jack, llego gritando mi nombre -Melany espérame, casi sin aliento, aventó su bicicleta azul al suelo

-llegaste tarde, replico irónicamente

-lo siento, pero no creías que te irías sin despedirte de mi

-claro que no -toma, esto es para ti, me dio una cajita de acrílico transparente -ábrela, en su interior había una bella flor color rosa de cristal brillante, literalmente estaba hecha de cristal, unida a una cadena que coloco en mi cuello -es hermosa, gracias a ella sabré que estarás conmigo aun con la distancia

-para que cuando la veas pienses en mí todo el día y te des cuenta de que no te dejare, no importa lo lejos que estemos, yo estaré ahí

-me tengo que ir, me abalanzo sobre el dándole un fuerte y cariñoso abrazo,

Era momento de ir al auto, mis ojos aún se empañaban con las lágrimas que resbalaban entre mis mejillas, nos separamos y en ese pequeño instante me miro a los ojos fijamente, mi madre desde la ventanilla del auto grito -apúrate, tenemos que irnos, perderemos el vuelo Melany

-Déjala, la detiene la voz de mi padre -no vera a ese muchacho en mucho tiempo, tienes que entenderla

-volveré a ti lo prometo, juro que volveré a ti, me dijo, aun conservo sus palabras, de pronto nos acercamos lentamente y aun cuando la bocina del coche suena lo que no me importa porque este es mi momento lo he esperado desde hace tiempo, nos besamos, era la primera vez que me sentía realmente viva, mis labios tocaron los suyos, la sensación fue de dulzura, un vibrante temblor recorría mi cuerpo, oía fuerte los latidos en mi corazón, estoy segura de que es la persona correcta, desde ese instante lo supe y no voy a cambiar de opinión, nuestros destinos están escritos así es como lo veo, todo daba vueltas como en cámara lenta, en mi mente hay solo recuerdos, muchos recuerdos, fue mejor de lo que imagine, la magia que tanto buscaba estaba en ese simple y maravilloso beso, de pronto solo me miro, solté su mano que aun trataba de aferrarse, corrí al auto mientras miraba hacia atrás.

El vidrio de la ventana estaba abajo, aun lloraba un poco, mi mamá me dio un pañuelo, la sensación era dolorosa como si te encajaran mil cuchillos directos en el pecho atravesando tu corazón, lo vi alejarse poco a poco desde la parte de atrás del coche, saludándome con la mano y sonriendo, creo que al atravesar la carretera y llegar al aeropuerto no podía dejar de pensar en ello, en el momento que nos acogió, ese beso que fue el primero para mí y que será el último.

Llegamos a Castle Combe, un pequeño pueblo en Chippenham en el Reino Unido, con una población de alrededor de 350 habitantes, aquí era igual que en casa un pueblito pequeño a las afueras de la ciudad, cuando recorremos sus calles por primera vez me parece que son hermosas, casi salidas de un cuento, edificios antiguos, miraba a todas partes y solo veía árboles en cualquier esquina y banquetas repletas de gente, se veía a leguas que aún conservan sus tradiciones, las antiguas paredes de las casas reflejan a una vieja ciudad que está bien conservada, la humildad de los habitantes me hacía extrañar más a casa.

Nuestra casa estaba más allá de aquel pueblo, a mis padres siempre les gusto vivir en un lugar alejado de la gente, el camino está entre el bosque y los jardines grandes llenos de color, es una enorme vivienda, mis abuelos se mudaron dos semanas después con nosotros, los fines de semana eran divertidos, pero eso no me hacía olvidarlo, incluso lo extrañaba aún más.

La preparatoria me quedaba más lejos, aun suelo viajar por ese camino en bicicleta hasta llegar a la parada del autobús o a la del tren que llega a la ciudad de Londres, tardo aproximadamente 2 h 9min en llegar y todo ese tiempo recordaba un poco los momentos que pase al lado de Jack, me entristecía la idea de no verlo, las cartas que me escribía, me ayudaban a saber cómo estaba y que a pesar de la distancia seguía conmigo:

 He tratado inmensamente de volver a ti, cada minuto que pasa, puedo recorrer kilómetros enteros sin conseguir mirarte, las largas horas se esfuman mientras miro la ventana recordándote, me miro en el espejo, no veo absolutamente nada excepto a ti, por las noches te busco en sueños y apareces por un instante pero despierto y no estas, añoro los momentos especiales que pasamos juntos, todo se ha vuelto diferente y solo me queda ese beso que te di al partir, tu abrazo y tus ojos llenos de un brillo maravilloso, me empiezo a perder en mis recuerdos, alegando que no estoy solo, Melany me haces mucha falta, aquí nada es normal, te extraño y no sabes cuánto, pero creo que estoy bien, tu voz al teléfono me reconforta, la gente ha cambiado por completo, en días terminara la escuela y talvez llegue a verte, debo contarte que mis padres, si puedo llamarlos así, se han ido a otro de sus largos viajes, aunque Charlie está conmigo, nos mudaremos esta semana a los departamentos de Billy, recuerdas son aquellos que teníamos planeados para mudarnos cuando fuéramos adultos, frente a la plaza, espero no hayas olvidado nuestra banca especial, mi ventana da hacia ella, la veo y me trae muchos recuerdos.  Espero pronto estar ahí, te extraño, no sabes cuánto, Melany quiero que sepas que si ves la luna blanca notaras que es la misma aquí o haya, así que aun con la distancia tienes mi corazón, "mi corazón navega sobre el mar en la noche obscura llena de las estrellas, junto a su brillo resplandeciente que me ilumina a la mitad de un camino cristalino y ondeante para encontrase con tu corazón, siempre te voy a tener dentro de mí, espero con todo mi ser verte, verte otra vez, te amo"

Con amor Jack

Jack, han pasado ya cuatro meses, por tus cartas sé que te encuentres bien, yo no sé qué hacer la vida aquí me parece magnifica aunque de verdad te extraño, mama dice que talvez vendrás el próximo año pero dudo mucho de ese cuestionamiento porque sé que no tienes suficiente solvencia económica para viajar en este momento si pudiera ella te pagaba todo pero por respeto le he pedido que no interfiera en nuestra relación y que nosotros decidiremos, he estado pensando en ti, de hecho siempre pienso en ti, tú lo estas, estás pensando en mí, siempre me hago la misma pregunta, por eso vuelo y releo tus cartas para sentir que me hablas, que estás aquí, me imagino las veces que te tuve tan cerca, los días que pasamos juntos, eres mi mejor amigo y una parte muy importante de mí, afuera de la casa hay un vivero hermoso ahí suelo sentarme en un bello sillón colgante leyéndolas y trato de escribirte hasta acabarme el papel, quisiera que estuvieras aquí para que pudieras verlo, es así como paso mí tiempo, mientras sostengo en mis manos la rosa que me diste y no la suelto, la llevo a todas partes, así puedo recordar quien soy,  la escuela esta por empezar, mi madre ha decidido inscribirme en el colegio más rico de aquí, ya sabes cómo es ella, te amo mucho Jack, no lo olvides y por favor cumple tu promesa y vuelve a mí.

Con amor Melany.  

-Melany te llego carta de nuevo, Jack está muy al pendiente amor.

-gracias mama,

-la próxima vez envíale saludos de tu padre y míos y dile que está tardando mucho en venir

-claro que si mamá, no lo olvidare.

La escuela empezaba en unos días, la mayor parte del tiempo la pasaba en el jardín de la casa, hay un pequeño baúl en el ático, en el cual guardaba libros, cartas y otras cosas, la escuela paso volando, los días rápidamente se alejaban, iba y venía, en el salón me sentaba en una esquina junto a la ventana, siempre me ha gustado ver hacia afuera mientras estudio, los demás pensaban que era rara, porque no tenía amigos, no hablaba con nadie y ni siquiera me sentaba con alguien en el almuerzo. 

Por las tardes solo estaba en casa, no salía mucho, escuchaba música, leía libros, o remendaba el jardín solamente eso hacía.

Paso un año sin saber si volvería a verlo, la correspondencia no llegaba y el teléfono sonaba ocupado, era extraño y me daba entender si talvez se olvidó de mí, leía una y otra vez su última carta donde me decía que seguía una rutina diaria y yo me alentaba a pensar que seguía haciendo lo mismo solo por creer que de esa manera él se encontraría bien, que estaría tranquilo y que sería feliz  levantándose temprano, siete u ocho de la mañana es su límite de sueño, dejaba la cama y se duchaba para desayunar mientras miraba la televisión, después se sentaba en su estudio a terminar algunos de sus trabajos atrasados y salía de su casa que está en medio de una gran avenida, caminaba hasta la esquina para doblarla y justo después pasaba frente a la tienda de la señora Lorenz, que tiño su cabello de rosa claro y se veía extraño, siempre lo saludaba por alguna razón que jamás entenderé -hola Jack, como estas, vas de nuevo por un café, le diría -salúdame a Teodoro, dile que necesito un expreso muy caliente, que no tardo en visitarlo, -con gusto señora Lorenz, la veo de regreso -cuídate muchacho, sacudió su mano a lejos, se sentó en la barra del restaurante de Teodoro a tomar un capuchino caliente del cual se veía salir el vapor al poner la tasa en sus labios y sorberlo poco a poco, se retiraba cauteloso y seguía su camino hasta llegar al rio y después al prado, donde se pasaba dos horas recostado en el pasto mirando las nubes, volvía a casa ya al meterse el sol, se sentaba junto a la ventana, mirando aquella banca y finalizaba su día al volver a dormir, creo que imaginarlo así es preciso, tengo la impresión de que él también me imagina feliz. 

El vacío en los corazones es inevitable cuando hay una perdida, aunque sea la distancia entre dos personas, solo pasa, como él, yo me siento sola sin su compañía, extrañando todos esos momentos.  

Ya en la universidad tuve que mudarme al campus, es una escuela grande que está en la ciudad a las afueras del pueblo y viajar todos los días varias horas era agotador, visitaba a mis padres los fines de semana, Venet es una escuela de arte, música y futbol, reconocida en toda Europa, una más de las escuelas para ricos que mis padres pagarían, acepta alumnos de todas partes, tiene dormitorios y la biblioteca más grande de Londres, eso me apasionaba. 

Ahí fue donde conocí a Vanesa Fulguin, Vany de cariño, una chica divertida, algo drástica, sádica y temperamental, es atractiva de cabello lacio y largo color castaño obscuro y una aparente forma tan extrovertida de hablar que me parece interesante, no conozco a mucha gente que se exprese como ella, directamente y al punto, aunque conociéndola mejor, tiene sus días bueno y malos, para definir es un poco bipolar, ella es mi compañera de habitación, nos hicimos amigas muy pronto, dada nuestra personalidad tan peculiar, lo que más nos gustaba hacer es sentarnos en el árbol central del campus o mirar de entre las gradas a los jóvenes que juegan futbol, platicar largas horas de cosas sin sentido pero divertidas, las muchas tonterías que pasaban por su mente, conversaciones tan absurdas de adolescentes, romance y vida social. 

-Qué te parecen aquellos jóvenes presumidos del campo, no saben más que patear balones, pregunto con algo de ironía 

-Creo que juegan bien, no solo hacen eso, es un juego muy divertido Vany. 

-ya te caché lo dices porque de seguro te gusta uno de ellos verdad, he picarona, me dijo con tono burlesco 

-No seas tonta, mejor concéntrate

-así, no me acordaba que sigues esperando a un príncipe imaginario, desearía conocerlo para que pares de hablar de el 

-no seas payasa, ya vámonos, la clase está a punto de empezar 

-está bien, pero mira, Arthur te volteo a ver, en verdad creo que le gustas - ya Vany -está bien lo sé, sabes que podrías venir conmigo y Max a tomar un café -no los quiero interrumpir -oye eres nuestra amiga sabes que nos agrada tu compañía -lo pensare.

En los días de descanso o cuando había horas libres íbamos a la biblioteca, me encanta cada historia que leo, todas las páginas escritas narran toda clase de aventuras, los protagonistas son tan valientes y arriesgados son capaces de cualquier cosa, me intrigan y me fascinan, Vany solo me escuchaba relatar, leer apasionadamente las páginas de los libros, porque sabía que para mí todo esto se volvía real. 

Somos las mejores amigas, todo secreto mío ella lo sabe, parece más mi hermana, en el fondo desearía que lo fuera, somos inseparables qué más puedo pedir, la tengo a ella, a mis amigos, a mis padres y por supuesto a Jack.

Ese viernes en particular, la mañana lucia hermosa, el sol entraba por las ventanas del dormitorio como todos los días, las clases comenzaban a las nueve en punto, dos horas frente al pizarrón mirando fórmulas de matemáticas, llego la hora de almorzar y Vany llevaba una bandeja con la comida de la cafetería, no me apetecía mucho lo que servían así que decido solo comer un pedazo de pastel, nos sentamos en la mesa del fondo, cerca de las ventanas, junto a nosotros estaba Jimmy Crass de nuestra clase de arte, hablaba con Sabana Morris, le decía que habría un examen sorpresa, había oído mencionárselo al profesor Danvil cuando conversaba en los pasillos con la Maestra Miral, Vany creía que es un juego inventado por él para asustarla porque no ha estudiado mucho, pero al momento de entrar en el salón su expresión cambio por una de asombro. 

Danvil repartía hojas bocabajo, eran exámenes, estaba en lo cierto, Vany se veía más preocupada que nunca, ella es una chica lista, aunque si le importan estas cosas, una beca no es un juego, la historia del arte es complicada incluso para mí, tan malas expectativas formamos que tuvimos que repetir el examen, esta vez sí nos dio un golpe bajo, dirigimos nuestra atención a la biblioteca para estudiar, al acabar de esas seis horas tan aburridas volvemos al campo de futbol, llevaba mi cuaderno de dibujo en la mano, Vany tenía su libreta de geometría, llegamos a las gradas de la esquina, nos sentamos justo en la primera banca, así pude estirar mis pies para tocar la línea que dibuja el término de la cancha, mire con atención todo lo que tenía a mi alrededor, mientras observaba entre los jugadores, no me pasaba por la mente y tarde un poco en darme cuenta, mi mirada quedo fija en un punto específico frente a mí, el corazón comenzó a palpitarme rápidamente, Vany me pasaba la mano una y otra vez frente a mi rostro sin siquiera reaccionar, dijo algo y las palabras se difuminaban en mi mente -que estás viendo, Mel, puedes reaccionar, Melany contéstame, me asustas, me levante tan deprisa que tropiezo con una roca y no me importo, dejando mi cuaderno en el asiento, ella estaba confundida, estaba aquí con su sonrisa aunque más hermosa de lo que recordaba, había mil emociones explotando como fuegos artificiales de mi pecho, que creía no tardarían en salir al exterior, no pude creer que en verdad fuera él. 

Me acerque lentamente, el venia hacia mí, nuestras miradas estaban siempre firmes, reaccione y lo abrace, sin pensarlo aprete fuerte su cuerpo hacia mí, cumplió la promesa que me hizo, después de tanto tiempo de esperar, volver a verlo detono una felicidad que no puedo expresar, no tardó en darme un beso, uno que llevaba tiempo esperando, de aquellos labios que me hacen cerrar los ojos para experimentar dentro de mí las mariposas en el estómago de las que todos alguna vez han hablado, me tomo de la mano, estaba segura de una cosa que no volvería a soltarla

-Jack, está aquí, es un sueño

-no lo es, estas más hermosa de lo que recuerdo Mel. 

-me sorprendiste

-te dije que volvería a ti, te lo prometí no

-eres increíble, después de ese momento me doy cuenta de que estaba tan concentrada que olvidé por completo que Vany estaba ahí, -que descortés, le dije, -disculpa Vanesa, él es Jack 

-hola Vanesa, es un gusto conocerte 

-el gusto es mío, siempre con sus absurdas maneras de hablar -hasta que por fin te conozco, Mel solo habla de ti, me tenía en ascuas saber quién era el hombre que tanto la distraía, oye, pero no me dijiste que era guapo, se ríe al terminar de decirlo 

-Vany nunca cambias -es la verdad, solo la verdad,

Los tres comenzamos a reír, como dije ella es divertida, siempre ve algo bueno en la vida, no recuerdo la última vez que la vi triste, conversamos en el parque del pueblo un rato, Vanesa nos entretenía con sus graciosa ocurrencias, y Jack nos contaba algunas cosas que pasaron después de que me fui, se volvió su amiga rápido, quien no podría serlo después de conocer su actitud tan introvertida, después de un rato de pláticas, se retiró, no había estudiado suficiente, el examen seria la mañana siguiente, se fue y nos dejó solos 

-bueno muchachos yo me voy, no quiero hacer mal tercio, te veo al rato, pasare por ti para ir a visitar a Doroti quiere que le devolvamos sus libros y tú ya los has releído -cuídate, no llegues tarde -iré con Max a estudiar, -si seguro -tortolos adiós, se burla una vez más y solo se va.

Jack me contó que había logrado conseguir una beca para estudiar, que esa oportunidad era única, que necesitaba verme, que esta vez no me iba a dejar, después de eso el me acompaño a casa todos los fines de semana durante los últimos meses, habían pasado ya 7 años desde la última vez que nos vimos, por fin volvía a sentirme feliz.

Cumplí 19 y mis padres me organizaron una fiesta, ya que había un motivo muy fuerte para estar contentos, fue el mejor de mis días, tenía a mi familia conmigo y a mis mejores amigos, es grandioso, aunque aún siento que no durara para siempre que llegara el momento para el cual no estoy preparada, un momento donde la vida va cambiar, aun no sé dónde iniciará mi próximo viaje, pero sé que partiré de aquí y que será grandioso.

            
            

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