Herederos
img img Herederos img Capítulo 4 Control
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Capítulo 6 Memorias img
Capítulo 7 Ann img
Capítulo 8 Deavid img
Capítulo 9 Molesto img
Capítulo 10 Lindo img
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Capítulo 4 Control

Sentí un ligero toque sobre mi hombro, dejé el libro sobre la mesa y me volteé

-Ya es hora de volver... -Valentina susurro y me sonrió levemente

-Entendido, gracias...- susurre en respuesta, me levante con el mayor cuidado posible evitando provocar cualquier sonido que desconcentrara a las demás personas que estaban en la sala.

Luego del almuerzo, Valentina nos siguió guiando por los alrededores de la academia, hasta que llegamos a la biblioteca, nos quedamos alrededor de dos horas en ella. Era una sala de dos pisos, las paredes eran de mármol blanco, los bordes de las estanterías parecían hechos de oro, quien sabe, quizás realmente eran de oro. Además, había varios ventanales que le daban una muy buena iluminación al lugar.

Era un lugar bastante cómodo, varias personas parecían frecuentarla, pero el espacio de la sala era tan grande que no se acumulaban multitudes en ella, además poseía varias zonas para sentarse y disfrutar de la lectura, así como también había un gran número de mesas de estudio que se podían reservar con el bibliotecario.

Valentina reservo una mesa para nosotras por dos horas, si hubiese podido lo habría hecho yo misma, pero aún no se me daba entrega de la tarjeta para la biblioteca.

Tomé los libros que había estado leyendo y me dirigí con ellos hasta su correspondiente estantería.

-No sabía que te interesaba la botánica...-Me sobresalte, sentí escalofríos ante su repentina presencia.

Deavid había estado leyendo tranquilamente en uno de los sillones cercanos a la mesa de estudio que compartía con Valentina.

él no protesto por el tiempo que pasamos en la biblioteca, más bien, al igual que yo, se veía bastante sumergido en su lectura.

Una de las pocas cosas en las que compartíamos gustos era en los libros.

En el castillo de la familia de Deavid había una gran biblioteca parecida a la de la academia, aunque quizá un poco más pequeña, cada vez que iba a verlo nos dirigíamos a ella y pasábamos horas leyendo juntos. Era de las pocas veces en las que me sentía en armonía con él.

Ambos respetábamos nuestro espacio de lectura, así que ninguno interrumpía la concentración de otro, era como un pacto mutuo, no hablado, entre ambos.

-Es interesante...

Deavid sonrió de medio lado y camino junto a mi hasta la salida de la biblioteca donde nos esperaba Valentina.

-Los guiare hasta dónde están sus casilleros.

Caminamos hasta que Valentina se detuvo y señalo dos casilleros.

-Estos son sus casilleros, a petición del príncipe Deavid, ambos están juntos.

Mire a Deavid con las cejas alzadas, pero él prefirió ignorarme.

En los casilleros estaban nuestras iniciales hechas por lo que parecía ser plata.

-Ya es un poco tarde así que lo guiare hasta sus habitaciones, su equipaje ya fue trasladado a sus respectivas habitaciones- Valentina hablo mientras observaba su reloj con el ceño fruncido.

-El edificio este es de residencia femenina y el oeste es para los residentes masculinos, pero hay un área exclusiva para los nobles con más jurisdicción, se encuentra en la zona norte de la academia, síganme por favor.

Volvimos a caminar en completo silencio hasta que llegamos frente a un edificio de lo que parecían ser 6 pisos de altura, su estilo parecía ser bastante elegante, al igual que la academia, contaba con un gran número de ventanales y estaba hecho con mármol blanco como la biblioteca.

-Sus habitaciones están programas con código numérico. Al igual que en sus casilleros, las puertas tienes sus respectivas iniciales, lamento no poder acompañarlos, pero debo volver a mi habitación antes de la restricción horaria, ambas habitaciones están el piso cinco. - Valentina nuevamente observo su reloj de muñeca y suspiro. -Discúlpenme, se me hace tarde, ¡Nos vemos mañana!

Moví mi mano en despedida, Valentina sonrió y se alejó con rapidez del lugar.

-¿Vamos? -Deavid me miro esperando tranquilamente de mi respuesta, asentí y ambos nos adentramos al edificio.

-¿Por qué te empezó a interesar la botánica?

Caminamos hasta el elevador, Deavid marco el número cinco.

-Hace un año Leain me trajo un libro de botánica como regalo de cumpleaños.

Deavid no hablo más, al parecer ya había saciado su curiosidad.

Subimos en silencio hasta que llegamos al quinto piso y nos dirigimos a las puertas con nuestras iniciales. Curiosamente nuestras habitaciones quedaban una frente a la otra. No me sorprendí, era algo que ciertamente ya me esperaba.

-¿Cuál código ingresaras?

-¿Para qué las quieres?

-Emma....- Su voz era baja, sus ojos estaban puestos firmemente sobre mí, el ambiente se sintió tenso, sentí un sudor frio recorriendo mi espalda.

Era una advertencia.

-Es parte de mi privacidad...

Me sentí molesta, no me gustaba la sensación de opresión, Deavid era consciente de ello.

Se acerco a mí con pasos cortos, mi cuerpo se sintió rígido, retrocedí hasta chocarme con la puerta de mi habitación, Deavid coloco ambas manos a los lados de mi cabeza, se inclinó levemente y acerco su rostro al mío.

-Emma...-volvió a susurrar mi nombre, sentí su aliento sobre mi rostro, sus ojos oscuros me miraban fijamente. -No me sentiré tranquilo, si algo te pasa y yo no puedo entrar a ayudarte... no me quiero imaginar eso...

Cerré mis ojos y suspiré sintiéndome cansada.

-Yo no soy parte de tus juegos mentales- puse mi mano sobre su pecho e intenté apartarlo, como pensé, era una tarea imposible.

-Por favor...

Gruñí fastidiada, Deavid me miraba suplicante, era obvio que no me lo pedía con las intenciones que menciono, sino más bien lo pedía para sentir que tenía el control de la situación.

Los principales ataques de Deavid ocurrían cuando sentía que perdía el control, por eso siempre intento estar al tanto del todo, le gustaba manejar y estar informado de todo lo que ocurría a su alrededor.

Y sobre todo le gustaba estar al tanto sobre todo lo que conllevaba mi persona.

-No tienes permitido entrar sin mi autorización, si lo haces pediré un cambio de residencia-Deavid asintió con rapidez -8724.

-Pondré el mismo, puedes entrar cuando quieras.

Rei divertida, a veces sentía que Deavid era como un cachorro suplicando por amor, pero no era más que una bestia jugando con su presa.

-Ahora por favor apártate- Volví a empujar su pecho con mi mano, Deavid se apartó con cuidado y antes de que retirara mi mano él logro sujetarla con rapidez.

La acaricio con cuidado y entrelazo sus dedos con los míos.

-Te estaré esperando mañana para desayunar ¿sí?

Intente apartar mi mano, pero su agarre se intensifico, fruncí mi ceño en su dirección.

-Deavid...-Lo llame molesta en signo de protesta, pero él se negó a soltarme-Esta bien, te veo mañana.

Deavid sonrió complacido, acerco mi mano a su boca, planto un ligero beso y la soltó. Me miro por última vez, se giró, ingreso su código y entro a su habitación.

Me recargue sobre la pared masajee mi cien intentado aliviar el repentino dolor de cabeza que sentí.

Necesito un té de valeriana.

(***)

Me mire por última vez en el espejo, sonreí sintiéndome complacida con mi apariencia, tome el maletín que estaba sobre el sillón y salí de la habitación.

Junto a mi puerta estaba Deavid de brazos cruzados vestido con su respectivo uniforme.

-No me gusta esa falda. -Fue lo primero que dijo al observarme, al parecer aún no se hacía a la idea del uniforme.

-Deavid, la falda está bien.

Mantuvo su ceño fruncido, pero no me refuto.

Deavid no era muy partidario de las discusiones, sentía que perdía su control muy rápido, así que evitaba de ellas, en realidad manejaba muy bien de las personas así que muy pocas veces se veía envuelto en ellas.

Poseía un fuerte poder mental que obligaba a que los demás se doblegaran a él. Odiaba esa parte de él, Deavid lo sabía, así que siempre intentaba darme la razón, a menos que fuese algo que significase que saldría de su control y vigilancia, eso era algo que no se permitía en lo absoluto.

-Vamos-Empujo ligeramente de mi espalada.

Ambos caminamos tranquilamente hasta la cafetería.

            
            

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