Capítulo 3 CAPITULO 3

Tomas dio una risa nerviosa de las que da cuando mi personalidad lo pone completamente nervioso y se levantó. Él tenía apenas 40 años y tenía un camino recorrido completamente envidiable. Su aspecto era tan pulcro como un piso recién lustrado y sus ojos verdes hacían que todas suspiraran.

Amparo, Buenos días. Me alegra contar con tu presencia. Quería presentarte a Gabriel Kicklighter, es uno de los nuevos socios mayoritarios de la empresa. -

Mucho gusto. -

lo observe a Tomas, queriendo entender cuál era el punto de la situación. No comprendía si la presentación era por algo formal o informal.. Podría decir que no me opina, o quizás sí. El hombre no había dicho siquiera una mísera palabra. Solo se bastó a asentir, y sabía que estaba en desagrado. ¿Quizá por mi entrada triunfal?. Su ceja me hacía ver que no se encontraba a gusto. Sus ojos oscuros hacía que sus rasgos resaltan de una manera interesante. Su pelo era tan negro que quiza quería preguntarle si tenía desendencia Turca. Ellos son realmente morenos pero su test es blanquecina.

¿por qué dejaste un Mail diciendome que esté en el cubículo 5? -

Mira, resulta ser que Gabriel se encuentra sin secretaria y yo me ofrecí a ofrecerte a ti para que sustituyas a su empleada personal-

Fruncí el ceño, si esta vez era yo quien estaba completamente disgustada. ¿había escuchado bien? el me estaba ofreciendo, es más, me había ofrecido para que cubra a su secretaría lo cual no podía hacer otra.

Tomas, hay un centenar de secretarías que estarán encantadas en ocupar el lugar. Yo cuento con el tiempo justo para poder cubrir tus necesidades.-

no hay problema con ello Amparo, buscaré una rápidamente para que lo siga, es importante que ayudes al señor Kicklingter-

No sabía como demonios había pronunciado ese apellido, era completamente raro. Yo acomodé mi cabello intentando contener mi furia.

Es necesario que tenga que concurrir a un cubículo cuando tengo el mío propio-

No fue una pregunta, más bien fue una aclaración lo que hacía que dejara claro que no me iba a ir de mi lugar de trabajo, estaban locos.

Para mi no es ningún problema que usted señorita recurra al espacio que le sea más cómodo para hacer su trabajo.-

Hablo por primera vez y su voz era calma y seductora. Observe su atuendo, todo el mundo en esta empresa llevaba traje, un traje a punto que no bajaba de los 100 dólares y este hombre traía una remera arriba de una chaqueta negra con unos jeans color claro lo que hacía su atuendo completamente informal. No podía entender, como siquiera había pasado las puertas del edificio y las puertas del mundo con ese mal gusto. Mi jefe asintió y él directamente salió del sitio.

¿Dónde se encuentra señor?-

él me dedico una mirada y respondió antes de salir.

Me encuentro en el Ala oeste. Puedes ir hasta allí cuando te encuentras desocupada para poder ordenar mi agenda. -

Mi integridad física callo al suelo. Comencé a hacer cuentas mentales y el Ala Oeste se encontraba a 40 pasos aproximadamente de donde estaba mi oficina Era claro que tenía que mudarme, no iba a caminar 40 pasos cada vez que tuviera que informar algo. Asentí hacía el y salí de la oficina, ignorando por completo mi nombre en la boca de Tomas, no quería escucharlo, era un imbécil. Tomando mi tablet, camine rápidamente por detrás de Gabriel, el cual iba caminando a paso rápido.

- ¿no te enseñaron a esperar a las señoritas?-

Camine rápido con mis tacones que podían romperle el ojo a cualquiera que se cruzara y el se dio la vuelta observándome.

-¿te he dicho que me sigas?-

-tengo que saber tus horarios-

- puedes pasar después-

- tengo tiempo ahora por lo que me lo dirás ahora-

Pude ver como apretaba sus puños y se dio la vuelta comenzando a caminar rápidamente hacía adelante. Al parecer no era de su agrado y él tampoco del mío. ¿Por qué tiene que arruinar mi vida?. ¿Había dicho vida rutinaria?. Claro.

            
            

COPYRIGHT(©) 2022