Medianoche; centro del Bosque Olvidado.
Entre los cantos rituales y los bailes, se podía distinguir el gemido de alguien soportando dolor.
El motivo era su coronación como reina de la hermandad de asesinos Dragón. La hermandad más temida de aquellos contornos.
Famosa por sus baños de sangre, cada miembro estaba lo suficientemente preparado para llevar a cabo cualquier misión o morir en el intento. Así era la determinación de cada uno de ellos. Así era la determinación de la chica delgada, trigueña y de pelo negro como la noche que le caía hasta la mitad de la espalda.
Dentro de una hermandad totalmente masculina era ella a quien todos habían elegido como reina.
Por ser hija de un hombre de escasos recursos, su belleza era su maldición. Muy pronto conoció el dolor de vivir bajo el poder de aquellos más adinerados y con más recursos.
Pues su cuerpo, a pesar de estar sucio por el trabajo, era de unas curvas bien pronunciadas, senos llamativos y la sensualidad de sus labios y la mirada inocente de sus ojos rasgados la hacían deseable para los instintos de cualquier hombre.
Con apenas 14 años fue violada delante de sus padres. Fue violada repetidas veces; asesinaron a sus padres delante de ella y fué abandonada a su suerte. El rostro de aquel hombre no se le olvidaría jamás. Ni el rostro de los demás hombres que tomando turnos la rompieron, destruyeron y acabaron su inocencia.
Esa misma noche llegamos nosotros. Al verla tirada en el suelo y casi sin vida decidimos adoptarla y criarla. Se convirtió en la única excepción de la regla de "solo hombres". La vestimos, la alimentamos y la entrenamos en todas las artes de asesinato conocidas.
Su desarrollo fue impresionante. Absorbía cada enseñanza a la primera y las adaptaba a su frágil cuerpo. Ganaba en fuerza y resistencia cada día.
Aprendió la manera más eficaz de usar cada arma en sus manos. Todo, absolutamente todo se convertía en un mensaje de muerte, incluso sin tener nada entre ellas salvo la piel en sí misma.
Dominó el conocimiento sobre venenos y sus antídotos. Aprendió a mezclarse entre las personas y pasar desapercibida. Aprendió todos los puntos vitales del cuerpo humano y métodos de tortura inimaginables.
Aprendió a ser totalmente lo opuesto a la niña inocente que era antes; a ser la enviada de la muerte para sus objetivos y disfrutaba de la venganza. Disfrutaba de ir uno por uno tras los que destruyeron su infancia. Disfrutaba escuchar sus gritos mientras los hacía recordar.
El primero de ellos cayó en su propia mesa mientras comía. Había comprado un sirviente; más bien una esclava para usarla en todas las formas que deseaba.
La esclava envenenó su comida y mientras el intentaba recuperar las fuerzas que perdía debido a la parálisis, le hizo sentir la experiencia de ser destrozado por dentro en contra de su voluntad.
Sintió como con una lanza atravesaba sus órganos. Lo hacía lentamente, disfrutaba ver a aquel hombre intentando gritar sin poder lograrlo. La sangre chorreaba por sus piernas.
La punta de la lanza salió por la boca
El segundo no tuvo tiempo de regresar de la cacería. Mejor dicho, no escapo de la cacería que ella misma había provocado. Asesinando primero a sus escoltas, lo dejo a él para el final.
Primero impidió que su corcel pudiera alejarlo más, después una flecha le impidió caminar. Otra más le imposibilitó engendrar hijos, las demás impidieron que pudiese usar sus manos y piernas.
Se acercó a él, con mucha paciencia cortó donde la tercera flecha había dado. Lo dejó tirado desangrándose.
El tercero fue un poco más difícil. Este se defendió como pudo. Pero al final los conocimientos que tenía dieron resultado. Durante la pelea hubo un momento donde bloqueando una estocada de él, pudo perforar dos veces.
Una vez encima del mismo corazón, otra en la yugular. Mientras se desvanecía tomó su espada y le hizo aprender que se siente ser obligado a tragar algo que no quieres. Su propia sangre fue a parar a su estómago.
El último de ellos le resulta extremadamente placentero. Sí, aun vive entre nosotros. Se adentró en la enorme casa volviéndose una con las sombras. Cada soldado en su camino encontraba el fin sin hacer algún ruido.
Caían sin saber que había pasado; todos cayeron. Llegó a su habitación y lo encontró durmiendo placenteramente. Una esclava a su lado; aun amarrada, mostraba síntomas de haber sido utilizada para su deleite.
Esa noche él conoció cuánto dolor sufrió una niña de 14 años cuando fue violada repetidas veces, sus padres asesinados y ella, abandonada y dada por muerta.
Después de eso continúo su vida asesinando a aquellos que se creían dueños del mundo. Su dolor esta noche, es la marca en su piel de cada una de sus víctimas en nombre de la Hermandad.
-El Dragón está completo mi reina- dijo quien había terminado de hacer el tatuaje en su espalda
Todos se detuvieron, sacaron sus espadas y las levantaron hacia el cielo mientras un hombre sin manos, sin pies y amordazado; era violado una y otra vez ante su mirada satisfecha.