Capítulo 2 Perderla

- ¡Amo a tu hija!

- ¡Yo también te amo, mamá!

Me acomodo en la cama y cierro los ojos.

Ella comienza a alisar mi cabello, como cuando

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era niño

Mi cuerpo se va relajando y poco a poco se va el sueño

Apareciendo.

- "Dios... no te lleves a mi angelito.

mendigar. Sálvala de esta enfermedad. si me necesitas

toma, sino que viva y construya su familia. ¿Está por ahí?

merece ser feliz. Merece vivir".

Siento tus labios mojados en mi frente y luego

me doy a dormir.

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NARRA CIÓN ENZO

Camino por el pasillo con una extraña punzada en

mi pecho. Una sensación de vacío que

molestar.

Me detengo y me miro los brazos. Es la falta de ella en mi

brazos.

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¿Cómo puedo estar acostumbrado ahora, si

saber hoy?

Respiro hondo y empiezo a caminar de nuevo. Veo a Jessica que

sonreír.

- ¿Vamos a nuestra carrera?

- ¡Por supuesto!

Recoge las carpetas y la pila de exámenes.

- ¿Ya se han administrado los medicamentos?

- Sí...

Dice caminando a mi lado.

- ¿Ya llegaron los exámenes de Larissa?

Ella deja de caminar y me mira. una gran sonrisa

aparece en mi cara.

- Ella te gusta.

- ¡Por Jéssica! No empiezas a ver cosas donde no las ves

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tener.

Vuelvo a caminar y puedo escuchar los pasos acelerados

ella detrás de mí.

- Para Enzo...

Dice sin aliento y dejo de caminar. ven delante de mí.

- Tus ojos lo dicen todo. estás encantado con

¿Está por ahí?

- Yo solo...

Respiro hondo y cierro los ojos.

- Solo?!?!?!?

Abro los ojos y la miro.

- Por primera vez en toda mi vida.

f

profesional, cuestioné la voluntad de Dios.

- ¿Como asi?

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Camino hacia la pared y me apoyo en ella.

- Esta joven tiene un futuro por delante. ES

hermosa y merece formar una familia y tener hijos. Ser

amada por su marido y muere vieja y feliz.

Jessica se acerca a mi lado.

- ¿Los otros pacientes no se lo merecen?

- De eso estoy hablando. Simplemente lo siento con ella.

- Cierre los ojos.

La miro levantando una ceja y Jessica

pone los ojos en blanco.

- Cierra los ojos, es una orden.

Empiezo a reír y cierro los ojos.

- Imagina a Larissa en una casa grande. Ella está

sentado en el jardín forido.

Entonces mi mente proyecta a Larissa en un césped

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verde. Lleva un vestido, sentada y sonriendo.

- Así que junto a ella hay un bebé. pequeño y todo

sonriente.

En mi mente, el bebé tiene sus ojos. blues

como el cielo

- Larissa ve venir un auto y se baja del auto.

césped con el bebé. Camine hasta el coche y

cuando se abre la puerta del carro, quien aparece?

- I...

Digo sonriendo, aún con los ojos cerrados. dejo el

coche y abrazarlos a ambos.

- Abre los ojos Enzo.

Jessica me mira, pero su mirada es cariñosa, ¿no?

de humor.

- Te gusta incluso más de lo que imaginaba.

No aceptas la voluntad de Dios con ella, porque tienes

un sentimiento que crece dentro.

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Su mano toca mi pecho.

- Sabes que no puedes involucrarte.

- Jessica, está comprometida.

- No es por eso que no puedes.

Toma mi mano.

- Usted es su médico y no sabemos cómo la

tratamiento y la vida de Larissa.

- Yo se...

digo bajando la cabeza.

- Yo se.

Me tira de la mano.

- Vamos a trabajar.

******************

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Después de ver los exámenes, cambio algunos tratamientos en el

registros de algunos pacientes.

Es hora de los exámenes de Larissa. Respiracion profunda

y abrirlos todos. Jessica solo me mira sosteniendo el

historial médico. Me enfrento a los exámenes y mi corazón se apriet

viendo los resultados.

- Tu cara no es nada buena.

La miro sin saber que decir.

- Habla Enzo...

Respiracion profunda.

- Las pruebas mostraron un tipo de leucemia.

mieloide aguda.

Jessica cuelga sentada a mi lado.

- Esto es una gran mierda.

- Sí...

Este tipo de leucemia es muy agresivo.

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- ¿Comenzamos quimioterapia?

el- Me mejor sentaré tratamiento con los otros lo antes médicos posible. y rastrearé el

- Sabes que si la quimioterapia no funciona...

- Necesitará una donación de médula ósea.

Digo con un dolor en mi corazón.

- ¿Qué posibilidades hay de que lo logre?

Me pregunta y cierro los ojos.

- Espero que no necesites un trasplante, pero si

necesidad, que un familiar sea compatible.

- Sabes que las posibilidades son escasas.

-Jessica no...

grito, levantándome de mi silla, alejándome del

mesa.

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- No quiero ser negativo en su caso.

- Estoy siendo realista Enzo. necesitas entender

que su caso es complicado.

Tiro los exámenes sobre la mesa y me voy sin decir nada.

Camino por los pasillos sintiéndome sofocado. Todo

parece disminuir a medida que camino.

Me desabrocho la camisa y salgo por las puertas.

del hospital

El aire helado de la mañana invade mis pulmones

aliviando el dolor.

Me inclino, poniendo mis manos en mi rodilla.

- Estará bien solo con la quimioterapia...

Me repito a mí mismo un par de veces.

- Ella estará bien y tendrá a su familia e hijos.

Respiro hondo y al cabo de un rato vuelvo a la

hospital. Camino justo pasando a Jessica, dirigiéndome a un

lugar específco. Sostenga la manija de la puerta y

respiracion profunda. Con calma abro la puerta del dormitorio.

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Larisa.

Todo está oscuro y solo un poco de luz cerca del

su cama. Entro y cierro la puerta sin hacer ruido.

Mientras camino, veo a tu madre durmiendo en el sofá.

En unos pocos pasos la veo acostada de lado.

Su rostro tranquilo y sereno mientras duerme. control

las ganas de llorar imaginando su sufrimiento.

Por primera vez en toda mi vida adulta,

Quiero llorar. Tu boca está ligeramente abierta.

mostrando sus dientes perfectos. tus pestañas

tiembla mientras ella duerme.

Luego tu lengua recorre tranquilamente tus labios y

Reprimo un suspiro.

¡Ella es tan linda! Levanto mi mano y toco suavemente tu

cabello que le cae en la frente y lo empujo hacia el

lado.

ella suspira Me siento en la silla junto a él. Mío

rostro se acerca al de ella.

Puedo sentir el aire cálido de tu boca golpeando la mía

boca. Mi nariz toca la suya ligeramente y mi corazón

sube la velocidad. Entonces los bonitos ojos azules se abren

mirando el mío. Larissa no dice nada.

Sólo mírame y no puedo alejarme.

- ¿Qué estás haciendo?

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Pregunta y una pequeña sonrisa aparece en su

labios.

- A ver si está bien.

También respondo con una sonrisa.

- ¿Con tu cara cerca de la mía? Creo que me querías

Beso.

¡Dulce Larisa! ! ¡Quiero mucho!

- Necesitaba saber si respiraba.

- ¿Y ninguno de estos dispositivos hace eso?

Su sonrisa es aún más encantadora.

- Me gustan las viejas formas de sentir el aire que sale.

a través de la boca y la nariz.

- Eso parece una excusa para mirarme.

dormir.

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Beso la punta de tu nariz.

- Tú roncas.

Digo riendo y me levanto.

- ¡Yo no ronco!

Susurro enojado y tengo que contenerme para no reír

elevado.

- Roncar mucho. Apenas puedes escuchar el

aparatos tan fuerte es su ronquido.

Ella sonríe y se muerde el labio.

f

boca- Creo casi que sobre estás ladisfr mía.azando el hecho de que estás con

- Estás drogado con las drogas,

imaginando cosas Vuelve a dormir.

Me giro para irme.

- Médico...

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Me vuelvo hacia ella y veo su cabeza en

inclinado.

- La próxima vez... usa tu mano para sentir el aire del

mi boca y no tu boca. Creo que este fue el

método antiguo.

- ¿Y cuál es el punto de usar la mano? ¡Buenas noches Larisa!

Salgo de la habitación aún más encantada con ella.

****************

Mi turno ha terminado y los pacientes siguen durmiendo.

Me cambio de ropa y en cuanto salgo del vestuario,

Veo a mi madre.

- ¡Buenos días hijo!

- ¡Buen día madre!

Ella me da un dulce beso en la mejilla.

- ¿Listo para pasarme el turno?

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- Sí...

Digo sonriendo y me siento con ella en una mesa.

Cuento mis cambios en algunos tratamientos y

Tomo el maletín de Larissa. le doy todo y

mostrar los exámenes.

- Creo que podemos pensar en algún tratamiento.

no muy agresivo. ¿Que crees?

Ella se está riendo.

- ¿Que pasó?

- ¿Qué brillo es ese cuando hablas de ella?

¡¡¡¡Mierda!!!!

- Mamá, puedes parar.

Me levanto.

- Estoy cansada y cuando vuelva esta noche

discutiremos el tratamiento.

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- ¡Sí señor!

Dice riéndose y se levanta también.

- Conduce con cuidado.

Me besa en la mejilla y salgo del hospital. En

casa mi cabeza tiene una sola cosa.

"LARISA"...

************

DÍA SIGUIENTE

A las nueve, puntualmente, entro en el hospital.

por un turno más.

Estoy emocionado y feliz. Beso la cara de Fátima en el

recepción y siga los pasillos.

Veo a Jessica mirando la computadora.

- ¡Buenas noches, Jéssica!

- ¡Buenas noches!

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Hablando en serio, todavía mirando la computadora.

- ¿Que pasó?

- Tuvimos una baja.

- ¿¡Qué quieres decir con una gota!?

Voy a su lado, mirando el monitor.

Entonces veo: LARISSA MARTINS - ALTO

- ¿Quién liberó a Larissa?

- Dra. Lins.

Me hierve la sangre y sin pensarlo dos veces sigo

a su habitación.

Entro sin llamar y ella me mira.

- ¡Hola, Enzo!

Su repugnante voz me molesta.

- ¿Por qué liberaste a Larissa Martins?

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Se levanta de su silla, toda llena de poder.

- Porque el acuerdo no pagará la hospitalización.

y ella no tiene dinero.

- Su leucemia es grave.

Grito y ella me mira asustada.

- Aún así, no podemos hacer todo gratis.

- Yo pago...

- Los médicos no pueden involucrarse con los pacientes,

Dra. Aguiar. Pagará por todos los pacientes en el

hospital sin dinero?

¡¡¡¡Mierda!!!! Mi impulso es golpear algo. Paso a

mano en mi cara.

- De todos modos, ella ya debe estar en algún lado.

hoyo, en Campinas.

Mi ira aumenta.

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- ¿El seguro cubre el tratamiento?

- Sí...

- ¡Excelente!

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NARRA CIÓN DE LARISSA

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Siento un toque en mi cara. Tan pronto como abro el

ojos, veo una mujer.

Se ve viejo, usa una bata de laboratorio y un

cosa me llama la atencion.

En su bata de laboratorio está escrito Dra. Aguiar.

- SRA. Martins!

Ella dice con voz suave.

- Soy el Dr. Aguiar.

y g

Tu sonrisa es un consuelo.

- Me parece estar rodeado de los Doctores Aguiar.

Tu risa me hace sonreír.

- ¿Eso es bueno?

Mi sonrisa se ensancha.

- No me puedo quejar del primer Aguiar.

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- ¡Que bien! Parece que le he enseñado bien a mi hijo. Di

una buena educación.

Mire como la enfermera revisa mis golpes y las vías intravenosas.

Ahora sus ojos están en mi expediente.

- ¿Están fuera mis exámenes?

- Tómate tu café primero y luego hablamos.

¿Puede ser?

- ¡Derecha!

Salgo de la habitación y mi madre se acerca.

- ¿Usted está bien?

- Sí.

Una mujer sonriente entra en la habitación con una

bandeja.

- Traje tu café.

Colóquelo en la mesa al lado de la cama. vamos

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mi dirección.

- Mi ángel, soy María de la cocina.

Toma mi mano.

- Quiero saber que te gusta comer para hacer

tus días más sabrosos.

Inclínate hacia mí.

- Pero tratemos de apegarnos a la dieta. ¿Derecha?

Dice guiñando un ojo y es imposible no sonreír.

- María, últimamente no me gusta nada.

- Pero tienes que comer.

Su voz es tranquila.

- Pide cualquier cosa.

– Le encantaban los panqueques y las frutas por la mañana.

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Dice mi mamá sonriendo.

- Ella no toma leche ni café, solo té y bueno

débil.

- ¿Te gustan las verduras y cualquier tipo de carne?

Empiezo a reír y miro a mi madre que gira la mirada.

ojos.

- Ella no come carne roja.

La mujer sonríe.

- Veamos qué puedo hacer con estos.

información. Si me necesitas solo marca el

rama de cocina.

- ¡Gracias, María!

- No tienes que hacerlo, mi ángel.

Mi madre toma la bandeja en cuanto se va María y

ponlo en mi regazo.

Miro la fruta y el pan integral con mermelada.

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- No tengo hambre.

- Come al menos la fruta.

Tomo una olla de fruta picada y empiezo a

come.

La puerta se abre y veo a la doctora rubia con su camino

entrada imponente.

- SRA. Martins, soy la Dra. Lins.

Se acerca a mi cama.

- Soy el director de esta ala del hospital.

Me analiza y no me gusta como me mira.

- Estoy aquí para hablar de sus exámenes.

Empieza a revisar mi gráfco.

- Sus pruebas mostraron leucemia mieloide.

aflado. Es un caso muy complicado y como el nombre.

dice, de proporciones serias. Requiere un

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tratamiento intenso y muy doloroso.

Siento la mano de mi madre sobre la mía. Pensar

Dejé de respirar hace mucho tiempo.

- Necesitarás quimioterapia y si no funciona,

trasplante de médula.

Puedo escuchar los sollozos de mi madre, pero no

puedo reaccionar Esta mujer lo tiró todo

mi cara sin piedad y no estaba preparada para

eso. La verdad es que imaginé que sé serio, pero sabiendo

que de hecho lo es, me deja en estado de shock. sigo siendo yo

había esperanza.

- Tu tablero ya está avanzado, necesitarás

inmediatamente a quimioterapia.

Siento que mi madre suelta mi mano.

- Doctor, ¿cómo lo vamos a hacer con respecto a la

¿hospitalización? Como le había dicho el tratamiento

el seguro cubre, pero la hospitalización no.

- No puedo hacer nada, Sra. Martins. Desafortunadamente

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sólo puede permanecer hospitalizado con pago.

- ¿Cuánto tiempo durará el tratamiento? Necesito saber

para ver si nuestro dinero lo cubre.

- No...

Finalmente logro recuperar el control de mi

cuerpo.

- No tocaremos nada de nuestro dinero.

El doctor me mira y con una sonrisa torcida que

molesta, pregunta.

- No quiere que la traten, señorita. Martins?

- El tema es no querer tratarme, Dra. Lins.

digo imponiendo mi voz.

- El punto es gastar el dinero de mi familia en

algo que no es 100% seguro de curación.

- Pero daremos el 100% de nosotros mismos para salvarte.

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- Aún así, no es mi garantía de cura.

Miro a mi madre.

- Vamos a casa. Quiero pensar en todo esto y

luego decida qué hacer.

- SRA. Martins, necesitas un tratamiento rápido.

Tu caso ya es grave.

- Bien...

digo descubriéndome.

- Sobreviví todo hasta hoy.

pongo los pies en el suelo y me levanto de la cama

en frente de ella.

- Unos días más no me matarán.

Empiezo a reír.

- ¿O voluntad?

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Ella me mira molesta.

- Tú lo sabes. Tu salud es tuya. O

El hospital estará aquí si lo necesita.

El médico le da la espalda y se va, golpeándola.

salto.

Supongo que no te gustó el hecho de que perdiste dinero.

conmigo.

- ¿Qué vas a hacer, Larisa?

pregunta mi madre.

- Vamos a casa. voy a pensar en algo y

así volvemos.

- Y si...

Mi madre habla y deja de tragarse las lágrimas.

- Nada pasará.

La atraigo hacia mis brazos.

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- Voy a estar bien.

susurro besando su cabeza.

- Le pediré a José que nos recoja.

Entonces la puerta del dormitorio se abre y mi refugio seguro

surge.

- Zorzal...

- Papá...

Viene caminando hacia mí y sin

logro sostenerlo, lloro en tu pecho cuando

abrazo.

- ¿Cómo estás?

- Bien...

Él comienza a reír.

- Esa es mi chica. hasta en la mierda estamos

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fuertes y siempre estamos bien.

Empiezo a reír, sintiendo tus besos en mi

cabeza.

- ¿Qué está pasando?

- Larissa quiere ir a casa y pensar en ella.

tratamiento.

Dice mi mamá mirándonos en un rincón. Mi padre

abre un brazo y mírala.

- Llega...

Ella se acerca tímidamente y él la acerca a su pecho.

Nos envuelve en sus brazos.

- Estaremos bien si permanecemos juntos.

Mi padre siempre será mi lugar favorito.

*******************

Después de explicar todo lo que pasó, mi padre se va.

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y alquila un coche para que puedas quedarte con nosotros este

curso del tiempo.

- Larisa...

El Dr. Aguiar entra a la habitación con una mirada triste.

- ¿Estás seguro de que te vas?

- Sí...

Me acerco y tomo su mano.

- Muchas gracias a ti y a todo el equipo por mi

muy bien recibido.

Tírame a tus brazos.

- Estaremos aquí para ti.

- Yo se.

Se aparta y me mira.

- ¿Puedo hacer algo por ti antes de irme?

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- Sí... Necesito ver a alguien antes de irme.

**************

Entro en la sala de pediatría. Está todo muy tranquilo.

Camino a la habitación que me mostró el Dr. Aguiar.

Tan pronto como lo abro, veo a mi pequeña en su cama.

- Larisa...

Ella sonríe débilmente mirándome. tan diferente de

chica alegre que vi el otro día.

- Vine a despedirme de ti.

Sus ojos se abren.

- ¿Vete?

- Sí...

Digo de pie a tu lado. Sostengo tu mano fría y

Observo tu hermoso rostro cansado.

- Hoy no es un buen día.

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Susurra y cierra los ojos. Me inclino y te beso

frente. Melissa sonríe con los ojos cerrados.

- ¿Vendrás a visitarme?

Abre los ojos y me mira.

- Haré cualquier cosa para ir a verte.

- ¡Gracias!

Ella suspira con cansancio.

- Usted necesita descansar.

- Larisa...

Aprieta mi mano.

- No me dejes aquí.

- No voy. Cuando vuelva, vendré con mi

cámara. Quiero tomarte fotos como una princesa.

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- ¿Con un vestido de princesa?

- Sí.

Melissa sonríe maravillosamente.

- Voy a amar.

Beso tu frente.

- Volveré lo antes posible.

La dejo durmiendo y salgo del hospital con

una opresión en mi pecho.

Me meto en el coche conteniendo las lágrimas y respiro hondo.

Parecía tan débil y cansada.

Si decido hacerme el tratamiento, mis días serán

así también.

El camino a casa es silencioso y mis padres

solo se miran como si estuvieran hablando

mentalmente. Duermo buena parte del viaje y

Cuando llego a casa, estoy muy cansado.

- Siéntate en tu silla favorita.

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Dice mi mamá llevándome al porche.

Mi silla se balancea y solía sentarme

en ella y admirar la puesta de sol.

- Haré nuestra comida.

Entra y veo que mi padre se acerca con un

cubierto.

Me acomodo en la silla y él me cubre.

- Ayudaré a tu madre.

Besa mi frente y vete. cierro mis ojos

sintiendo el sol en mis piernas.

- Larisa...

Abro los ojos y veo a Joseph.

- Tu madre me llamó y me dijo que rechazó el

tratamiento.

Cierro los ojos de nuevo.

- No lo rechacé. solo estoy pensando en el

antes de empezar.

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- Tienes que curarte para...

Deja de hablar y abre mis ojos.

- Volver a ser una mujer normal y casarse

¿contigo?

- No es así.

- ¡Vete, José!

- No te enojes.

- No estoy enojado. Estoy decepcionada.

Me mira sin saber que decir.

- ¡Vete!

Suspira y se da la vuelta.

- ¿Necesitar algo?

- No.

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respondo molesto. El se va y yo cierro mi

ojos, tratando de calmarme.

El sueño se acerca y me entrego a él.

************

Siento un toque en mi cara. un buen toque y

lleno de cariño.

abro los ojos y veo unos ojos verdes

frente a.

- Solo puede ser un sueño...

Esboza una sonrisa.

- No es...

Su mano empuja mi cabello hacia un lado.

- ¿Que haces aquí?

El Dr. Aguiar suspira.

- No sé...

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Tus ojos están en los míos.

- Algo dentro de mi grita queriendo cuidarme

usted.

Sus dedos se deslizan por mi cara y sobre mi

labios.

- No puedo alejarme.

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NARRA CIÓN ENZO

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Salgo de la habitación del Dr. Lins sintiendo que la ira me domina.

mi cuerpo.

¿Cómo puede dejar a un paciente en el estado en que

encuentra que Larissa se va así?

¿Todo esto por dinero? eso es lo mas asqueroso

del mundo. Paso rápido a las enfermeras, ahora

sabiendo mi destino. Cuando llego al mostrador

centro, conoce a Jessica.

- Necesito a la Sra. Martín.

Me mira y respira hondo.

- ¿Qué vas a hacer?

Empiezo a quitarme el abrigo.

- Voy a buscar a mi paciente.

Inclina la cabeza y me mira.

- Enzo, ella decidió irse.

Lanzo mi bata de laboratorio en la silla junto a ella.

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- No tuvo elección. sabemos muy bien

que este hospital cobra muy caro a los pacientes

tratamiento.

Jessica mira a su alrededor para ver si alguien nos escucha.

- Pero no podemos hacer nada.

- Tú no. Yo sí...

Digo dando la vuelta al mostrador y dirigiéndome al

computadora.

- Pagarás por su tratamiento como pagas por ella

¿Toronjil?

- Jessica, me prometiste mantenerlo en secreto.

- Yo guardo.

Dice sonriendo.

- Nadie aquí en el hospital sabe quién es el

El ángel de Melissa.

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Cierro los ojos y los recuerdos del día que

Conocí a Melissa me viene a la mente.

"Algo me golpea la pierna y cuando miro

hacia abajo, hermosos ojos marrones me miran fjamente.

- Excusa.

La niña dice asustada. Me arrodillo

para que coincida con su altura.

- No tiene por qué pedir disculpas. ¿Está perdido?

Ella niega con la cabeza.

- Estoy con mi profesor.

Miro hacia donde ella señala y veo a la Hermana Dulce.

Ella es una de las monjas del orfanato que el hospital

ayuda.

- ¿Y puedo saber lo que tienes?

El pequeño se acerca a mi oído.

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- Yo no sé. solo se que me duele mucho la cabeza y

Duermo de la nada, como la Bella Durmiente.

- Melissa...

Sor Dulce viene a nuestro lado.

- No moleste al Dr. Aguiar.

La niña se encoge de miedo.

- Ella no me molesta.

Paso mi mano por su largo cabello castaño.

- Somos amigos. ¿No es Melisa?

Ella sonríe.

- Sí..."

Siento un empujón en mi brazo.

-Enzo...

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Miro a Jessica.

- ¿Que pasó?

- Estaba paralizado. ¿Esta todo bien?

- Sí.

Escribo la dirección de Larissa en un papel.

- Necesito salir.

- ¿Pero es tu turno?

Le doy una sonrisa.

- Técnicamente, estoy fuera de servicio. trabajé ayer y

si hago 12/36?

Sonrío sabiendo que no tengo que quedarme.

- ¿Qué hago?

- A esa mujer sin corazón no le importa

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médicos o pacientes.

Me detengo en medio del pasillo.

- Es hora de que la Dra. Lins conozca la rutina de un

médico y el dolor de un paciente. hazlo

mi turno.

Salgo del hospital y corro como loca al

mi motocicleta

Tengo un largo viaje a Campinas.

****************

llego a su calle Mi corazón está latiendo rápidamente. detener

la moto cerca de tu casa. Qué vas a decir

¿Enzo? ¡¡¡¡Oye!!!! Vine aquí a buscarte. volverás y yo lo haré

pagar por su tratamiento, al igual que hago con el

Melissa y yo no queremos una discusión.

Resoplé molesto por mis pensamientos. Ella nunca

me dejaría encargarme de todo.

Arranco la moto y me dirijo lentamente al frente de su casa.

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PELIGROSOS NACIONALES

Vuelvo a detener la bicicleta en el lado opuesto de su casa.

Ella está sentada en el porche, aparentemente

dormido. Si de lejos puedo analizar tu bello rostro.

Apago la bicicleta y me armo de valor para bajarme.

Respiro hondo y me quito el casco. me lo puse

mi bici y yo vamos tranquilos al balcon

Dónde está ella. Mis pasos son seguros, pero mi

corazón tiene miedo de que ella me diga que me vaya de aquí.

Subo los únicos tres escalones hasta el frente de la casa y

Estoy frente a ella.

Larissa respira pesadamente, en un sueño cansado. Andar

sube a ella y arrodíllate.

Siento una absurda necesidad de tocarla. Sentir

tu piel en mis dedos.

Levanto mi mano y con calma toco su rostro. Sus

los ojos se abren y obtengo una hermosa sonrisa.

- Solo puede ser un sueño...

- No es...

Me sorprendo a mí mismo sonriendo también. Algunos cables de su

el pelo te cubre la cara y te lo empujo

oreja.

ACHERON PELIGROSO

PELIGROSOS NACIONALES

- ¿Que haces aquí?

Su voz está cansada y no sé cómo responder.

- No sé...

Tus ojos se encuentran con los míos y todo parece tan

Correcto.

Ven aquí y lucha por ella, se siente como si fuera mía

obligación.

- Algo dentro de mi grita queriendo cuidarme

g g q

usted.

Toco tu cara y tus labios.

- No puedo alejarme.

Su boca se abre un poco.

- No puedo y no quiero.

- ¿Que signifca eso?

Mi boca está cerca de la suya.

ACHERON PELIGROSO

PELIGROSOS NACIONALES

- No lo sé con certeza.

Miro tus labios y tu aliento golpea el mío

rostro.

- solo se que...

Mi corazón late más rápido.

- Larissa, ven a comer.

Se oye la voz espesa de un hombre. Me alejo de ella y

Veo un rubor en tu mejilla.

- Estoy yendo.

Sonreírme.

- Ven a comer con nosotros y explícame qué

hacer aquí

Casi sin fuerzas, se levanta y yo la apoyo.

- ¡Te ayudare!

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PELIGROSOS NACIONALES

Sostengo su cintura, presionando su cuerpo contra el mío.

- Así estarás a salvo.

Susurro y ella me mira.

- Me gusta la seguridad que me dan tus brazos.

Empieza a caminar y yo sigo tus pasos.

Apenas entramos su madre nos mira asustada.

- ¡Doctor Aguiar!

Un señor a tu lado me mira.

- ¡Papá, este es mi médico!

- ¿Visita a casa?

Pregunta levantando una ceja.

- Casi Eso.

Digo torpemente y ayudo a Larissa a sentarse.

ACHERON PELIGROSO

PELIGROSOS NACIONALES

- ¿Qué hace aquí, doctor?

- Mamá, sé más educada. siéntate aquí a mi lado

Dra. Aguiar.

- ¡Llámame Enzo, por favor!

Le digo a Larissa.

- Pensaré en tu caso.

Guiñame y tu mama te pone unos

sopa para Larissa.

Están comiendo pollo frito con fdeos.

- Ayudar a sí mismo.

Larissa dice tomando su cuchara.

- ¿Puedo tomar sopa contigo?

Ella sonríe.

- ¿No necesitas hacer eso?

ACHERON PELIGROSO

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Me encanta el pollo frito, pero sé lo difícil que es ser

excluida y no quiero que ella se sienta así.

- Me encanta la sopa.

Ella comienza a reír.

- Voy a fngir que creo. Puedes usar el mío

la sopa no sabe a nada, pero no te la comas toda.

Tan pronto como termino de poner la sopa en mi plato,

su madre ya empieza las preguntas.

- Dime, ¿qué haces aquí? ¿Sucedió algo?

¿Algún problema con los exámenes?

- Larissa necesita volver. Necesita tratamiento.

Larissa suspira y pongo la cuchara en el plato.

- No pagaré esa cantidad absurda para quedarme.

en ese hospital

Da la vuelta hacia mí.

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- No voy a llevar a mi familia a la bancarrota por algo.

que ni siquiera es seguro que me curará.

- Larisa...

Intento hablar, pero ella levanta la mano.

- No intentes convencerme y ni siquiera intentes ayudarme.

de todos modos. No quiero el dinero de nadie y

mucho menos hacer algo a cambio de esta mina

hospitalización.

Tomo una respiración profunda, frente a la mujer obstinada mi

parte delantera.

- No necesitas ir al hospital para hacer el

tratamiento.

Me miran.

- Puedes vivir cerca y siempre ir a hacer

el tratamiento. Muchos hacen.

- Zorzal, eso es bueno!

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El hombre dice y contiene una risa. Larissa lo mira con enojo.

- Papá tiene que dejar de llamarme así de frente.

de los otros.

Él sonrió.

- Tu apodo es tan hermoso.

Empiezo a reír.

- Pensé que era lindo.

Ahora me mira enfadada.

- No es esponjoso. Cuando descubras por qué, verás

que estaba siendo cruel con un bebé.

Su padre comienza a reír.

- No es mi culpa si naciste con ojos enormes,

pareciendo ranas asustadas.

Mi risa es fuerte y Larissa pellizca mi brazo.

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- Dejar de reír.

- No puedo, ranita.

Su risa se une a la mía.

- Más uno.

Cuando nos calmamos, su madre me mira.

- Incluso podemos vivir cerca y hacer el tratamiento.

¿allí?

- Sí.

- Mamá, el alquiler por ahí debe ser caro.

- Podemos alquilar nuestra casa para pagar.

- No creo que cubra la mitad.

Mi piso... Eso es todo!!!!

É

Tengo dos apartamentos en el mismo piso. Él

Está vacante y se lo puedo alquilar.

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- Hay un apartamento en mi piso que es

alquiler. Por lo que he oído, es barato.

Larisa me mira.

- Un apartamento donde vives, en el mismo

andar y es barato el alquiler?

- Sí...

Digo tratando de sonar convincente.

- Esto es raro.

- Puedo ver allí hoy y si está bien, muévete.

Ve allí y recibe tu tratamiento.

- Voy a poner nuestra casa en alquiler. Creo que

ochocientos reales, tenemos un mes dentro.

Dice la madre de Larissa.

- Veré si puedo conseguir el contrato de arrendamiento allí por ese p

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Larisa me mira.

- Aún no sé.

Yo sostengo tu mano.

- Y puedo cuidarte en mis días libres.

p

Estaré ahí cuando me necesites.

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