Pecados Placenteros: Lascivia
img img Pecados Placenteros: Lascivia img Capítulo 5 5
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Capítulo 5 5

Espero en el auto mientras Bratt se despide, saco el móvil e intento distraerme, pero el magnetismo es demasiado, no contengo las ganas y concentro los ojos contemplando lo atractivo que es. Nunca había visto un hombre así, eso es raro ya que trabajo en una central llena de hombres bellos y fornidos. Somos agentes secretos, se supone que nuestro físico debe causar empatía.

Surgen preguntas sobre el motivo de no haberlo visto en fotos, apenas caigo en cuenta que la única imagen que llegué a ver de él, es una pequeña fotografía sobre una fiesta de disfraces, para colmo, ni siquiera se le veía la cara.

Tenso los muslos cuando se pasa las manos por el cabello mientras se humedece los labios con la lengua.

«¡Basta!» Me regaño.

Dejo de mirarlo, es el mejor amigo de mi novio, no puedo estar viéndolo como si fuera la octava maravilla del mundo.

-¿Qué tal la pasaste? -me pregunta Bratt cuando abre la puerta.

-Casi muero de hambre, pero disfruté la cena.

-Nos explicó el motivo de su tardanza -enciende el motor- No te lleves una mala impresión de él.

«La única impresión que tengo es que es el hombre más atractivo que he visto en mi vida»

-No tengo ninguna mala impresión de nadie, la velada no estuvo mal, además, Sabrina no fue tan detestable, eso es algo que debo recalcar en mi diario.

Me besa la mano sin apartar la vista de la carretera.

-Tengo la esperanza de que algún día dejes de odiarlos.

Me apena que diga eso. Sabrina es la niña de sus ojos, durante años ha tenido que lidiar con las constantes peleas que se desatan entre las dos.

-No los odio.

-Sé que sí, no es necesario que me mientas.

-Aunque Sabrina se comporte como una arpía no la odio, por el simple hecho de que es la hermana del hombre que amo -le beso la mejilla- Y a Christopher no lo conozco lo suficiente como para odiarlo pero dudo que pueda hacerlo. No puedo despreciar lo que es importante para ti.

-Siempre haces que te ame más - me sonríe.

-Lo sé, te tengo locamente enamorado -me quito el cinturón, comienzo a repartir besos por su cuello- Ve más rápido -susurro en su oído- Pasé un mes sin ti y mi cuerpo te aclama.

Llegamos en menos de media hora, entro primero dejándome caer en el sofá del lujoso apartamento. Fue un regalo de sus padres cuando se graduó.

Son una familia muy adinerada, pertenecen al consejo de la FEMF y tienen negocios en el extranjero. Por eso no le caigo en gracia a Sabrina, quería para su hermano alguien de más glamour, una rosa inglesa, no una chica americana con amigas desordenadas.

-Fue una noche larga -se deja caer a mi lado.

-Mis pies me están matando.

Me quita los tacones, me besa las pantorrillas y sube por mis muslos desnudos.

-La extrañé, teniente James -mueve la tela de mi vestido con la nariz.

-No te creo -me levanto abriéndome de piernas sobre él.

Lleva las manos a la parte baja de mi espalda y me aprieta los glúteos remarcando la erección que acaba de surgir, no pierdo tiempo, me acerco hacia su boca saboreando los labios que me tienen muerta de amor. Su ropa me estorba, así que con rapidez deslizo las manos por su abrigo quitándole la corbata.

-Fueron los peores 30 días de mi vida -se pone de pie con mis piernas envueltas en su cintura.

Camina conmigo. Me lleva a su habitación dejándome sobre la cama. De medio lado observo como se desviste y se acerca solo con el bóxer puesto. No está mal dotado, el miembro erecto se le marca en la tela mientras mi entrepierna responde cuando lleva las manos al cierre de mi vestido deslizándolo con suavidad.

Bratt es de los que se toma su tiempo... Bueno no es que haya estado con otros y pueda comparar, pero a juzgar por las experiencias de mis otras amigas puedo presumir que a mi novio le encanta contemplarme. Pego su boca a la mía, rozo nuestros labios con un beso suave hundiendo las manos en su cabello sedoso, él traslada los dedos al broche de mi sostén soltando mis pechos.

La temperatura empieza a subir cuando me acuesto contemplando el cuerpo trabajado y esculpido. Se acerca hundiendo las manos en la cama, esconde la cara en mi cuello repartiendo besos húmedos que bajan por mi pecho y ponen duros mis pezones rosados. La saliva se me vuelve agua cuando pasa la lengua por los picos erectos, lamiendo uno y luego el otro mientras que con su mano libre, aparta la tela de mis bragas hundiéndose en mi sexo.

Arqueo las caderas pidiendo más, quiero que toque ese botoncito lleno de placer que me pone a suspirar, me mira cuando lo hace y le doy gracias con un leve quejido de satisfacción. Tiene los ojos llenos de brillo, los labios fruncidos y el deseo dibujado.

Se deja caer sobre mí con la respiración agitada y la piel sudorosa.

-Te amo, cariño -dice contra mi boca.

Respiro hondo, también lo amo. Han sido tantos años, tantas experiencias y momentos que siento que lo tengo aferrado en el alma y en el corazón. Se mueve en tanto aparta la tela de mis bragas mientras yo bajo la tela del bóxer liberandole la polla, preparándome para que se funda en mi interior. Toma la cabeza hinchada de su miembro y roza el glande en mi entrada empapada.

Me quejo echando la pelvis hacia adelante en busca de la penetración, admiro su autocontrol cuando se enfoca en mis labios y me puntea hasta que mis quejidos le suplican que entre. Mi coño siente la invasión cuando lo hace despacio, sin dejar de besarme mientras yo muevo la cintura bajo su pelvis apoderándome de su cuello, recordándome lo mucho que me ama.

Empiezan las embestidas, se clava una y otra vez con los ojos oscuros y los músculos tensos, en tanto saboreo las sensaciones que se perciben cuando estás en nubes de éxtasis, acompañadas de placeres carnales que te erizan hasta el último vello. Suelta leves quejidos guturales y me aferro a la piel de su espalda. El calor que emana de su miembro me lleva al clímax dejando ahí por un par de segundos mientras él se aferra a la tela de las sábanas, después se aparta para no derramarse en mi interior.

-Bratt... -abro las piernas demostrándole que no debe preocuparse- Acabo de hacerme revisar el anticonceptivo.

-Lo sé... Pero -pega su frente a la mía-. Nunca está de más prevenir.

Lo acerco y lo vuelvo a besar, dejo que caiga a mi lado. Me envuelve entre sus brazos llenándome de su calor.

            
            

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