Pecados Placenteros: Lascivia
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Capítulo 9 9

Sigo con mi trote a lo largo de la central hasta que llego al edificio administrativo. Respiro hondo antes de entrar, no sé, pero de un momento a otro me pongo más lenta a medida que subo hacia la tercera planta.

Escucho los latidos de mi propio corazón, me sudan las manos y me tiemblan las piernas. Laurens, la antigua secretaria de Sloan no está por ningún lado.

La puerta está abierta, tomo una bocanada de aire y le hago frente a la situación sin tanto rodeo.

-¡Buenos días coronel! -me presento con un saludo militar mirando para todos lados en busca de una distracción.

No quiero mirarlo, pero mis ojos bajan hacia su puesto como si tuvieran decisión propia.

La luz naranja que se filtra a través de la ventana hace que su cabello brille. Sus ojos grisáceos me miran como si fuera una sabandija, mi cerebro ignora eso concentrándose en la belleza que irradia. El resplandor no ayuda. Es como ver a un ángel caído saliendo de las llamas del infierno.

-Vengo a presentarme a sus órdenes -avanzo con rodillas temblorosas.

-¡Llevo doce minutos esperándola! -me regaña.

-Lo siento, señor -paso saliva- La ciudad estaba...

Alza la mano para que me calle. Tiene el antebrazo derecho tatuado con un patrón de jeroglíficos, llamas y a Anúbis. Observo que ambos brazos los tiene entintados . El izquierdo contiene letras en latín, calaveras y figuras prehispánicas.

-Me hartan las explicaciones, no tiene caso justificar el motivo de ser una incompetente que no puede llegar temprano.

«¡Perro maldito!» La fama era totalmente cierta.

-No se volverá a repetir -paso el peso de mi cuerpo de un pie a otro. Me guste o no, tiene motivos para regañarme.

-Obviamente no se volverá a repetir -responde airoso- Porque si se repite, se va ¿Está claro?

-Sí.

-Sí ¿Qué? -ya veo porque Sabrina se casó con él, tienen la misma personalidad de mierda.

-Sí, señor.

Mueve el cuello dándome una vista perfecta del tatuaje que tiene encima de la clavícula, es la cara de un lobo.

-Necesito que reúna a todos los capitanes, tenientes y sargentos de la lista -me ofrece una hoja- Me reuniré con todos en una hora.

-Como ordene, coronel.

-Es necesario que esté presente, puntual, odio que la gente no cumpla con el reglamento.

«¿Reglamento?» Como si no tuviera un récord incumpliendo órdenes. No le hace caso ni a su padre.

-Claro que sí, señor. Permiso para retirarme -le pido.

No me contesta, vuelve la vista a su MacBook dedicándome la ignorada del siglo. Tomo eso como un sí para marcharme.

Cumplo con la orden. Le aviso al capitán Thomson sobre la reunión, la voz se corre y antes de la hora estipulada la sala de juntas está llena con todos los capitanes, tenientes, sargentos y oficiales del ejército de inteligencia, inclusive Bratt y Simón, ambos son capitanes de las tropas J067 y J083.

Sobre la mesa hay una maqueta con planos de Múnich, Sidón, Río de Janeiro y Moscú.

El coronel ingresa mientras que todos le dedican un saludo militar antes de tomar asiento.

-Los reuní a todos aquí -anuncia- Para informarles sobre la nueva misión asignada por Peñalver.

Laurens, la secretaria, reparte carpetas a lo largo de la mesa. Tiene las mejillas como un tomate, va dando traspiés mientras camina. Siempre he pensado que es una chica sexy, lo único que le hace falta es un asesor de imagen y quemar su ropa.

Se apagan las luces. El proyector se enciende reflejando las imágenes sobre la pared blanca.

-Ésta misión la hemos nombrado derrumbe al clan Mascherano. Antes de empezar, tengan presente que será una de las misiones más largas que hemos enfrentado, necesitaremos disponibilidad de tiempo y mucha paciencia.

Corre el vídeo.

-Los hermanos Mascherano son cuatro sujetos que se dedican a la trata de blancas hace más de diez años. Es la organización delictiva más peligrosa del mundo en el negocio de tráfico. Trafican órganos, drogas, mujeres, hombre, niños y recién nacidos. Los delitos son cada vez más graves, países como México, Colombia y Chile se están viendo seriamente afectados.

El proyector muestra las imágenes que los inculpan, entre ellas hay un sin fin de personas mutiladas para extracción de órganos.

-Nuestra mayor preocupación es que tenemos serios indicios de que están patrocinando a un grupo terrorista llamado los Halcones Negros, el cual ha atacado ciudades como Seattle y Nueva York. -explica el coronel- Los Mascherano les dan gente que utilizan para delinquir y el pago lo hacen con armamento sumamente peligroso.

Se pasea por la sala mientras cambia las imágenes con el mando a distancia.

-El grupo terrorista está secuestrando gente, pidiendo cantidades absurdas de dinero con el fin de desestabilizar a gobernantes y senadores. Con la misión mataremos a dos pájaros de un solo tiro: A los Mascherano y a los Halcones.

-¿Qué herramientas tenemos hasta ahora? -pregunta Bratt.

-No tenemos muchas herramientas. Lo único que hay son problemas, nos acaban de reportar que la esposa y los dos hijos de un senador fueron secuestrados en Río de Janeiro.

Se muestran fotos de las personas, el proyector se apaga y todos se centran en la maqueta.

-Debemos prepararnos para combatir las dos organizaciones al mismo tiempo. Empezaremos armando un perímetro de vigilancia y espionaje en las ciudades principales donde están operando los dos grupos, Sidón, Moscú, Múnich y Río de Janeiro. Enviaré mis mejores tropas.

-El capitán Dimitri estará en Sidón -pone una bandera roja en el plano de la ciudad- El capitán Miller estará en Moscú, el capitán Lewis en Múnich y el capitán Thomson estará en Río de Janeiro. Partirán hoy en la madrugada.

«Adiós novio, citas y planes para recuperar el tiempo que estuvimos separados». Así es la milicia, no sabes cuándo diablos vas ausentarte por meses.

-Tienen el resto del día para preparar la tropa y alistar sus cosas -ordena el coronel.

La mayoría se larga e intento hacer lo mismo recogiendo mis apuntes.

-No hemos acabado -el capitán Thompson me señala la silla.

Todos se van. Solo quedamos la secretaria, el coronel, mi capitán y yo.

Clavo la mirada en la mesa cuando "Reglamento perfecto" se sienta frente a mí.

-La tropa mejor preparada y con más experiencia es la suya, capitán.

Laurens se acerca sin pedir permiso. Es torpe y golpea el rostro de Christopher con la punta del codo.

-¡Perdón! -balbucea con las mejillas encendidas.

-Lárguese a su cubículo -masculla lanzándole una mirada envenenada- Sus torpezas allá no me afectan.

La pobre chica levanta la maqueta, tropieza con una de las sillas y cae al suelo encima de la estructura. Los hombres no se mueven a ayudarla. Siento pena ajena así que me levanto, rodeo la mesa y la ayudo a levantarse.

-Soy una idiota -murmura acomodándose los lentes.

-La silla estaba en un mal sitio -le ayudo a recoger los pedazos rotos.

-No estoy para perder el tiempo, teniente -me regaña el coronel. Desde su posición parece que le estuviera limpiando los pies- ¡Levántese y vuelva a su puesto!

            
            

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