Capítulo 2 Erika

Regreso a casa con una tonta sonrisa en los labios, los ladridos de Axel me dan la bienvenida y sube sus patas a mi cintura haciéndome perder el equilibrio.

- Nene déjame pasar. - lo regaño para que deje sus calurosas bienvenidas. Coloco todas mis compras en la mesa y me agacho a besarlo.

- ¿Extrañaste a mami? - ladra moviendo su cola alegre y lo abrazo. Se ha puesto muy grande en los últimos meses, es un pastor belga de un año y medio.

- ¿Qué haría yo en mi vida sin mi bebé hermoso? - le hablo como si fuera un recién nacido y se va a la mesa trayéndome el periódico donde siempre busco los empleos en su boca.

- Hoy no lo necesito bebe, lo más probable es que tenga trabajo ya. - le hablo emocionada.

Agarro el teléfono y marco el número de la tarjeta, escuchando en silencio como la línea da timbres, contestan al tercero y me pongo nerviosa...

- Residencia Carusso ¿en qué puedo ayudarle? - suelto un suspiro nerviosa y hablo.

- Llamo de parte de "The agency of YOUNG bodyguard" por el trabajo de guardaespaldas.

- A sí, claro, enseguida le paso al señor. - La línea se queda en silencio unos minutos hasta que escucho las respiraciones de un hombre.

- Buenos días... espero que se respeten mis exigencias esta vez, el último agente que enviaron no deja mucho que decir de ustedes.

– Dios mío, la voz de este señor me da escalofríos, parece realmente molesto. - pienso para mis adentros.

- No se preocupe que no se arrepentirá esta vez de elegirnos. - digo con voz firme y suelta un suspiro.

- Eso espero, debe presentarse cuanto antes, mañana preferiblemente. Envíeme un E-mail a la dirección de correo de la tarjeta y le enviaré el formulario a llenar para la solicitud, la primera clausura es irrevocable. - Sin más que decir tengo muchas cosas que hacer. - cuelga sin siquiera despedirse.

Maleducado y engreído es lo que es. Agarro de mala gana mi laptop y envío de inmediato el correo, estoy ansiosa por el trabajo.

"Solicitud de trabajo como escolta" - escribo y le doy enviar. Al instante me llega un formulario con varias preguntas personales, el encabezado viene en mayúsculas con una clausura que me baja los ánimos. "SOLO SE ACEPTA UN HOMBRE" ¡Maldito machista de mierda!... piensa rápido, piensa rápido, me digo a mi misma, no puedo perder esta oportunidad. Lleno el sistema de preguntas y le doy enviar.

Me dejo caer en el sofá y grito de frustración despertando a Axel que estaba dormido sobre la alfombra.

- ¿Por qué nada puede ir bien? Siempre hay una maldita piedra en mi camino para entorpecerlo. Ahora resulta que soy un hombre y me llamo Erik Wayler, ya solo me queda vender mis órganos en el mercado negro... - digo en voz alta.

- Sé que es la mayor estupidez que he hecho en mi vida, pero puedo perder esta oportunidad o me hago pasar por el tal Erik o me resigno a perderlo todo. - Sigo hablando sola en voz alta y Axel me mira como si estuviera loca.

Aún molesta por todo agarro mis cosas y salgo de la casa de un portazo, estoy más que dispuesta a luchar por lo mío.

Horas más tarde:

- ¿Erika segura que quieres hacer esto? Mira que cortar pelo no es como pintarlo, una vez que lo cortas no hay vuelta atrás.

- Estoy segura Tania, quiero un cambio de estilo. – le digo a mi peluquera con un nudo en la garganta.

- Como quieras nena, te lo dejaré justo por encima de los hombros. - El crujido de la tijera se siente como si cortaran una parte importante de mi interior, duele... cierro los ojos y un recuerdo viene a mi cabeza...

- Erika cariño debes dormir, mañana tienes clases, es casi media noche... - escucho la cálida voz de la madre superiora.

- Ya voy madre Leonor, estoy terminando de peinarme. – digo con mi voz infantil sentada en la cama, agitando mis piececitos que cuelgan sin llegar al suelo.

- ¿Cuantas veces cepillas tu cabello al día mi niña? - se sienta a mi lado.

- Once, o ¿son doce? no recuerdo, pero si sigo peinándolo lo tendré tan lago como esa princesa del cuento que está encerrada en una torre y tiene un dragón, la hermana Irene nos lo cuenta para dormir.

- Pero mi estrellita, si lo tienes tan largo no podrás ir a ninguna parte, porque las personas lo pisarán y se ensuciará con el suelo.

- No importa, nunca cortaré mi pelo, las uñas sí, pero el pelo no. – la madre superiora me mira con cara divertida y me ayuda a acostarme en la cama.

- Hasta mañana mi estrellita Rapunzel.

- Justo así se llamaba la princesa - me emociono, la madre camina hacia la puerta y antes de salir vuelvo a llamarla.

- Madre Leonor ¿Cómo puedo conseguir un dragón?

- Duérmete y pídelo a las hadas del sueño, también a papá Dios, de seguro que te lo traen para tu cumpleaños.

Al día siguiente:

El despertador suena a las seis de la mañana y me levanto lo más rápido que puedo, me miro en el espejo del baño recordando todo lo que hice ayer, un nudo se forma en mi garganta al ver mi aspecto, el resultado me es favorable, me veo hermosa así, pero yo amaba mi cabello largo y amaba mi promesa de nunca cortarlo también. Aparto la tristeza de mi cara y me retiro hasta la más pequeña marca de maquillaje, me doy un baño y me visto con un traje negro que compré ayer junto a algunas prendas de hombre, si no me aceptan hoy en el trabajo si estaré arruinada, gasté lo poco que me quedaba. Uso vendas para aplanar mis pechos, lo que se me hace bastante difícil y doy el último toque a mi nueva personalidad con las cejas postizas que compré, logrando que mi rostro sea más tosco y menos femenino de lo habitual. Recojo mi pelo en un perfecto moño que tapo con una gorra negra y me pongo unas gafas transparentes. Mi reflejo me atemoriza, sé que necesitaré un milagro para que no me descubran, luzco demasiado femenina, aunque también hay hombres lindos... me digo a mi misma de consuelo.

- ¿Qué tal me veo amigo? - Axel ladea la cabeza como si estuviera confundido haciéndome reír a carcajadas. Le doy un beso en la cabeza y salgo de la casa.

La dirección de la tarjeta me lleva a una enorme y lujosa mansión, debe ser persona con mucho dinero, de seguro algún anciano que ya no se vale por sí mismo o algún niño con padres sobreprotectores. Toco el timbre y me presento en la puerta, el uniformado habla por un comunicador y con amabilidad me mandan a pasar.

¡Wow! Observo todo maravillada como una niña en una tienda de juguetes, toda mi casa cabe dentro de la sala donde estoy sentada, todo es muy lujoso, el impecable piso de mármol, los muebles, hay jarrones finos y cuadros por todas partes.

- Buenos días joven, mi nombre es Robert, soy el mayordomo. – me dice un señor elegante con acento extranjero y me pongo de pie para saludarlo, le extiendo la mano y me invita a sentarme de nuevo.

- El amo Lucian está corriendo como cada mañana, en una hora aproximadamente estará aquí, espero que no le moleste esperar.

- Por supuesto que no, yo lo espero. - Desea beber algo, agua, café, lo que sea.

- Café por favor. - se retira con un leve asentimiento y minutos más tarde una joven muy bonita trae mi café, lleva un uniforme blanco y negro perfectamente arreglado, por alguna extraña razón no para de mirarme y sonreír, me incomoda que me mire fijamente y me termino el café rápido devolviéndole la taza de porcelana que me trajo.

- Eres muy lindo sabes... - me dice antes de irse y se me encienden las mejillas, es la primera vez que una mujer me dice que soy lindo, que vergüenza.

El tiempo no camina y la desesperación se apodera de mí, nunca he sido de mucha paciencia. No sé cuántas veces cuento las lámparas de la sala o los cuadros que adornan las paredes, ya pasó más del tiempo del que Robert dijo y su jefe nada que llega, justo estoy por marcharme cuando el señor de la casa baja por las escaleras.

¡Oh dios mío!... esto no es para nada lo que me esperaba. ¿anciano que no se valía por sí mismo? si claro... - me dice mi mente con sarcasmo. Para mi sorpresa no es un anciano ni un niño, sino todo lo contrario, el adonis frente a mis ojos no debe pasar de los treinta años, es extremadamente guapo, alto, pelo castaño claro, ojos azules, labios carnosos, piel blanca algo bronceada, viste un short deportivo sin camisa que deja ver sus músculos prominentes y bien desarrollados, decorados por tatuajes.

¡¡Échenme agua fría que me quemo!!

Es sin duda el hombre más guapo y follable que he visto en mi vida. Está sudado de hacer ejercicios y seca su cara con una toalla. Muerdo ligeramente mi labio y mi estómago hormiguea. A simple vista diviso un maorí que ocupa casi todo su brazo izquierdo y parte de su hombro con las figuras de un sol y un búho incluidas, en su pecho lleva un león rugiendo con una corona en su cabeza y...

- Buenos días. ¿Y tú eres? - su voz gruesa y varonil con una pizca de arrogancia me eriza la piel y me doy una bofetada mental para no babear como una estúpida.

- Erik – balbuceo - Erik Wayler. Estoy aquí para el trabajo de guardaespaldas.

            
            

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