Conduzco en silencio hasta la empresa Carusso, Lucian no se despega de su celular ni un instante y parece preocupado. No le presto atención y me concentro en la carretera y en la música que está puesta en el reproductor. Llegamos en una hora a la empresa y quedo fascinada, esto muy diferente a lo que imaginé, todo aquí desprende lujo y dinero.
Ruedo los ojos al ver tantas chicas, básicamente es una empresa de mujeres, solo hay hombres para seguridad, todas llevan un vestido negro y gris, pegado al cuerpo y enormes tacones a juego que me hacen brillar los ojos, soy demasiado fan de los zapatos de tacón alto. Sus cabellos van perfectamente arreglados en un moño alto sin dejar ni una hebra suelta, muy al estilo de las empleadas de Christian Gray en la película. Es como si todas tuvieran un activador de hormonas cuando lo ven. No paran de preguntarle al señor Lucian si desea o necesita algo... Con razón es tan arrogante, si es que lo tratan como a un rey. Va directo a su despacho y lo sigo en silencio percatándome de las miradas de algunos empleados hacia mí...
La oficina está en uno de los últimos pisos del edificio, todo lo de este hombre desprende lujo y elegancia, el despacho es enorme, tiene su propio mini bar con licores caros y vasos grabados, tiene grandes ventanas de cristal que dejan ver la ciudad a través de ella, todo está perfectamente ordenado y limpio. No paro de mirarlo todo hasta que me doy cuenta de que Lucian me mira con cara divertida. Debe pensar que me crie en el campo o algo así, es que parezco niño en juguetería. Recibe un mensaje a su móvil y sonríe de lado.
- Erick, ve al primer piso y trae un café para mí, sin azúcar - me dice rodeando el escritorio y sentándose en su sillón de cuero negro. Asiento y salgo de la oficina, presiono el botón del ascensor y entro en el de mala gana, si acabamos de llegar por qué no lo pidió cuando estábamos allá abajo, hace las cosas a propósito.
Este edificio es un jodido laberinto, voy hasta la mesa de una de las secretarias del primer nivel para que me ayude y me mira como si fuera un dulce que se quiere comer.
- Eh, hola necesito ayuda, el señor Lucian necesita un café y me mandó a buscarlo aquí pero no sé dónde puedo ir, he caminado todo el lugar y no veo cafetería. - apoya la cara en su mano y me mira con una sonrisa en los labios.
- Guapo, el señor Lucian nunca manda a nadie a buscar su café, porque aquí en este piso no hay cafetería, además su secretaria personal se lo está llevando ahora mismo.
- ¿Qué? - me quedo anonada con su respuesta.
- Verás, la señorita Paula, jefa de recursos humanos de la empresa y secretaria personal del jefe, acaba de subir con su café, Lucian solo te mandó a buscarlo porque quería deshacerse de ti, porque ya sabía que ella iría. - sonrío con ironía.
- Gracias, por cierto, soy Erik - extiendo mi mano.
- Beatriz, es un gusto guapo aquí estoy para lo que necesites. - me guiña el ojo.
- Gracias - me dirijo al ascensor nuevamente y subo hasta el piso de la oficina, tocó la puerta y nadie responde.
- ¿Señor Lucian puedo entrar?
- Espera un momento. - me dice mi jefe y escucho movimiento dentro antes de que me manden a enterar. La chica que hay en la oficina trata de disimular lo agitada que está y sonrío para mis adentros ¿creen que soy estúpida o qué?
- Bueno señor solo vine a traer sus papeles y su café, tenga un bonito día. - si claro y para una buena estrujada también, pienso para mis adentros, se va sonriendo como tonta mientras Lucian ni la mira de nuevo. Ayer se revolcaba con una en casa y ahora anda con otra.
- ¿Y el café que te mandé a buscar? - me pregunta levantando la vista para verme.
- Si querías más tiempo para terminar de follarla me lo hubieras dicho - le digo y levanta la vista encontrando sus ojos con los míos.
- No sé de qué hablas - me dice tranquilo y me río.
- Cuando pueda retire el labial rojo que te dejo la señorita en la boca, me mandaste al primer piso porque te dio la gana, habría salido con gusto si me decías que querías follarte a tu empleada - le digo y muerdo mi lengua cuando me doy cuenta de que soy una bocaza.
- Creo que debemos aclarar las cosas, tú no eres nadie para hablarme así, yo hago lo que me da la gana y si te mando veinte veces al primer piso vas porque yo soy el jefe y tú no eres nada más que un empleado. - Sierro mis puños con fuerza para no cometer una locura, me conozco y para mí no es fácil quedarme callada.
- Entendido señor - digo entre dientes y lo miro desafiante unos segundos. La puerta se abre y entra la misma chica con la que hablé en el primer piso, su cara está roja y está algo agitada.
- Señor Lucian pasó algo terrible. - este se pone de pie de inmediato con la mirada preocupada.
- Venga conmigo señor, tiene que verlo con sus propios ojos, sabotearon los autos importados que esperábamos desde Europa. La cara de Lucian se transforma en ira y sale disparado por la puerta maldiciendo, lo sigo junto con la chica hasta el estacionamiento privado donde hay autos con la pintura rayada y los cristales rotos con marcas de disparos. Me acerco a los autos y en uno de los asientos hay un sobre rojo con el nombre Carusso en la cubierta.
- ¿Qué es eso? - pregunta mi jefe y todos alrededor me miran expectantes. Contándome somos cinco personas en el lugar.
- Aléjese señor, puede ser peligroso para usted - tomo el sobre y empiezo a romperlo sacando una nota de su interior.
Nota 5:
La hora de vernos las caras está llegando pequeño Lucian, pagarás los errores de los tuyos. J.O.F
Leo la nota en silencio y miro preocupada a Lucian, que al darse cuenta de mi mirada manda a sus empleados a volver a sus labores, cuando se van toma la nota, la lee y la arrugarla en sus manos.
- ¿Desde cuándo está recibiendo estás notas y por qué no fui informado de esto en mi contrato?
- Disculpa que no te haya dicho antes, esta es la quinta que recibo, no sé quién las manda, pero creo que es alguien que tuvo problemas con mi familia.
- Pero esto es grave, está en peligro, ese psicópata no puede estar amenazándolo así. ¿Ya le informo a la policía verdad? - no responde y resoplo frustrada.
- ¿Está loco o qué? Esto no es un juego, debes decirle a la policía cuánto antes. - niega con la cabeza y suspira antes de empezar a hablarme.
- La persona que me está mandando las amenazas es un mafioso italiano, jefe de una organización peligrosa, no quiero que algo malo le pase a mi familia ni las quiero en programa de protección a testigos ni nada de eso, es que no sé por qué mierda ese idiota me persigue, no sé conforma con haber provocado la muerte de parte de mi familia. Sigue exigiendo algo que ni siquiera sé que es, me dice que mi familia le arrebató su mayor tesoro y que lo quiere de vuelta y no tengo idea de que es.
- Solo sé que esto no es un juego señor y que debemos estar alerta en todo momento. - asiente y subimos a la oficina nuevamente.