Capítulo 3 Erika

Intento ocultar lo más que puedo mi voz de mujer, pero siento que es inútil. Su presencia me pone nerviosa.

- ¿Es una broma verdad? - dice con cara divertida cruzando sus musculosos brazos.

- Eres más pequeño que yo, además te ves demasiado delicado para protegerme. - me repasa todo el cuerpo

- Definitivamente no, gracias por venir - Un sudor frío recorre mi espalda ante su negativa y a la vez mi enojo emerge de adentro, este imbécil se atreve a subestimarme.

- Hagamos algo - digo tratando de lucir tranquila - Luche contra mí, si me vence me voy por donde vine, si yo gano me da el trabajo y me paga por adelantado. - comienza a carcajearse en mi cara y lo miro detalladamente, tiene una sonrisa hermosa, lástima que sea tan patán.

- De acuerdo Erik, si gano limpiarás mi coche antes de irte, sígueme. - Lo sigo a un área de entrenamiento muy grande, hay dianas para tiro, zonas de lucha, sacos de boxeo y otras cosas.

- Toma un arma del estante y dispara. - me da la orden y tomo una Berreta, unas gafas y orejeras de protección y me preparo para disparar. Mis tiros son limpios y casi todos dan en el centro.

- Muy bien, eres bueno con las armas, ahora veremos cómo luchas, puedes cambiarte si quieres. No es cómodo moverse en trajes.

- Estoy bien así gracias, además no llevaré ropa cómoda cuando lo tenga que proteger. - camino a una se las lonas acolchonadas del lugar

- Cuando esté listo señor - le digo calmada. Camina hasta estar frente a mí y me lanza el primer golpe directo a mi cara y lo esquivo, con el mismo impuso doblo su brazo por detrás de su espalda haciendo que duela, algo demasiado sencillo para alguien experimentado en lucha. Lo suelto y me mira anonado, vuelve a abordarme con golpes certeros que no me tocan porque soy más rápida que él, esa lucha quizás le funcione en una pelea con otro hombre, pero yo soy más inteligente, además quiero a hacerlo pagar por su arrogancia, le golpeo de forma repentina la parte posterior de su rodilla y cae arrodillado en la lona, pongo mi brazo alrededor de su cuello y gano la batalla. No es mal luchador, pero no recibió instrucción de lucha por más de diez años.

- Necesita otra demostración de que puedo protegerlo. Quizás quiera que el muestre mi destreza en la pelea con otras armas.

- De acuerdo, de acuerdo suéltame y hablaremos los términos del contrato. - gime de dolor, gran alivio me hace soltarlo y sonrío con superioridad...

Lucian:

Hace una semana que despedí al imbécil de mi guardaespaldas, el muy idiota se pasó de tragos e intentó abusar de Patricia, una de las empleadas de mi casa, lo puse de inmediato en la calle y le amenacé con que si se volvía a acercar a la joven lo pondría tras las rejas. Debido al hijo de puta que me está jodiendo la vida y a mi posición económica, como dueño y jefe de una de las más grandes empresas de autos de los Estados Unidos no puedo estar desprotegido. Ya han sido más de diez los atentados que he sufrido por parte del líder de una organización italiana de la cual no se ni el nombre, tampoco sé el motivo de su guerra conmigo sólo sé que su jefe me odia. Ayer envié un mensaje a Joseph, el jefe de la agencia de defensa personal más reconocida en el país para que me enviara otro escolta cuanto antes. No imaginaba que me lo enviaría tan rápido.

Salgo a correr como cada mañana con Imagine Dragons sonando a todo volumen en mis auriculares. Me detengo para atender la llamada de Robert, él nunca me llama cuando me ejercito a no ser que sea importante.

- Sí? - le digo.

- Señor Lucian el nuevo escolta lo espera para hablar con usted.

- Dile que espere, terminaré mis ejercicios y luego voy.

- Como mande señor. - cuelgo la llamada y sigo corriendo.

Llego a la casa luego de dos horas y voy directo a encontrarme con el hombre que mandaron, lo miro de arriba a abajo y no puedo evitar reírme, el tipo que me enviaron es por lo menos una cuarta más bajito que yo, no es para nada esbelto ni fornido y su rostro es demasiado lindo por así decirlo. Eso sin contar la cara de estúpido que ha puesto al verme, lo último que me falta es que diga que es homosexual.

Una hora más tarde:

Estoy completamente convencido de que no se puede juzgar a un libro por la portada, aun no puedo creer que esa pulguita más pequeña que yo me halla vencido tan fácilmente, pero lo hizo, las apariencias engañan. Nos sentamos en mi oficina donde le ofrezco el contrato y se pone a leerlo, lo miro fijamente detallando su rostro, ojos oscuros y expresivos, pestañas largas y abundantes, labios y nariz pequeños y delicados, su cara tiene muchas facciones femeninas. No puedo apartar la vista de su cara, sin embargo, él no me mira a mí, podría jurar que hasta evita que nuestras miradas se crucen, nunca en mi vida me había fijado tanto en un hombre, yo soy uno al que le gustan demasiado las mujeres para fijarme en un hombre, jamás lo haría.

- Me llamo Lucian Carusso - Le digo interrumpiendo el silencio que nos rodea.

- ¿Es italiano? - pregunta acomodándose en la silla.

- Sí, soy italiano de nacimiento. - le respondo.

- Pero hablas perfectamente el inglés, si no me hubieras dicho tu apellido jamás lo sabría.

- Eso es porque he pasado casi mi vida entera aquí, pero de vez en cuando visito a mi madre y hermana, después de la muerte de mi padre ella se niega a vivir en este país. Ahora volvamos a lo que importa y créeme que no es mi vida privada... ¿Cuántos años tienes Erik?

- Disculpe por inmiscuirme en asuntos que no son de mi incumbencia. Tengo veintiséis.

- Yo veintinueve cumplidos hace unos días, quiero informarte que serás muy bien pagado por tu trabajo, pero hay ciertos puntos que debes respetar.

- Aceptaré cada una de las condiciones, necesito el trabajo. - en su decisión al hablar puedo notar que en verdad necesita el empleo.

- Muy bien, primero tendrás que vivir en esta casa a tiempo completo, como comprenderás necesito protección a toda hora, número dos solo tendrás libre los domingos, número tres debes estar disponible veinticuatro horas al día, me gusta mucho salir a clubes y bares con amigos y deberás acompañarme y cuatro, total discreción con mi vida, lo que veas o hagas no lo difundirás al mundo, eso viene incluido en el contrato. - lo veo dudar unos minutos, pero al final acepta, firma los papeles y se marcha a buscar sus pertenencias, le dejé claro que debe regresar en unas horas. El trabajo empieza desde hoy mismo.

- Señor, sus amigos acaban de llegar a la casa. - me avisa Robert entrando a mi oficina con una taza de café.

- Robert puedes por favor decirme Lucian, eres prácticamente mi padre. - pongo mi mano en su hombro.

- Me gusta llamarlo así señor.

- Me rindo contigo. - alzo las manos en señal de rendición y sonríe.

- Diles que vallan al área de la piscina que los alcanzo en un rato. Cuando sale llamo a mi abogado y le informo del nuevo contrato que le hice a Erik, doy instrucciones en la empresa ya que no iré hoy y salgo a ver a mis amigos, usando solo un short de corto y una playera blanca, Félix está atendiendo el asado y las chicas se bañan, me recuesto a una tumbona con mis gafas de sol y una botella de cerveza en la mano, hace muchísimo calor, cierro los ojos y el rostro de Erik se queda dando vueltas en mi cabeza. - pero que mierda Lucian, nunca habías visto a un hombre en tu vida o que - me regaño yo mismo en mi mente.

- ¿Te hecho bloqueador guapo? - Me dice Vanesa dándome un beso en la mejilla y asiento, sus delicadas manos me recorren la espalda y se siente delicioso, me encantan sus masajes, especialmente en ciertas partes de mi cuerpo, hace tiempo que practico sexo con ella, nada serio, solo amigos con derecho.

- Veo que algo te tiene frustrado baby, que tal si vamos arriba a la habitación de huéspedes y jugamos un rato tu y yo - sabe las reglas, nunca llevo a ninguna mujer a mi cuanto, hay demasiados recuerdos de mi pasado allí, me mira con cara seductora y la tomo de la mano siendo brusco, la única forma de eliminar mi malhumor es con sexo. La llevo a una de las habitaciones del segundo piso y la empujo sobre la cama dándole una fuerte nalgada en su culo que queda en pompa, continúo quitándome la ropa y busco un preservativo en mi billetera, hoy no hay juegos previos solo sexo duro, se muerde el labio y desamarra las tiras de su bikini, tiene un cuerpo muy fallable, grandes tetas, curvas pronunciadas. La penetro de una estocada que la hace gritar y la embisto con fuerza. En esta casa todos son sordos para estas cosas, ya están acostumbrados a mis escandalosas amigas. Mi enorme polla entra y sale de su interior empapado y aprieto fuerte la carne de sus caderas para facilitar mis embestidas. Salgo de ella manejado su cuerpo como el de una muñeca y la siento encima de mí. Toma las riendas de la situación y comienza a cabalgarme con deseo, agarro su voluminoso culo y lo azoto con fuerza, ella grita y casi llego al clímax, pero la puerta se abre mostrando a mi nuevo empleado con la cara descompuesta, nuestros ojos se encuentran y mi cuerpo se estremece con la cantidad de semen que sale de mi polla.

- ¡Mierda! - es lo único que logro decir, se suponía que mi clímax se perdería con su presencia no que eso lo hiciera más intenso.

Nos observa por unos segundos boquiabierto con las mejillas encendidas y se voltea tartamudeando.

- Lo siento mucho, no sabía, el mayordomo me dijo que me quedara en esta habitación, de verdad perdóneme señor. - la situación lejos de enojarme me excita más, mi polla está igual de dura que antes de venirme, nunca me había pasado algo así, está tan nervioso que hasta me resulta divertido, me levanto de la cama deshaciéndome del condón en el baño y regreso aún desnudo, Vanesa no para de reír y ni se molesta en taparse poniendo más nervioso al chico.

- Tranquilo hombre no pasa nada - le pongo la mano en el hombro y mira mi cuerpo desnudo deteniéndose en ciertas partes de mi anatomía, abriendo los ojos de par en par ¿pero que le sucede a este chico, nunca ha visto una polla a parte de la suya? Pienso para mis adentros algo incómodo.

- Mejor me voy y vuelvo después, sigan con lo suyo. - me dice nervioso.

- No, quédate, ya nos vamos.

            
            

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