Dulce Tentación (I libro)
img img Dulce Tentación (I libro) img Capítulo 2 ~ Capítulo 1 Ashly ~
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Capítulo 6 ~ Capítulo 5 Rusther ~ img
Capítulo 7 ~ Capitulo 6 Ashly ~ img
Capítulo 8 ~ Capítulo 7 Ashly ~ img
Capítulo 9 ~ Capítulo 8 Ashly ~ img
Capítulo 10 ~ Capitulo 9 Rasher ~ img
Capítulo 11 ~ Capítulo 10 Rasher ~ img
Capítulo 12 ~ Capitulo 11 Ashly~ img
Capítulo 13 ~ Capitulo 12 Randi ~ img
Capítulo 14 ~ Capitulo 13 Ashly ~ img
Capítulo 15 ~ Capitulo 14 Randi ~ img
Capítulo 16 ~ Capítulo 15 Rusther ~ img
Capítulo 17 ~ Capítulo 16 Ashly ~ img
Capítulo 18 ~Capitulo 17 Rasher ~ img
Capítulo 19 ~ Capitulo 18 Rasher ~ img
Capítulo 20 ~ Capitulo 19 Rasher ~ img
Capítulo 21 ~ Capítulo 20 Roderick ~ img
Capítulo 22 ~ Capitulo 21 Ashly ~ img
Capítulo 23 ~ Capitulo 22 Roderick ~ img
Capítulo 24 ~ Capitulo 23 Ashly ~ img
Capítulo 25 ~ Capitulo 24 Ashly ~ img
Capítulo 26 ~ Capitulo 25 Ashly ~ img
Capítulo 27 ~ Capitulo 26 Rasher ~ img
Capítulo 28 ~ Capitulo 27 Randi ~ img
Capítulo 29 ~ Capitulo 28 Rusther ~ img
Capítulo 30 ~ Capitulo 29 Ashly ~ img
Capítulo 31 ~ Capitulo 30 Ashly ~ img
Capítulo 32 ~ Capitulo 31 Ashly ~ img
Capítulo 33 ~ Capítulo 32 Ashly ~ img
Capítulo 34 ~ Capitulo 33 Ashly ~ img
Capítulo 35 ~ Capítulo 34 Ashly ~ img
Capítulo 36 ~ Capítulo 35 Ashly ~ img
Capítulo 37 ~ Capítulo 36 Ashly ~ img
Capítulo 38 ~ Capítulo 37 Ashly ~ img
Capítulo 39 ~ Capítulo 38 Rasher ~ img
Capítulo 40 ~ Epílogo Rusther ~ img
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Capítulo 2 ~ Capítulo 1 Ashly ~

El aire de la mañana se sentía fresco contra mi piel mientras me detenía frente a la Universidad Reffirshon, contemplando la imponente estructura que tenía ante mí. No era solo un edificio; era una ciudadela de conocimiento, un emblema de prestigio y modernidad que albergaba a algunos de los estudiantes más brillantes del mundo. Y ahora, yo era una de ellos.

Una sonrisa de satisfacción se dibujó en mi rostro. No podía creer que estaba aquí. Después de años de esfuerzo, de largas noches de estudio y sacrificios, había conseguido mi beca en la universidad más prestigiosa del país. No lo dudé ni un segundo cuando me dieron la confirmación; tomé el primer vuelo y dejé todo atrás por esta oportunidad.

La estructura del campus combinaba lo clásico con lo futurista de una manera armoniosa. Las enormes columnas de mármol blanco, talladas con símbolos antiguos, le daban una apariencia de templo griego, mientras que los ventanales de cristal inteligente reflejaban el cielo con un brillo casi irreal. La edificación era más que una simple construcción; parecía un organismo vivo, diseñado con materiales que se adaptaban al clima y a las necesidades de los estudiantes.

Al cruzar las puertas principales, un escáner holográfico analizó mi identidad sin que tuviera que mostrar credenciales. Un suave brillo azul recorrió mi silueta, y al instante, mi nombre apareció proyectado en una pantalla flotante con un mensaje de bienvenida:

"Bienvenida, Ashly. Prepárate para un futuro sin límites."

Los pasillos eran una obra de arte de la ingeniería. Las paredes parecían estar hechas de piedra medieval, con relieves tallados que contaban historias de grandes descubrimientos científicos. Sin embargo, eran paneles inteligentes capaces de mostrar información en tiempo real, adaptándose a las necesidades de los estudiantes. Si te detenías frente a una de ellas, podías acceder a horarios de clases, biografías de profesores o incluso simulaciones interactivas de experimentos.

Encima de mí, pequeños drones flotaban en el aire, proyectando anuncios y horarios de clases en pantallas holográficas. Algunos de ellos eran asistentes virtuales que guiaban a los estudiantes nuevos con rutas interactivas.

-Bienvenida, estudiante Ashly -dijo uno de los drones con una voz serena-. Tu primera clase está en el Pabellón de Ciencias Avanzadas. ¿Necesitas indicaciones?

Me quedé boquiabierta.

-Eh... no, gracias. Solo estoy explorando.

El dron flotó unos segundos frente a mí y luego continuó su camino.

Más adelante, noté que los casilleros no eran simples compartimentos metálicos; cada uno tenía una pantalla frontal donde se mostraba el nombre del estudiante y sus notificaciones más recientes. Cuando alguien se acercaba, el sistema de reconocimiento facial activaba una interfaz que proyectaba un teclado holográfico para ingresar la clave de seguridad. Algunos estudiantes programaban sus casilleros para que se abrieran automáticamente con un comando de voz.

Vi a un chico murmurar algo en voz baja y su casillero se abrió de inmediato, revelando libros de papel-sí, libros físicos-junto a una tableta de última generación. Parecía que, a pesar de toda la tecnología, algunos aún preferían lo clásico.

A los lados del pasillo principal, había áreas de descanso con sillones ergonómicos y escritorios con pantallas flotantes. Algunos estudiantes se sentaban ahí con sus tabletas interactivas, navegando por sus clases o ajustando sus horarios con simples gestos de la mano. Todo era intuitivo, eficiente, perfecto.

Los pisos eran de un material que amortiguaba el sonido de los pasos, creando un ambiente silencioso a pesar del flujo constante de estudiantes. Cada rincón tenía sensores que regulaban la temperatura y la iluminación según la cantidad de personas en el área. No había luces convencionales; en su lugar, un sistema de bioluminiscencia artificial iluminaba los pasillos con una luz suave que cambiaba de tonalidad dependiendo de la hora del día.

Pero lo que más me impresionó fueron las escaleras flotantes. No tenían barandillas físicas, sino que una proyección lumínica indicaba los límites. Un sensor detectaba a cada persona y ajustaba la altura de los escalones según su velocidad de paso. Era como si el suelo mismo se adaptara a ti.

A través de los ventanales, podía ver un enorme jardín flotante con plantas bioluminiscentes. Algunas de ellas cambiaban de color según la estación, y otras parecían reaccionar a la presencia de las personas. Un grupo de estudiantes se encontraba sentado en una terraza rodeada de árboles con hojas traslúcidas, donde las ramas parecían generar una ligera vibración cada vez que el viento pasaba entre ellas.

Había pequeñas fuentes con agua cristalina que fluía en circuitos cerrados, purificada por nanobots ecológicos que mantenían su composición perfecta. Todo en este lugar parecía diseñado para funcionar en sincronía con la naturaleza, en un equilibrio perfecto entre tecnología y sostenibilidad.

Caminaba maravillada, sintiendo que estaba en otro mundo. Había algo en este lugar que me resultaba extrañamente familiar, como si una parte de mí ya hubiera estado aquí antes.

Mis pensamientos fueron interrumpidos cuando un golpe repentino en la espalda me sacó de mi ensimismamiento.

El impacto fue lo suficientemente fuerte como para hacerme perder el equilibrio, y en cuestión de segundos, me encontré cayendo de cara al costoso suelo de la universidad.

Por un momento, no me preocupé por mí, sino por el suelo.

¿Lo habré dañado con mi cara?

-¡Oh, lo siento! -exclamó una voz femenina con tono de urgencia.

Me senté como pude, doblando mis piernas a un lado y apoyándome con una mano mientras con la otra frotaba mi rostro adolorido. Busqué mis lentes en el suelo, recordando que los llevaba puestos.

-No te preocupes -murmuré sin dejar de sobarme la cara.

Mis dedos finalmente tocaron el marco de mis lentes, los recogí rápidamente y los inspeccioné con cuidado. Parecían intactos.

-¡Eres muy kawaii! -chilló la chica frente a mí con emoción desbordante.

Levanté la vista y me encontré con una joven de cabello castaño y grandes ojos cafés llenos de brillo. Su expresión era tan radiante que casi olvidé que hace unos segundos había besado el suelo.

Extendió su mano en señal de ayuda y la acepté con una sonrisa.

-Lamento el golpe -dijo con una risita apenas apenada-. Soy Karol.

-Soy Ashly, pero puedes llamarme Ash.

-Eres la nueva, ¿cierto?

Asentí.

-Entonces, déjame mostrarte el lugar y explicarte lo básico que necesitas saber. Así me perdonas por el recibimiento tan... peculiar.

No pude evitar reír un poco ante su actitud.

-Gracias, acepto el tour. Y no te preocupes por el golpe.

-¡Perfecto! -exclamó, dando pequeños saltitos de emoción.

Sonreí de nuevo. Karol tenía una personalidad explosiva, tierna y carismática. Y, por lo visto, acababa de hacer mi primera amiga en la Universidad Reffirshon.

            
            

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