Tanatofobia - Cuentos Cortos De Horror
img img Tanatofobia - Cuentos Cortos De Horror img Capítulo 4 LA TABLA - Parte 2
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Capítulo 6 LA MUÑECA - Parte 2 img
Capítulo 7 LA COCINERA img
Capítulo 8 LA COCINERA - Parte 2 img
Capítulo 9 VENGANZA img
Capítulo 10 VENGANZA - Parte 2 img
Capítulo 11 EL PACTO - Parte 3 img
Capítulo 12 EL PACTO -Parte 4 img
Capítulo 13 LA TABLA - Parte 3 img
Capítulo 14 LA MUÑECA - Parte 3 img
Capítulo 15 LA COCINERA - Parte 3 img
Capítulo 16 LA COCINERA - Parte 4 img
Capítulo 17 VENGANZA - Parte 3 img
Capítulo 18 VENGANZA - Parte 4 img
Capítulo 19 VENGANZA - Parte 5 img
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Capítulo 4 LA TABLA - Parte 2

-Esto no me gusta nada, dejemos así-. Dijo Sara visiblemente temerosa.

-¡No se puede!-. La previno Beth –Debemos cerrar la cesión-.

-Estoy de acuerdo con Sara-. Dijo Lis –Siento que si seguimos con esto algo malo puede pasar-.

-Algo malo pasará si no cerramos como es debido-. Dijo Beth –Ustedes no entienden, si dejamos la cesión ahora es como dejar una puerta abierta y sea lo que sea esté del otro lado podrá pasar sin ningún problema y si eso pasa estaremos en grave peligro-.

Al final Sara y Lis se convencieron con las palabras de Beth quien parecía muy segura con lo que decía, así que aceptaron terminar la cesión.

Pusieron de nuevo los dedos sobre el indicador y de nuevo Beth tomó la palabra –Manuel, queremos hablar con Manuel Velasco. ¿Manuel estas aquí con nosotras?-.

De nuevo el indicador se movió por la tabla hasta parase sobre el "NO".

-Repito, deseamos hablar con Manuel valencia, ¿Manuel, estas allí?-.

La tabla se movió por todo el tablero posándose por todas las letras hasta formar la frase "MANUEL NO ESTÁ AQUÍ".

Sara no soportó más y preguntó -¿Si no está aquí, donde está Manuel?-.

De nuevo el indicador se movió. Esta vez forma la frase "MANUEL ESTÁ CONMIGO".

-¿Quién eres tú y que es lo que quieres?-. Preguntó desesperada Sara.

De nuevo el indicador formó la frase "LAMASHTU".

-No entiendo, ¿Qué significa esa palabra?-. Dijo Lis.

-Es un nombre-. Contestó Beth –Es el nombre de algo que no debiera estar aquí, de algo que no debimos haber contactado-.

-¿Por qué?-

Beth contestó con amargura –Es algo muy peligroso-. Luego de un momento dijo –Cálmense y cállense, debemos terminar correctamente esta cesión-.

-Espíritu inmundo, te ordeno que te vayas-. Dijo Beth con vehemencia.

El indicador fue letra por letra, al terminar se leía "NO TIENES EL PODER PARA EXPULSARME".

-Te ordeno espíritu inmundo que nos dejes terminar e irnos-.

Esta vez el indicador tan solo formó una palabra "JAMÁS".

Después de eso el viento y la lluvia arreciaron. Un relámpago iluminó el cielo al tiempo que la puerta de la habitación se abría de golpe exaltando a las presentes.

-¿Qué es esto? ¿Qué están haciendo?-. Dijo la mamá de Sara después de abrir la puerta y encender la luz.

Sara aun con el corazón en la mano a causa del susto respondió –No es nada, solo estábamos jugando un juego.

La mamá miró con extrañeza a la mujer vestida de negro, luego dijo –Es tarde, es hora que tus amigas se marchen-.

Y así fue, por más que Beth insistió en terminar correctamente la cesión, Sara se negó, al parecer Lis estaba de acuerdo con su amiga. De este modo Sara las despidió de su casa.

Pero Beth no se fue tranquila, en todos sus años de comunicarse a través de la tabla, nunca se había topado con un espíritu tan poderoso y peligroso como aquel de esa noche y más intranquilidad le daba el saber que no se había cerrado correctamente la cesión, aquella puerta abierta esa noche no se cerró, aún seguía abierta de par en par.

Los hechos que empezaron a suceder desde aquella noche serian recordados como los más aterradores y devastadores para la familia de Sara.

La casa vista desde afuera parecía vieja y descuidada. Sara estaba en el que otrora había sido su jardín, ahora tan solo era una acumulación de malas hierbas y flores podridas que expelían un olor fétido. Vio a su alrededor y notó que las demás casas vecinas también tenían ese aspecto lúgubre de su casa. Se dirigió a la puerta y se dio cuenta que la madera estaba podrida, la abrió y cuando entró a la casa vio que adentró la vista no era mejor. El polvo y las telarañas reinaban. Los muebles parecían viejos y estaban desgastados. En el piso cientos de ratas y cucarachas corrían de un lado a otro, tanto así que tuvo que caminar con cuidado para no pisar a ninguna. Llamó para ver si había alguien en casa pero no tuvo respuesta alguna. Era extraño pero en aquella casa hacia mucho frio. Fue y cerró las ventanas que estaban abiertas pero fue inútil el frio seguía y al instante el viento las volvió a abrir. Recorrió cada centímetro del primer piso de la casa y todo estaba según lo recordaba, pero todo lucia viejo y desgastado, todas las cosas empolvadas, el suelo estaba sucio. En la cocina los platos se arremolinaban en el fregadero haciendo de aquello un reino para las cucarachas que se deleitaba con las sobras de comida podrida. Sara fue hacia la nevera y la abrió y adentro la comida estaba putrefacta, el olor era nauseabundo, allí adentro también habían ratas y cucarachas. Con asco Sara dejó la cocina atrás, pasó por el sanitario y se dio cuenta que allí el olor y la vista eran aún peores que en la cocina así que cerró la puerta. Terminado de recorrer el primer piso y sin encontrar indicio alguno que le indicara donde estaba su familia, Sara se dispuso a subir al segundo piso por las escaleras que otrora estaba bien pintadas y limpias y que ahora se veían desgastadas y peligrosas. Al subir escuchó como el suelo crujía cada vez que pisaba un escalón, cuando llegó al segundo piso notó que allí el frio era más intenso que en el primer piso, tanto así que podía ver el vapor caliente que salía de su boca cada vez que respiraba. Tiritando de frio, Sara recorrió el segundo piso pero aquí como en la primera planta no parecía haber nadie. Todas las habitaciones estaban desarregladas y sucias, con los pisos empolvados, las paredes descarachadas y las ventanas rotas, las ratas y las cucarachas también estaban por doquier. Al final del recorrido estaba enfrente de su habitación que estaba con la puerta cerrada, le dio un pequeño empujón y esta se abrió. Para sorpresa de Sara, adentro en la habitación estaba Manuel, su novio muerto. El joven estaba sentado sobre la cama dándole la espalda a la puerta y temblando de frio pues en aquella habitación en particular hacia más frio que en toda la casa, era tanto el frio que del techo colgaban carámbanos de hielo. Sara sintió como el frio le quemaba la cara y las manos, pero sin importarle eso entró a la habitación mientras la puerta se cerraba a sus espaldas. Fue y abrazó a su novio, pero este último no reaccionó, seguía temblando de frio. Así que Sara buscó una manta y lo cubrió con ella, pero el joven parecía sin reacción. Tenía la vista fija en el closet pero parecía ser una mirada perdida, en sus ojos no había vida. Sara le hablaba al joven pero este último parecía no escucharla, lo acariciaba, lo besaba, pero no había reacción alguna, Manuel solo atina a seguir temblando. De pronto Sara escuchó un ruido que provenía de afuera de la habitación, era un ruido de pisadas de cascos que parecía que subían por las escaleras. Sara escuchó atenta como estas pisadas siguieron avanzando hasta detenerse en la puerta de su habitación. En ese momento todo cambió. El lugar se empezó a llenar de un olor podrido y nauseabundo. La temperatura antes fría ahora se empezaba a calentar, tanto que era sofocante. Sara sintió un miedo profundo, aquel miedo no lo había sentido jamás. Un fuerte golpe abrió la puerta haciendo que la joven se sobresaltara, a todas estas Manuel seguía sin reacción alguna. Al principio Sara no pudo ver de quien se trataba pues una espesa niebla se lo impedía, pero a medida que la misma se disipaba Sara pudo ver a la criatura que estaba parada en la puerta y lo que vio la horrorizo. Esta criatura tenía el cuerpo de una mujer que al parecer estaba embarazada. Su cabeza tenia forma de chacal con tres enormes ojos que iluminaban con un rojo intenso. En vez de pies tenia patas de pájaro con unas formidables y atemorizantes garras y también se le podía ver unas negras alas de halcón, también portaba dos espadas, una en cada mano. La una envuelta en llamas y la otra de hielo. Sara se horrorizó y se aferró a Manuel quien seguía impávido, sin reacción. Este demonio Miró a Sara con aquellos aterradores ojos rojos y entonces un fuerte viento se desató. Pero este era un viento diferente, era un viento cálido, muy cálido, era un viento que quemaba. Sara se mandó las manos al rostro para protegerse del viento y entonces vio con horror como a medida que este viento cálido le daba en la piel esta se le desprendía en pequeños pedazos dejando al descubierto músculos y carne. Una oleada de dolor recorrió cada centímetro de la joven, mientras trataba infructuosamente protegerse de aquel viento que quemaba como el fuego. De pronto pasó lo inesperado, aquel demonio habló con una voz que más parecía un aullido, pidiéndole a Manuel que se acercara. El joven obedeció y se paró de la cama y caminó hacia la bestia. Sara se aferró al brazo del joven tratando de impedir que fuera con el demonio, pero fue inútil. Fue allí cuando este demonio de nuevo miró a Sara y caminó hacia ella. Una fuerza invisible tumbó a la joven en la cama. Manos invisibles la sujetaron por las cuatro extremidades, Sara no se podía mover. Sara vio con espanto como este demonio le frotó la barriga y en un rápido movimiento le hizo un corte en la misma. Luego con sus garras le abrió el abdomen y comenzó a sacar de su cuerpo los órganos y viseras. Sara intentaba gritar pues el dolor era indescriptible pero para su sorpresa notó que no tenía voz, por más que tratará de su boca no salía palabra alguna. Ya por último, la bestia metió la mano y sacó del cuerpo de Sara lo que parecía ser un feto humano. La repulsión y el asco de Sara fueron indescriptibles cuando vio como este demonio se llevó el feto a su hocico y se lo comió.

Sara despertó con la respiración agitada. Instintivamente se mandó las manos al abdomen para notar que todo estaba normal, estaba empapada en sudor. Todo había sido una pesadilla, una horrible pesadilla. La oscuridad reinaba en su habitación, esta noche en particular no había luna ni estrellas. Y entonces la joven notó que no estaba sola en la habitación, que algo la observaba desde la oscuridad, unos ojos malignos la asechaban desde el closet y extrañas presencias se deslizaban por las paredes amparadas en la oscuridad de la noche.

Los días siguientes la situación para la joven no parecía mejorar. Durante el día y estuviera donde estuviera sentía una presencia, una energía maligna que la acompañaba, a donde fuera siempre estaba con ella. Esta energía era una carga, Sara se sentía agotada. Las noches eran aún peores. Estar en aquella habitación era un suplicio. Sara sentía como una presencia la miraba desde el closet, podía ver el brillo de ojos malignos que la observaban desde la oscuridad. Sentía que algo se movía debajo de su cama. Se sentía rodeada y sin escape. No podía dormir y cuando lograba hacerlo tenía extrañas y temibles pesadillas con aquella bestia infernal, así que de nuevo despertaba envuelta en sudor. Debido a la falta de sueño, Sara se sentía débil, perdió color, ahora estaba demacrada y adelgazó dramáticamente. Durante el día tan solo probaba pequeños bocados de comida y muchas veces trasbocaba.

-A mí me pasa igual, todo esto es muy extraño-. Dijo Lis después de escuchar lo que su amiga de toda la vida le contaba. Al parecer fuera lo que fuera lo que acechaba a Sara, también lo hacía con Lis.

-Beth si nos advirtió que esto podría pasar si no cerrábamos la sesión de manera correcta. La única solución es que vayamos a donde ella. Que volvamos a jugar y cerremos la cesión bien para que todo esto termine-. Dijo Lis.

Sara asintió.

De esta manera las dos chicas se dirigieron a donde vivía aquella mujer. Cuando llegaron se encontraron con un edificio que lucía bastante viejo y desgastado y que estaba ubicado en una zona bastante deprimida. Subieron por las escaleras buscando el apartamento de Beth, hasta que por fin lo encontraron. Llamaron a la puerta pero nadie les abrió, al parecer la mujer no estaba en casa. Así que Lis tomó su teléfono celular y marcó el número de Beth, pero esta vez tampoco hubo respuesta alguna. El teléfono timbraba y timbraba pero no contestaba nadie....

            
            

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