Sus bellos ojos grandes y sus largas pestañas le abanicaron con total nerviosismo, y él lo percibió. Al comprobar el destello de temor en la muchacha se alejó de la puerta intentando regalarle mayor confianza. Dell se dejó llenar de paz, y se acercó a la ventana. Intentó llenar los pulmones de aire, pero sintió las fuertes manos nuevamente sobre ella. El guardia le dio un fuerte tirón hacia él, y la alejó de las ventanas.
_ Aun no es seguro. No sabemos cuántos hombres entraron a esta mansión. No sabemos cuántos pueden haber afuera. Hasta que todo pase, por favor, mantente en esta parte del cuarto_ le advirtió señalándole la parte cerca de la puerta.
Dell abrió los ojos como fuego. Cada vez que él la regañaba o le daba un consejo, ella sentía la humillación de sentirse vulnerada, atrapada entre esas paredes y un desconocido. Le agradecía su compañía y la valentía con la cual le salvó, pero no espantaba del todo su realidad. Habían atentado contra su vida, habían saboteado su fiesta sorpresa, y alguien daba un decreto a su padre, alguien le retaba y ella sabía que eso no terminaría bien. Estaba absorta en sus pensamientos, encontrando el color ámbar en la mirada de su salvador cuando sintió sintieron el sonido del celular.
_ Dime.
La voz grave la colocó en estado de alerta, descifraba en silencio la voz del hombre, sus facciones, su tamaño, y su masculinidad.
_ Ella está conmigo. Estamos seguros aquí. No te diré el paradero hasta que yo no compruebe que todo pasó no me llamas, es por la seguridad de ella.
El porte altivo y la mandíbula marcada cuando pronunció la palabra seguridad le devolvió el miedo a Dell, le devolvió las ganas de de que todo acabara, que fuera un mal sueño que pronto olvidaría.
_ Están preguntando por ti. Puedes llamar a tu familia.
_ No traje el teléfono. Mis pertenencias están en el auto. Lo siento._ admitió con nuevas penas.
_ No lo sientas. Nada de esto es tu culpa.
El interlocutor dio ligeros pasos y Dell se quedó mirando todo su cuerpo. Su porte tenía estilo y personalidad. Mostraba entrenamiento, habilidad, capacidad de lucha, eso se veía en su actitud, y en sus decisiones. Y luego reconoció su rostro. Ahora se determinaba a mirarle. La frente alta estaba adornada de largos mechones que muchas veces se llevaba hacia atrás sin resolución. Era una cabellera larga, con flequillos hacia el cuello, y con cortes imprecisos, pero le otorgaban un atractivo inusual.
El hombre que la había salvado, era sumamente alto. Ella quedaba por sus hombros, lo comprobó en el sótano y ella marcaba uno setenta, sin dudas el superaba los unos ochenta. Era atractivo y fiero. Parte de los flequillos le impedían ver sus ojos en ciertos momentos. Cada vez que él movía su cuerpo, los cabellos caían con total resolución sobre su frente, y sus cejas, cayendo suaves hasta las pestañas y algunos hacia todo el rostro, hasta que un ademán hecho con repetidas maneras, le dejó ver su mirada. Justo cuando llevó el cerquillo hacia atrás ella contempló todo en perfección. Había un lado del rostro que en toda la noche ella no había logrado ver. Los cabellos largos hacia la mejilla derecha, pero el perfil izquierdo le dejó ver la belleza de sus ojos ambarinos, y un cutis como hecho de porcelana. El sudor había hecho mella en su apariencia y aún así, lucía como un modelo de pasarela. Se preguntaba porque aquella juvenil belleza masculina, era el guardia destinado a salvarle la vida.
_ Me gustaría recompensarte _le dictó con un tono bajo y suave.
El guardia dejó de sostener el teléfono y lo colocó en un bolsillo del pantalón, y le regaló el perfil derecho con sus cabellos largos cubriendo mucho de su físico, y le dictó contundente y más fuerte de todo lo que había pronunciado toda la noche:
_ No te atrevas. No aceptaré nada. Soy un guardia contratado por tupadre, ya te dije eso. Cuando esto pase, nunca más volveremos a vernos_ murmuró en tono bajo y tajante.
_ No lo tomes a mal, por favor, solo deseo agradecerte.
Una mirada de hielo inesperada le llegó hondo y ella decidió acercase un poco más, le tomó las manos y sin dudarlo le preguntó su nombre.El hombre dudó, y le miró de soslayo. Ella se había aproximado lo suficiente como verse nuevamente en sus ojos, y sin pensarlo le dijo:
_ Roguard, mis amigos me dicen Ro.
_ ¿Hace mucho que eres un guardaespaldas?
_ Desde los dieciocho,con ocho años de práctica con los CEO_ añadió casi sin mirarla. No deseaba dar datos personales, pero tampoco Dell necesitaba ser tratada con indiferencia, al final su padre había hecho una buena paga, y proteger a las personas le hacía sentir útil para alguien más, y esa noche estaba orgulloso de su proeza.
_ Debes estar orgullosos de ti. Hoy has salvado a alguien. Gracias_ le dijo como si hubiera tenido el poder de leerle la mente.
La sonrisa de la muchacha, algo inesperado en todo su momento de ser contratado, era suficiente para sentirse complacido con su trabajo. Lahabía salvado, y fue una decisión de un segundo, una estrategia tejida en un momento crucial, pero aquella sonrisa era suficiente recompensa. Dell era muy linda, atractiva, y sencilla; todo cuanto veía en ella le fascinaba.
Intentó acercase pero justo en el momento que su hermano Harold y su padre irrumpieron llenos de polvo, de sudor y de lágrimas, entraron venciendo todos los miedos, para abrazarla. La habían buscado en toda la mansión. Harold vio cuando el guardia la sacó del auto, y sus amigos hicieron fuego para llamar la atención y despejarle el camino al guardaespaldas. La vio ir en sus hombros, y supo que alguien más la cuidaría mientras las balas ocasionaban pavor.
_ Te debo la vida de mi hija_ dictó eufórico mientras le dio dos palmadas en la espalda.
_ Lo has hecho bien_ le dijo en tono bajo Harold mientras le conducía hacia el primer piso. Deseaba recompensarlo.
_ No te vayas _ añadió el dueño de la mansión mientras no dejaba de mirar a su hija y sentir el alivio de que al final nadie salió lastimado. Pero en un segundo añadió: esperen por mí en el despacho.
_ ¿Qué harás papá?_ Inquirió con más calma mientras se dieron un abrazo.
_ No te inquietes con nada. Ya he mandado a mis mejores hombres que rastreen esos autos, sus placas, los hombres que aún quedan vivos van a hablar.
_ Papá. No causes problemas. Por favor_ añadió llena de dulzura en su voz, con todas las preocupaciones de saber que su papá no era un santo, y que su hermano aprendió a ser un matón cuando apenas era un muchacho.
_ No pasará nada malo, te lo aseguro_ aseguró el viejo con su usual voz ronca pero esta vez mostrando un mayor cansancio de lo que era usual.
_ Papá. ¿Qué harás con el hombre que me salvó?
_ Le daré dinero y así estarás tranquila.
_ El no lo aceptará. No le hieras su orgullo, ha protegido con total integridad, y me rechazó mi ayuda. Mejor dale trabajo, papá, es bueno en la defensa personal, y además muy intuitivo. Si no fuera por él hoy me hubieras perdido.
Damián Munichs abrazó nuevamente a su hija y le dictó:
_ Le ofreceré trabajar para nosotros. Si acepta le pagaré bien. Nada es más valioso que mis hijos. Eso lo sabes.
_ Lo sé papá.Descansaré papá_ le respondió con total cansancio reflejado en su voz y en su mirada. Cuando su padre bajó hacia el despacho se preguntó qué respuesta daría Ro, si de veras se quedaría como guardia en la mansión ella podría recuperarse, volver a ser la muchacha confiada y segura que siempre había sido.