Capítulo 2 2

- ¿Te excitaste? - La voz de mi mejor amiga me sacó por completo de aquel trance.

- ¿De que se trata todo esto Alicia? - pregunto confundida.

- Daniel me regaló este libro, lo encontró en la librería y como estaba en griego creía que lo podía necesitar, cuando lo lei y vi esa imagen sentí una vibra muy fuerte a... sexo duro, Segun los pasajes Jasón de Macedonia fue un antiguo general el cual desaparecio misteriosamente y más nadie volvio a saber de él, pero alguien se encargo de escribir su historia y todas las batallas en las que estuvo. pero segun la especulación del mismo autor, Jasón fue maldecido por una diosa, se cree que fue Hestia, la esposa de Zeus, la madlción de Jasón es estar encerrado en un pergamino y la unica forma de salir de allí es que una mujer lo haga y él debera cumplir todos los deseos que esta tenga.

- O sea que es un genio.

- No, es un esclavo sexual.

- Lo que sea Alicia, no vamos a hacer este tipo de cosas. - me levanto de mi asiento. - Ya debo volver al trabajo, nos vemos en la noche .

Estaba dispuesta a irme, pero Alicia me detiene.

- Espera, llévate tú regalo. - Toma el libro y me lo entrega.

- Al, no quiero tener esto en casa, sabes que yo no creo en nada de esto. - se lo devuelvo.

- ¡Ash! Está bien. - coloca los ojos en blanco. - eres una aguafiesta ¿Sabías?

- Yo prefiero no tener una posesión demoníaca. - le recalco.

- Pero lo que te va a poseer es un antiguo dios griego.

- Ya olvídalo Alicia. Llegaré tarde a mi turno, nos vemos en la noche y que no se te olvide el vino. - me fui alejando paso a paso.

- ¡Si, si como tú digas!

...

Doy un fuerte suspiro al entrar en mi departamento, me deshago de mi bata y mi bolso, ordenadamente lo guardo dentro del armario cerca de mi puerta, me estiró por completo, suelto mi coleta y me dirijo a mi habitación dispuesta a darme una ducha muy larga relajante.

al llegar al baño me despojo de toda mi ropa y quedó desnuda frente al espejo, allí pude ver todas mis imperfecciones, mis senos estaban un poco caídos, tengo estrias en mi estómago, celulitis en mi trasero y mis piernas, me deshago de mi maquillaje y allí aparecieron esas horrendas pecas que tanto odio... o bueno que me hicieron odiar. Para mi es inevitable no pensar en todas esas palabras que alguna vez él me dijo, me hizo sentir la peor mujer del mundo y la menos deseada para otros hombres, él cambió todo de mi y me hizo la mujer insegura que ahora soy.

Doy un largo suspiro y abro la regadera, me meto y dejó que el agua caliente recorra cada rincón de mi cuerpo, esta es mi rutina cada vez que llego del trabajo, sin faltar, después de tan tantas sesiones las malas energías quedan impregnadas y no necesito más problemas en mi vida.

Al salir de la ducha enrollo una toalla en mi cabello y otra alrededor de mi cuerpo, me dirijo a mi closet y de allí saco un vestido bastante amplio, no quería estar apretada estando en casa y sobre todo porque Alicia vendría y solamente íbamos a beber y comer pizza.

me deshago de la toalla en mi cabeza y pasó el cepillo por mi cabello hasta estar desenredado, bajó hasta el primer piso y tomó el teléfono para pedir dos cajas de pizza.

El timbre suena en repetidas ocasiones y de inmediato supe que era Alicia por lo intensa que es.

- Casi que no me abres mujer. - es lo primero que dice cuando abro la puerta.

- O quizás estás desesperada.

- En realidad si, ya necesito que comience esta noche de chicas. - Entra al departamento. - ¿pediste la pizza?

- Justo hace unos segundos. - respondo. - ¿Tregiste el vino?

- Claro que sí mujer. - de su bolso saca una botella de vino. - y otra por si acaso. - golpea ligeramente su bolso.

- bien, porque las necesitaremos. - me fui hasta la sala y me tiré sobre el sillón. - Hoy fue un día muy ajetreado, por lo menos mañana descanso, eso es lo bueno de ser tu propio jefe.

- Entonces comencemos desde ya. - Alicia desaparece al entrar a la cocina, pero regresa segundos después con dos copas de vino. - Sabes, estuve hablando con Simon acerca de tu situación...

- ¡Alicia! - la reprendo mientras la miro mal. - Simon no debe saber de mis problemas.

- ¡Oh, vamos! él también es tu amigo.

- Sí pero... soy más amiga tuya que de él, después de todo es tu esposo. - me cruzo de brazos.

- Pues él me dijo que tenía un amigo super guapisimo y está dispuesto a conocerte.

- Eso no va a suceder. - colocó los ojos en blanco. - Mejor sírveme la copa llena, esta noche será muy larga. - Alicia niega con su cabeza y destapa la botella, se sienta a mi lado. - Feliz cumpleaños a mi. - llevó la copa a mis labios y le doy un trago grande, hoy realmente quería perder hasta la conciencia.

Al poco tiempo llegaron las dos cajas de pizza, Alicia y yo veíamos Magic Mike disfrutando de los hombres deliciosos que actuaban, sobre todo a Channing Tatum, ese hombre es simplemente perfecto.

La primera botellas de vino ya se había acabado y la segunda se encontraba a la mitad, solamente nos habíamos terminado una caja de pizza, definitivamente el mejor cumpleaños de todo este mundo, estar borrachas viendo hombres bailar y a mi mejor amiga, sin embargo la nostalgia era algo que siempre iba a estar presente en mi vida, mis padres siempre me levantaban la mañana de mi cumpleaños con un rico bizcocho de chocolate preparado por mi madre, mi padre junto a su cámara capturaba el momento de la mordida del bizcocho.

Como me gustaría que el tiempo retrocediera para volverlos a ver y nunca dejarlos. Limpio las lágrimas que bajaban por mis mejillas y Alicia lo noto, pasó su brazo por encima de mi hombro y me dejó llorar, esa ausencia de mis padres jamás iba a desaparecer.

- Fui la peor hija de todo el mundo. - hablo. - no sé cómo pude dejar a mis padres por ese... hijo de perra de William.

- Desafortunadamente estabas enamorada de él. - mi amiga acariciaba mi cabello.

- Ellos nunca me perdonarán, de seguro deben estar odiándome.

- De hecho no, los he visto protegiéndote una y otra vez, siempre me dicen que eres su bebe, su linda Miri.

Mi llanto aumenta.

- Ellos me decían Miri.

- Ya, ya, ya calma linda abejita, todo va a estar bien, deja de llorar. - Alicia me toma del rostro y me mira a los ojos. Ojos que por alguna extraña razón siempre me consuelan.

- ¿Acaso me vas a besar? - bromeó y ella estalló en carcajadas.

- Oye, te tengo una propuesta.

- ¡Por dios Alicia no vamos a tener sexo!

- ¡Dejame hablar mujer!

- Ok. - definitivamente el alcohol me tenía de mil humores hoy.

- Te traje un regalo. - Alicia tambaleante se acerca a su bolso y de allí saca nuevamente el libro que me dio por la mañana. - Se que me dijiste que no, pero yo nunca acepto un no por respuesta.

- A veces no entiendo cómo es que tú y yo somos amigas. - niego con mi cabeza. - No voy a invocar al esclavo sexual.

- Por favorcito Miri, mi yo de bruja me lo pide a gritos.

- Entonces invócalo tú. - me cruzo de brazos.

- No puedo, tengo esposo y no me hace falta el sexo, encambio a ti si...

- Hija de perra. - Llevo mi mano al pecho ofendida.

- Luego te arreglas con mi madre, pero en serio hagamos esto, te prometo que si no funciona más nunca te obligaré a nada.

Alicia coloca los ojos como el gato con botas, ella sabía perfectamente que no podía negarme a su mirada, así que tomó un cojín del sofá y lo colocó sobre mi rostro para evitar verla, pero ella se tira sobre tratando de quitarme la almohada, hasta que lo logró.

- ¡Está bien, está bien! - Alicia sale de encima de mí y hace su danza de la victoria. - ¿Qué es lo que tenemos que hacer?

- Lo bueno de hacer la invocación hoy es que es luna llena.

- Siento que después de esto me voy a arrepentir.

- No seas pesimista. - me tomó de la mano y me tira de ella para levantarme del sofá.

Salimos del departamento hasta ir al patio trasero, afortunadamente mi departamento quedaba en una planta baja y tenía acceso a un pequeño patio, perfectamente ambientado para hacer una noche de fogata el malvaviscos. Miro a la luna y tal cual estaba llena como Alicia lo había dicho, una corriente fría recorre todo mi cuerpo e instintivamente trato de cubrirme con mis brazos.

- Ten. - Alicia me tiende el libro, lo tomo y miro con total recelo la portada roja.

Pero las ganas locas de abrir el libro y ver a aquel hombre hecho por los mismos dioses me invadió y así lo hice, justo en aquella imagen tan hipnótica.

Acaricie las hojas amarillentas y las finas líneas que trazaban aquel tonificado cuerpo.

- Es hipnotico. - Alicia habla enfrente de mí. Cierro el libro de golpe.

- Hagamos esto rápido. - me sacudo gracias al frío. - ¿Tenemos que matar alguna gallina?

- Iidota. - Alicia me empuja. - Es fácil, porque es como si estuvieras manifestando, vas a repetir tres veces el nombre del esclavo sexual y dejaremos que el resto se haga solo.

- ¿En serio? ¿Y la letra menuda?

- No hay, eso es lo bueno.

- Ok, espero que Dios me perdone por esto.

- Lleva el libro primero. - me indica. - y repite el nombre de Jason de Macedonia.

Pego el libro a mi pecho, por alguna extraña razón sentí un fuerte corrientazo que atravesó mi corazón, mis manos comenzaron a sudar y mis piernas a temblar, me concentré, coloque la poca energía buena que tenía de mí y lo solté:

- Jason de Macedônia, Jason de Macedônia, Jason de Macedônia.

Cuando estuve segura abrí los ojos y Alice me estaba viendo como si fuera un experimento de laboratorio.

- ¿Te sientes bien? ¿Notas algo raro? ¿Ves doble?

- No. - respondo sin más. - Al no creo que esto haya funcionado, debe haber algo que omi...

Un sonido de entre los matorrales llamó nuestra atención, instintivamente me coloco detrás de Alicia, si llega a ser un demonio ella me protegerá. El matorral se seguía moviendo y de forma brusca.

- ¿Jason? - habló Al. - Jason si eres tú, sal, nosotras no te haremos daño.

Con la sacudida de los matorrales algunas de sus hojas se comenzaron a caer, se ve claramente bajo la luz de la luna, de inmediato me arrepentí de haber hecho lo que Alicia me pidió, claramente era una persona asustadiza e insegura.

- Vamos Jason no tengas miedo de salir, nosotras somos tus amigas. - vuelve a hablar mi amiga. - ¿Jas...?

- ¡Ah! - gritamos Alicia y yo cuando algo salió disparado en nuestra dirección, entre nuestras piernas pasaron dos gatos negros peleandose como locos, cuando desaparecieron del panorama Alicia y yo nos vemos y estallamos en carcajadas, tanto que termino de rodillas en el suelo.

- ¡Dios! - colocó las manos sobre mi estómago. - hace mucho que no reía de esta forma.

- Fui timada. - Alicia después de reírse se cruza de brazos muy pensante.

- Mejor volvamos adentro brujita. - me levanto del suelo y la tomó del brazo.

al entrar escuchamos su teléfono sonar desde la sala, dejó el libro sobre el meso de la cocina y la acompañó, allí tomó mi copa de vino mientras que ella hablaba con alguien.

- Ok, voy en camino. - cuelga.

- ¿Quién era? - pregunto.

- Un amigo de Simon, hoy tenían un partido de basquetbol y se lastimó el tobillo, ahora están en urgencias.

- ¿Quieres que te acompañe? ¿Está bien Simon?

- No, está bien, tu pasa tu resaca aquí tranquila, luego te informo como está Simón.

- Si tú insistes.

- Nos vemos.

Rápidamente Alicia recoge todas sus cosas y sale disparada de mi departamento dejándome nuevamente sola

            
            

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