Capítulo 3 3

Me dedico a recoger todo el desastre que hicimos , las copas, para hacer un solo viaje acomoda las copas, las dos botellas vacías y las dos cajas de pizza, me dirijo hasta la cocina y me detengo en seco cuando noto que el libro rojo donde el antiguo dios griego se encontraba cautivo.

- De pronto Alicia se lo llevó. - Me dije encogiéndome de hombros.

Coloco todo con cuidado sobre el meso y de repente, todo comienza a temblar, mi departamento comenzó a estremecerse de tal forma, que creo que me caería encima si no me muevo rápidamente, con cada paso que daba la casa se estremecía aún más, así que debía ir con mucho cuidado, platos y vasos se estrellaban contra el suelo, en la sala escuche como algo caía al suelo y explota, literalmente este es el fin de todos los tiempos, vi el cuadro de mis padres estrellarse contra el piso y rompiéndose en miles de pedazos.

De repente... todo se calmó, miró a mi alrededor todo estaba intacto, veo el cuadro de mis padres y sigue colgado en la pared tal cual como lo puse el primer día, mi corazón está latiendo con, la adrenalina corre por todo mi cuerpo y las miles de preguntas se instalaron en mi cabeza, Camino hacia la sala donde había escuchado el estruendo, una estela de humo blanco inundaba la sala como si fuera una discoteca.

- ¿Pero que carajos? - murmuró. No estaba dispuesta a entrar en la sala y que de repente me salte un demonio para matarme o poseerme.

Poco a poco la estela de humo fue bajando su intensidad, entrecierro los ojos para ver con más claridad y en medio de la sala pude ver una silueta negra, no se movía para absolutamente nada, solo estaba de pie. Intenté moverme pero era casi imposible, era como si... se me pegaran los pies al piso.

- Camina hacia la luz. - hablo con una voz temblorosa. - no te quedes en este plano, camina hacia la luz.

La neblina era ya casi inexistente y fue cuando pude ver claramente un cuerpo desnudo de pie en medio de mi sala de estar, su es grande y su trasero un poco pequeño, su cabello es largo y llega a mitad de su espalda, el calor aumentó dentro de la habitación y la excitación se instaló en mi vientre bajo.

- ¿Jason? - hable con suavidad.

Él hombre se gira lentamente y por fin pude ver su rostro, tome las rienda de mis controles y di dos pasos atrás, sin embargo mi torpeza fue tal que tropecé con mi propio pie para caer de culo al suelo.

- ¿Estás bien? - ni siquiera me había percatado que se había acercado a mi. Su voz era varonil suave, mi piel se erizo tanto que ya lucía como la piel de una gallina desplumada.

- Sí. - Mi voz sale más aguda de lo normal.

Sus facciones son simplemente magníficas, sus cejas pobladas, su nariz respingada, sus labios gruesos y rosados y por supuesto sus ojos verdes como la esmeralda... tengo enfrente a Jason de Macedônia un antiguo guerrero griego condenado a satisfacer todas las necesidades de una mujer enfrente de mí. Alicia tenía razón, la invocación si funciono... si funciono... si funciono.

Repetí esas mismas palabras una y otra vez.

- ¿Segura que estas bien? - Su voz gruesa me trae de regreso a la realidad.

- ¿Jason?

- ¿Miranda?

- ¿Cómo sabes mi nombre? - pregunto asustada.

- ¿Cómo sabes tu él mio?

- No me respondas con otra pregunta. - reclamo. - Mejor dime ¿Cómo fue que llegaste aquí...? - Rápidamente me levanto del suelo, ni siquiera llegaba al pecho del guerrero griego, subo mi mirada y allí estaba él sonriendo.

- Tú me invocaste, estoy aquí para cumplir tus más sucios y retorcidos secretos. - Jason me tomó de la cintura y me pegó a su cuerpo desnudo y de pronto siento como algo, o más bien su pene golpea mi estómago.

- Suéltame. - me deshago de su agarre y veo todo su cuerpo desnudo. Me giro para evitar que se me cayera la baba al ver semejante hombre frente de mi. - Estás desnudo.

- ¿Y qué tiene de malo? - Jason se acercó nuevamente a mí y susurró a mi oído. - Tienes un jodido culo apetecible .

Y ¡Zas!

Me giré escandalizada por lo que Jason de Macedônia había hecho, azoto mi culo, de la forma más deliciosa y también dolorosa posible, podía sentir como mi trasero palpitaba y se colocaba caliente.

- ¡Qué te pasa! - lo empujo lejos de mi. - No me vuelvas a tocar ¿Te quedo entendido?

- ¿Entonces para que me invocaste?

Jason frunce el ceño, se notaba bastante confundido y no solamente él, yo sigo en shock por todo este dilema que me dejó Alicia.

- Yo... pensaba que todo era un juego, yo no creo en este tipo de cosas y probablemente esté tan borracha que ahora mismo estoy soñando con este momento.

- Pues si es muy real y yo ya estoy aquí.

Nuevamente paseo mi mirada por su cuerpo, mis mejillas se comienzan a calentar inevitablemente, claro que él hombre enfrente de mí está condenadamente sexy y emanaba esas vibras sexuales que provocan en mí ciertos bochornos que me avergüenzan.

- Voy... Voy a traer un poco de ropa.

Camino a tropezones por el pasillo hacia mi habitación, abro mi closet y allí encuentro pa de él, de William, quizás a Jason no le queden muy bien, ya que mi ex es un poco más bajo que él y menos musculoso, tomó una playera y lo que parece ser un short de baño, salgo y no encuentro a Jason en el mismo lugar donde lo deje, me asomo por la sala de estar y no estaba, me dirijo a la cocina y allí lo encuentro viendo con fascinación todos los aparatos electrodomésticos.

- Te traje esto, no sé si te quede. - habló llamando su atención. Jasón mira los trapos en mis manos y frunce nuevamente el ceño.

- Sabes miranda, eres la primera mujer que quiere que me vista. - se acerca a mí y toma la ropa. - me siento un poco extraño al no follar tu culo, pero de cierto modo estoy aliviado... En realidad no estoy aliviado , estoy malditamente empalmado desde el primer momento en que vi sus piernas.

Con cada palabra que Jason decía podía sentir como mi ropa interior se manchaba de flujos, ¡Estoy malditamente mojada gracias al tipo en frente de mi! Quería que como cojiera tan fuerte que no pueda sentir las piernas a la mañana siguiente, sin embargo quería repuestos.

- Si pudieras verte, estoy seguro que tu también querrías follarte, tus mejillas se sonrojan cada vez que te digo lo que te quiero hacer. - Jason se acerca por detrás y me coloca entre el mesón y su cuerpo tonificado, dejando mi culo muy pegado a su amigo.

Su mano sube desde mis rodillas, se meten debajo de mi vestido hasta quedar en mis caderas, suspiro con cada tacto que me daba, sus palmas eran suaves y su pene erecto me indicaba que estaba dispuesto a hacerme suya. Jason levantó mi vestido dejando a la vista mi tanga.

>> Tienes un culo hermoso. - pude sentir la respiración de Jason sobre mi trasero. - mi mano quedó marcada y luce muy bien estando allí.

- Jason. - Ahogó un gemido.

Sin previo aviso el guerrero de macedonia, abre mi trasero y pasa toda su lengua. Aquella sensación nunca antes la había sentido, es simplemente como estar en la gloria. Jason hizo a un lado mi tanga y ...

- ¡Dios! - gemi al sentir como un dedo se introdujo dentro de mi.

- No es Dios, soy yo quien te está dando placer.

Entonces los miles de recuerdos que tuve junto a William llegaron a mi cabeza, sus malos tratos, sus comentarios hirientes... la primera vez que me golpeo. Rápidamente me separo de Jason y acomodé mi ropa, veo al esclavo y se notaba confundido, él estaba ahí para cumplir con su trabajo y yo no lo estoy dejando.

- Mejor vístete. - hablo con la voz un tanto quebrada.

- ¿Hice algo malo?

- No... solo vístete por favor.

Sin más que hacer Jason se viste, la playera le quedaba apretada y el short de playa le quedaba tal cual como un boxer, pero estaba todo cubierto y era lo que más me importaba.

- Si no me quieres para que te coja sobre este mesón o en cualquier rincón de la casa ¿Para que me invocaste?

- Ya te dije, solamente le seguí el juego a mi mejor amiga creyendo que no funcionaria, pero oye, eres libre ahora ¿No? si quieres puedes salir de mi departamento y hacer tu vida como una persona normal.

- No puedo hacer eso. - responde tajante. - Tengo que estar siempre con la persona que me sacó del libro.

- Oye, créeme, no necesito ningún esclavo sexual, eres completamente libre de irte, te doy todo el permiso que necesitas.

- No funciona como tú lo crees. - habla. - Por cierto ¿En qué año estamos?

- En el 2023. - respondo. - ¿Desde cuándo estás encerrado en el libro?

- Antes no era un libro, era un pergamino y estoy encerrado desde 423

- ¿Antes o después de cristo?

- Antes de cristo.

- Espera... - me senté en uno de los taburetes de la cocina y lo invitó a sentarse. - ¿Cuántas veces has sido invocado?

- Puff... - hace como si estuviera contando con sus manos. - No lo sé, he estado durante muchas épocas, la primera vez que me dejaron salir creo que fue durante el inicio de los mil.

- ¡Mil! - exclamó sorprendida. - Demonios justo ahora que no tengo vino para digerir toda esta información.

- Te seguiré contando si me das de eso que comías junto a Alicia.

- Espera un momento ¿Cómo sabes nuestros nombres?

- Puedo escuchar todo lo que rodea el libro. - Me mira fijamente a los ojos. No podía dejar que aquellas esmeraldas me vieran porque caería nuevamente a sus brazos. - Creo que se llama Pizza, si no me vas a utilizar para follarte, por lo menos dame un poco de comer

- Está bien, deja y caliento algunas porciones.

Me levanto del taburete y abro la caja de las pizzas, tomó tres y las meto dentro del microondas y dejo que comiencen a calentar.

- Sigue contando.

- Tuvieron que haber pasado ya varios siglos, porque recuerdo que mi segunda salida fue durante la época colonial, una elegante y aristocrática mujer me invoco para aliviarse un poco, su marido nunca la ayudó a llegar al orgasmo.

- No te desvíes Jason.

- Durante esa misma época sus amigas me invocaron, fue muy recomendado entre las mujeres, luego pasaron más años en el 1700 durante una revolución, 1800, y la última que recuerdo fue en 1945.

- Vayas, eso debió ser muy difícil. - En aquel momento el pitido del microondas suena. Tomó los trozos de pizza y los colocó en un plato para luego colocarlo en frente a Jason, luego me dirijo al refrigerador y de allí sacó una lata de coca cola para dársela. - ¿Cómo sabías en qué año estamos?

- Cun... do. - Jason ni siquiera podía hablar porque se atascó un trozo de pizza. - Cuando me invocaban preguntaba por la época, y debo decir que esta luce bastante intimidante.

- Si, debo decir que hemos evolucionado mucho actualmente, todo este tipo de electrodomésticos nos han facilitado la vida como no tienes idea.

- Esta comida está muy deliciosa, hacía mucho que no comía y me estaba muriendo de hambre.

- ¿No comes dentro del libro?

- No. - responde sin más.

- Pero... ¿Cómo es que no has muerto?

- Debido a mi maldición no puedo morir. - responde

Aquella situación me apenaba, así que no quise hacerle más preguntas, lo vi comer el resto de las pizzas y acabarse por completo la gaseosa, se notaba satisfecho con lo que había hecho.

Miro el reloj que estaba en la cocina y este marcaba justo la 1:08 de la madrugada.

- Ya es muy tarde, debo ir a dormir.

- Yo no tengo sueño, me he pasado muchos año en la oscuridad me gustaria conocer un poco más.

- Entiendo, pero yo si debo ir a dormir, así que ven, sígueme.

Nos dirigimos a la sala de estar donde antes estaba viendo hombres jodidamentes sexys a tener uno dentro de mi departamento.

- Esto es un televisor. - señalo mi pantalla plana. - y este es el control de mando, con el puedes pasar los canales con estos botones y con los otros subirle el volumen. - le enseño todo lo necesario para que él pueda defenderse solo, mientras que trató de conciliar el sueño

- Entiendo. - asiente con su cabeza.

- Ok, entonces yo me iré a dormir. - me levanté del sofá dispuesta a irme, pero Jason rápidamente me tomó de la mano.

- Espera... no me dejes solo por favor.

al verlo directamente al rostro pude notar que lucía temeroso del lugar que lo rodeaba.

- Ven conmigo entonces.

Jason apaga el televisor tal cual como lo enseñe, y me sigue hasta mi habitación, allí también tenía un televisor para cuando tuviera flojera de ver mis series y películas en la sala lo hiciera en la comodidad de mi cama.

- Puedes encenderlo tal cual como te explique. - Jason lo enciende y me mira un tanto feliz. Me acuesto en la cama sin importar nada, sin embargo ver a Jason embelesado viendo pasar los canales me dejaba un tanto incómoda. - Puedes acostarte a mi lado.

El no lo pensó dos veces cuando ya estaba metido debajo de mis sabas, después de eso ya no recuerdo nada.

            
            

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