Capítulo 8 8

Luego de desayunar entre charlas de conocimientos y constantes salimos de casa y decirles que Jason no paro el trafico es una mentira, con cada paso que aquel dios griego hijo de afrodita daba, una chica se detenía y lo admiraba y con justa razón, aquel hombre con su belleza descomunal es digno de ser hijo de la diosa de la belleza y del amor.

A Pesar de que al que veían eran a Jason, de una u otra forma nosotras nos sentimos incómodas, lo único que cambió fue cuando subimos al automóvil de Alicia para ir al centro comercial y comprarle ropa decente a Jason.

- ¿Cómo se llama esta cháchara? - preguntó Jason en la parte del copiloto admirando la carrocería por dentro.

- Automóvil o carro, como prefieras llamarlo. - le responde Alicia.

- ¿Cuando los crearon?

- Mmm bueno, no estoy muy segura de la fecha. - le responde mi amiga. Jason asiente con su cabeza y aprecia todo lo que estaba afuera y se notaba bastante impresionado con todo.

Una sonrisa se asoma en mi rostro al verlo experimentar y conocer el mundo actual, seguramente los recuerdos que tiene son de habitaciones de mujeres, o los de su tiempo en la antigua grecia, aun en mi cabeza no cabe como es que alguien le pudo hacer tanto daño a este hombre que parece ser un pan de dios... bueno, un dios si es, pero se notaba en su aura que no era malo.

"¿Aura? desde cuando hablas como Alicia." la voz en mi interior se carcajea.

Jason se gira y me ve sonriendo.

- ¿Por qué no me puedo sentar a tu lado?

- Porque lo más seguro es que quieras cogerme aquí.

- Yo quiero cogerte en todos lados Mirando, entiende eso.

- En mi auto no van hacer tal cosa. - advierte mi amiga.

- Saben, hubo una época en la que unos hombres me invocaron, eso no fue de mi agrado, pero debido a mi maldición...

- ¿Tuviste sexo con ellos? - pregunto. - o sea, sabemos que en aquell época no discriminaban a nada ni a nadie.

- Me gustan mucho las mujeres. - aclara Jason. - Pero no me invocaron para tener sexo con ellos.

- ¿Entonces? - cuestiona Alicia.

- Ellos eran médicos, me contaron que había un brote en las mujeres que les causaba desfallecimientos, insomnio, retención de fluidos, pesadez abdominal, espasmos musculares, respiración entrecortada, irritabilidad, fuertes dolores de cabeza, pérdida de apetito. Si mal no recuerdo se llamaba Histeria femenina. Se masturbaba a las mujeres hasta que llegaran al orgasmo.

- ¡Wow! - Alicia lo mira por unos segundos y luego regresa su vista al camino. - Amigo debo decirte que presenciaste la creación del artefacto más maravilloso que pudieron crear para las mujeres.

- ¿En serio? - él la mira con incredulidad. - ¿Cómo se llama el invento?

- Vibrador, Miranda tiene uno.

Jason vuelve a mirarme.

- Ni siquiera lo he usado desde que me lo regalaste. - le recuerdo.

Entramos al estacionamiento del centro comercial y el auto se detiene en un espacio sin ocupar.

- Al agua pato. - Alicia apaga el motor y bajamos del auto.

Jason se acerca a mí y coloca su brazo por encima de mis hombros pegandome a su cuerpo ¿Que si me sentía reconfortada? claramente están en lo correcto, apenas pasaba un dia con Jason y ya sentía que llevábamos muchos años de relación y es que el tipo al ser muy atento puede conquistar a cualquier mujer.

Al pasearnos por los pasillos del centro comercial Jason seguía causando la misma impresión sobre las mujeres colocando celosos a muchos hombres los cuales se llevaban a sus novias lejos de aquel imán. Entramos al primer almacén y afortunadamente no había tantas mujeres, de hecho solamente dos, eran personal del almacén.

- Buenos días. - una de las chicas se acerca rápidamente mirando a Jason de arriba a abajo. - ¿En que los podemos ayudar?

Jason me mira esperando a que respondiera.

- ¿Qué talla de pantalón eres? - le preguntó dirigiéndose a uno stands con pantalones.

- El nudis...

- No termines esa frase. - lo detengo. - Alicia ¿Tu que opinas?

- No lo sé, es más grande y con más músculos que Simon y obviamente muchísimo más que William.

- Un 34 le quedaría bien. - habla la mujer del almacén.

- Si, dame 4 pantalones de diferentes estilos por favor.

- Oye no es necesario que compres tantos. - interrumpe Jason.

- Yo que tú si aceptara todo lo que Miranda compre, está forrada en plata. - lo codea mi amiga.

- A mi no me interesa su plata, lo único que quiero de ella es empotrarla contra una pared y hacerla mía.

Aquellas palabras y el jadeo de las mujeres del almacén hicieron que mis mejillas se prendieron en fuego, este hombre definitivamente no tenía ninguna clase de filtros.

- Busquen los pantalones por favor.

La chica asiente con su cabeza sin dejar de ver a Jason, coloco mis ojos en blanco.

- Jason, debes dejar de decir eso delante de todos. - lo reprendo. - nadie debe saber lo que me quieres hacer.

- Yo sólo soy sincero. - se encoge de hombros.

- Ok, pero a todo el mundo no le gusta escuchar ese tipo de comentarios.

- Entonces te los diré solamente a tí. - se acerca a mí y planta un beso sobre mis labios dejándome completamente embelesada.

- Aquí tiene los pantalones. - La mujer regresa con varios pantalones sobre su antebrazo. - Pase a los vestidores. - se los da a Jason tratando de tocarlo lo más posible, hasta guiarlo a los probadores.

Increíblemente la vendedora, Alicia y yo nos sentamos en uno de los asientos de espera.

- Eres muy afortunada de tener un hombre tan... ni siquiera existen palabras para expresar lo sensacional que luce, es como si tuviera un brillo natural. - habla la mujer. - si me hubiera dicho lo mismo que a usted definitivamente estaría desnuda sin importar el resto de personas.

Le lanzó una mirada de total sorpresa a Alicia, mientras que ella intenta no reírse de la situación, claramente Jason de Macedônia puede hacer mojar las bragas de todas las chicas de Loubrook.

la puerta del vestidor se abre dejando ver al dios griego con unos pantalones correspondientes a su talla, me levanto e inspecciono cada ángulo que tenía y debo decir que tiene un trasero de muerte, incluso tiene muchísimo más que yo, eso si que es algo de envidiar.

- ¿Y? - pregunta Jason.

- Me gusta. - asiento con mi cabeza. - ¿Te gusta a tí?

- Ya sabes cuales son mis preferencias. - asiento con mi cabeza entendiendo lo que me quiso decir.

- Por favor me puedes traer suéter, camisas y camisillas. - me dirijo a la vendedora.

- Me halagas con todo lo que estás haciendo. - Jason me tomó de la mano viéndome fijamente a los ojos. - Nunca antes alguien se había interesado tanto por mi bienestar como lo has hecho tú.

- No tienes porque agradecerme Jason, y es una pena que te vean siempre como una máquina sexual, cuando puedes conocer todo este nuevo mundo.

- Sin dejar el sexo de lado. - acompaña y me carcajeo

- Y sin dejar el sexo de lado. - asiento con mi cabeza.

La chica regresa con todo lo que pedí, las tres éramos juradas de cada combinación de ropa que hacíamos para Jason, el encantado de que todas las mujeres lo vieran, porque a través del ventanal había chicas viéndolo como si fuera un famoso, babeaban y aclamaban por el. Cuando todo estuvo listo nos acercamos a la caja y pague por todo, incluso zapatos para que no estuviera a pies descalzo, porque de paso vino junto a nosotras en unas viejas sandalias de William.

Mientras caminábamos por el centro comercial en busca de cosas para mí un hombre le tendió un volante a Jason, se notaba la confusión en su rostro, así que me acerqué y leí lo que decía.

- Es un cupón para un corte de cabello.

- ¿Crees que necesito uno? - me pregunta.

- ¿Tú quieres hacerlo?

- Si.

- Ok, andando.

y así lo hicimos, Jason cortó su larga melena dorada, Alicia y yo nos sentíamos como si estuviéramos creando a nuestra pareja ideal... bueno a mi pareja ideal, con aquel cambio tan drástico que se había hecho ni siquiera parecía un Dios griego, ahora se ve mucho mejor que antes.

            
            

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