Capítulo 3 Crecer es complicado.

Mi cabeza se siente inestable mientras espero acontecimientos concretos, es un poco balurdo preocuparme por los dramas que no dejan de ocurrir en mi familia, y que por ellos yo no pueda tener lo que me queda de niñez, como una niña normal.

Arón por fin sale del cuarto y escucho pasos de otra persona, debe ser la chica que estaba con él... O es lo que yo estoy intuyendo. Todos hablan muy bajito, por ende no puedo descifrar que es lo que están diciendo, la señora Jimena está afuera de casa, la loca de Hilary le pidió que saliera a tomar un café mientras 'solventaba un problema familiar', extrañamente me siento desprotegida y supongo que mamá se siente igual, aunque Jimena no sea un familiar de sangre, me genera más confianza que los únicos familiares supuestamente cuerdos que tengo al alcance.

Decido salir de mi cuarto para cuidar de mi madre mientras la señora Jimena se encuentra afuera.

Me dirijo hacia el pasillo que da al que solía ser nuestro cuarto de juegos y ahora es el lugar donde vive mamá con la maquinita que le permite vivir su vida sin vida, como le llamo yo, voy pensando en ello, y en la complejidad que representa, cuando me detiene un tacón que acaba de pasar a escasos centímetros de mis ojos, lanzado con fuerza y que me genera un gran impacto y susto, ha podido lastimarme. Me volteo con toda la impaciencia del mundo y me encuentro con los ojos rojos y llorosos de Hilary, jamás la había visto en ese estado.

-¡Estúpida niña no te pedí que te quedaras en tu cuarto, siempre quieres husmear y chismosear la vida de los demás, eres un completo estorbo!-, ojalá mi tía no pueda pararse de esa camilla para que no viva la pesadilla de criarte. -, si no fuera por el dinero de tu padre, ya te habría enviado con una trabajadora social. -Exclama en voz alta y concisa, con intención de hacerme daño, sus palabras han sido duras y causan un gran estrago en mi corazón.

Estoy harta de que ella siempre me maltrate y me diga palabrotas así que decido gritarle de vuelta... No puedo seguir callando tan solo por la corta edad que tengo ahora, eso no representa que yo... No tenga emociones y sentimientos que aflorar.

-¡Y yo te digo estúpida Hilary, que puedes largarte de esta casa y no venir nunca más porque ya hasta Arón prefiere compartir su tiempo con otras chicas en vez de estar en la sosa mesa con tu idiota cara ahí elogiandolo, no te necesitamos!-, eres tan reemplazable como cualquier otra, tonta. -Le grito con tono burlón y luego le saco la lengua, sé que es una muestra de inmadurez, pero he disfrutado llevarla a cabo.

Al escucharme, Hilary abre los ojos como los de una vaca que esta a punto de defecar y se acerca a mí como si no me viera como a una niña de diez años, me mira como miran las villanas a las protagonistas de las novelas mexicanas y me pega una cachetada que me hace sentir todo lo despreciable que se puede sentir por una persona en esta vida...

Quisiera tener fuerza suficiente para devolversela pero solo actuo impulsivamente y me quito las zapatillas, las tiro en su cara llena de botox y ácido hialurónico y me voy corriendo llena de dolor, de impotencia, de ira, deseando dormir y despertar siendo mayor de una vez por todas y poder ser lo que se me de la gana y parar todos los abusos e injusticias que me suceden, si tan solo papá estuviese aquí y me defendiera, si tan solo papá decidiera responsabilizarse por nosotros, si tan sólo... No fuera un completo cobarde.

Me quedo petrificada en mi cama, busco mi mp4 y coloco una de las canciones favoritas de mamá, se llama 'lo poco que tengo', de su amor eterno Ricardo Arjona, siempre mi madre en las tardes lo escuchaba a todo volumen y se ponía a hacer gestos y cosas extrañas mientras lo escuchaba, era realmente muy divertida. Nunca comprendía muchas de las preocupaciones de mi madre, no obstante, era la mujer más dulce del universo, a pesar de sus constantes discusiones con mi padre en las que él siempre tenía que disculparse, incluso cuando era bastante razonable el motivo de su disgusto.

Pasa el resto de la tarde y escucho que están tocando mi puerta, no tengo deseos de ver a nadie pero supongo que es Jimena que ha vuelto de su forzado paseo para preguntarme si estoy bien, no quiero contarle que la bruja de Hilary me abofeteó con todo el odio del mundo, no quiero dar más lástima de la que ya doy solo por ser la chica a la que su padre abandonó en el momento menos propicio y la madre está en casa pero en estado vegetal, no puede sonar más tétrica la situación.

Abro mi puerta en vista de tanta insistencia y me sorprendo muchísimo cuando noto que es Arón, mi hermano, y... Él nunca me busca, y menos en mi cuarto, le pesa encontrarse conmigo en el comedor, en la sala, en la cocina, nunca imaginé que vendría a verme.

Al bajar la mirada a mi rostro, nota al instante que tengo un moretón marcado en el cachete y no deja de mirarlo.

Tomo la iniciativa de romper el hielo, ya él se ha esforzado mucho con venir hasta aquí.

-¿Estás bien?, no luces con tu cara de presumido de siempre, ¿qué te sucede?-Le pregunto con tono angustiado.

Titubea un poco y luego toma una amplia bocanada de aire, no he exagerado con mi veredicto de su cara.

-Sí, estoy bien, pues... -Balbucea-, Lluvia... La razón que me trajo aquí, ¿pudiste escuchar alguna de las barbaries que dijo Hilary y por ello te ha pegado?-Me interroga y su nerviosismo se podría percibir a kilómetros de distancia.

Me quedo un poco fuera de lugar al escuchar su interrogante, Arón nunca cuestiona las opiniones de Hilary, por ende me extraña un poco que considere como una barbarie el hecho de que la la misma se sienta con derecho de la casa, de decidir quién entra a su habitación, y también de pegarme a mí... Él siempre afirmaba que debíamos estar 'agradecidos' con Hilary, porque supuestamente "se preocupa por el bienestar de nosotros" y ahora la acusa de barbaries, sinceramente empiezo a pensar que esta sucediendo algo extraño... Y no quiero afirmar que mi suposición inicial es real.

Respiro profundo y decido fingir normalidad... A pesar del caos.

-Tranquilo cara de chanclas, la paranoica y bruta de Hilary me pegó en el rostro porque le contesté igual de grosera que como ella me gritó. -, ella dijo a viva voz que yo era un estorbo y yo le dije lo que es ella para mí y por eso me abofeteó en la cara. -, toda la situación se dio porque... Me pidió que no saliera de mi cuarto y yo me escabullí para estar en la sala de mamá ya que ella le dijo a la señora Jimena que se diera una vuelta porque habían problemas familiares...-, no hice nada que fuera reprochable, pero ya sabes... Su humor y sus maneras son un completo fracaso. -, únicamente me defendí. -Espeto con firmeza y le sostengo la mirada, busco verdades en sus ojos.

-Ah, que alivio Lluvia, siento mucho que tengas que haber soportado a Hilary colerica y enfurecida, sinceramente lo siento, me gustaría que las cosas fueran distintas para ti aunque te cueste creerlo... Tengo que irme a mí habitación a estudiar... Tendré un examen mañana. -Dice Arón y en sus ojos solo logro encontrar confusión y pena.

Le miro con fijación sus ojos azules y detallo como está de sudado su pelo castaño, y me siento un poco mal por él. Quizás con el tiempo el aprenda de sus errores y sea una mejor persona. Después de todo, tengo que querer lo mejor para él, es mi único hermano.

Él se marcha y yo me alegro al escuchar unos pasos acercarse. Por fin llega Jimena... Yo jadeo de ansiedad esperando que suene el pestillo de la puerta abriéndose, por ende corro a la sala y la abrazo, nunca había sentido tanto la necesidad de abrazar a alguien, de transmitir todo lo que siento en un contacto físico con una persona que ni siquiera es de mí familia pero me hace sentir como si lo fuera, me da paz, lo que tanta falta hace en esta casa desde que mi madre no está.

Ella al sentir la rudeza de mi necesidad baja su mirada y me pregunta:

-Querida, ¿qué es ese moretón que tienes en la cara?-, ¿te sientes bien?-

Es la pregunta más fácil que me han hecho hoy, le respondo orgullosa con una sonrisa en la cara:

-Hilary me dio una bofetada porqué le dije cosas imprudentes que me causaron placer. -

Es imposible borrar el gesto de satisfacción de mi cara.

Ella sube las manos a su cabeza con un gesto de susto.

-¡Vaya, Lluvia no me siento orgullosa de tus acciones, y al parecer tú no estas para nada apenada por lo sucedido!-Exclama asombrada.

No me siento muy comprendida por la señora Jimena, lo cual no esperaba, pero no me importa, no necesito su empatía por ahora.

Me muestro indiferente levantando mis hombros ante su comentario y le pregunto:

-¿Crees que puedas empezar a traer a tu niña a partir de mañana, por favor?

Tengo planes establecidos, y conocer a su hija es una parte importante de lo mismo.

Se confunde aún más, se da cuenta de que intento evadir lo concerniente a lo que sucedió...

Hasta que sonríe de manera forzosa y me contesta:

-Es inútil negarte algo a ti porque eres lo suficientemente cabezotas e insistente, lo suficiente para hacer cambiar de opinión hasta a un santo de pecar, así que no me perderé el tiempo negándome, mañana la traeré... Pero ya dejemos el tema-, tengo muchas cosas que hacer debido al descanso que me han sugerido tomar, entre horas de labor. -Expresa extenuada.

-Gracias señora Jimena, estaré agradecida de tener una compañera en casa. -Le respondo y me voy corriendo bastante feliz a mi habitación, ya no tengo nada más que hablar.

No veo rastros de Arón en el camino, extrañamente me da mucha curiosidad saber que es lo que le pasa, siempre siento curiosidad por su vida en el colegio porqué se comporta completamente distinto en casa, es todo un compuesto de secretos y misterios.

Allá es el chico más espontáneo, además de ser el muchacho mas guapo de todo el área de los chicos mayores, es amigo de todos, coquetea con todas las muchachas, incluso lo he visto haciendo cosas que a mi parecer invaden el espacio personal de una mujer, pero al parecer a esas chicas no les incomoda, al contrario, parecen encantadas de tener a Arón tan cerca de sus respingadas narices...

Todo eso es lo contrario a como él se comporta aquí, en casa siempre está molesto, estresado, o lejano, y no deja de sermonear todo el día, repetir citas bíblicas que el no cumple cuando sale de casa, acusarnos a mí y a la señora Jimena de pecadoras por ver novelas en las que lo único que ocurre son palabras románticas entre los protagonistas y un pico en los labios. El resto del tiempo en que no está criticandonos, está encerrado en su cuarto... Aunque con lo sucedido hoy, empiezo a pensar que puede haber sucedido otras veces el hecho de que Arón ponga chicas en su cuarto mientras pensamos que sólo está ahí existiendo... O su respuesta de siempre, "estudiando".

Realmente a mí no es que me importa mucho, me intrigan un tanto sus ruidos y jadeos pero no me molestan, siempre y cuando no le esté haciendo daño a ninguna mujer, y por lo poco que pude entender, la señorita que estaba ahí, lo estaba por su propia voluntad, debo dejar de distraerme pensando en que hacen con sus vidas los demás y empiezo a ordenar mis tareas del colegio para irme a dormir.

Escucho un par de canciones, pienso en los pro y los contra de estar tatuada si existiese la posibilidad y la libertad de hacerlo cuando sea lo suficientemente mayor... Considero en que me parece que es mejor perforarse y usar un piercing bastante único y distintivo ya que podría usarlo y quitármelo sí lo deseara, sinceramente tengo muchos deseos de ser mayor. Salgo de mis conjeturas y me encargo de buscar la forma de conciliar el sueño... en una semana es mi cumpleaños número once, siempre leo que mientras uno duerme el tiempo pasa mucho más rápido y eso es lo que deseo con todo mi ser, además de que mamá despierte por supuesto.

Me despierto con la mano llena de baba, y la mitad de mi cara, que curioso, mamá siempre me regañaba por dormir de lado, por el estado en que me despertaba, siempre que ella decía 'Ve el estado en el que estás'... Y yo respondía confundida y únicamente le decía que por el momento vivía en Madrid, pero que me encantaría mudarme a Suiza y vivir en cualquier estado disponible... A ella le causaba mucha gracia.

Salgo de mi nostálgico recuerdo, me baño rápidamente y me coloco mi uniforme y mis zapatos, me corto las uñas porque la semana pasada se burlaron de Agatha por llevar mugre en vez de una perfecta manicure. Que difícil es cada vez más ser chica, los estúpidos chicos pueden tener hasta la ropa sucia y nadie opina nada al respecto, pero si es una chica... Todo el mundo arma un revuelo como si de el fin del mundo se tratase, pero bien, ni siquiera puedo realizar cambios significativos en mi vida, menos podré con cambiar una sociedad entera, por ahora tendré que conformarme.

Cuando por fin estoy lista para asistir a clases, salgo de mi cuarto y esta Arón esperándome y su cara luce bastante cansada.

-Buen día Lluvia, espero no olvides nada-Al terminar la frase me dedica una media sonrisa.

Le respondo al instante y le devuelvo una risa completa.

-Hola Arón, no olvide nada relajate un poco, cada vez estas mas viejo-

Me responde levantando una ceja:

-Lluvia todos vamos a ser viejos, porqué lo ves como algo malo, es el designio de nuestro señor... -, jamás olvidas que la muerte es lo único seguro, y mientras estés vivo, la vejez lo es. -Declara con seriedad y procede a encogerse de hombros.

Me da un poco de vergüenza que Arón esté constantemente enfrascado en la religión todo el tiempo que puede mientras está en casa pero fuera de ella se vuelve otra persona que lo olvida completamente, pero no pienso decírselo, eso por ahora no es mí asunto. O al menos intento que no lo sea demasiado.

Llega a buscarnos a nosotros el transporte, el señor Casio, igual de puntual que todos los días. Estoy un poco ansiosa el día de hoy, ya que nos fuimos al colegio y aún la señora Jimena no llegaba, así que me encuentro sin saber si pudo decidir sí llevar a su hija consigo o se arrepintió. Espero de todo corazón que sí, no debe ser para nada fácil salir a trabajar y tener que dejar los hijos en casa, ¿quién sabe a cargo de quién?..

No me gusta ser fisgona o entrometida y por eso no le pregunté quien vela por su hija mientras ella está cuidando de nosotros y de mamá.

Ella debería considerar que lo mejor para que pueda crecer feliz, es tenerla en nuestra casa, ya que estaría todo el día dibujando conmigo, leyendo, y hasta podría enseñarle las canciones que me gusten y los póster que tengo en mí pared, la pasaríamos genial.

Dejo de pensar en arreglar la vida de Jimena, y me quedo tranquila, no demora mucho rato en acercarse a mí Ramón, solo me da los buenos días y se sienta muy cerca de mí, pero no lo suficiente como para incomodarme. No soy de las que suele estar quejándose por la cercanía de sus compañeros.

Visualizo a Carla lejos de mí asiento, sé que es ella porqué es la única chica con el cabello excesivamente rizado del transporte, lo cual para muchos es agradable y para otros un completo fracaso, espero a que ella se acerque a nosotros.

Ramón pocas veces cuando estamos solos emite alguna palabra o sonido, llevamos desde niños conociéndonos y no deja de comportarse de la misma manera, me parece muy inmadura su actitud, ya tenemos diez años y él sigue siendo tan pasivo y manipulable.

Por fin llega Carla, su cabello cae como una cascada encima de su espalda, su piel es ligeramente tostada y su actitud bastante resaltante. Nos saluda a cada uno con un beso en el cachete, decido comentarle algo para romper el hielo de la mañana. Normalmente siguen somnolientos.

-Carla, tu cabello hoy luce con más estilo que nunca, ya quisiera yo tener un cabello tan original como el tuyo. -Le digo con espontaneidad.

Ella dibuja en su rostro una bonita sonrisa.

-Gracias Lluvia, que modesta amaneciste hoy, sinceramente, pero al contrario, yo soy la que desearía tener ese pedazo de pelo tuyo, lacio y castaño, combina a la perfección con tu color de ojos, ¡es una bomba amiga! -Arroja con entusiasmo y me da un golpecito en la costilla.

Me quedo por segundos imaginando como seríamos Carla y yo cuando seamos adolescentes y adultas. Imagino a Carla intentando tener toda la atención masculina posible, y a mí discutiendo con todos los chicos todo lo que se me antoje y con todos los mayores que se atraviesen, sí. Carla tiene razón, será una gran bomba, debo dejar de pensar tanto en el futuro venidero porque acabamos de llegar al colegio y hoy tenemos que discutir nuestra tarea sobre el medio ambiente, será un día muy rudo para la maestra, también para los más tímidos del salón, por supuesto también para los más brutos del salón, y no puedo dejar por fuera a los más flojos. Son unos idiotas, llenan todo el patio del receso de latas, compotas, bolsas plásticas de sus snack, solo porqué les da fatiga acercarse a su papelera más cercana, son literalmente unas bestias, a veces quisiera que los expulsaran del colegio por ser tan cochinos, no tienen empatía.

-¿Lluvia, te gustaría ir a comer un helado conmigo después de la discusión?-Me escribe Ramón en un papel.

¿Cuesta mucho decirlo en persona?

¿Cuánto tendré que padecer por la falta de comunicación por parte de los demás?

La respuesta a su pregunta, queda en el aire.

            
            

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