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-Hey, ¿me sirves algo? -Dijo con una sonrisa coqueta.
-Hmm, podrías servirte tú mismo -Dije mientras me pasé al otro lado de la barra y me senté a su lado.
-Supongo que es una opción, pero hay otra -Dijo misterioso.
-¿Otra? -Cuestioné y le di un sorbo a mi trago.
-Sí, que compartamos de este -Dijo mientras me quitaba la copa y se tomó el trago hasta el fondo. Para ese momento su mano había empezado a tocar sutilmente mi pierna, como tenía falda me senté de frente a la barra para que él pudiera tocar un poco más arriba. El chico entendió el mensaje y empezó a subir, con delicadeza corrió mi braga a un lado y empezó a tocar mi sexo, estaba disfrutando el momento, pero sin duda alguna necesitaba de más. No sería suficiente quedarnos ahí, así que me acerqué y lo besé. Luego, le susurré en el oído "sígueme".
Me paré del sitio y empecé a caminar, ni siquiera sé a dónde me dirijo, pero estoy segura de que encontraré algún buen sitio para los dos. El chico va detrás de mí, me alcanza y me toma de la mano, como si temiera perderme en el poco iluminado lugar. Continuamos caminando cuando veo un pasillo, ingreso por ahí y llegamos a una especie de bodega, abro la puerta y no veo nada en absoluto, pero eso es lo de menos. Ingreso sigilosamente con el chico, cerramos la puerta e iniciamos nuestro desenfrenado encuentro. Él me toma de la cintura y me acerca a él, puedo sentir la dureza de su abdomen pegado a mí por completo, empieza a besarme y me acaricia el cuello y la espalda con desesperación.
Me dejo llevar y nos terminamos tirando en el piso, él empieza a acariciarme por completo y se detiene en mi vagina, levanta mi falda y siento su mano deslizarse por dentro de mi braga, siento un calor apoderarse de mí, los tipos suelen ser torpes para encontrar el punto exacto en el cual uno siente el verdadero placer, así que, para no retrasar las cosas, yo misma guíe su mano al punto exacto. Empezó a masturbarme mientras me besaba y yo acariciaba su bien formado cuerpo, ni siquiera dimensioné el momento en el que nos habíamos desecho de toda nuestra ropa. Estábamos desnudos por completo, nos explorábamos el uno al otro sin restricción alguna, él saboreaba cada rincón de mi cuerpo y yo el suyo.
Continuábamos en medio del frenesí de las caricias cuando sentí su alocado deseo de tenerlo dentro de mí, así que envolví mis piernas en su cintura como una invitación a entrar, sentí de inmediato el calor de su gran miembro ingresando en mi interior.
Mientras me penetra acaricia mis pechos con cierta desesperación que me causa gran placer, por mi parte, me gusta vivir la experiencia completa, así que yo misma me continúo masturbando. Es inevitable no sentirme extasiada y dejar salir mis gemidos, que llegan a parecer aullidos llenos de placer. El idiota parece no soportar todo el éxtasis y termina sobre mí, no veo su rostro, pero supongo que parece desconcertado o apenado por la situación. En medio de mi excitación no le doy importancia y sólo me inclino hacia a él y busco su miembro, entonces empiezo a masturbarlo, un impulso lo lleva a agarrarme la cabeza con cierta brusquedad y guía mi boca a su erecto pene, acepto la invitación y comienzo a lamerlo con delicadeza mientras a la par continuo masturbándolo, el empuja mi cabeza y termina llevándolo hasta el fondo de mi garganta, suelto un leve gemido y sigo chupando reiteradas veces, metía su pene hasta mi garganta con fuerza hasta que lo hice eyacular.
Me abalanzo sobre él, empiezo a acariciar mi vagina con su verga hasta que se pone dura, de nuevo. Entonces, empiezo a darle sentones mientras él acaricia mis senos y contornea mis caderas. Estamos en medio de nuestra faena cuando es inevitable escuchar un estruendo a poca distancia, parecía que habían iniciado algún complot, estoy segura de haber escuchado disparos, pero sin darle mucha importancia continuamos en lo nuestro, como si no importara nada más en absoluto.
*En el exterior, narra Regina*
Disfruto de mi ginebra sin ni siquiera preocuparme por estar en riesgo, el intercambio de disparos cada vez parece incrementar, en lugar de volver a la calma. Sin embargo, un gran número de bajas empiezan a dar por hecho que mi gente tiene la ventaja, veo algunos tipos huir casi despavoridos a buscar víctimas. Son como sucios animales acechando presas fáciles que no puedan darles batallas, odio ese tipo de escoria. Aunque reconozco que a veces uno termina eliminando presas fáciles si es conveniente para el negocio, pero de todos modos es porque están interfiriendo de alguna manera negativa. Siempre me he guiado por el hecho de que lo que está quieto se deja quieto. En lo que parece una eternidad al fin cesan los disparos, en ese momento me pongo de pie, lo que prácticamente anuncia que es hora de irnos del lugar. Entonces, empiezo a caminar y dirección a la salida rodeada de mis personas de confianza.
*Volvemos con Roger y el chico pegajoso*
Seguía expectante sobre la situación, pero, aunque hayan pasado pocos minutos se ha había hecho una eternidad. No sé si se debía a que el tipo que me siguió hasta ahí no podía evitar querer iniciar una conversación o que el impulso de mandarlo a la mierda estaba reprimido por el simple hecho de que me daba una extraña sensación dejarlo expuesto a lo qué sea que estuviera pasando en el salón principal. No es que me importara el chico, sólo suponía que no tenía sentido mandarlo a la boca del lobo sólo porque no se me daba la gana el no tenerlo a mi lado.
Estábamos sentados en silencio, el chico al fin parecía haber dejado de intentar hablarme y vaya que lo agradecí. El chico miraba al suelo y se notaba nervioso, no parecía estar acostumbrado a ese tipo de situaciones, ni siquiera me lo imagino creciendo en ese tipo de contextos. No es que yo haya experimentado algo como eso, pero para ese punto había pasado por muchas mierdas duras, no era para mí una novedad. Además, ni siquiera era una amenaza directa para mí y de todos modos no me importaba mucho perder mi vida, sólo prefería mantenerme a raya de todo, si no me tocaba morir no pasaría y ya; y si me tocaba morir pues ni modo, el mismo Ojos Locos me había dicho que dejarme con vida parecía más divertido, extender mi sufrimiento, era mejor que ayudarme a huir de él.
El silencio entre nosotros se disipó con la llegada de un tipo alocado que amenazó con dispararnos, el chico que estaba conmigo, supongo que por mero instinto se ocultó detrás de unas cajas, yo me puse de pie y enfrenté al tipo, estaba armado, pero se notaba como un debilucho. El tipo notó que no bastaba con amenazarme y como atacarme a mí no se veía factible, se acercó al tipo, el idiota permanecía inmóvil, así que me tomé el trabajo de abalanzarme sobre el tipo y mandar a la mierda su arma, una vez desarmado le volteé la mandíbula con un puño y el hombre cayó al piso, de su bolsillo cayeron un par de balas y luego se escuchó sólo el sonido muerto de su cuerpo tocando el suelo. Me volví a sentar en el lugar donde estaba antes y el chico salió de su "escondite" y de nuevo se acercó a mí.
-Hey, hey, gracias, supongo que te debo la vida -Dijo algo apenado, como si temiera que me burlara de él o algo por el estilo.
-Está bien, no me debes nada. Es lo que cualquiera habría hecho -Dije intentando no darle demasiada importancia, aunque en el fondo sabía que no soy el tipo de persona que pone en riesgo su vida por alguien más.
-Supongo que, si me lo permites te lo pagaré, tarde o temprano encontraré la manera de compen...-Lo interrumpí antes de que acabara su estúpida frase.
-No me interesa que me devuelvas "el favor", ni siquiera espero volverte a ver -Dije mientras me volteaba en dirección contraria.
-Ja, en verdad eres un tipo difícil. Supongo que debería desistir en el hecho de llegar a alguna conversación contigo ¿verdad? -Dijo y pareció quedarse esperando una respuesta, pero el silencio era la mejor respuesta que yo podía darle. Escuché sus pasos alejarse y luego de un rato vi de reojo que se sentó donde estaba antes.
Cuando cesaron los disparos me dispuse a salir del lugar en donde estábamos, no fue sorpresa para mí que aquel chico volviera a seguirme. Dejé que lo hiciera, de todos modos, era la única salida del sitio y supongo que todavía no se sentía a salvo del todo. Al volver al exterior, la poca iluminación permitía apenas ver el desorden del lugar, había gente corriendo por todas partes, pero parecía que ya había cesado el peligro. Entonces, continúe caminando, mi objetivo era ir a la salida del sitio, ya no tenía sentido seguir ahí; estábamos caminando cuando vi a lo lejos que se acercaba Regina, venía erguida y rodeada de muchas personas que casi caminaban sincronizadas, se veían sigilosos mirando a su alrededor, estaban a la defensiva, pero no llevaban sus manos listas como para agarrar un arma, sólo parecían ser cautelosos y podría decir que estaban confiados en que todo había terminado.
Todos nos dirigíamos al pasillo central para salir del lugar, de la nada apareció un tipo armado que sin siquiera sorprenderme nos apuntó con su arma, al chico y a mí. Fueron cuestión de segundos la diferencia de tiempo en que el tipo apuntó y se desvaneció en el suelo luego de recibir un disparo limpio en la cabeza. Cuando me fije en el alrededor todos los que venían con Regina empuñaban un arma, pero resultaba obvio que la que había disparado había sido ella, justo en ese momento estaba guardando su arma en un bolso elegante de mano. El chico a mi lado se veía atónito y yo sólo estaba indiferente a la situación, ni siquiera tuve tiempo de reaccionar de alguna manera o de expresar alguna emoción.