Capítulo 8 Una chica confundida y La Reina de la Mafia

Regina continúo caminando y yo me quedé de pie esperando que ella y su montón de acompañantes pasaran hacia el pasillo central. Regina pasó a nuestro lado y aunque iba con la mirada hacia al frente, me sorprendió que volteara a verme y me lanzara una mirada fulminante, como era de esperarse todos con los que iba hicieron lo mismo. Alcancé a sentir algo de extrañeza, comprendí la razón de Ojos Locos para indicarme que no la mirara a los ojos, ella tenía una mirada intimidante, era como ver la oscuridad misma, un abismo sin fin en el que te perdías.

No era una mentira que tenía una mirada asesina y para tratarse de una señora algo entrada en años, eso era para quedarse sorprendido por completo, estoy seguro de que nunca en la vida conocí, ni volvería a conocer alguien así. Regina con su estatura media, su cabello castaño oscuro, corto y ondulado, su cuerpo delgado y su piel blanca y tersa, era la personificación del peor miedo de cualquier humano, era la malicia misma, la verdadera esencia del poder absoluto.

Después de los pocos segundos que duró su mirada sobre mí, continuó caminando y la vi junto a su grupo alejarse por el pasillo central, de la misma manera yo me adentré por ese camino.

-Regina es una verdadera reina, esa mujer está loca, loca por completo. Se me eriza la piel el solo verla -Comentó el chico irritante que todavía caminaba a mi lado, parecía no estar asustado, más bien se notaba eufórico, como si mostrara demasiada admiración por Regina. No le di importancia, otra vez y seguí caminando, al llegar a la salida me puse la capucha de mi chamarra y empecé a caminar.

Entonces, noté que aquel chico al fin se quedó de pie en la salida. Hizo un comentario que casi fue inaudible, sólo entendí que hablaba de su amiga, supongo que se refería a que debía esperarla o buscarla, no me importaba.

-Por favor, no puedo dejarla en este lugar -Dijo con desesperación, después de alcanzarme apresurado. Le di una mirada de desaprobación y seguí caminando-. Algo me dice que no eres un tipo odioso, vamos, por favor ayúdame a encontrar a mi amiga. No quiero volver solo ahí adentro -Insistió.

-¿No pudiste recordar que olvidaste a tu amiga cuando ya estuvieras en tu casa? De verdad que me causas muchas molestias -Dije con seriedad y seguí caminando, el chico corrió y se paró en frente mío e insistió, no tuve más remedio que regresarme. Noté que se dibujó una sonrisa en su rostro, era algo como satisfacción por haber conseguido mi ayuda. En mi caso, no sé qué reflejaba mi expresión, pero me imagino que parecía fastidiado y molesto, pero eso para él era lo de menos; sólo quería que le cuidara el maldito culo de algún matón que todavía estuviera en el recinto.

*Mientras tanto la amiga del chico pegajoso*

Seguimos follando por vario tiempo, pero el escuchar que los disparos no cesaban hizo que nos detuviéramos un par de veces. Sólo era momentáneo porque la adrenalina de la situación hacía que todo fuera más excitante, después de un rato de que hubieran cesado las balas me puse en cuatro y estaba siendo embestida sin parar por mi chico, estábamos sudorosos, jadeantes y cubiertos de fluidos. Entonces, sentimos pasos acercarse al lugar y escuché que gritaron mi nombre.

-¡¡MARIAM, MARIAM!! ¿DÓNDE ESTÁS? -Gritó Mati con preocupación. En ese momento nos detuvimos y en la maldita oscuridad me era casi imposible encontrar mi ropa. Entonces, abrieron la puerta y nos alumbraron con una linterna, no me imagino la escena que vieron, nos veríamos destruidos y asquerosos.

-Oh, creo que no tenías que preocuparte por tu amiguita -Dijo un chico bastante interesante mientras se volteó y retiró del lugar. Mati no tenía ninguna expresión, parecía que no le sorprendía la manera en la que me encontró.

-Hey, es hora de irnos, desgraciada -Dijo mientras se alejó del lugar, yo sólo asentí y me empecé a vestir. El chico con el que estaba también se estaba vistiendo. Al final salimos con normalidad, hasta que al salir por completo del oscuro recinto pudimos vernos a la cara, entonces noté que estaba muy drogada cuando ubiqué a mi chico, ese no era mi chico.

‹‹Diablos, Mariam, ¿cómo agarras al equivocado? ››. Supongo que tuve la fortuna de haber disfrutado el rato, pero mi misión había fracasado por completo. No dije ni una sola palabra y tomé del brazo a Mati para irnos del lugar, dejé a ese chico ahí parado, algo desconcertado y a lo lejos escuché que pedía mi celular. Jaloneé a Mati y nos fuimos de forma apresurada.

-¿Qué pasó, zorra? ¿Ahora huyes de los tipos con lo que follas? -Cuestionó Mati mientras se reía de mí.

-No me interesa ese chico, no quiero tener contacto con él -Dije disgustada.

-¿Tanto tiempo acechándolo y ahora dices que no te importa? Duuhh, estás loca -Comentó Mati.

-No es eso, sólo que ese no era mi chico -Dije algo decepcionada.

-Ehmm, ¿qué? Ahh, ya sé, no lo encontraste y decidiste no desaprovechar nuestra venida -Dijo aliviado.

-Ojalá hubiera sido eso, no te rías, pero estaba tan drogada que me equivoqué de idiota -Dije casi entre dientes.

-Ja, ja, ja, ja ¿estás jodiéndome? Cómo es que te acuestas con el que no es, linda, creo que necesitas gafas -Dijo burlón.

-Idiota, estaba demasiado oscuro, apenas y veía las putas mesas -Dije seria.

-Bueno, bueno, supongo que habrá más oportunidades. Mariam es una completa perra fastidiosa que no dejará de acechar a ese chico que le gusta ¿o me equivoco? -Dijo Mati con un tono menos burlón, intentando calmar mi disgusto.

-Sí, sí. Supongo que tienes razón ―Dije con más tranquilidad, justo cuando llegamos al carro de Mati, nos subimos y nos fuimos al fin de aquel sitio.

*Narra Regina*

Después de deshacerme de una escoria salimos del lugar con tranquilidad. Entonces, me dirijo a mi oficina en el edificio central de la ciudad. Debo tratar los negocios legales de mis empresas, cuento con una en Tecnología e Innovación y otra de Textiles, con eso había empezado mi vida laboral y tenía jugosas ganancias. Sin embargo, cuando descubrí el prospero negocio que me había heredado mi padre, la herencia dejada por mi madre pasó a un segundo plano, es la fachada perfecta para llevar mi doble vida con cautela y normalidad.

Tenía 30 años cuando mi padre falleció y me enteré de su negocio, para ese entonces ya era la directora de las empresas de mi madre, la cual seguía con vida, pero no quería hacer nada más que mantenerse fuera del país, así que me dejó a cargo. Era tanto su distanciamiento que ni siquiera pude verla cuando falleció, me enteré por una llamada un mes después de su muerte. Ni siquiera sé dónde la enterraron, sólo un abogado me informó que todo había quedado a mi nombre y como mi relación con ella no era de las mejores, para mí estaba bien el hecho de quedarme con todo sin haber cuadrado algo con ella, era libre, podía hacer todo cómo me diera la gana.

Con el paso del tiempo fui ganando buena reputación en los negocios de mi padre, no puedo negar que al principio fue complicado, el hecho de ser una mujer hacia que no tuviera el respeto de mis propios trabajadores, mucho menos de los jefes de mafias enemigas. Siempre he sido una mujer dura, por fortuna no me rindo ante nada, ni nadie y me fascinan los retos. El hecho de empezar de esa manera sólo me incito a que si no era vista como la jefa, entonces, sería la mismísima Reina de la mafia, no importaba por encima de quién tuviera que pasar. Tuve que entrenar defensa personal y aprender a manejar armas de todo tipo, también tuve que empezar a armar una especie de red de contactos que me permitiera manejar todo desde cualquier ámbito. Ligué mis negocios legales con los que no lo eran y fui creciendo y ganando respeto, tomé muchas vidas a sangre fría y me empecé a volver todavía más dura de lo que era.

No siempre fui tan entregada al trabajo, disfruté mi juventud como ninguna otra chica lo habría hecho, perdí la cuenta de con cuántos hombres jugué, no era el tipo de chica que se ilusionaba con alguien. Ellos se ilusionaban conmigo y yo los mandaba a volar, no me interesaban las relaciones, sólo buscaba pasar el rato y eso era lo que hacía. Ni siquiera en mi juventud me había dejado engatusar por nadie. En fin, la Regina joven ya es sólo un buen recuerdo, en la actualidad soy respetada por todos, incluso los jefes de otras mafias saben a qué atenerse si se meten conmigo. Aunque obviamente nunca faltan los que creen que derribarme será tarea fácil y terminan como un insecto que cree que ha conseguido ingresar a un lugar y sólo se termina chocando con el cristal de la ventana que era incapaz de distinguir.

En los dos mundos en los que me muevo soy poderosa y eso sólo lo he conseguido con la cautela y el orden que me caracterizan. Las personas en las que confío se lo han ganado y puedo parecer una maldita bruja, pero no me doblegó ante los demás y soy exigente porque me gusta que todo marche bien. Sin embargo, también sé reconocer cuando hay buen trabajo y se nota el esfuerzo por mantener el negocio en pie y también tengo mis ratos divertidos, no soy una anciana, así que todavía me la paso bien en círculos sociales y con algunos hombres que utilizó para simplemente pasar el rato, ser tan poderosa tiene sus ventajas, el mundo mismo está a tus pies.

            
            

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