Capítulo 4 Médico

Había amanecido. Y junto a otros cinco médicos y dos residentes que aún no se habían marchado, atendimos a aquellos pacientes que continuaban en emergencia por heridas graves que necesitaban ser revisadas y saturadas. Igualmente, allí permanecía un señor con diabetes mellitus, dos hipertensos, y tres quemados.

Me había sorprendido al darme cuenta que un número de 10 enfermeras habían decidido quedarse a ayudar. Algunas mayores, y otras, no pasaban de los 30 años. "Esto es mi vida, si no estoy aquí, ¿En dónde más voy a estar?".

Una enorme admiración se despertó en mí hacía cada una de ellas, y a los demás del equipo de salud que aún continuaban dando lo mejor de si mismos.

Lavaba mis manos manchadas de sangre. Las heridas de los ciudadanos que llegaban eran cada vez más severas. Y dos habían muerto mientras los atendía.

El hospital era enorme, y ahora se encontraba extrañamente desolado. Las cientos de batas blancas que se veían cada minuto, ya no estaban. Los enfermeros y las camareras, incluso los vigilantes, se habían marchado. La policía también había dejado el lugar. Y muchos pacientes decidieron regresar con sus familiares. Aún quedaban cadáveres tirados en el estacionamiento.

En el cuarto piso, en unas de las habitaciones de los ingresados, revisaba como seguía un paciente que tenía ya dos semanas de haber sido operado del corazón.

-No se preocupe, va a estar bien-le digo al señor discapacitado de mediana edad, de cabello castaño y unos llamativos ojos azul rey. Curiosamente, me recordaba a mi padre. Y no pude evitar querer ayudarlo como si fuese un familiar.

-Hijo.

Al oírle llamarme así mi corazón dio un fuerte golpe.

«No es tu padre, calmate».

-Si, dígame.

-¿Voy a morir verdad?

-No señor, no piense eso.

-Tranquilo muchacho. No es tu culpa. Es más, es impresionante que aún sigas aquí. Eres tan joven, y tienes toda una vida por delante. Yo en tu caso, no creo que me hubiese quedado.

Sonreí amablemente-Pero alguien tiene que cuidarlos. Acepto que lo pensé, pero en el último momento me regresé. No me iba a ir huyendo, cuando tanta gente aquí aún me necesita.

-Me recuerdas a mi hijo. Es igual de loco que tú-El señor comenzó a reírse. Y lo acompañe riéndome con él.

-No se preocupe. Que usted, su hijo y su nieto. Van a estar bien. Ya verá.

Ellos eran unas de las pocas familias que permanecían en el hospital. Su hijo, un hombre que aparentaba mi edad, y su nieto de unos 4 años. Ellos habían salido a comprar algo para desayunar porque el pequeño tenía hambre. Los tres hacían una bonita familia.

-Este corazón mío no creo que aguante más. Cuando me dormí anoche, las cosas que vi, fueron tan horrendas... No creo soportar experimentar eso de nuevo.

-Tranquilo, que no pasará, aquí estoy para cuidarlo señor.

-Solo quisiera dormir y descansar... Tenía días trabajando el turno nocturno. Y ahora solo anhelo dormir un poco. Chico, no podrías ayudarme.

-No entiendo, ¿Cómo dice?

-Se que pueden doparme y así... moriría en paz.

-Eso no es necesario.

-Doctor Mabius, míreme. No puedo caminar. Y el mundo se viene abajo. Mi hijo podrá cuidar bien de mi nieto. Pero yo solo les estorbaré. Se lo pido, es lo mejor que puedo hacer.

-Lo lamento, señor Travis. Pero no puedo hacer eso. No voy a matarlo drogandolo.

-Ya sabía que dirías eso. Solo quería ver si tenía esa opción. Así que no me queda de otra. Voy a dormir.

Sonrió. Y lentamente comenzó a cerrar los ojos.

-Señor Travis no, porfavor. No haga eso.

-Es mi decision, hijo. Mejor antes de que mi familia regrese. Solo... quiero descansar. Ya e pasado por mucho.

Mis ojos se humedecieron con las lágrimas que luchaban por salir. Respiré profundo y poco a poco comencé a calmarme.

-Esta bien, señor Travis. Ya puede descansar.

Los minutos pasaron. Y 35 minutos después, todo comenzó. Lo vi sudar, y apretar los dientes. Temblar, mientras un par de lágrimas caían por su mejillas. Su rostro se tornó pálido. Y entonces dejó de moverse. Coloqué mi mano en su corazón y poco a poco escuché como sus latidos se fueron apagando.

Realmente había sucedido.

Ahora... él también había muerto.

*****

Una perdida más que sumar al día.

No había soportado ver al hijo llorando por su padre, mientras el pequeño niño pregunta por qué el abuelo se había dormido si estaba prohibido dormir

.

Cuando me preguntaron si había sufrido, mentí.

Se fue tranquilamente, les dije.

Pero solo Dios sabía lo que aquel pobre hombre había vivido en sus sueños antes de morir.

La habitación en donde había comprendido como actuaba la enfermedad, ahora se encontraba vacía. Revisé los pasillos, y las habitaciones más alejadas. Los pacientes con enfermedades terminales, como cáncer, sida y aquellos en coma, habían muerto mientras dormían. Supongo que al menos descansaron y no tuvieron que seguir luchando.

A las 7:00 am cerramos las puertas del Hospital, una vez habíamos terminado de trasladar a la morgue los cadáveres para embolsarlos. Dejándolos apilados unos sobre otros. No quería imaginar que pasaría cuando ya hubiesen pasado las primeras 48 horas luego de dejarlos allí. El olor sería insoportable.

Las líneas continuaban presentando fallas, y las señales de radio y televisión habían desaparecido por completo.

Necesitaba saber si Roni y mi Hermano estaban bien.

Había encontrado algo de comer en la nevera que se encontraba en el comedor. Habían dos refrigedores repletos de alimentos y un cuarto con suministros.

Comí dos manzanas que en si, eran buenas para ayudarme a mantenerme despierto. Más un vaso de jugo de naranja.

Minutos después, al salir del comedor, me había topado con Brison, un residente de tercer año en neurología, que muchos estaban seguros, sería el mejor promedio del año. Ya había participado en múltiples jornadas y pruebas de coeficiente Intelectual y el sujeto tenía mucha habilidad y conocimientos. Dicho por el propio especialista. Por algo le habían otorgado una beca durante todo el posgrado.

Brison era rubio y usaba lentes. Tenía acento ruso y era particularmente callado. Habían rumores de que él tenía Asperger, por la forma en que nada parecía exaltarlo, y como podía ver morir a cualquier paciente y no pestañeaba siquiera. Además, de sus conductas perfecciones y un tanto aisladas.

Pero cuando veían su rostro bien parecido y pulcro, con un aire misterioso, a la mayoría se les iba la sospecha. Y llegaban a la conclusión de que él solo era raro. Era alto como mi hermano, y de buena tonicidad muscular.

Y no, Él no tenía Asperger. Lo que él tenía, era Ezquizofrenia y un Trastorno obsesivo compulsivo. El secreto estaba entre el doctor Marshall, Brison y yo. Y por supuesto, el director. Su consulta era mensual en caso de necesitarla y la verdad, era un paciente bastante particular. Era ciertamente inexpresivo y siempre parecía estar ocultando cosas y conteniendo actitudes. Sin embargo, aunque parecía no tener empatía, sabía que no solo era empatico, si no, que además realmente le importaba el bienestar de todos de una forma que pocos podían entender.

Brison tenía varios años en tratamiento conductual. Lo que lo ayudaba a integrarse con los demás de una forma más eficiente, lo que le era útil tanto en su vida personal como en su carrera. Y solo tomaba Respiridona y Xanac. Una pastilla diaria de ambas. Había evolucionando tan bien, que le habían suspendido uno de los medicamentos hace ya un tiempo.

Brison era un sujeto bastante curioso.

Aún así, jamás pensé que de todos, él se quedaría.

-Doctor-me dijo inexpresivo, como siempre -¿Recuperando fuerzas?

-Necesitaba comer algo urgente, colega.

-Somo dos.

Él fue por un lata de peticua, pistaches, y una bolsa de maníes. Lo miré con curiosidad.

-Me encanta tu idea de una comida.

Como ocurría siempre que se ponía nervioso, Brison hacia silencio. Y yo sabía que tardaría un rato en atreverse a hablar de nuevo.

Pasados los tres minutos, añadió.

-Son proteínas. Y... me gustan los peticuas.

-A mi igual, son muy buenos.

-Así es ¿Quieres?

-No, pero gracias amigo.

Nos quedamos unos diez minutos en silencio.

-Ansioliticos y antipsicoticos.

-¿Qué?-pregunto confundido ante su repentina respuesta.

-Que deberían tomar ansioliticos y antipsicoticos, creo que podrían ayudar.

-¿Por qué lo dices?-pregunto confundido.-Sabía que era una posibilidad usar los antipsicoticos, pero su efecto tardaría mucho en manifestar resultados.

-Lo sé. Pero esto no a terminado. Apenas empieza. Así que deberías comenzar tu también.

Y allí estaba la razón por la que muchos no se atrevían a hablar con Brison. Él actuaba raro en ocaciones. Como si supiera cosas que los demás no. Y en vez de explicarlas, solo guardaba silencio. Y sacarle la información, no era una opción.

-¿Puedo preguntar cómo se te ocurrió eso?

Lo pensó, mientras me miraba fijamente con esos ojos grises fríos e inexpresivos.

-Porque... juntos, son capaces de bloquear los sueños. Yo antes soñaba mucho, pero desde hace 7 años es muy raro cuando lo hago. Tengo que estar muy estresado. Por eso lo digo.

Lo miré fijamente. Sabía que tenía mucho más por decir y podía imaginar las ideas dando vueltas en su cabeza. Pero Brison era muy temático y si no estaba seguro de algo, no iba a decirlo.

Pensé en sus palabras. No tenía nada que perder. Así que asentí. Él solo me miraba inexpresivo.

-Vale.

-No estoy 100% seguro, Doctor Mabius. Pero me agradas, así que no quiero que tú también mueras, como todos.

-Vale... gracias Brison.

Entonces sacó algo de sus bolsillos y me los entrego.

-Son esos. Deberíamos ir a buscarlos. Por ahora, mientras el almacén está lleno...

- ¿Por ahora?

-Sí, porque vamos a sacarlos todos. Y trataremos de ayudar a quien podamos, tio.

-Brison...

Él sonrió, algo que rara vez hacia.

Un repentino respecto hacía el Ruso se manifestó luego de oír sus siguientes palabras.

-Después de todo, somos Médicos. Para eso existimos. Para ayudar a otros.

Sonreí y le estreché la mano.

-Ni yo lo pude haber dicho mejor hermano.

*****

Luego de tomar los fármacos, Brison y yo habíamos comenzado a repartirlos a los pocos pacientes y colegas que aún permanecían en el Hospital Lenox.

Luego de asegurar las puertas, nos reunimos en el salón principal y comenzamos a discutir sobre la mejor forma de usar el tratamiento. Sin embargo, Solo Brison y Yo estábamos familiarizados con todo lo referente al sistema nervioso. Aún así, nuestros compañeros dieron su punto de vista y cada idea fue anotada en una libreta. Tardó un poco que Brison fuera tomando confianza , pero al final dio a conocer la teoría que tenía horas ensamblando en su mente de genio.

-Este virus, por lo sabemos, ataca el sistema nervioso-comenzó el Ruso- lo que significa que tiene afinidad por el tejido neuronal. Quiere decir que necesita mucha energía para proliferar, ya que al fusionarse con la neurona puede aprovechar su ventajosa cantidad de mitocondrias y por ende, utilizar las moléculas de ATP, como fuente de anergia para sintetizar sus propias proteínas. Ahora bien, eso es solo una teoría. Lo que si es claro, es que este patógeno es neurotropico. Ataca el sistema nervioso central. Invadiendo las áreas de la corteza motora del cerebro que comprenden el lóbulo frontal. De esta manera causa los movimientos bruscos, y el sonambulismo. Pero este último solo puede manifestarse porque el virus también se aloja, o actúa, en la zona caliente cortical superior, como la han nombrado los últimos estudios. Ya que esta es la zona que a través del encefalograma se a observado, tiene la mayor actividad al momento de manifestar los sueños, en aquellos pacientes dormidos, por supuesto.

Él continuó-Entonces, podemos resaltar que ya se conocen virus que actúan sobre el sistema nervioso. Como el del Herpes Zóster, el VIH, Citomegalovirus, entre otros. Pero este patógeno no tiene una estructura común, por lo cual no tienen sentido compararlo con otros. Este "Ente" nuevo, parece beneficiarse del sufrimiento del hospedero. Pero... ¿Por qué? Quizás es porque cuando sus víctimas sufren, él obtiene lo que quiere. Y se alimenta... de lo que el cuerpo produce cuando tiene miedo. Eso podría ser; Adrenalina y Noradrenalina e incluso Cortisol.

-¿Hey hermano, que es esto?-Espetó confundió un chico que minutos atrás habían dicho ser de los residentes de Endocrinología.- ¿Cómo siquiera se te ocurre pensar eso? Los virus atacan areas en las que pueden proliferar. Pero ningún virus busca que su huésped produzca hormonas. Las pesadillas son solo un efecto secundario, un síntoma, debido al área que ataca. Eso sí es cierto. Por lo demás no tiene sentido.

Brison lo miro y de pronto algo en mí se encendió.

-Eso es porque no es un Virus... -Brison sonrió conforme al ver que yo lo había entendido -Es... ¡Podría ser un parásito! Capaz de alteral la actividad cognitiva y volitiva del su hosperdero.

Hubo silencio total.

Todos y cada uno de los presentes se levantaron. Algunos fueron a revisar a sus pacientes y otros salieron del hospital.

El ánimo que había sentido por un momento, disminuyó. Su reacción había sido realmente decepcionante.

-No perderé tiempo hablando estupideces. Había dicho el residente de endocrinología. De nuevo, Brison y yo nos quedamos solos.

-Al menos tú eres muy listo.-Me dijo el rubio -Pero es cierto. Este virus puede ser en realidad un parásito. O ser un virus con características de parásito. O incluso, un virus-bacteria. O algo unico, pero la verdad es que va más allá. Eso explicaría su tamaño inferior al de una célula, y sus propiedades parasitarias para arteral la conducta. Como vimos en las imágenes del documental. El caso es, que es algo nuevo. Su ADN o ARN debe ser igual de diferente. Por eso pensar en una vacuna... no tiene sentido. Lo único que podemos intentar hacer... es algo parecido a lo que hacen contra el virus de VIH. Controlarlo o mejor dicho, suprimir sus efectos.

-Y por eso me hablaste de los Ansioliticos y Antipsicoticos.-Añado juntando todos los cabos- Porque los Ansioliticos actúan, en sus mayoría, sobre los neurotransmisores GABA, mismos que cuando muestran un déficit, las sustancias como la adrenalina y noradrenalina, e inclusive el Glutamato, siguen su curso a sus anchas y pueden aumentar ante la exposición al estrés, como ocurre con las pesadillas, manifestando cuadros de miedo y ansiedad. Luego el punto a atacar serían las pesadillas, y es allí donde entran los antipsicoticos.

-Y estoy seguro que en eso tú sabes mucho más que yo -afirmó Brison.-Yo soy bueno en anatomía, fisiología y patología. Pero se que a ti se te da excelente el estudio de los psicofármacos.

-Eres muy observador.

-Observar mi alrededor es natural en mí. Siempre detallo a mis rivales.

-Rivales... ¿Yo?

-Sí... Eres el mejor de tu clase. Yo soy el mejor de la mia. El tio este... Thomas, es el mejor de Cirugía. Alison, la castaña hermosa, es la mejor de pediatría. Y así. Ah, y el tío con cara de preso recién salido de prisión... Mm... Ah ya, Roni. Es el mejor de su grupo. En habilidad, talento e inteligencia, porque si de apariencia fuese... lo dejaría de último.

-Oye, no hables así de él.

Roni sonrió (algo que estaba haciendo mucho últimamente) y había malicia en sus ojos.

-Oh... entiendo. Mis sospechas eran ciertas.

Genial. Otro más que sabía.

-Volviendo al tema...-Sé porqué piensas que los psicofármacos son una buena elección. Después de todo, se utilizan para tratar los trastornos como la Ezquizofrenia, la Bipolaridad, Los delirios y demás. Cuando actúan bloqueando los receptores dopaminergicos D2. Incluso es cierto, que la conciencia se ve alterada en muchos pacientes con estos trastornos, los cuales presentan pesadillas o delirios mientras duermen. Los antipsicoticos corrigen eso. Así que serían una buenas elección.

-Entonces compañero, a anotar se a dicho.

Y así lo hicimos. Cada uno comenzó a hacer anotaciones en una libreta gruesa, donde redactamos teorías y y conjeturas. Y creamos una lista de medicamentos que podrían tener la mejor eficacia. Tomando en cuenta todo lo que teníamos a nuestra disposición.

Minutos después; logramos estabilizar a los últimos pacientes que quedaban en el hospital y que no habían fallecido. Las puertas estaban cerradas. Y yo me encontraba con Brison en el cuatro piso, en una habitación del Ala B. Habíamos llenado dos mochilas con los medicamentos previstos. Tarde o temprano, tendríamos que salir, y no sabíamos que encontraríamos a fuera.

Mientras, solo podíamos ver por el balcón, como columnas de humo se levantaban por toda la ciudad. Luces de incendios. Disparos. Y gritos.

Al final, nos alejamos de las ventanas.

Y trate nuevamente de llamar a mi Hermano.

Llamé una y dos veces.

Y cuando la llamada conectó, mi respiración se cortó.

-¡KALUM! ¡¿Hermano estás bien?!

-¡No grites!-susurró Kalum alarmado.-¿Estás loco?

-Oye, qué pasa tio. Al fin logro hablar contigo y me hablas así.

-Oye Richard, no sé como esté la cosa por allá. Pero aquí, si me descubren, me matan. Estoy escondido en el depósito del conserje.

-Joder... lo siento.-Me disculpé y bajé la voz -Esto... por cierto, ¿Roni logró dar contigo?

-¿Quién diantres es Roni?

-Es mi... novio.

Humo un momento de silencio.

-Nunca me dijiste que tú...

-Por que tú jamás me dejaste. En fin, él quedó en encontrate y asegurarse de que estuvieras bien. No entiendo por qué...

-Espera... ¿no será el tipo de lo tatuajes? El que me ayudó hace unas horas a escapar.

-¡Ese mismo! ¿Dónde está?

-Sinceramente, ya debe estar muerto.

-Kalum, esto no es broma.

-Te repito, aquí hay cientos de locos matando todo aquello que se mueva. Y lo último que recuerdo de tu... amigo. Es que diez psicópatas lo perseguían. Luego no supe más de él.

Una parte de mi estaba feliz de saber que Kalum seguía con vida. Y la otra sentía un vacío en el pecho al imaginar a Roni muerto, desangrado, y tratando de volver a aquí.

Y todo por mi culpa. Yo le había pedido que cuidara de mi hermano.

-Tio-Dijo Kalum entre dientes-Vete y no pierdas tu tiempo tratando de protegerme. Te lo he dicho y te lo repito. Tú y yo no somos hermanos. Nuestros padres follaban y ya. No tenemos la misma sangre. Así que deja de tratar de llenar el vacío que dejó tu hermano cuando murió.

-Cómo es que tú...

-¿Sé sobre Evan? Porque escuché cuando tu padre le contaba a mi madre sobre su hijo mayor, y como había muerto tras ser asesinado por presenciar un intercambio de drogas entre dos bandas. Y oí como tú padre decía que tú veías en mí al hermano que perdiste.

-Kalum, no digas eso-El pecho me dolía. Oír el nombre de Evan despertaba todos mis miedos. Y las palabras crueles de Kalum quemaban como témpanos de hielo. No podía creer que él de verdad estaba diciendo todo eso.

-Es la verdad, Richard. Así que ya basta. El mundo se va a la mierda. Y no hay tiempo para estupideces. Lárgate y busca tu camino. Estás solo, y no tienes familia. Yo no soy tu familia. Tu novio está muerto. Es hora de crecer. Es hora de que te comportes como el médico que eres. Y dejes de ser tan infantil e ingenuo. Ayudar a otros no es la solución. Úsalos y sacales provecho. Y deja de seguir insinuando que tú y yo somos familia, por que no es así. Adiós, Mabius.

Y cortó.

No podía creer todo lo que acababa de oír. Sentía un nudo doloroso en la garganta. Y una horrenda sensación de vergüenza y miseria.

Realmente estaba solo.

Toda mi familia había muerto.

Incluso Roni, ya no estaba.

No había nada más.

A lo lejos, una enorme explosión liberó un fuerte estruendo y destellos acompañados de chispas..

Y las luces de la ciudad se apagaron.

La oscura cubrió todo por completo.

Y yo me hundí en ella.

            
            

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