[Hospital Portland. Tres horas antes]
E llegado a la conclución de que parezco un completo Imbécil persiguiendo a ese miserable de Kalum.
Había tratado en más de una ocasión de pedirle "amablemente" que me acompañara de regreso al Hospital Lenox. Pero no, mi idea no le pareció en adsoluto.
Él prefería seguir allí, pasando revista en una habitación con tres pacientes entubados y uno en coma. Ya eran caso perdido.
Le dije que era un amigo de su hermano y el solo había contestado «Yo no tengo hermanos ».
Así que, mientras en emergencias la policía trataba de calmar a los pacientes histéricos y los doctores escapaban a sus casas, no me quedó de otra que agarrar al imbécil de la bata, y arrastrarlo.
-Mira imbécil-le dije. Quizás con demasiada brusquedad...-Esta mierda solo está empeorando y yo tengo el encargo de cuidar de ti. Así que vienes o vienes.
-¿Qué diablos te pasa? ¡Yo a ti no te conozco! ¡Suéltame!
Y me empujó. Lo que solo hizo que me fuera encima de él. Lo tomé por el pecho y lo pegué contra la pared.-Mira desgraciado.-levanté la vista. El imbécil era más alto que yo. Moreno y de cabello crespo. Tenía rasgos entre latino e Indu. No se parecía en nada a Richard.-No tienes idea de la mierda que e pasado. Y no tardarás en terminar como los paramédicos que vinieron conmigo. Con 12 puñaladas cada uno. Así que mejor vienes conmigo o te juro que sacó el bisturí que llevo en el bolsillo y te lo calvo en el estómago, para que mueras lenta y dolorosamente mientras el ácido te corroe las vísceras.
Al parecer, eso lo había convencido. Sin decir más, corrimos, y descendimos hasta el primer piso. Huyendo y evitando toparnos con algún Crespuscular. See, había improvisado el nombre y ahora tenía como identificarlos. De algo me habían servido las pláticas con Mabius.
Escondidos en un baño, oía los gritos de mis colegas por todo el recinto. No había manera de salir. Disparos, golpes, y más gritos. Al parecer, Kalum se había dado cuenta que le convenía mantenerse a mi lado. Perdí la cuenta de a cuantas personas golpeé y dejé inmóviles. Eran ellos o yo. Y yo tenía a una persona con quién regresar.
El hospital se había convertido en un infierno. Habían más locos que en un psiquiátrico.
La música de la locura saturaba el aire, mientras el caos y las destrucción se tragaba entera la ciudad. Había oído algunas explosiones y disparos a lo lejos.
Apenas había amanecido, y la noche no había dejado más que charcos de sangre y cadáveres por todas partes. Por suerte, no los conocía. Pero sabía que en el Lenox de seguro estaría igual. Y rogaba en mi adentros que Richard estuviese bien.
Me sentía lleno de ira, odio hacía la vida. Cada vez que sentía que tenía algo bueno, un poco de felicidad. De paz. Esta simplemente se desvanecía.
Y ahora estaba atrapado en un baño con un tipo que no me agradaba, tratando de lograr escapar de un hospital, sin morir. Mientras solo Dios sabía que le podría estar pasando a mi chico.
Mi chico...
Joder. Pensé en Richard de forma posesiva y me resultó... bastante satisfactorio.
-Hey-me llamó una voz y me giré. Había estado viendo la puerta.
-Dime.
-¿Cómo se supone ques saldremos de aquí?
Levanté una cena hacía él- Así que ahora sí te interesa. Pues te diré que aún no lo sé. Solo vamos a esperar a que los crepusculares se alejen.
-¿Los crepusculares? ¿Es broma verdad?
-¿Tienes un nombre mejor?
-Eh... no.
-Eso pensé.
-En serio, tú deberías hacer un diplomado en relaciones humanas.
-Ja, ya me lo habían dicho. Tu hermano, de echo.
-Richard y yo no somos hermanos. Solo vivíamos juntos y ya.
¿Qué? Oír eso despertó una extraña sensación en mi.
No podía ser...
¿Celos?
Por Dios, eran hermanos. Pero ahora ya no lo eran. Entonces... ¿Por qué Richard me había mentido?
-Acaso... ¿eran pareja o algo así?
Kalum me miró como si hubiese dicho la mayor estupidez del universo.
-¿Qué? Nuestros padres salían. Solo eso. A Richard no le gustan los tíos. Y a mi menos.
Oh... Así que ellos no habían tenido esa conversación.
Enterarme de eso fue un sorpresa.
-Vale-Dije sin darle importancia-pero igual son hermanastros. Richard siempre a hablado de ti como su familia.
-Pero no lo somos. Solo son estupideces suyas.
Lo miré consternado-¿Qué mierda dices? Desde que conozco a Mabius cuando había de ti, siempre a dicho sin titubear que eres todo lo que le queda. Que eres su hermano, su amigo, me contó cómo estudiaban juntos, hablaban hasta tarde y dormían incluso en la misma cama cuento veían películas y documentales. Me dijo que eras un tío genial. Hermano, Richard realmente te quiere. ¿Entonces, por qué diantres te expresas así de él?.
-Eso no es tu problema.
-Tienes razón.-asentí y traté de no soltar toda mi rabia con él- Mejor no hables y tratemos de salir de aquí.
Los minutos pasaron y decidí que era hora de dar un vistazo. Afuera estaba iluminado. No parecía haber nadie en el pasillo. Pero aún faltaba un buen tramo antes de llegar a la salida.
Llamo a Kalum, y conmigo al frente, continuamos avanzando. Las luces parpadean. El frío me eriza la piel. Creo oír voces, pero no estoy seguro. Avanzo y Kalum da cada paso que yo doy.
Doblo en la esquina y sigo, pasando por la habitación que dice: Rayos X. Seguimos caminando. Giramos a la derecha. Y allí está el primero.
Un hombre de mediana edad con un enorme cuchillo en las manos. Señala con la punta a criaturas a su alrededor que solo existen en su mente. Su mirada es la viva imagen del miedo y la locura. Da cuchilladas al aire una y otra vez. Me quedo inmóvil. Pero inevitablemente, me ve.
Grita, y comienza a correr tras nosotros. Abro los ojos y retrocedo.
-¡Vamos!-le grito a Kalum y él no duda en salir disparado detrás de mí. Doblamos y seguimos por otro pasillo.
Me quedo hecho piedra. Oigo a Kalum murmurar.
-Oh Dios mío. Esa es la Ginecóloga, la doctora Daly.
Y entonces, el chico vomitó.
No lo culpo.
Allí, tirada en el suelo, está una mujer no tan mayor, rubia y cubierta con prendas rosa manchadas de sangre, tripas y organos. Y su cuerpo, convertido en pedazos que se alejaban de su cabeza. Aún tenía los ojos abiertos.
Y tres personas, seguían apuñalando lo que quedaba de ella.
Susurraban cosas en palabras inentendibles.
Cuando nos vieron, sus ojos inyectados en sangre se dilataron aún más.
-Ahora hay dos criaturas más... No no no, no puedo dejar que maten a mi familia ¡Las destrozare primero!
¡Mierda!
Ahora sí estaba asustado. Respiraba con fuerza pero traté de concentrarme.
Detrás, ya el primer Crespuscular estaba por alcanzarnos.
Tomé a Kalum de la bata y nos lancé a ambos por el tercer pasillo, que daba hacia la izquierda. No conocía bien ese hospital, así que no sabía hacia donde conducía ese camino.
Solo me importaba escapar.
Para mi sorpresa y desgracia. Terminamos llegando a la salida. Y afuera, más de cincuenta personas con aire somnoliento, miraban al vacío. Algunos llevaban armas blancas y otros solo murmuraban cosas por lo bajo.
Tragué saliva. Esto estába realmente mal.
-Espera, vamos por aquí.-Retrocedí y llevé a Kalum hacia un cuarto pequeño que ponía en la parte alta: Limpieza.
-Pero... ¿Qué hacés?-me preguntó confundido. Ahora sí parecía tener miedo de quedarse solo.
Lo empujé hacia el interior -Quedate allí. Trataré de distraerlos. Y luego regresaré.
- ¿Estás loco?, ¡te van a matar tio!
-Es posible. Si no regreso en una hora, vete sin mi. Y hazme el favor de encontrar a Mabius.
Cerré la puerta.
Entonces llegaron los primeros perseguidores. Su ruido pareció alterar a los Crepusculares aletargados. Y todos fijaron sus miradas en mí. Eran muchos.
-¡Carajo! ¡Esto no es nada bueno!
Comencé a correr, mientras una ola de locura me pisaba los talones.
*****
Los había perdido en las escaleras. Y me encontraba entonces escondido en el laboratorio de inmunología. Cuando creía que se habían ido, alguno cruzaban dando gritos mientras lanzaba cuchilladas al aire. Me sentía cansado. No había dormido nada en unas 30 horas. No era tanto, pero esto de andar huyendo y sin comer... hace que se pierdas las energías con facilidad.
Los minutos pasaron. Y maldije en silencio cuando miré mi reloj y ya había pasado una hora. Kalum iba a irse sin mí.
No me importaba realmente, pero algo me decía que no duraría mucho. Y de nuevo, le había prometido a mi chico que lo llevaría a salvo. O al menos vivo.
Maldición. Quería ver a Mabius.
Me dejé caer contra la pared y hundí mi cabeza en las rodillas. Pensé en su rostro, suave y con ese color claro de su piel que me resulta tan... sexi. Esos ojos celestes que de alguna forma me hacían querer perderme en ellos. Eran como el cielo en un día despejado. Y la piel de su cuerpo haciendo fricción contra la mía....
Abrí los ojos de golpe.
Espese a respirar con fuerza.
-Mierda, casi me quedo dormido.
Debía tener cuidado. Y salir de aquí de inmediato.
El tiempo corría. Vislumbraba el espacio pensando. Una sonrisa se extendió por mi rostro cuando vi una cafetera en la esquina de la mesa que estaba en el salón.
Revisé y en efecto. Aún tenia café. Oh dios, y estaba casi caliente. Tomé una buena taza sin azúcar. Mabius se asquearia si supiera. El odia el café sin azúcar.
Disfruté del subidón de energía.
Oigo una fuerte explosión y el corazón me salta en el pecho.
¿Qué pudo haber sido eso?
Sea lo sea que haya sido. No fue pequeño.
Parpadeé y todo era oscuridad. Se había ido la luz.
Cerré los ojos y respiré. Tranquilo. Cálmate. Has vivido cosas peores en el ejército.
Salí de la habitación con cuidado. Si yo no podía ver, ellos tampoco. Así que me deslicé por la pared evitando hacer el menor ruido. Oígo gritos y golpes. De seguro se estaban matando entre ellos. Su conducta no tenía sentido alguno así que buscarle explicación solo sería perder el tiempo.
Continúe hasta las escaleras. Y comencé a bajar poco a poco. Habían pasillos, habitaciones, y más habitaciones. Y susurros en todas las direcciones.
Descendí hasta el primer piso y caminé hasta el cubículo del conserje. Tragué saliva y esperé no ver una escena horrible.
Prendí la linterna del teléfono.
Y allí estaba Kalum. Sentado cruzado de piernas. Parecía estar orando.
-Hey-Lo llamé. Levantó la vista asustado. Me vió. Se levantó rápido.
-Estás vivo...
-Sí, eso parece. Es hora de irnos.
-Vale. Por cierto... Richard llamó.
Oír eso me detuvo en seco. Me volví hacia él de golpe.
-¿En serio? ¿Cómo está él? ¿Está bien? ¿No le a pasado nada?
-Hey, calmate. Richard esta bien.
-Joder, eso es... genial. Realmente genial ¿Quedó de vernos en algún lugar?
-No. La llamada se cayó.
-Mierda. Bueno, salgamos de aquí y luego vemos en dónde nos encontramos.
-Vale, me parece bien.
Y así lo hicimos. Entre la oscuridad, los pasillos parecían la boca oscura de un lobo. Solo algunas luces de emergencia seguían encendidas.
Logramos llegar a la salida. Y no había nadie allí. Las personas que antes rondaban la zona, habían desaparecido. Debían estar distribuidos en todo el hospital.
La luz del sol me resultó intensa y por un momento tuve que esperar a que mi vista se adaptara.
Salimos al estacionamiento y acto seguido pensé que lo mejor sería tomar algún vehículo para movernos más rápido. Pero a medida que avanza era fácil darse cuenta que esa no era una buena idea.
Las calles estaban colapsadas. Autos abandonados en todas partes. Choques y accidentes. Y cuerpos por doquier.
Y ellos. Habían personas pululando en un estado adormecido que yo sabía que era casi imposible de revertir..
Seguimos de largo. No tenía idea de si Mabius seguía en el hospital o ya se había ido de aquel lugar.
El Hospital Lenox Hill estaba a más de 8 kilómetros de nuestra actual ubicación.
-Aquí nos separamos.-dijo Kalum de pronto -Te agradezco por ayudarme a salir del hospital. Pero de ahora en adelante, seguiré solo. Iré a mi casa. Tú vas al Lenox Hill y yo en dirección contraria.
-Tú vienes conmigo.-espeté-Tú hermano te está esperando tio.
-Te he dicho ya, que a donde yo vaya no es tu problema.
-Oh hermano, si que lo es. Porque podría irme y dejarte aqui. Pero no lo hago porque debo llevarte con él, sano y salvo.
-Él... no me necesita. Está mejor sin mí.
Por un momento algo en él había cambiado. Como si su máscara se hubiese caído. Dejando a la vista a un sujeto lleno de inseguridades. Alguien que parecía... sufrir en secreto.
Respiré profundo.
-Vale, vale. Estamos aquí, en la nada y no sabemos siquiera cuanto tiempo estaremos vivos. ¿Qué te parece si sueltas ese nudo que tienes atorado en el culo y me cuentas? Lo siento, pero Mabius es el que tiene más tacto oyendo a los demás.
Él me miró un momento. Parecía estar pensando.
Al final se recostó de una camioneta abandonada. Vaya, era una Avalance Azul. Pedazo de carro hermoso.
Regresé mi atención a Kalum.
-Yo no... se ni como hablarlo. Pero si todos vamos a morir tarde o temprano...
-Por eso digo. Cuéntame qué pasa. Porque llevo horas tratando de no golpearte en la cara. No creo que seas tan imbécil como intentas ser. Reconozco a alguien que finge rencor.
Kalum me observaba silencioso.
-Richard y yo teníamos 18 y 19 años. Como yo siempre iba un año adelante, a él le gustaba mucho que le contara todo lo que había aprendido a medida que avanzaba en la universidad. Al principio no niego que fue raro. Nos costaba hablar, pero poco a poco nos hicimos amigos. Era inevitable. Era como si estuviesemos hechos para trabajar juntos. Estudiábamos. Veíamos cientos de películas. Nos contábamos todo. Incluso, a aveces compartiamos habitación. Yo nunca había tenido un hermano y de pronto sentía como era tenerlo. Richard era... increíble. Él sabía cuándo yo tenía un problema y me escuchaba. Me aconsejaba. Siempre estaba allí. Incluso, una vez salimos con dos chicas muy sexis y nos divertimos. Tuvimos novia al mismo tiempo. Era genial.
-¿Perdon? Eh... digo.-me aclaro la garganta. Pienso en qué decir-No nada. Es solo que me impresionan. Y como les fue con... esas chicas.
Vale, no hay rollo. Pero haberme enterado de esa forma de que Richard había tenido novia... era extraño. Y ya me estaba molestando sentir estás curiosas sensaciones.
-Pues bien. Yo salí con mi novia como 6 meses. Pero Richard termino con la amiga de mi novia como al mes. Recuerdo que solo me dijo que no se sintió cómodo con ella.
Bien. Supongo que... eso me hace sentir un poco mejor. No se por qué...
Él continuó-Eramos muy cercanos, la verdad. Un día oí que su padre le dijo a mi madre que Mabius me veía como a su hermano. Pero el hermano que había fallecido.
-¿Richard tenía un hermano?-pregunté con sorpresa.
-Sí. Un hermano mayor que fue asesinado por una banda que vendía drogas. Él solamente estuvo en el lugar y momento equivocado.
-Joder... no tenía idea.
-Entonces su padre comentó eso. La verdad es que no me molestó. De hecho, pensé que eso significaba que Mabius me veía como si fuésemos hermano de sangre.
-¿Entonces qué pasó?
-Fue cuando nuestros padres muerieron. Íbamos los cuatro en el auto.
-Lo sé. Richard me contó lo que pasó. Pero eso no tenía por que haberlos distanciado...
Su mirada de pronto se tornó lúgubre.-¿Pero él te dijo que yo los mate?
Me quedé pasmado. Y lo miré sin comprender.
-¿De que hablas tio?
-Yo mate a nuestros padres. Yo soy la razón por la que mi madre murió. Y por la que Mabius no tiene padre. -su ojos ahora mostraban un inmenso dolor y rabia. Una mezcla de emociones que conocía bien. -Por que ese maldito día, había visto como mi madre guardaba todas las cosas que mi padre dejó cuando murió. Su ropa, sus relojes, e incluso su colección de cuadros, todo aquello que me hacía sentirlo cerca. Las metió en dos cajas grandes y las ocultó en el sótano. En ellas había una cinta que decía: para regalar. Estaba tan molesto que cuando íbamos en el auto, sentía como mi pecho se oprimía. Su padre puso la radio y cuando sonó una de las canciones favoritas de mi padre, "Don't Stop Believin" ella inmediatamente la quito. Y no lo soporté y le dije «¿Tanto te desagrada acordarte de papá?» Eso la tomó por sorpresa. Y trató de decirme que no la había quitado por eso. Le saqué en cara lo de las cajas que había guardado, y en segundos estamos discutiendo a gritos. Yo estaba furioso. Y le grité al padre de Mabius «¡A mí no me digas que hacer. Tú no eres mi padre!» Y cuando Mabius trató de calmarme también me desahogue con él «¡Tu no eres mi hermano. Y yo no soy Evan. Él está muerto. Y tú no tienes un puto hermanito de reemplazo!». Él se quedó hecho piedra y su padre en cambio se dio la vuelta y me sujeto por la camisa. Recuerdo que iba a decir «Deja de decir estupideces, que tú...» pero no terminó. Creo que solo yo pude ver al frente en ese momento, y noté el enorme camión que se había saltado la luz mientra nuestro auto giraba hacía la derecha. Lo siguiente que supe, fue que desperté en el hospital. Mi madre estaba muerta. El padre de Mabius también. Y él, seguía en cuidados intensivos. Y yo, de todos, yo... había salido prácticamente ileso. Resulta que de todos, era el único que había traído puesto el puto cinturón de seguridad.
Las lágrimas caían por sus mejillas. Dolorosas como el hielo cuando quema. Su labio inferior temblaba de impotencia. La ira y el resentimiento brotaron como veneno de su boca cuando habló.
-Este maldito malnacido que tienes en frente, fue el único miserable que salió como si nada. Había acabado con mi familia. Había arruinado la vida de mi hermano. Y dime, Roni- se acercó. Sus ojos rojos encendidos se fijaron en los míos -¿Creés que quiero que él esté cerca de mí? ¿Creés que verle la cara es fácil? Eh ¿Sonreírle y decirle que todo está bien? Llevo tres malditos años tomando pastillas, para dormir, para la ansiedad, antidepresivos. Y para las voces y gritos que oigo siempre cuando duermo y sueño que todo ese momento se repite una y otra vez. E ido al psicólogo y al el psiquiatra más veces de las que puedo contar. ¿Y para qué? ¿Para qué traten de motivarme a salir adelante? ¡No! Porque aunque las drogas me ayuden a controlar mis pensamientos. Yo no quiero olvidar ¡Y jamás pienso superar ese maldito día! ¡YO LOS MATE! ¡YO MATE A MI FAMILIA!-Gritó golpeándose con fuerza el pecho.
Esperé un momento a que Kalum llorara y sollozara. Joder. Como deseaba ser como Mabius en ese momento. Entender a otros. Comprenderlos, apoyarlos. Pero no tenía ni idea de cómo hacerlo.
-Esto... no soy bueno motivando. Ya te lo e dicho. No soy como Mabius. Pero solo puedo decirte que él jamás te culparia. Por muy doloroso que haya sido. Él jamás te odiaría por eso.
-Tú no entiendes. Él ni siquiera recuerda lo que pasó. Jamás me preguntó nada. sabía que habíamos chocado contra un camión. Pero no nunca me reprochó el porqué. Tiempo después, no soporté y se lo pregunté. Y me dijo que sólo recordaba un fuerte golpe y oscuridad. Si el supiera la verdad... me odiaría. De eso estoy seguro.
-He allí el problema. Que no conoces por completo a Mabius. Por supuesto que el recuerda lo que pasó. Tardó en recordar, es verdad. Pero tiempo después, lo hizo. Él me contó que tardó dos meses en recuperar esos recuerdos. Ir al psicólogo lo ayudó. Pero él nunca te echó la culpa de lo que pasó. Recuerdo que dijo algo así cómo «Todo lo que pasa es por que así debe pasar. En un accidente no hay culpables. Solo víctimas. Yo solo quisiera que Kalum regresa a nuestra antigua casa y viviéramos juntos. Cómo antes». Él solo quería tu compañía, Kalum. Y fue lo que siempre le negaste.
Kalum miraba el piso. Parecía perdido, confundido. Aturdido.
-Él recordaba... todo.
Se dejó caer de espalda contra el vehículo, y lloró.
-No puedo creer que lo sabía. Y aún así... siempre intentó que yo volviera a su lado.
Esperé un momento. Me sentía mal. Pero también un poco incómodo. Solo sabía ser empatico con los niños y con Mabius. Aún así, traté de exigirme un poco.
Me agaché a su lado frexionando las rodillas. Y puse una mano en su hombro.
-Oye. ¿Qué te parece si vamos por tú hermano? Él te espera. Ve y arregla las cosas con él. El mundo aún no sé a acabado.
Con los brazos se limpió las lágrimas y levantó la vista.
Asintió-Tienes razón. Será mejor que nos demos prisa.
Sonreí-Amigo, creo que por fin estamos de acuerdo en algo.
Fue entonces cuando salimos en busca de Richard Mabius.
Nuestra familia.