Capítulo 5 El trato.

Raven.

Despierto y lo primero que veo es la corbata de Alessandro, su olor es increíble. Mi corazón late con fuerza y me causa escalofríos, siento esas mariposas de las que hablaba Cassie y Damla.

Me siento tan emocionada, no puedo esperar a que llegue la noche.

Me levanto y me lavo los dientes, más tarde hago mis necesidades y me doy un baño con agua caliente. Hago mi rutina de rostro y cabello, después me visto y bajo a la sala. Mientras bajo por las escaleras escucho hablar a mi tío Samuel y a mi padre.

-¡Sobrina hermosa!

-Hola, tío Samuel, ¿cómo estás?

-Muy bien, hermosa.

-¿Cómo estás, hija?

-Muy bien, papá, buenos días.

Mi tío tiene la mesa llena de papeles y fotografías.

-¿Quieren café? -Pregunta papá.

-Sí, gracias, hermano.

-Sí, quiero, papá, con leche, por favor.

-Volveré pronto.

-¿Qué es todo esto, tío?

-Sé que a tu padre no le agrada que te hable de esto, pero estoy emocionado. Tengo las pruebas para encerrar al menos por veinte años a un criminal, si lo atrapó tendré un ascenso. Este hombre exporta armas ilegales en barcos a otros países, pero todos creen que es solo un hombre que exporta arena.

»¡Mira, sobrina! Este es él. El gran Alessandro Tamar.

Al escuchar ese nombre siento que me atragantó con mi propia saliva, me quedo sin poder respirar. Mi tío me muestra una fotografía y sí, es él.

-Sobrina, ¿paso algo? ¿Te sientes mal?

-No, no es nada, necesito un poco de café, es todo.

-¿Cuándo lo arrestarán, tío?

-Lo haremos mañana, mi superior no está y no puedo tomar ninguna decisión sin su consentimiento, sé que suena tonto, pero debo esperar sus órdenes. Cuando yo ascienda de puesto, será otro el que espere por mi autorización.

-Te deseo suerte, tío.

-Gracias, querida sobrina.

-¡Aquí está el café! Café con leche para mi hermosa hija y café negro para mi hermano.

-Gracias, Jacob.

-Gracias, papá.

-Debo irme, me tomaré el café en el camino. Jacob, por favor, cuida todo con tu vida. Es más seguro que toda la información para encerrar a ese maldito delincuente se quede contigo. Vendré por todo mañana temprano.

-No te preocupes, estará en mi caja fuerte, Samuel.

-Te lo agradezco, nos vemos, Raven.

-Cuídate, tío, nos vemos.

Acompaño a mi tío a la puerta, mi padre se lleva los documentos. Ahí está todo, los recibos de compras ilegales de armas a nombre de Alessandro, fotografías de él asiendo, tratos con otros delincuentes y lo que es peor, datos de Internet sobre sus transacciones y delitos de desfalco de dinero de otras empresas. Incluso pude ver la dirección de su mansión en el bosque.

Mi padre vuelve a la sala y trato de actuar normal.

-Cariño, tu madre me llamo, lo siento, vine para desayunar contigo, pero es urgente que vuelva a la empresa.

-Lo entiendo, papá, no te preocupes, además, este día quiero ver una serie increíble de suspenso, así que estaré ocupada.

-Bueno, pero prometo que cuando tenga tiempo te haré la cena que tú quieras, mi vampira.

-Gracias, papá.

Él besa mi frente y después se va. No sé que hacer, esto no se lo puedo decir ni a Cassie, porque estoy traicionando a mi tío, pero es por salvar al hombre que quiero, papá dice que por amor somos capaz de mover el cielo y las estrellas.

Voy a la oficina de mi padre y abro la caja fuerte, después le tomo fotografías a todo con mi celular. Tengo una idea, si voy a traicionar a mi tío, que sea por un bien mayor.

Genko MC-Daniel (Alessandro)

Por la noche.

Después de la cena voy a mi habitación, tomo un baño y me visto solo con un pantalón de pijama. Me dejo caer sobre la cama y cierro los ojos.

-¡Alessandro!

El timbre no para de sonar y sé dé quien se trata, esa puta niña.

Bajo y tomo mi arma, le voy a volar la cabeza y mi problema se acabará.

Abro la puerta y ella entra.

-Buenas noches, ¿cómo estás, Alessandro? ¿Para qué es esa arma?

-Para ti, eres una maldita molestia.

-No puedes hacerlo, tengo algo que hablar contigo. Mi tío es Samuel Braus, el policía que te busca, yo soy su sobrina, de hecho soy su única sobrina.

-¡Sabía que estabas actuando! Trabajas para la policía y esto solo es una distracción.

La rodeo con mi brazo del cuello y le apunto en la cabeza.

-¡Escucha, yo quiero ayudarte!

Ella me muestra su celular y veo todo. La suelto.

-Habla, te escucho.

-Todos los documentos están en la caja fuerte de mi padre, mañana vendrán por ti.

-¿Quién es tu padre?

-Jacob Braus.

Pensé que el apellido solo era una coincidencia, esta puta niña es hija del bastardo que me jodió en el orfanato. Podría dispararle en la cabeza a su hija y vengarme, pero necesito esos documentos.

-Alessandro, te daré la dirección de mi casa, envía a alguien para que todo parezca un robo, sin acusaciones en tu contra no pueden arrestarte, mi tío dijo que podrían darte hasta 20 años en la cárcel.

-Dame tu dirección.

-No, no lo haré, a menos que aceptes mi condición.

-¡Habla de una vez! ¿Qué es lo que quieres?

-Serás mi novio, vendré todas las noches y haremos el amor, quiero que me enseñes.

-¡No, no haré! Podría secuestrarte y pedir a cambio de tu vida los documentos, ¿a caso no piensas, niña estúpida?

-Está bien, pero tengo copias, y no en mi celular, están en otras partes, aunque robes los documentos, yo podría dárselas a mi tío, ¿qué dices? ¡Vamos, di que sí!

No puedo creer que esta maldita mujer de 18 años me soborne para estar con ella. Mientras lo pienso se me ocurre un plan, sé que no fallara.

-Está bien, pero si no puedes conmigo vas a terminarme y nunca nos volveremos a ver, te largarás de mi vida y eliminarás toda la evidencia.

-No lo entiendo, ¿a qué te refieres con no poder contigo?

-Me gusta el sexo duro y no creas que por no tener experiencia tendré piedad contigo, en algunas ocasiones incluso me gusta repetir.

-No te preocupes, sé qué podré soportarlo, tenemos un trato.

Ella extiende su mano y yo lo hago de mala gana.

-¿Qué te pasó en la mano? Parece una quemadura en la palma de tu mano.

Quisiera decirle que el culpable de las quemaduras en las palmas de mi mano, es su maldito padre.

-Qué te importa.

-Hazme la pregunta, estoy esperando, podría romper el trato en cualquier momento.

-¿Quieres ser mi novia? -digo entre dientes.

-¿Qué dices? No pude escucharte.

-¿Quieres ser mi jodida novia?

-Sí, si quiero.

Ella salta y me besa.

-Debo irme, nos vemos mañana por la noche. Tendré mi primera vez contigo mañana, quiero que sea especial. Te amo, Alessandro.

Ella abre la puerta y se va.

Cada vez que me dice que me ama, quisiera contarle la lengua.

                         

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