Capítulo 2 Capitulo 2

Leo

Nombre: Lorena Madeline Cruz Gómez

Edad: 27 años

Cumpleaños: 17 de febrero

Padre: Juan Francisco Cruz

Madre: María Seline Gómez-Muerta Estado civil: Soltera

Su infancia hasta los cinco años vivió en Ecuador, pero luego se vino a vivir aquí. Curso sus estudios en una escuela super prestigiosa, tiene un sin fin de trofeos, medallas y reconocimientos por su inigualable comportamiento y notas.

Sin ninguna mancha en su registro criminal ni siquiera una escapada con amigos para beber.

Estudio administración, derecho y cursó psiquiatra hasta el penúltimo año, pero no la culminó. Después de unos años en las sombras, empezó a trabajar en unas de las empresas de su padre, la cual ha crecido desde que empezó a liderar. Además, en estos momentos está coordinando una unión de empresas para un nuevo proyecto.

Es tan perfecta, no me lo creo

A decir verdad, ella es tan buena; sin embargo, hay algo que me tiene intrigado y diría interesado de ella, tengo la sensación que quizás es la chica con apariencia buena, pero que en realidad es mala.

Y no podría estar alejado de la realidad porque esta muchacha es hija de unos de los mafiosos más peligrosos y poderosos de estos lugares.

Desconfío ya que he trabajado con hijos de mafiosos y esos sí que son tan crueles y sádicos cómo el mismísimo diablo.

La Señorita Cruz es tan mimada, tan aniñada, tan ingenua que saludó a todas las personas que pasaban al lado de ella como si no hubiera alguien detrás de ella, creo que ni es capaz de matar a una mosca.

Y aun así desconfías de ella

Es muy surreal ¿OK?

Tuve que conducir unos de sus caros autos deportivos.

Los millonarios malgastan sus dineros en cosas innecesarias.

Dentro de su auto solo sentía su mirada sobre mí, parece que me quiere comer, tal vez son mis hormonas descontroladas por estar a lado de tal semejante mujer.

Ya que tiene el descaro de mirarme de arriba a abajo, la detallaré con lujo:

Es joven con el prototipo de belleza latina, tiene un cuerpo de reloj de arena, caderas anchas y muslos gruesos, su busto no es exagerado, pero tampoco insignificante, su rostro es pequeño, fino como el de una muñeca, unos ojos color negros intensos que te hipnotizan, pero intimidan al igual que el de sus padres–que no fuera porque ya he trabajado con otras personas estaría lleno de pavor–una nariz recta y pequeña y unos labios medios carnosos.

Su voz me saco de mi análisis hacia su persona, es aterciopelado el tono con el que me está hablando, el cual hizo que me recorriera una electricidad en cada fibra de mi ser.

Sé que me va a pedir algo.

-Leo hablemos seriamente. Roberto te contrató para cuidarme y también para que le informes lo que hago. ¿Verdad?

-Sí, señorita-Me trago una risa al llamarla así, solo es tres años menor que yo.

-Te pagaré el doble para que solo me cuides y le das falsa información de lo que hago

-Lo sabía

-No, quien me contrató fue su padre.

-Pues te hago un nuevo contrato

-

Que resabiada

-No puedo firmar un contrato, si no se termina el otro-Su cara es un poema, no se esperaba un rechazo, está muy indignada

-Te pago el triple

-No, gracias.

Al llegar a su casa que digo su mansión, me estacionó en la acera. Su humilde casa queda en unos de los barrios más populares y carísimos de toda la ciudad, es tan grande que creo que todo el barrio puede vivir aquí con ella y así sobraría espacio.

Su hogar es tan pulcro, sin un rastro de polvo, llenos de colores neutros y algunos cuadros que no le encuentro sentido, pero así son los ricos.

Me hace un tour por su mansión y me lleva a mi habitación. Me indica dónde está los otros cuartos que están en mi cuarto. Esto es imposible y me deja unas llaves, después se larga de una vez por todas.

Al dejarme solo lo primero que hago es lanzarme a la cama como si mi vida dependiera de ello. La habitación es magnífica, sus paredes son de color blanco, un piso de madera reluciente, sus muebles están sin un rastro de polvo como dije, al parecer es una obsesiva con la limpieza y la cama es tan suave y reconfortante, me quedo dormido al instante en el que cerré mis ojos.

Me despierto por un sonido proveniente de la sala de estar, el cual me advierte que puede haber alguien irrumpiendo por aquí. De un solo impulso me levanto de la hermosa cama y saca de su funda a mi pistola quitándole el seguro preparado para atacar quien quiere que sea que esté afuera.

Salgo con paso sigiloso hasta llegar a dónde se originó el ruido, una silueta quejándose, es lo que veo, me acercó y le apunto a la cabeza.

-Tienes tres segundos para voltearte y darme la cara-Mi voz sonó más amenazadora de lo que quería. Se voltea y toma el descaro de prender la luz.

-Me estás amenazando, Leo-Respondió la señorita Cruz sin un rastro de miedo en su voz

-Escuche un ruido

-Fui yo, me pegué contra la mesita porque la luz estaba apagada.

-Lo siento, pensé que alguien se coló. ¿Por qué no me despertó para avisarme?

-No importa, no te quería levantar, vuelve a dormir. La repaso unos segundos, está muy arreglada para ir a dormir

-¿A dónde va Señorita Cruz?

-A una fiesta, así que ya me voy, no quiero llegar tarde-Dio unos pasos confiados, pero que esta chica no reflexiona, hace unas horas fue disparada y ahora se quiere ir de fiesta.

-No puede ir, su padre me dio estrictas reglas de no dejarla salir para hacer actividades no necesarias y muy malas para su salud.

Se quedó callada pensando algo, de un momento a otro se posó frente a mí con una sonrisa que derretiría a cualquiera, pero yo no estoy incluído en esa lista.

-Pues tendrás que hacerme un favor-Su voz sonó tan demandante y seductora.

            
            

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