Capítulo 7 Capitulo 7

Lorena

Sus palabras

Sus miradas

El odio en esos ojos avellana

El rencor y la vergüenza en su mirada

La desconfianza que demuestra.

Me mata, me quema, me duele, me arde por dentro

He empezado a tener un ataque, mis uñas lastiman mis brazos, pero me encanta ese dolor, es mejor que el dolor emocional, del corazón.

Leo me sube a su carro, ni siquiera sé lo que hago solo me dejó llevar, estoy en modo automático.

Él coloca la llave, pero no enciende el auto.

-Tienes que parar, te estás lastimando-Su voz sonaba lejana y muy triste, pero sus manos intentaban quitar mis manos de mi brazo-Basta

»Tienes que tranquilizarte Love-Él toma el causante y lo lee.

Me falta un poco el aire, pero si puedo respirar con un poco de dificultad, intento despegar mis uñas de mi brazo, sin embargo, no ceden.

Me desesperó, no me quiero seguir lastimando. Aun mis ojos siguen derramando lágrimas tras lágrimas, creo que si pudieras derramar lágrimas de sangre, en estos momentos ya estaría desangrada.

Quiero que esté dolor acabe.

Mis respiraciones se han vuelto erráticas y mis oídos me zumban, me duele el pecho.

-Tienes que calmarte, estás teniendo un ataque. Respira hondo y profundo-Dijo respirando conmigo-Inténtalo, Love

En serio que lo intento, pero no puedo las imágenes se reproducen en mi mente, el día en que las deje a salvo, pero que ellas piensan que me acobarde y me fui.

Todo lo que he hecho por ellas, por su bienestar.

No me importó cuan daño me hicieran, tanto solo vivía y sobrevivía para que ellas estuvieran a salvo.

-Respira hondo o recuerda algo bonito, algo feliz. Por favor-Su voz sonaba aterrada y triste.

Me intenté concentrar en su voz, trayendo unos mejores recuerdos.

-¿Cómo te llamas?-Pregunto una pequeña yo

-Yo soy Elena y ella es April-Me sonrieron.

Otro recuerdo

-Vamos al parque-Propuso Elena

-Ok, pero quién llega último es un huevo podrido-Salimos corriendo dejando atrás a Elena

Otro momento

Estábamos en mi casa, estaba pintando un cuadro y vienen a molestarme. Ese día las persigue por toda mi casa para ensuciarlas

Un recuerdo hermoso, creo que teníamos 16

-Qué linda es la playa en este amanecer.

-Es hermosa, es tan tranquila

Recuerdo que ese día pasamos nadando y arrojándonos ostras y piedras y ensuciarnos con arena.

Recuerdo las tardes que pasábamos Holden y yo después de todo lo malo

-Estaremos bien-Menciono Holden soñador

-Y si eso nunca sucede.

-Pues lo creamos, pero lo dudo, Nunca nos rendimos, sé que saldremos de esto.

La promesa que nos hicimos.

-Siempre estaremos la una para la otra en cualquier momento o situación, si me caigo nos levantamos juntas, tu dolor es el mío. Hoy hacemos la promesa. Repitan después de mí.

Tú estarás siempre conmigo

Tú estarás en los peores momentos

Resistimos juntas

Tus problemas son los míos, etc.

Nos reímos y el collar fue lo que pacto esa promesa.

Mi respiración empezó apaciguarse, era más lenta y controlada, pero aún me seguía lastimando.

Un olor dulce se filtró en mis fosas nasales haciendo que olvide todo lo malo, ese aroma tan exquisito, varonil. Leo está conmigo.

Mis manos de poco a poco se empezaron a cansar y quedaron guindadas en el asiento.

-Love, ya estás mejor-Asentí porque no encontraba mi voz.

Leo arranco el auto hasta mi casa, fue un viaje un poco incómodo, no me dejaba de echar miradas por el rabillo del ojo.

Llegamos y entremos al garage donde lo dejo parqueado en su sitio.

Me bajé seguido de él, el garage da directo a la sala de estar, dónde me senté y mis sollozos comenzaron a volverse más fuerte de los que eran en viaje del auto.

Sentí un cuerpo impactarse a lado del mío, seguido de unos brazos alrededor de mi hombro.

Su olor me vuelve a invadir, y sin ningún pensamiento lógico me pongo a horcadas de él y escondo mi cabeza en su cuello.

Me refugio en él.

Mi llanto sigue cayendo, no para.

Su mano me da unas suaves caricias en mi pelo.

Mis manos se aferraban a su cintura. No quiero que se vaya.

-Llora lo que quieres, deja fluir todo. Yo seré él que estará aquí. No me iré.

Él me transmite apoyo y una seguridad de que me protegerá en todo momento.

-Gracias-Dije con la mayor sinceridad.

Estuve ahí refugiada, ya me estaba calmando, mis respiraciones son lentas y ya he vaciado el banco de lágrimas que son mis ojos.

-No quieres saber por qué todo el alboroto por esto y la razón de que Elena me llame así.

-Con lo que se dijeron creo que ya quedó muy claro-Asentí.

Eso quiere decir que sabe que las dejé a su suerte ese día, opina que soy esa persona tan cobarde.

Nunca me ha importado la opinión de los demás, así que no empezará ahora.

-Y considero que ellas no saben qué pasó ese día, creo que falta tu parte. No la conozco, pero sé que usted no haría eso, jamás.

Una sonrisa se plasmó en mi rostro y lágrimas volvieron a rodar por mis mejillas.

Una voz melodiosa escuché en mi oído, estaba cantando mi canción favorita, la que siempre pongo por los altavoces, la que canto y tarareo todos los días.

Se la aprendió, y que siempre creí que no le gustaba

-Te gusta esa canción.

-Nunca me gustó, pero tú hiciste que me la aprendiera y se me quedará grabada que es tu favorita.

-Pero ya te gusta.

-Jamás me va a gustar, pero a ti te gusta, por eso me la aprendí.

Me quedé, anonadada, la sinceridad de sus palabras. Siempre me han gustado las personas que no dicen mentiras.

-Me gusta tu aroma, es embriagante-Me miró fijamente

-Es la colonia nueva que uso. Siempre me compro otra, pero como no había me compré está, pero me iré a comprar la otra cuando se me acabe está.

-No lo hagas, me gusta mucho esa colonia en ti.

-Entonces no lo haré-Lo escuché en un simple susurro

            
            

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