-No lo sé. Tengo órdenes de traerte aquí y no dejarte fuera de mi vista hasta que el príncipe hable contigo. - Dijo con tono serio mientras miraba con ojos calculadores los alrededores
-¿Esperamos un ataque? Te ves tenso ¿Necesitas refuerzos? - Dije tratando de bromear para quitarle hierro al hecho de que nadie me preguntó si quería venir de buena gana. Hubiera dicho que no, pero sería lindo que preguntaran.
-No. - Dijo pero siguió tenso.
Me callé y esperé a que alguien me dijera qué demonios hacía allí antes de regresar con el tío Chad que me esperaba en la puerta.
-Podría ayudar a vigilar, ya sabes. - Dije con otro bostezo. - Cualquier cosa que me mantenga despierta. ¿Siempre son tan divertidos los bailes?
-¿Vigilar? - Preguntó una voz a nuestras espaldas provocando en mí un escalofrío agradable.
Kyrian hizo una reverencia y se llevó a su pequeño grupo de guardias a una distancia cercana pero lo suficientemente lejos como para dar la sensación de intimidad.
Yo miré fijamente al príncipe. Era increíble el parecido de su gemelo y provocaba en mí la misma chispa de atracción; quizá era por el parentesco. Me sacudí la sensación y le di una sonrisa amable.
-Si, vigilar. - Dije con un encogimiento de hombros, pero no le di más explicaciones.
Me miró arqueando la ceja y yo seguí callada. dio un bufido y luego se presentó.
-Mi nombre es Cole. Quisiera hacerte algunas preguntas, si no te importa.
-Me importa. - Dije asintiendo con la cabeza. - Ya terminé con esta cosa del baile y me gustaría salir de aquí.
-¿Por qué? - Preguntó con ojos astutos el príncipe. Maldita sea, era muy atractivo.
-Porque ya tenía planes con alguien y seguramente estará aterrorizando a los guardias de la entrada en estos momentos porque ya pasó la hora en la que mi carruaje se convierte en calabaza. - Dije divertida.
Me miró unos segundos y luego un lado de su boca se elevó ligeramente.
-¿Ya tenías un compañero antes de que mi hermano te encontrara? - Preguntó acercándose más a mí y luego se detuvo abruptamente tensándose mientras olisqueaba el aire.
- Ya tenía planes antes de que tu hermano me rechazara. - Corregí dulcemente. - Planes que no incluyen quedarme aquí. Repetiré lo que le dije a tu no muy amable guardia Kyrian, ¿Soy prisionera?
- No, eres libre de irte en cuanto termine de hablar contigo. - Dijo mirando hacia otro lado.
- Si no hay más remedio...
- No me has contestado. - Dijo interrumpiéndome.
Yo di un suspiro cansado y moví mi cabeza negativamente.
- No estoy emparejada ni he encontrado alguien con quien quiera emparejarme...
- ¿Sentiste el vínculo roto? - Preguntó de repente.
- No lo sé. - Dije sinceramente. - Esperaba algo de ansiedad, angustia, dolor y desesperación pero... simplemente no sucedió.
Miró mi cara por largos segundos y supongo que lo convencí de que no estaba mintiendo.
- Cuando te llevó hasta el escenario te tocó durante un momento y estuvo cerca de ti. ¿No sentiste nada? - Dijo sospechosamente.
- Una ligera atracción. - Dije después de pensarlo un poco.
- De acuerdo. - Dijo meditando y viendo hacia unas flores cercanas a nuestra posición. - Quisiera saber tus próximos planes.
- ¿Es una orden? - Pregunté curiosa.
- No.
Ya que no era una orden y solo porque presentía que no me iría de ahí hasta que no le contestara, tomé aliento y miré su apuesta cara.
- Me iré al continente sur. - Dije cuando sus ojos se encontraron con los míos de nuevo. - No pertenezco realmente aquí, pero mis opciones al crecer eran limitadas. Así que el plan era asistir a algunos bailes solo para saber si mi pareja se encontraba aquí o irme si no lo encontraba. No contemplaba que mi pareja tomara la opinión de mami muy en serio.
- Eso es... interesante. - Dijo con tono monótono y luego volvió a desviar la mirada. - Quiero preguntarte una última cosa.
Yo guardé silencio y esperé a que ordenara sus ideas.
- ¿Por qué quieres irte del continente? - Preguntó en tono serio.
Lo miré sin parpadear preguntándome si de verdad tenía que preguntar.
- Bueno, hay una razón por la que Luna Isabella piensa que no soy apta. Yo no tengo aptitud para ser una chica sumisa ni un florero bonito. El papel que juegan las lobas blancas como yo en este continente es bastante simple y no quiero eso para mi vida.
- ¿Qué te gustaría ser, entonces? - Preguntó curioso.
Y a pesar de que había dicho que solo sería una pregunta y esta era la segunda, yo le contesté.
- Guardia. - Dije sin dudar y retándolo con la mirada a que se burlara.
- ¿Guardia, eso es todo? - Preguntó sin emoción en la voz.
Me encogí de hombros.
- Soy una chica sencilla.
- De acuerdo. Entonces, quisiera proponerte algo...- Dijo y por instante creí ver duda en sus ojos pero desapareció igual de rápido. - Quiero que seas mi pareja.
La declaración me dejó impactada.
- ¿Por qué? - Pregunté cuando me recuperé.
Él miró a la distancia y luego se acercó un poco más a mí.
- Porque eres la primera loba que conozco que no se ha tirado a los pies de mi hermano.
- Vaya, hablando de declaraciones románticas. - Dije con sarcasmo. - Eso no me hace especial, principito. Eso solo habla de mis gustos exigentes. - Luego agregué con una sonrisa. - A menos de que quieras hacer enojar a tu hermano o provocarle algún tipo de reacción, dudo que te sirva emparejarte conmigo. Y de todas formas, yo no gano nada así que... gracias pero no gracias. - Dije y me levanté dispuesta a irme con el tío Chad.
- ¿Acaso sabes quién soy? - Dijo divertido mientras se levantaba y me seguía.
- Si. Tu nombre es Cole y eres el príncipe del reino. - Dije sin mirar atrás.
- ¿Cómo puedes decir entonces que emparejarte conmigo no te haría ganar nada?
- De la misma forma en que te digo que aunque fueras el rey, no me interesaría la oferta. - Dije tranquilamente.
Sabía que los guardias que nos seguían podían oír perfectamente nuestra conversación ya que sentía sus miradas de desaprobación detrás de mi cuello.
- ¿Por qué no?
-Ya te lo dije, tengo planes que no incluyen a intentos de lobo que no pueden pensar por sí mismos o sus parientes. - Dije ya un poco molesta con la situación pero aún así ofreciéndole una pequeña sonrisa para suavizar mi declaración.
Me detuve abruptamente cuando Cole siguió detrás de mí por un minuto entero y giré sobre mis talones haciendo que mi vestido diera una graciosa vuelta.
- Escucha, a pesar de que te parezcas enormemente a mi... ¿Ex pareja? - Dije dudando un segundo y luego encogiéndome de hombros para continuar. - Yo no creo en las parejas de reemplazo. He sido rechazada por mi pareja destinada y lo más probable es que los próximos años me vean como mercancía dañada. No me has dicho tus motivos reales por los cuáles propones que me quede en este continente donde sus hombres... - Dije haciendo comillas en el aire. - ... no podrían resistir que una mujer fuera guardia. Además, tengo una vena vengativa y estoy segura de que si vuelvo a ver a tu hermano, le patearé las bolas.
Me miró cruzándose de brazos y eliminó todo rastro de amabilidad en él. El aire a mi alrededor se puso poco a poco frío y los guardias comenzaron a tensarse. Yo no me moví; que me condenen si le muestro un poco de miedo ante su aura Alfa. Supongo que hasta ahí llegaba su acto de buen samaritano e iba a conocer al imparable general de los rumores.
- No tengo tiempo para cortejarte, loba. Yo también tengo planes que no incluyen a una mocosa que piensa que ser guardia es sencillo y apto para todos. Lamentablemente para mí, voy a necesitar un favor de tu parte en algún punto de los próximos meses y para ello necesito que aceptes ser mi pareja. A cambio te ayudaré a vengarte de mi hermano y permitiré que estudies en la Academia. ¡Es más! Si logras impresionarme, podrás ser mi comandante principal y guiarás a mi mejor batallón con el respectivo sueldo, claro está.
Yo lo miré para tratar de ver la trampa en todo esto. Tenía que haberla, sonaba muy bueno para ser verdad.
- No quiero emparejarme contigo. - Dije lentamente. - No sé qué tipo de favor necesitas, pero estoy segura de que cualquier otra loba te servirá.
-Por desgracia, no. Tú eres la única que puede ayudarme con esto. - Dijo gruñendo despectivamente.
- No quiero ir a la cámara de emparejamiento contigo. - Dije estrechando los ojos- No me conoces, no te conozco y hasta ahora no hay nada aparte de tu apariencia que me impresione...
- No me refería a eso. - Dijo divertido. - Serás mi pareja solo de nombre.
Yo lo miré inexpresiva hasta que soltó un suspiro exasperado.
- Escucha, pequeña loba. Tengo que arreglar algunos asuntos y no quiero ni deseo una pareja; sin embargo, necesito guardar las apariencias y tener una pareja oficial para... cosas. Tú me sirves porque te importa una mierda mi estatus, el de mi hermano y el maldito continente. Eres conveniente y nada más. Resulta que tengo poco tiempo para tener una pareja y no ha habido mejor candidata que tú para el puesto.
Yo solté una alegre carcajada porque a pesar de que habló bastante... en realidad no me dijo una mierda. ¿Acaso pensaba que tenía la inteligencia de cualquiera de las lobas blancas que conocía? ¡Ja!
-Te propongo algo, ya que estás tan... necesitado de una tapadera en forma de pareja. - Dije con una sonrisa maliciosa. - Lucharé con cualquiera de los guardias presentes; si pierdo, entonces seré tu pareja de nombre y aceptaré tu propuesta sobre entrar a la Academia y patear los culos de los nobles lobos. Pero si gano, quiero que me des tu barco más rápido y una carta de recomendación tanto para mí como para mis acompañantes para entrar en el continente del Sur.
Me miró fijamente y yo le arqueé una ceja.
- ¿Qué dices, chico príncipe? ¿Aceptas mi pequeño reto?
Cole se cruzó de brazos y me dio un asentimiento de cabeza, así que comencé a hacer algunos ejercicios de calentamiento sin importarme una mierda mi vestido.
- Entonces, ¿Quién es el afortunado guardia? - Pregunté mirando a Kyrian.
El maldito solo me sonrió y negó con la cabeza.
-Yo.
Yo dejé de mirar divertida a Kyrian y me concentré en el príncipe.
- ¿Tú? - Dije arqueando una ceja.
- Dijiste "Guardia" y técnicamente, yo lo soy. – Dijo y comenzó a quitarse el saco de su traje y a arremangarse la camisa. Luego vino la corbata y para ese momento pequeños escalofríos me recorrían. ¿Qué mierda? - ¿Tienes algún problema con eso?
- Ninguno. - Dije esperando que no notara mi breve lapsus de babear por el tipo.
- ¿Humano o lobo? - Preguntó imitando mi calentamiento.
- Humano. - Dije bateando mis pestañas coquetamente en su dirección. Un lado de su boca se torció hacia arriba y luego se puso en posición defensiva.
- Cuando estés lista. El primero en derribar al otro, gana. - Dijo inexpresivo pero pude ver la diversión en sus ojos.