- Escucha, pequeña. - Dijo tomando mis manos. - No me lastimarás y en el improbable caso de que me lastimes con tus tiernas manitas, estaré muy orgulloso de ti porque eso significa que te estoy enseñando bien. - Me dio un pequeño abrazo y luego se levantó en una postura defensiva. - Ahora, quiero que aprendas las posiciones básicas de defensa.
Así fue como empezó mi entrenamiento; esa primera lección la seguí al pie de la letra. Por lo que cuando Cole se puso en posición defensiva no lo pensé y ataqué.
La segunda lección del tío Chad fue que tenía que comenzar suave para que pudiera medir las habilidades de mi contrincante, encontrar sus debilidades y atacar sin piedad.
El príncipe se dedicó a esquivar y bloquear mis ataques durante los primeros cinco minutos. A nuestro al rededor se habían posicionado los guardias y Kyrian; suponía que tapaban el espectáculo o simplemente se acomodaban para saltar a mi cuello en cuanto lastimara a su príncipe.
Debía admitir que era un buen contrincante; me obligó a pelear en serio después de esos cinco minutos. Supongo que él también comenzó a pelear en serio porque sus golpes empezaron a doler y se volvió mucho más rápido y contundente al atacar.
Pronto, ríos de sudor bajaban por mi espalda y el vestido lo sentí mucho más pesado; sin embargo, no bajé el ritmo y me concentré en igualar golpe con golpe.
Después de veinte minutos nos encontrábamos bastante igualados y el príncipe comenzó a fruncir el ceño bastante serio. Supongo que no esperaba que durara tanto la pelea.
- Disculpe, príncipe. - Dijo Kyrian a mi espalda. - La segunda parte de la ceremonia está por terminar.
- Gracias, Kyrian. - Dijo Cole y en dos segundos tensó su cuerpo y en un movimiento que no pude seguir, el maldito fue sobre mi espinilla y me tiró de culo en la tierra.
- ¡Ay! - Dije quejándome en nombre de mi pobre trasero. - ¿Qué demonios? De haber sabido que al príncipe le iba la lucha sucia, hubiera ido por sus ojos... -Dije en un murmullo mientras me levantaba y sobaba mi retaguardia.
- Vamos tarde, regresemos al salón. - Dijo el bastardo mientras se colocaba su camisa y saco correctamente de nuevo. Cuando terminó me alzó una ceja. - A menos de que no cumplas con tu palabra, princesa.
Yo solté un bufido y acomodé un mechón que se había soltado detrás de mi oreja.
- Cumpliré con mi palabra... - Dije tomando el pañuelo que Kyrian me ofrecía y limpiando el sudor de mi frente en un gesto para nada femenino. - Después de que me contestes una pregunta.
- Habla rápido, tenemos cosas que hacer. - Dijo en tono aburrido.
- ¿Qué será de mi cuando encuentres a tu verdadera compañera? - Pregunté curiosa.
El me miró por unos momentos incrédulo y luego se dio la vuelta y comenzó a caminar.
- ¡Hey! - Grité a su espalda pero no detuvo su marcha. Bastardo tramposo. - ¿Significa eso que puedo tener algunos amantes? - Grité medio en broma a su espalda.
¿Qué puedo decir? No porque no quisiera emparejarme significa que quiero ser virgen para siempre.
Entonces por tercera vez fui tomada del codo y arrastrada al maldito salón de baile.
La segunda parte del mercado de ganado... quiero decir, del gran baile, era sobre los solteros y solteras disponibles. Todos aquellos que no habían encontrado a su pareja tenían la opción de reclamar a cualquiera de las lobas disponibles y las lobas solteras podían aceptar o rechazar la invitación. En caso de que dos o más machos quisieran a la misma loba, entonces la hembra podía decidir con quién quedarse o, en su defecto si la familia de la loba era lo suficientemente noble, ellos podrían elegir al mejor postor. Entonces se terminaba la parte formal del evento y los solteros que quedaban podían quedarse toda la noche bebiendo, comiendo, bailando o lo que sea.
Entramos al salón justo en esta parte; Luna Isabella me observó e hizo una mueca pero en seguida retomó el hilo de lo que estaba diciendo.
- ¿Alguno de los presentes quiere tomar como pareja a Xena Delawer? - Dijo Luna Isabella con voz formal.
- Vamos. - Dijo Kyrian arrastrándome hasta el maldito escenario para que me pusiera en la fila de la subasta.
- ¿Sabes? Ya dije que iba a ser su pareja, no entiendo por qué siguen maltratándome. - Dije sacándole la lengua. - Yo solita puedo caminar hasta allí.
Me arqueó una ceja y su agarre se aflojó considerablemente.
- Estás tomando esto con mucha calma. - Dijo en un susurro bajo. - No confío en que no escaparás de alguna forma.
- ¿Qué mierda Kyrian? – Dije dándole una mirada mortífera. - Dije que lo haría y lo haré. Además, si de verdad quisiera huir... ¿Crees que tú y tus bonitos guardias podrían alcanzarme? Aún no me has visto correr en mi forma de lobo. - Dije con un bufido. - Ahora, has el favor de soltarme.
Él me devolvió el bufido pero no me soltó hasta que estuve cómodamente formada en la fila de nuevo. Maldito.
En cuanto se dio la vuelta le enseñé el dedo medio, un gesto que no pasó desapercibido por el príncipe. Me miró arqueando una ceja y yo levanté mi otro dedo medio en su dirección. No me molesté en ver su reacción y me crucé de brazos fijando mi mirada en el techo. Era un lindo techo.
Diez minutos después, la Luna Isabella decía mi nombre apretando los dientes.
- ¿Alguno de los presentes quiere tomar como pareja a Lily Madsen?
Yo miré por fin hacia el frente y me sorprendí al ver que varios lobos se habían levantado de sus asientos y levantado la mano. Los murmullos comenzaron a explotar en toda la sala y yo les di una sonrisa descarada mientras Luna Isabella intentaba poner orden en la sala de nuevo. Reconocí a algunos de los guardias que cuidaban de la casa de la manada y a algunos nobles que de vez en cuando veía por el pueblo cercano al castillo del rey y los terrenos de la Academia. El príncipe no se levantó y esto me pareció divertido.
Y aquí estaba yo pensando en que me verían como mercancía dañada después del numerito con su rey. ¡Ja! Punto para la loba blanca.
Cuando la sala se tranquilizó un poco me di el lujo de hablar en voz alta.
- Bueno, hola a todos. - Dije coqueta. - No tenía ni idea de que fuera tan popular... supongo que no todo en la vida es coser y tejer, Luna Isabella. - Dije sin voltear a verla.
- ¡Escoge a tu pareja y luego sal de mi maldito escenario! - Dijo la susodicha. Por su tono de voz suponía que se estaba poniendo de ese bonito tono púrpura que normalmente tenía en su cara cuando hablábamos.
-Ya oyeron a la dama. - Dije en tono de sorna la parte de "dama". - Tengo que escoger a alguno de ustedes antes de que me saquen a patadas de aquí... de nuevo. - Algunos guardias rieron de mi broma. - Bien, no los conozco a todos ustedes y me temo que aunque me siento muy halagada mi corazón ya ha escogido a mi pareja perfecta. - Dije con un puchero imitando las tonterías de Elizabeth. - Es el lobo más amable, tierno y cariñoso del mundo. Así que sin más preámbulos... Cariño, ¿Podrías venir y sellar nuestro amor eterno? - Dije agitando mis pestañas en dirección de Cole.
El maldito solo me miró y asintió seriamente con la cabeza antes de levantarse y dirigirse con paso firme al escenario. Los presentes al ver de quién se trataba comenzaron a murmurar nuevamente y el salón volvió a explotar.
- ¡¿Qué?! ¡No! ¡Prohíbo que entres en nuestra familia! - Gritó Luna Isabella a todo pulmón pero la ignoré y me concentré en Cole.
Le di mi mejor sonrisa mientras le extendía mi mano y esperaba a que la tomara. Cuando lo hizo volví a sentir ese pinchazo de atracción y agradables escalofríos.
- Silencio. - Dijo Cole sin levantar la voz con un comando Alfa y enseguida la habitación quedó mortalmente seria. Nuestros ojos no se despegaron. - Yo, Cole Brows Iversen te tomo a ti Lily Madsen como mi compañera.
- Yo, Lily Madsen te tomo a ti Cole Brows Iversen como mi compañero. - Dije con solemnidad.
Entonces hizo la cosa más desconcertante del mundo: Me besó.
En cuanto terminé de decir las palabras me sujetó entre sus brazos y aprovechó que tenía el elemento sorpresa para poner sus labios sobre los míos.
Nunca había besado a nadie en mi vida, pero este beso se sentía... bien. Abrí un poco los labios para respirar ya que el oxígeno estaba escaso desde que su cuerpo se presionó con el mío y el aprovechó para profundizar el beso.
Tímidamente moví mis labios al igual que él los estaba moviendo y el beso se convirtió en algo más caliente. Le pasé los brazos por el cuello mientras él me acercaba más tomándome por la cintura. Justo cuando mi cuerpo comenzó a frotarse con el suyo, él se separó y puso cierta distancia entre nosotros mirándome fríamente.
Para ocultar el pequeño pinchazo del rechazo que acababa de sentir, me giré hacia Luna Isabella y puse mi sonrisa más falsa.
- Nos retiraremos a nuestra recámara de emparejamiento ahora... madre. - Dije y entonces tuve que correr tomada de la mano de Cole porque Luna Isabella comenzó a arrojar en mi dirección muebles caros.